Perú: los transgénicos de la discordia, ¿por qué tanto apuro?

Idioma Español
País Perú

Su uso, según expertos, podría ser una amenaza a la biodiversidad de países como el Perú. Por ello, la premura para mover el tema da que pensar

¿Qué es un organismo transgénico? En términos simples, aquel al que se ha modificado la estructura genética o ADN. Una mejora bienvenida por algunos y duramente cuestionada por otros.

No se trata de una discusión ajena al Perú. Durante las últimas semanas se viene analizando en los medios la necesidad o conveniencia de permitir el cultivo de plantas genéticamente modificadas en el país. Sin embargo, no ha llegado realmente a formarse un debate serio y público sobre este tema.

La premura con la que hoy se impulsa la reglamentación de la norma que regularía en el Perú tal actividad deja mucho para la polémica. Más aun: ¿por qué incluir tal reglamento en el límite de las facultades que el Congreso le otorgó al Ejecutivo por el TLC, cuando el tema de transgénicos no fue mencionado durante el debate del tratado?

A Favor

Por lo general, a un organismo se le incorporan genéticamente atributos o características de otra especie de animal o planta para mejorarlo: vacas que producen más leche, ovejas que producen más lana y más rápido, plantas que son inmunes a algunas plagas, cultivos que necesitan menos agua, crecen más rápido y triplican la productividad de sus pares orgánicos, entre otros beneficios.

Y no se trata de iniciativas futuristas. De hecho, los transgénicos son desde hace casi 20 años de uso generalizado en todo el mundo. Están en el alimento balanceado que le dan a las vacas que producen la leche que usted toma en su taza en el desayuno y en los helados del sábado por la tarde. Están en la soya con la que hacen el aceite en el que se fríe un buen filete de corvina. En Argentina, Colombia, México y Brasil incluso son de libre circulación.

Por ello, algunas organizaciones como el Instituto de Investigación Agraria (INIA, dependencia del Ministerio de Agricultura) impulsan su uso. Y algunos científicos y consejeros de ministros, como el doctor Alexander Grobman (asesor del titular de Agricultura, Ismael Benavides), incluso sostienen que es la única manera de afrontar la escasez de alimentos que está, "con toda seguridad" --dice--, por venir.

No hay que olvidar que los campos donde se cultivaban granos destinados a la alimentación poco a poco dedican su producción a la elaboración de biocombustibles. Y ello, aunado a los bruscos cambios climáticos que experimenta el planeta y la creciente demanda de alimentos que les permite su crecimiento económico a China e India, encarece los productos alimenticios. La seguridad alimentaria, por tanto, estaría en peligro y los transgénicos podrían ser la única salida.

Y es tal el convencimiento del sector Agricultura al respecto que en la última reunión del Protocolo de Cartagena (un tratado sobre los riesgos que representan los organismos genéticamente modificados), el Perú, representado por, entre otras personas, el doctor Grobman, votó para que el régimen de responsabilidad y reparación de daños --asunto primordial del acuerdo-- no fuera vinculante, es decir, que lo que se haga dentro del Perú lo maneje el Perú y nadie más tenga injerencia en ello.

Como explica el jefe del INIA, Juan Risi: "si una empresa peruana que produce y exporta transgénicos es demandada por dañar el medio ambiente y es sancionada con US$10 millones por el Poder Judicial del país importador, en cumplimiento del Protocolo y su carácter vinculante, la Corte Suprema peruana debe ejecutar la sanción, y eso no lo podemos permitir".

Los Defensores

La doctora Antonietta Gutiérrez, profesora de genética de la Universidad La Molina, explica, sin embargo, que "pasarán 20 años para que en el Perú podamos producir nuestros propios transgénicos y venderlos. Y eso sí se empieza con inyecciones intensivas de capital desde hoy". El ejemplo de Risi, de pronto, se quedó sin aire.

Lo que se buscaba al hacer vinculantes los temas de responsabilidad y compensación dentro del Protocolo --explica la experta--, es que al no existir la casuística que permita demostrar que el consumo permanente y constante de alimentos transgénicos es saludable o perjudicial para las personas o el medio ambiente, de aparecer algún problema causado por estos organismos modificados las empresas productoras del transgénico paguen una reparación, sin importar dónde estén ubicadas. Es decir, que se hagan responsables por los daños que pudieran causar sus productos a las personas o al medio ambiente.

Un punto al que, asegura Risi, el Perú no le ha dicho que no. "Estará incorporado en nuestra propia legislación para no tener que coordinar con nadie cuando lo querramos cambiar", afirma. Pero su respuesta genera una duda. ¿Eso quiere decir que estamos blindando a quien venga al Perú a producir transgénicos, pues no podrá ser llevado a un juicio en fueros del exterior por daño al medio ambiente? "Sí, pero tampoco nos vayamos a extremos", contestó Risi.

Grobman es de la misma opinión. "No debemos firmar más temas vinculantes, porque después no podemos modificar nada y tenemos que estar consultando con todo el mundo. Mejor nos arreglamos con nuestro Congreso", sostiene. Pero si bien nuestro entrevistado es doctor en genética de Harvard, también es dueño de tres empresas que venden semillas, por lo que no debió formar parte de la comisión que fue a Bonn para representar al Perú en la votación del Protocolo de Cartagena.

Biodiversidad

Encontrar ánimos tan apasionados a favor de los transgénicos, como es el caso de Grobman, no es usual. Dice que la ley al respecto ya está lista y que quienes se oponen a este tema son ONG financiadas por países "con ideas políticas diferentes, que se quieren tirar el TLC o tienen una guerra comercial con EE.UU.". Además, descalifica la oposición de manera tajante: "Son miedos irracionales. ¿A quiénes les vamos a creer? ¿A unos cuantos infelices que no saben nada? ¿A esos que se dicen doctores y son médicos chinos?". Su predisposición al diálogo también es impresionante: "Ya ha habido sesiones públicas, ya se debatió este tema, lo que pasa es que el 90% de los peruanos no sabe de qué se trata, entonces esto lo tenemos que manejar entre gente que sabe".

La doctora Gutiérrez dice que se debería abrir el tema al debate público. Ella es presidenta de la Sociedad Peruana de Genética y, sin embargo, no fue consultada en este tema por los representantes del Ministerio de Agricultura, ni fue convocada a los consejos de ministros en los que, a última hora, se discutió el ya citado reglamento.

Gutiérrez advierte de la amenaza que supone para un país el abrir las puertas a los transgénicos, especialmente con la megabiodiversidad que tiene el Perú. Ella afirma que la biotecnología busca aprovechar el componente genético y muchas veces no valora qué efecto podría causar en el ecosistema. A su juicio, empezarán a aparecer muchos monocultivos de maíz o de algodón con estructuras genéticas homogéneas que son estructuralmente más débiles: de la misma enfermedad se mueren todos. Por tanto, concluye, no hay que medir cuántos centavos más o menos se ahorrarán, sino considerar el cambio en la constitución genética del organismo que está entrando a un ecosistema al que no pertenece. "No sabemos el alcance ni el impacto que esto puede tener, no sabemos nada", afirma.

La organización Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA), que reúne a 35 ONG que velan por el medio ambiente, también expresó su preocupación al respecto. "Va a ser muy difícil controlar el uso de las semillas transgénicas si se permite su cultivo y, por lo tanto, no se podrán contener geográfica ni temporalmente estos cultivos --como aseguran en el INIA-- para evitar que contaminen a las variedades nativas", señala el ingeniero agrónomo Luis Gomero, representante en el país de la ONG y presidente de la Sociedad Nacional del Ambiente. Que los cultivos transgénicos, una vez liberados al ambiente pueden contaminar cultivos locales de la misma especie (cruces por desplazamiento del polen) produciendo la pérdida de la biodiversidad genética es sabido, conocido y aceptado. En un país como el Perú, eso sería una catástrofe.

El debate sobre los transgénicos y si son, o no, una amenaza queda pendiente. A pesar de ello, el último sábado fueron publicadas algunas normas que incrementan las facultades del INIA en esta materia y que contienen temas relativos a la biotecnología. ¿Por qué la prisa para sacar este tema adelante cuando una decisión nacida del consenso es mucho más poderosa?

¿Adíos a la Huancaína?

Oferta boutique

Por su geografía, el Perú no puede producir de manera masiva nada que no sea harina de pescado y minerales. Carecemos de las interminables pampas como las de Argentina y Brasil para sembrar granos. Por ello, dicen quienes están a favor de mantener la diversidad y convertirla en un activo, que debemos aprovecharla. "La gastronomía peruana es lo que es gracias a sus ingredientes que son orgánicos, nativos y exóticos. Cuando sean reemplazados por transgénicos, instantáneamente desaparece todo ello", dice la doctora Gutiérrez. Mejor vender poquito pero muy caro. Somos únicos.

El Comercio, Perú, 30-6-08

Comentarios