Perú: uno de los bancos genéticos más grandes del mundo, en peligro por el ingreso de semillas transgénicas

Idioma Español
País Perú

El material genético del Perú tiene valor infinito y se encuentra depositado principalmente en los genocentros en los andes peruanos entre 2000 y 4,300 msnm, dispersos entre Piura y Cajamarca, en las comunidades de la Encañada y Sorochuco, donde hay las mejores variedades de yacon, olluco y mashua

Uno de los bancos genéticos más grandes del mundo esta en el Perú y pudiera estar en peligro por el ingreso de las semillas transgénicas, modificadas genéticamente. Los agricultores peruanos, son los primeros genetistas de América y en los últimos 10,000 años, en un proceso que continua, adaptaron y mejoraron para el bien de la humanidad, cientos de variedades de papas, docenas de variedades de quinua, 52 razas de maíces entre blancos, amarillos y morados, también fríjol, pallar, maca, granadilla, tomate, calabaza, lúcuma, chirimoya, ají, y una larga lista, que ha nutrido al mundo y hoy permite la floreciente gastronomía peruana, que tanto nos enorgullece y de la que hacemos gala.

El material genético del Perú tiene valor infinito y se encuentra depositado principalmente en los genocentros en los andes peruanos entre 2000 y 4,300 msnm, dispersos entre Piura y Cajamarca, en las comunidades de la Encañada y Sorochuco, donde hay las mejores variedades de yacon, olluco y mashua. También en Huancavelica, en Laria Occoro, donde los campesinos cultivan cientos de plantas medicinales, para la floreciente industria nacional y mundial de productos naturales orgánicos. En Quispillacara en Ayacucho, están las mejores variedades de quinua y ocas del planeta. En Quesqay y Kcallacancha en Cusco, las mejores papas cultivadas orgánicamente. En la comunidad Aymara, de Conima en Moho-Puno se cultiva el maíz a mayor altura del mundo, a 3850 msnm.

Mapa de ubicación

Este inmenso capital natural, esta epopeya de haber mejorado y adaptado durante siglos centenares de cultivos para el bien del mundo, no obstante la difícil y agreste geografía con condiciones de vida extremas, ha sido desatendido por siglos y no reconocido por los sucesivos gobiernos y el estado. Seria todo un acierto que este gobierno refuerce este potencial, promueva el desarrollo de clusters productivos con biotecnología y material genético propio, en asociación entre empresarios, las comunidades y el estado. Este hecho garantizaría la tranquilidad social, también potenciaría la riqueza genética existente, exaltaría el orgullo de los pobladores locales por ser fitomejoradores y contaría con el beneplácito de los consumidores de todas las partes del mundo que prefieren los alimentos orgánicos naturales en lugar de los modificados o transgenicos… tránsfugas de la alimentación.

Ya sabemos que la normatividad para permitir el ingreso de semillas transgenicas se encuentra lista y a punto de promulgarse, sin haber sido consultada con los diversos actores de la sociedad, sin los estudios de impacto ambiental correspondientes, corriéndonos el riesgo de dañar el germoplasma nativo. Es hora que se inicie un debate serio sobre este tema, ya que los alimentos transgenicos no son aceptados en la mayoría de países del mundo; incluso han generado una polémica mundial donde los llaman alimentos Frankestein, ya que pueden, debido al polen toxico que liberan, modificar la agricultura, incluso se teme que puedan modificar el ADN Humano.

¿Seremos tan audaces, tan atrevidos, de arriesgar el banco genético más grande del mundo, la riqueza biológica alimentaria de la que tanto nos ufanamos, de la que habla el ministro A. Brack, de la que hablo A. Raimondi, sin medir consecuencias? ¿Como afectara a la gastronomía nacional los productos transgenicos… variaremos nuestra oferta gastronomica? ¿Dejaremos de ser un país libre de transgenicos? ¿Quién se animara a venir desde lejos para comerse un pastelito de choclo o una causita limeña a lo transgénico? Que pasara con las exportaciones de alimentos orgánicos, que en este momento están en la cresta de la ola? Y no seamos tan ingenuos si se piensa que lo orgánico y lo transgénico son compatibles, por que no lo son.

Ya es hora de darle una verdadera mirada al siglo XXI y comprender cuales son nuestras potencialidades y ventajas como país.

Eco Portal, Internet, 13-8-08

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