Argentina: a tres años del bloqueo a Barrick Gold en La Rioja: «El niño nació a las doce»

Para celebrar un nuevo aniversario sin actividad extractiva en la zona, los pobladores realizaron el pasado fin de semana un encuentro o «tinku» en una plaza de la ciudad de Chilecito que contó con música, micrófono abierto, muestra de fotos y proyección de videos.

Jenny Luján vive en dos lugares al mismo tiempo. Es docente en las ciudades de Famatina y Chilecito, pertenecientes a la provincia de La Rioja. Ambas ciudades del norte de Argentina ―donde trabaja en educación especial y formando profesores en tecnología― están separadas por 37 kilómetros. A pesar de haber nacido en Famatina y tener allí a su madre, viaja permanentemente de un departamento al otro mientras milita en la Asamblea Ciudadanos por la Vida de Chilecito y con los Vecinos Autoconvocados de Famatina.

La historia de Jenny y las asambleas vecinales se viene escribiendo hace tres años a 2.800 metros de altura, en el paraje «Peñas Negras», un punto caliente en el camino que lleva al campamento minero «La Mejicana», sitio donde Barrick Gold quería instalarse en 2007 para llevar adelante el proyecto «Famatina». «Es un lugar con mucha montaña al lado del río Amarillo, lo único que encontrás en ese lugar es la planta potabilizadora de agua para Famatina», explica Luján. Más arriba, hacia el cerro, se encuentran los lavadores artesanales de oro, los pirquineros. Siete kilómetros distancian a Peñas Negras de la primera vivienda de Famatina.

«La gente en esos lugares se dedica a la agricultura y a criar ganado, sobre todo vacas y cabras, pero no hay mucha población», describe Jenny antes de transmitir todo lo que este paraje puede llegar a ofrecerle a la mirada: «Es tan bonito, su flora, el paisaje; las noches son espectaculares porque como no hay energía eléctrica en las noches a la luna y las estrellas las ves como si las tuvieses ahí».

Para celebrar un nuevo aniversario sin actividad extractiva en la zona, los pobladores realizaron el pasado fin de semana un encuentro o «tinku» en una plaza de la ciudad de Chilecito que contó con música, micrófono abierto, muestra de fotos y proyección de videos.

Y los cóndores... estos «suelen pasar y hacer sus recorridos, sus saludos, volando y sobrevolando por el lugar».

―¿Qué sucedió el 8 de marzo de 2007?

Luján.―Pasaron dos cosas muy importantes que marcaron un antes y un después en la historia de esta lucha. Una de ellas, para nosotros la más significativa y la más importante, es el inicio del corte en Peñas Negras. Es un lugar de montaña donde no hay energía eléctrica ni comunicaciones, porque no hay señal de teléfono. En ese lugar nosotros hemos decidido instalarnos y construir una garita, colocar una barrera y decirle a la Barrick, que en ese momento estaba en el cerro del Famatina, que se fuera. A los dos días se tuvieron que ir. Desde ese momento no los dejamos volver ni pasar hacia el proyecto Famatina. El primer año de corte fue de 24 horas por tres turnos, todos los vecinos de Famatina y Chilecito con la ayuda de algunas asambleas de la capital, de Sanagasta y, a veces, de gente de que nos visita de otros colectivos, de otros lugares. El segundo año ya lo hicimos sólo en el turno diurno, porque las bajas temperaturas en ese lugar son bastante hostiles, pero también el cansancio y la falta de tiempo, porque todos somos trabajadores. Este tercer año ya no lo mantenemos tiempo completo, pero sí estamos tratando de hacerlo lo más que podemos y durante los fines de semana, en los horarios en que las camionetas pueden subir, a partir de las 6 de la mañana hasta el mediodía

Otra cosa que ocurrió ese 8 de marzo, que también fue importante, fue una jugada política del actual gobernador Beder Herrera el mismo día que comenzábamos el corte: una ley que prohibía la minería con uso de sustancias químicas. Esa ley fue derogada una vez que Beder Herrera asumió como gobernador y le abre las puertas a las mineras para que trabajen sin ningún problema en la provincia; hoy es el lobbista más importante que tienen las mineras acá en la Argentina.

―¿Cómo viviste ese día?, ¿dónde estabas en ese momento?

Luján.―Tuvimos un intento fallido: cuando nosotros hablamos de iniciar el corte lo hicimos delante de gente que avisó a la policía. Habíamos intentado comenzar el corte y nos encontramos con toda la policía. Así que esta vez acordamos en asamblea que sólo iba a subir un matrimonio grande para instalarse e iniciar el corte. Una vez que ellos se instalaran ahí nos avisaban a través de un contacto que teníamos para que ese contacto luego desparramara el mensaje en el resto. Esto fue bastante importante. Yo estaba dando clase en Famatina, en el profesorado junto a los colegas, y comenzamos a escuchar bocinas por el pueblo; era una caravana que festejaba la aprobación de la ley; a la vez, recibíamos los mensajitos de que se había iniciado el corte. Los mensajitos estaban en código: «El niño nació a las 12, todos lo vamos a conocer a las 5». Esto significaba que a las 12 se había instalado este matrimonio y el resto tenía que ir a las 5 de la tarde para acompañar e iniciar el corte. ¡Qué bonito, qué linda experiencia, qué maravillosa! Empezaba a llegar gente de todos lados, nos juntamos y ya se armó el asado, se armó el fogón y nos quedamos esa noche. Al otro día, en asamblea permanente, discutíamos qué cosas íbamos a hacer y cómo íbamos a continuar.

Cuando comenzamos con el corte lo pensamos para una semana, no más de una semana, pero hubo tanta fuerza, tanta energía, y la decisión de todos fue darle continuidad. Representantes de Barrick Gold en Argentina que tienen su domicilio en San Juan se acercan a los dos días, supuestamente, para conversar con nosotros y acordar bajar la maquinaria y el equipamiento del campamento. Para nosotros fue bastante importante la presencia del pueblo ahí y también la policía. Con todos los palos y demás estaba presente para preservar la integridad de la gente. Así que cuando esta gente vino les hicimos saber que tenían que bajar y no tenían que volver. Y así fue. Tenemos registrado con fotos y filmaciones ese momento que fue maravilloso. Fue una cosa tan linda, tan emocionante, ver cómo bajaban las camionetas con los equipos y todas esas cosas, que nos emocionó muchísimo y nos llenó de energía. Luego fuimos entendiendo que Barrick no se iba, que Barrick salió del campamento, pero sigue operando, y otras mineras siguen en la provincia. Hasta el día de hoy mantenemos ese corte y seguimos con este trabajo de hablar con la gente, de socializar la información, de escuchar a la gente que vive acá, de unirnos, de pensar acciones que estén permanentemente diciéndole no a la minería y sí la vida.

―¿Cuál es el proyecto que Barrick tiene en el lugar?

Luján.―El proyecto es una mina de oro que fue explotada hace ya más de 100 años por los ingleses, que crearon un cablecarril, en su momento el más largo del mundo. Ese cablecarril trasladaba los minerales hacia la ciudad de Chilecito, se los llevaban a los puertos y de esa manera a Europa. Nada de ese oro, nada de lo que sacaron de esas minas quedó. Acá quedó la expoliación, quedó la enfermedad, quedó la muerte, las viudas, los huérfanos, los pueblos empobrecidos totalmente.

―En estos tres años, ¿cuál fue tu vivencia personal más importante?

Luján.―¡Uy, que difícil! Muchas cosas y vivencias importantes, pero tal vez lo más reciente tiene que ver con que nosotros el 19 de febrero hemos cumplido un año más del aniversario de la fundación de Chilecito, que en realidad no fue una fundación, sino más bien el reconocimiento de la entrega de las tierras. Y nosotros, desde que comenzamos con esta resistencia, hemos participado desfilando. Siempre fue bastante lindo, bastante interesante, hasta el año pasado. A dos cuadras del lugar donde se hacía el desfile nos reprimieron brutalmente y fuimos secuestrados en las comisarías. La misma gente, cuando se enteró de la represión, cortó el lugar y esto provocó que se suspendiera el desfile. Este año había muchas expectativas por todo eso; esa represión ha provocado en todo el pueblo la indignación y ha movilizado. Este año fue emocionante ver la cantidad de gente que desfilaba, tres cuadras de gente que bajaba de los lugares donde estaba y se unía al grupo; y la gente que no desfiló, que permanecía como espectador, fue un militante más con su aplauso, con su grito. Se me acercó una abuelita con un andador, me agarró de la mano y llorando me dijo: «No dejen de luchar, por favor, hagan que yo no lo puedo hacer». ¡Cómo lloraba esa abuelita! Yo me partí, este pedido de esta abuela había representado el pedido de muchos y nos llenaba de energía.

En estos 4 años de resistencia y 3 del corte hemos crecido mucho, hemos conocido muchísimos compañeros en todo el país, nos hemos enredado con muchísimas organizaciones, hemos aprendido muchísimo y, sobre todo, aprendimos a reconocer que la cosa no sólo tiene que ver con la minería. Es un modelo extractivo, un modelo productivo, un modelo de consumo que está expoliando Sudamérica y los países en desarrollo. Y esto lo pudimos aprender por el testimonio del que está luchando por el tema de las fumigaciones, por el tema de la tenencia de la tierra, por los hermanos que están luchando contra las papeleras o los monocultivos, los pueblos originarios, los movimientos campesinos, y esto lo conocimos a partir de la lucha.

―¿Y la frustración más importante que recuerdes?

Luján.―También hay muchas. Nosotros nunca le pusimos energía y creímos en los funcionarios. No vivimos como frustración esto de que hayan derogado la ley y que se den vuelta, de que se hayan aprovechado del discurso de la resistencia para una campaña política y que una vez que lograron posicionarse en el poder cambiaron. Sí viví como frustración que algunos compañeros que uno confiaba, que nosotros sentimos que eran del palo, que estaban convencidos, hoy los ves como propagandistas de las mineras convencidos de que es lo mejor que nos puede pasar. Eso fue duro porque uno afectivamente tenía una relación con esa gente, sobre todo con gente que trabaja en medios de comunicación, cambiaron el discurso y se han transformado en publicistas de las mineras y del desarrollo minero como la única salida a la pobreza.

―¿Volvieron a tener algún tipo de contacto con Beder Herrera?, ¿y con la empresa?

Luján.―No, ninguno. La empresa desaparece y jamás tiene publicidades; su nombre no lo vas a ver en ningún lado, pero para eso están los funcionarios, funcionales a las empresas mineras, sobre todo a Barrick; son quienes están haciendo toda la logística para que las mineras entren. El secretario de Minería, que a su vez es dueño de minas y tiene sus intereses, el secretario de Medio Ambiente, ni hablar de los diputados, ni hablar del gobernador, la vicegobernadora y demás.

―¿Saben para cuándo estaría proyectado el inicio de actividades de Barrick?

Luján.―No tenemos idea. Avanzan diciéndonos que no va a ser este año, pero sí el próximo. Nosotros creemos que en cualquier momento, cuando tengan la infraestructura de los caminos, van a intentar venir. Pero para nosotros es también importante lo que pasó en Andalgalá.[1] Eso demuestra que cuando hay movilización y cuando el pueblo dice basta, por más infraestructura, por más apoyo de Gendarmería, de la policía, de los gobernadores, uno puede parar. Como pueblo podemos decir: «Hay que parar». Y Famatina y Chilecito están muy fuertes en este momento.

―¿Qué sigue ahora?

Luján.―Seguimos firmes con este trabajo en las escuelas a pesar de que hay ciertas restricciones. El Ministerio [de Educación] ha elaborado un manual confeccionado por un equipo técnico con gente de Minería, gente de Medio Ambiente y, obviamente, con gente de las mineras, que se llama «El minerito». Es el manual habilitado oficialmente para trabajar en las escuelas. Y se viene también el tema de la capacitación, con muchísimo puntaje, que a todo docente le hace falta, y el tema del ofrecimiento de puestos de trabajo con sueldos que son superiores a la media en el lugar y que son bastante seductores, sobre todo para los jóvenes de nuestros pueblos. Seguimos tratando de desenmascarar esta cuestión; el trabajo que ofrecen no es seguro ni es permanente y obviamente tiene sus riesgos para la salud. En relación a las acciones más duras, se está construyendo un camino alternativo que va un pueblo que se llama Huachi, así que estamos trabajando mucho con este pueblo. Pero el pueblo necesita de caminos y necesita asfalto, así que vamos a dejar que terminen la construcción de ese camino, que lo asfalten y luego, sin duda, vamos a iniciar un corte para que no pasen las maquinarias hacia el cerro. Vamos a permitir que hagan las obras porque las necesitamos, porque se necesita mejorar la calidad de vida de estos pueblos bastante aislados.

Por ten.inoizudorpotua@orubal para la moc.liamg@aldoibaicnega.

Notas:

 

Para conocer más sobre la lucha de las poblaciones contra la megaminería en la provincia de La Rioja se pueden consultar los siguientes artículos:

- Agencia de Noticias Biodiversidad, 9 octubre 2008. «Con las leyes derogadas, vuelve la explotación minera al Cordón del Famatina». [ Biodiversidad en América Latina].

- Agencia de Noticias Biodiversidad, 13 abril 2009. «La impunidad con la que se mueven realmente asquea». [ Biodiversidad en América Latina].

[1] Agencia de Noticias Biodiversidad, 11 febrero 2010. «No pueden demostrar que no contaminan y no pueden demostrar que no destruyen». [ Biodiversidad en América Latina].

Temas: Minería

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