Argentina: algo huele mal a orillas del Uruguay

Idioma Español
País Argentina

La sustancia detectada en las aguas aledañas a la pastera está prohibida en la Unión Europea desde 2005. En altas dosis puede alterar el sistema hormonal de personas y animales. La contaminación se originó en un enorme derrame de pulpa de celulosa

Un informe reciente realizado por el especialista Juan Carlos Colombo, que dirige el Laboratorio de Química Ambiental de la Universidad Nacional de La Plata, arrojó contundentes pruebas de que la planta de Botnia emite nonilfenol en las aguas del río Uruguay. El nonilfenol es una sustancia prohibida en la Unión Europea desde 2005, dado que está comprobado que en altas dosis puede alterar el sistema hormonal tanto de las personas como de mamíferos y peces. Según especulaban en el gobierno argentino, el conocimiento de la existencia de este informe fue lo que habría motivado días atrás la llamativa salida de Uruguay, cuando denunció que los funcionarios argentinos habían adulterado documentos que presentaron ante la Corte Internacional de La Haya.

De tan nuevo, el informe de Colombo no llegó a formar parte de las carpetas que el equipo legal argentino que encabezó Susana Ruiz Cerruti presentó en las últimas audiencias en La Haya, que culminaron el 2 de octubre pasado. Sin embargo, la noticia de que una explosión producida en Botnia en enero de 2008 derivó en un derrame de pulpa de celulosa con altos índices de nonilfenol apareció en el diario El Día, de Gualeguaychú, el 11 de octubre pasado. La “filtración” –en sus dos vertientes, la del diario y la de la planta–, consideran en la Casa Rosada, alteró la habitual parsimonia uruguaya, que reaccionó denunciando a su contraparte.

Pulpa amarga

Antes de las audiencias, el 30 de junio, el equipo de especialistas argentinos presentó las carpetas con los trabajos realizados por técnicos de la Universidad Nacional de La Plata y de la UBA, que estudiaron durante un año y medio las variantes producidas en las aguas del río Uruguay. Allí aseguraban que había quedado acreditado del análisis del sedimento y de las algas del río “restos de nonilfenoles y lindano”, un veneno parecido al Gammexane. Con todo, este nuevo informe elaborado por Colombo y sus colaboradores es todavía más contundente.

El origen fue una grave falla ocurrida en Botnia en enero de 2008, cuando se averió una de las tuberías de la fábrica y provocó un enorme derrame de la pulpa de celulosa. Cuestión de no dejar rastros, la empresa resolvió enterrar la pulpa dentro del terreno mismo de la fábrica. Sin embargo, gracias a algunos buenos contactos, el gobierno argentino pudo acceder a una muestra de esa sustancia que fue analizada por Colombo, en los laboratorios que la Universidad de La Plata tiene en Florencio Varela. Se trata del único equipo que existe en el país para analizar muy bajos niveles de contaminantes orgánicos.

El informe, al que accedió Página/12, demostró que esta nueva muestra de pulpa tenía niveles de nonilfenoles notablemente más elevados que las anteriores extracciones analizadas. Luego de seis pruebas, esta segunda muestra dio una concentración de 962 ng/g (nanogramos por gramo) de nonilfenol en pulpa contra los 144 que había arrojado la primera. Por otro lado, el documento destaca las diferencias según el lugar donde se haga la extracción. “En las muestras de agua y partículas extraídas de la zona cercana a Botnia se observa que las concentraciones de nonilfenoles son siempre altas, mientras que las mismas disminuyen aguas abajo y especialmente en la Bahía de Ñandubaysal”, explica. La afirmación despeja cualquier duda respecto de cuál es el lugar de emisión de la sustancia.

En Europa no se consigue

El nonilfenol y sus derivados suelen utilizarse para pesticidas, pero también son componentes de elementos de uso común como detergentes, pinturas y lubricantes. Aunque sólo por aquí. En la Unión Europea está prohibido desde enero de 2005, cuando se dispuso que sus estados miembro no podían comercializarlo por considerarlo una “sustancia peligrosa”.

La comisión del Parlamento Europeo que analizó los trabajos realizados sobre las consecuencias de la utilización del nonilfenol concluyó que “los riesgos de envenenamiento acuático, terrestre y secundario son inaceptables, siendo el medio acuático el más sensible”. Añade que la sustancia “tiende a acumularse en los organismos vivos” y que “su liberación en el medio ambiente debe ser limitada al máximo”.

En los trabajos se comprobó que en ríos de Europa expuestos a la contaminación por nonilfenol disminuía la cantidad de peces debido a que el macho no producía espermatozoides. Interrumpido el uso de la sustancia los peces volvieron a reproducirse con normalidad.

Pero, en grandes cantidades, también puede generar consecuencias a quienes viven sobre tierra. Entre otras graves consecuencias, en los hombres podría ocasionar cáncer de testículo, de próstata, disminución del nivel de testosterona y en la calidad del esperma. En las mujeres, cáncer de mama, endometriosis y hasta muerte embrionaria o fetal. Estas enfermedades, además, podrían transmitirse a los hijos que engendren.

“Esto prueba que es mentira lo que dice Botnia, que están utilizando en Fray Bentos la última tecnología que se usa en Europa. En verdad están utilizando lo que allá ya no puede usarse”, afirmaba una fuente argentina con acceso a la causa. El nuevo trabajo, sostenía la fuente, vendría a certificar los datos que los funcionarios argentinos llevaron a La Haya, aunque debido a que se terminó luego de las audiencias no se podrá agregar. Para que se incorpore al expediente es necesario que se produzca un hecho nuevo. Se calcula que la Corte dará a conocer su fallo en el primer semestre del año que viene.

Página 12, Argentina, 8-11-09

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