México: comunidad chiapaneca en resistencia denuncia lotificación de área recuperada

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País México

Adherentes de la otra campaña, bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y sociedad civil, pobladores todos de la colonia Cinco de Marzo, al sur de esta ciudad, denunciaron malos manejos de las personas que se han apoderado de la junta directiva de la localidad y, violando acuerdos, se han dedicado a hacer negocio, asociarse con el gobierno coleto para romper la resistencia que dio origen al asentamiento y poner en venta humedales y áreas verdes que pertencen a todos.

La comunidad se formó a raíz del levantamiento zapatista cuando, el 5 de marzo de 1994, centenares de familias indígenas “recuperaron” estos terrenos.

Ahora, los indígenas en resistencia sostienen: “Contamos con un plano topográfico manzanero y notificación con áreas de iglesia, escuela, áreas verdes, humedales y cuchillas; un reglamento interno de acuerdo con nuestros usos y costumbres, y nuestro lema, ‘la tierra no se vende, se defiende’”.

Señalan que la mesa directiva actual “ha dejado de tomar en cuenta en su totalidad a los habitantes”; hacen “lo que conviene a ellos, buscando interés personal y se han dedicado hacer negocios”. La mesa impugnada la presidente José Luis Moreno Pérez, Manuel Hernández Gómez, Víctor Bonfil Muñoz Muñoz y Reina Ventura Díaz Jiménez.

En especial, denuncian al presidente municipal Mariano Díaz Ochoa, quien “insiste en regularizar a su modo e interés las tierras, y esto puede provocar una confrontación dentro de la comunidad”.

Esos directivos “alteraron totalmente el plano histórico con la intención de sacar más lotes, numerar las cuchillas y el área de los humedales” para ponerlos en venta. “En estos días también se han dedicado a la compra y venta de lotes ya habitados a precios de hasta 120 mil pesos.”

La comunidad colinda con los grandes humedales al sur de San Cristóbal. Los principales “enemigos” de este peculiar sistema hídrico que caracteriza al valle de Jovel han sido el propio alcalde Díaz Ochoa y sus familiares. Al grado de que el gobierno estatal debió frenar meses atrás su voracidad inmobiliaria, que auguraba un desastre ecológico.

Los colonos de Cinco de Marzo afirman haber respetado siempre humedades, cuchillas y áreas verdes. Se trata de una comunidad de 451 familias y la misma cantidad de lotes; unas 3 mil 500 personas en una superficie de 55 hectáreas.

Los indígenas recuerdan “que esta tierra y territorio están recuperados” desde 1994. “La tierra es para quien necesita de su espacio donde vivir. La sangre de nuestros hermanos caídos el 1º de enero no tiene precio; por lo tanto, no necesitamos de escritura para vivir legalmente lo que aquí reconocemos en nuestra legitimidad como pueblos indígenas, y mantenemos nuestras palabras, nuestras luchas, y nuestras resistencias de no de pago de agua y luz”.

Responsabilizan a la mesa directiva actual y al alcalde Díaz Ochoa por cualquier agresión que llegaran a sufrir.

Defensa del territorio

La colonia Cinco de Marzo pareciera uno más de las decenas de asentamientos urbanos indígenas nacidos en San Cristóbal por la vía de los hechos durante la década pasada, en lo que fue un extraordinario proceso de reapropiación indígena del territorio, particularmente tras el éxodo religioso de San Juan Chamula. Sólo que aquí el impulso no es religioso.

Las calles, sin pavimentar, llevan nombres como Lucio Cabañas, Liberación Nacional, Nuevo Amanecer o Heberto Castillo, aunque no falta una Teresa de Calcuta. Como la mayoría de las casas, el salón de reuniones es una construcción de tablas; antes fue la escuela Nuevo amanecer indígena, pero ahora la escuela ya es obra de albañilería.

Abundan rústicas pintas: “EZLN”. También hay murales con encapuchados, motivos y proclamas zapatistas, y homenajes a la comandanta Ramona. Muchas casas poseen pequeñas hortalizas. En general, la dotación de energía eléctrica es irregular. Uno de los puntos conflictivos es que la minoría que lucra con el suelo ya paga la electricidad y pretende romper la resistencia, para beneplácito de las autoridades.

Esta ciudad es uno de los sitios donde el crecimiento demográfico y la especulación inmobiliaria son más altos, a escala nacional. Y justamente aquí, los indígenas resisten, por el derecho al suelo, la electricidad, el agua y la organización comunal.

Fuente: La Jornada

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