El logro de Vavilov

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"La influencia de sus ideas en torno a la agricultura, la biodiversidad y la geografía es tan grande que los lugares del mundo donde se originan las plantas más usadas en la agricultura llevan su nombre: centros Vavilov.... De estar vivo hoy, Vavilov estaría marchando junto a las organizaciones integrantes de la Vía Campesina y los partidarios de la soberanía alimentaria y en contra de los Monsantos del mundo. Por lo menos eso me gustaría pensar."

 

Por Carmelo Ruiz Marrero

 

Para ser viable, toda sociedad moderna necesita de una inversión pública sustancial en la investigación agrícola. Y tal investigación requiere de la adquisición de especímenes de plantas y semillas útiles de todo el mundo. Con las sociedades socialistas no es distinto. En la primera mitad del siglo XX la Unión Soviética estaba a la vanguardia mundial en los campos de la genética, la ciencia de las plantas y el estudio de la biodiversidad agrícola, en gran parte gracias a la obra colosal de un solo individuo: el geógrafo Nikolai Vavilov.

 

En poco más de dos décadas, Vavilov realizó intrépidos viajes por cinco continentes recolectando semillas de plantas agrícolas, como maíz, papa, granos, forraje, frutas y vegetales, al igual que valiosos datos sobre la geografía de los lugares que visitó y sobre los idiomas y culturas de sus habitantes.

 

Vavilov participó de unas cien expediciones a sobre cincuenta países, y recolectó sobre 200 mil especímenes. Ningún individuo en la historia ha logrado igualar tal proeza. Gracias a sus expediciones, la colección de semillas de la URSS fue la más grande del mundo en su tiempo. Estas semillas fueron almacenadas y sembradas en estaciones experimentales diseminadas por los variadísimos terrenos y climas de la Unión Soviética. La influencia de sus ideas en torno a la agricultura, la biodiversidad y la geografía es tan grande que los lugares del mundo donde se originan las plantas más usadas en la agricultura llevan su nombre: centros Vavilov.

 

Nacido en Moscú en 1887 y hermano del físico de renombre mundial Sergey I. Vavilov, el joven Nikolai Vavilov estudió entre 1913 y 1914 en Inglaterra bajo la tutela del profesor William Bateson, titán de las ciencias biológicas e inventor del término 'genética' (1). Unos años atrás Bateson había descubierto y rescatado del olvido el trabajo realizado para 1860 por un monje austríaco de la Orden de San Agustín llamado Gregor Mendel. Bateson fue uno de los primeros científicos en reconocer la importancia del trabajo de Mendel, difundirlo y polemizar a favor de éste. La genética mendeliana, que entonces no era del todo aceptada por la comunidad científica, tendría una gran influencia sobre las ideas de Vavilov.

 

Sus viajes

 

Tan temprano como en 1905, Vavilov estaba participando de expediciones botánicas a lo largo y ancho del territorio ruso. En 1916, en plena guerra mundial, el Ministerio de Agricultura del Zar lo envió a Irán y a las majestuosas montañas de Pamir en Asia Central, por donde pasaba la Ruta de la Seda (2). De ahí regresó con valiosas muestras de leguminosas, incluyendo garbanzos, lentejas, guisantes, frijoles y trébol.

 

En 1917 Robert Regel, jefe del Departamento de Botánica Aplicada del Ministerio de Agricultura, le dio la bienvenida a Vavilov a la institución, otorgándole un alto puesto ejecutivo. Ya para entonces, el Departamento gozaba de gran prestigio y estima a nivel internacional, y tenía una colección de plantas que para 1914 había llegado a tener 14 mil muestras, mayormente de trigo, cebada, avena, centeno e hierbas forrajeras (3). En 1921 se le cambió el nombre a Instituto de la Industria de las Plantas y hoy día se le conoce como Instituto Vavilov.

 

En 1921, cuando la guerra civil rusa ni siquiera había terminado, Vavilov viajó al hemisferio americano por vez primera, visitando a Canadá y Estados Unidos en busca de especímenes resistentes a sequías, y pasando en su trayecto de regreso por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Polonia, Holanda y Suecia (4).

 

En 1924 Vavilov organizó una expedición a Afganistán, que resultó todo un hito de la geografía soviética. En ésta se estableció que el país era un foco primario de formación de cultivos, con una gran diversidad de los cultivos eurasiáticos de mayor importancia. Esta expedición, llena de riesgos y vicisitudes, le ganó a Vavilov la prestigiosa medalla de oro Przevalski de la Sociedad Geográfica de Rusia, la cual él presidiría de 1931 a 1940 (5).

 

Entre 1926 y 1927 Vavilov recolectó semillas en Siria, Palestina, Transjordania, Argelia, Marruecos, Túnez, Egipto, la ribera del río Nilo, Etiopía, Eritrea, Yemén, Chipre, Creta, Sicilia, Cerdeña, Portugal, España, Francia y Grecia. En esa travesía tomó nota de la gran importancia de las leguminosas, en especial el garbanzo, en sustentar a humanos y animales, y en mejorar la fertilidad de los suelos. En 1929 viajó por China, Corea y las tres mayores islas de Japón. En 1930 volvió a Estados Unidos, visitando a los estados de Florida, Louisiana, Arizona, Texas y California, y luego yendo a México, Guatemala y Honduras.

 

En 1932, aprovechando que fue invitado al Sexto Congreso Internacional de Genética en la ciudad estadounidense de Ithaca, Vavilov visitó unos 18 estados en el lado oeste del país, desde Washington y Oregon en el extremo noroeste hasta Louisiana y Arkansas, desde California y Arizona en el suroeste hasta las Dakotas, y prácticamente todos los estados entre medio, y recorrió a Canadá desde la costa pacífica hasta la provincia de Ontario. Después fue a Cuba, Yucatán, Ecuador, Perú, el lago Titicaca, Bolivia, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Trinidad y Puerto Rico. Este fue su último viaje ultramarino.

 

Su teoría

 

En sus viajes, Vavilov notó que la biodiversidad agrícola estaba repartida de una manera muy desigual. Mientras que algunos lugares rebosaban de diversidad de plantas, otros no tenían mucho que ofrecer. En el estado mexicano de Oaxaca, por ejemplo, no es nada extraño encontrar huertos campesinos de subsistencia con más variedades de maíz que en todo Estados Unidos, o huertos indígenas en Perú y Bolivia con más cepas de papa que en toda Europa. Vavilov se dedicó a averiguar la causa de este fenómeno.

 

Llegó a la conclusión de que los lugares con más biodiversidad agrícola tienen variadas topografías, tipos de suelo y climas. Más importante aún, tienden a estar rodeados de cadenas de montañas que constituyen formidables barreras geográficas. Las montañas, al igual que los océanos, son un factor de aislamiento que evita las invasiones inoportunas de especies exóticas, las cuales tienden a reducir la biodiversidad.

 

Vavilov determinó que la biodiversidad agrícola proviene en su mayoría de ocho núcleos identificables, que incluyen a China (de donde se origina la soya), India, Asia Central, México-Centroamérica (cuna del maíz), los Andes (de donde viene la papa) y el Mediterráneo. En la actualidad los botánicos y los agrónomos se refieren a estas áreas geográficas como centros Vavilov. Los centros Vavilov son refugios irremplazables de biodiversidad y son esenciales para la alimentación humana. El agrónomo o agricultor que quiera mejorar sus variedades de cultivos debe tener acceso a especímenes de sus centros de origen. Por ejemplo, independientemente de que la papa sea cultivada en Polonia, Irlanda o Idaho, para ser viable como alimento necesita del insumo genético de las variadísimas cepas que se encuentran solamente en su centro de origen en el altiplano andino.

 

Cito del valioso libro “Shattering”, de los investigadores Pat Mooney y Cary Fowler:

 

"La variación genética- la diversidad creada por miles de años de agricultura- no estaba distribuida igualmente por el globo. En un bolsillo aislado en la meseta de Etiopía Vavilov encontró cientas de variedades endémicas de trigo antiguo. Estudiando otros cultivos, encontró que algunas regiones estaban bendecidas con una asombrosa diversidad, mientras que otras áreas estaban relativamente empobrecidas. En los años siguientes, observaciones de otros científicos confirmaron la teoría de Vavilov.”

 

“Vavilov trazó con mapas la distribución de esta diversidad para cada uno de los cultivos que estudió. Razonó que el grado de diversidad era indicativo de cuánto tiempo el cultivo había sido sembrado en esa área. Mientras más largo el tiempo en que el cultivo ha sido sembrado, más diversidad presentaría... Al localizar un centro de diversidad genética para un cultivo, uno ubicaba con precisión su origen, razonaba Vavilov. Ahí era donde el cultivo se había originado y había tenido el tiempo y oportunidad para desarrollar una amplia diversidad. El 'centro de diversidad' de una planta era por lo tanto su `centro de origen', dijo él.” (6)

 

Sus enemigos

 

Pero la historia de Vavilov no tiene un final feliz. Los grandes héroes de la ciencia tienden a tener grandes enemigos. Por cada superhéroe hay un archivillano, un Lex Luthor. El némesis de Vavilov era el seudocientífico ucraniano Trofim Lysenko, quien argumentaba que la genética era una ciencia burguesa que buscaba darle justificación biológica a las diferencias de clase. Lysenko rechazaba las ideas mendelianas y favorecía en su lugar una interpretación extrema de las teorías del biólogo francés Jean-Baptiste Lamarck. Ansioso por ganarse la simpatía de Stalin, Lysenko armó toda una campaña de difamaciones e injurias contra Vavilov, aprovechando cualquier oportunidad para obstaculizar su trabajo y denunciar su "biología contrarrevolucionaria". En agosto de 1940 Lysenko y sus partidarios lograron que las autoridades arrestaran a Vavilov y se lo llevaran al gulag. Murió de distrofia (hambre) en el presidio Saratov en enero de 1943. (7)

 

Tras la muerte de Vavilov, su colección de semillas ya no estaba custodiada por científicos auténticos. La ortodoxia estalinista reinaba y Lysenko y sus seguidores campeaban por su respeto. La colección se deterioró por el abandono, y la agricultura rusa nunca hasta hoy día se ha recuperado de ese golpe. Como ven, no es posible abordar los temas de la genética y la biodiversidad agrícola sin entrar en polémica con el estalinismo.

 

Y llegaron los nazis

 

El desprecio de Stalin por la obra de Vavilov se manifestó en 1941 con su negativa a proteger sus semillas del avance de los nazis. El lider soviético mandó a desmantelar las fábricas al oeste de Minsk, Kiev y Crimea para que no cayeran en manos de los invasores y las mandó a reensamblar al otro lado de las montanas Urales, pero no hizo lo mismo por las semillas de Vavilov. Sin embargo, a diferencia de Stalin y los partidarios de Lysenko, los nazis sí apreciaban la importancia de esas colecciones de semillas. La SS alemana tenía una unidad llamada Ahnenerbe compuesta por intelectuales, científicos y exploradores, quienes conocían de las semillas de Vavilov, entendían su valor incalculable y se disponían a apropiarse de ellas para otorgarle al Tercer Reich supremacía sobre la agricultura mundial (Algo así como lo que Monsanto intenta hacer hoy día). Los intelectuales nazis interpretaban las ideas de la genética mendeliana como vindicación de los conceptos seudocientíficos del nazismo con respecto a pureza racial y "razas superiores".

 

En junio de 1943 la Ahnenerbe envió un destacamento a Ucrania dirigido por el botánico Heinz Brücher para hallar las estaciones experimentales agrícolas sovieticas y apropiarse de las semillas ahí depositadas (8). Estas fueron llevadas a un castillo cerca de la ciudad austríaca de Graz.

 

Pero el tesoro mayor se encontraba en la estación experimental agrícola Pavlovsk, en las afueras de Leningrado, donde se encontraba el grueso de la colección de semillas de Vavilov. La ciudad fue sitiada por los nazis por dos años y medio, su resistencia fue uno de los episodios más heroicos no sólo de la segunda guerra mundial sino de todo el siglo XX. Los alemanes llegaron a tomar la estación Pavlovsk, pero la unidad de Brücher no encontró las semillas. Estas habían sido transferidas por científicos colegas de Vavilov a una localidad dentro de la ciudad, y la guardaron con sus vidas. Sabían muy bien que si los nazis capturaban esas semillas el trabajo entero de Vavilov se perdería irremediablemente, y si llegaban a ganar la guerra no habría semillas con las cuales regenerar la agricultura soviética. Tenían que proteger las semillas de la población hambrienta- se estima que sobre un millón de personas murieron durante el sitio, muchas de ellas de hambre. Se estima que entre doce y treinta de los científicos murieron de hambre mientras protegían la colección. Los nazis nunca tuvieron la satisfacción de obtener esas semillas.

 

Cito ahora de un artículo publicado en el periódico mexicano La Jornada escrito por el economista Alejandro Nadal, titulado “Los maíces de Stalingrado”:

 

"En la primavera de 1943 la derrota del sexto ejército en Stalingrado había sellado la suerte del frente oriental y dio inicio al repliegue de los alemanes. La muerte de más de 127 mil soldados y la captura de otros 90 mil por el ejército soviético preocupaban al alto mando alemán. Pero algo más llamaba su atención. Más de 200 estaciones biológicas de campo, distribuidas entre Minsk y la península de Crimea, en territorio todavía ocupado por los alemanes, caerían pronto en manos de los rusos. Las colecciones de semillas en algunas de esas estaciones incluían, además de simientes mejoradas y muestras locales, duplicados de las colecciones que Nicolai Vavilov había recogido en sus expediciones por todo el mundo."

 

“El 16 de junio de 1943 Brücher y un destacamento de tropas especiales iniciaron la recuperación de las colectas. En la estación de Sinelnikovo encontraron duplicados de la colección mundial que Vavilov había reunido en Leningrado y, entre otras cosas, muchas muestras de maíces de México y América Central... En el verano de 1943 Brücher sembró varias muestras de cebada y trigo, concluyendo que para 1945 tendría semillas mejoradas.”

 

"Esta historia... tiene más de una conexión con México. En las colecciones 'rescatadas' de las estaciones en Ucrania había muestras de maíces, frijoles y otros cultivos originarios de (México), llevadas por Vavilov a Leningrado. Los duplicados en Sinelnikovo incluían diversas razas de maíces mexicanos y la ironía de todo es que mientras Brücher otorgaba gran valor a la selección, los científicos soviéticos preferían la ideología de Lysenko y su lamarckismo primitivo." (9)

 

Los soviéticos ganaron la guerra, recuperaron las semillas robadas y además tomaron control de la nada despreciable colección de semillas alemana alojada en la estación experimental de Gatersleben, cuyos primeros especímenes fueron recolectados en la era del Kaiser.

 

Brücher sobrevivió la guerra y emigró a Suramérica. En 1948 fue nombrado profesor de genética y botánica en la Universidad de Tucumán en Argentina y en los años que siguieron también dio clases en Paraguay y en las ciudades argentinas de Mendoza y Buenos Aires, y escribió varios libros sobre botánica y agricultura. Su asesinato en Mendoza en 1991 es objeto de varias teorías de conspiración. (10)

 

Vindicación

 

Tras la muerte de Stalin, la comunidad científica soviética comenzó a hablar públicamente contra Lysenko. En 1962 el físico y astrofísico Yakov B. Zel'dovich, Vitaly L. Ginzburg, astrofísico laureado con un Nobel, y Pyotr L. Kapitsa, físico también ganador de un Nobel, públicamente declararon que el trabajo de Lysenko era un fraude. Dos años después el científico nuclear Andrei Sakharov, quien ganaría Nobel de la paz en la década siguiente, acusó a Lysenko de seudociencia y difamación y lo responsabilizó de los despidos, arrestos y muertes de científicos genuinos. Lysenko murió en 1976, desacreditado y en desgracia. Hoy sus teorías son generalmente consideradas fraudulentas. (11)

 

En la década de los 60 que miembros de la comunidad científica soviética lograron que el premier Brezhnev deshiciera los agravios de Lysenko y se le diera a Vavilov el debido reconocimiento. En 1968 al Instituto de Botánica Aplicada de Leningrado, precisamente donde científicos prefirieron la muerte antes que comerse la obra de Vavilov y poner en jaque el futuro del agro de su país, se le cambió el nombre a Instituto Vavilov. Al tiempo del rompimiento de la URSS en 1991, la red de investigación de Vavilov estaba parcialmente restaurada y operaba 19 estaciones experimentales, cuatro de ellas fuera de Rusia.

 

Su legado aún vive

 

La hazaña de Vavilov nunca fue repetida. Ningún otro individuo ha realizado un esfuerzo de similar envergadura para catalogar y clasificar la biodiversidad agrícola del planeta. Sus teorías sobre la distribución geográfica de la biodiversidad de cultivos han pasado la prueba del tiempo y hoy son aceptadas por biológos y agrónomos del mundo entero.

 

Los soviéticos mantuvieron viva la tradición de expediciones botánicas establecida por Vavilov en la segunda mitad del siglo XX. En la década de 1950 realizaron expediciones semilleras a Córcega, Bulgaria, Egipto, Etiopía, Sudán, Iraq, India, Nepal, China, Mongolia, Perú y Argentina. En 1968, el Instituto Vavilov inauguró sus trabajos con expediciones a Sudán, Tanzania y Uganda, de las cuales se obtuvieron casi 1,500 muestras de cereales, leguminosas, vegetales, oleaginosas y forrajes; a México, de donde obtuvieron 1,176 muestras, incluyendo sobre treinta especies de papa; y a Irán, Brasil y Etiopía. En la década de 1970 el Instituto lanzó numerosas expediciones, incluyendo a Túnez, Marruecos, Guinea, Mali, Senegal, Somalia, Camerún, Pakistán, Siria, Bangladesh, Perú, Colombia, Trinidad y Tobago, España, Portugal, Eslovaquia y Moravia. En 1991, año en que la URSS se desintegraba, hubo expediciones soviéticas a Egipto, Portugal, las Islas Madeiras y Costa Rica. (12)

 

Dentro del vastísimo y extremadamente diverso territorio de la URSS también se realizaron numerosas expediciones. En un solo año, 1986, exploradores del Instituto Vavilov recolectaron semillas en Kaliningrado, Astrakhan, Ucrania, Crimea, Moldavia, Georgia, Azerbaiján, Uzbekistán, Tajikistán y la isla de Sakhalin en el oceano Pacífico. Hubo además numerosas instancias de cooperación con otros países socialistas. Se realizaron expediciones a Polonia, Bulgaria, Checoslovaquia y Alemania Oriental con la plena participación de agrónomos y botánicos locales. Y en 1990 Mongolia recibió una expedición semillera conjunta de la URSS, Checoslovaquia, Bulgaria y expertos locales, en busca de forrajes y trigo. La Unión Soviética también recibió expediciones de estos países. En 1981, por ejemplo, científicos soviéticos y polacos colaboraron en buscar semillas en varios territorios soviéticos, incluyendo Krasnodar, Osetia del Norte, Dagestán, Azerbaiján y Georgia, y obtuvieron 350 muestras de cereales, legumbres y forrajes. (13)

 

Las expediciones continúan hoy. En septiembre y octubre de 2011, el Instituto Vavilov realizó una travesía a la antigua república soviética de Tajikistán en la que se recolectaron variadas semillas de melón, pepinillo, zanahoria, tomate, cebolla, remolacha, rábano, albahaca y apio. La expedición se realizó en asociación con dos compañías privadas holandesas, lo cual parece delatar que el Instituto está recurriendo a alianzas público-privadas para compensar por un pobre financiamiento público. (14)

 

Después de enfrentar la amenaza nazi y los agravios de Lysenko, la obra de Vavilov sigue encontrando enemigos. En 2010 la Estación Experimental Pavlovsk corría peligro de ser destruida por un desarrollador que pretendía construir viviendas ahí. El impresionante jardín de la Estación abarca 1,200 acres y contiene la mayor colección de árboles frutales de toda Europa, se estima que 90% de las semillas y árboles allí presentes no se encuentran en ninguna otra estación experimental o colección científica del mundo. Ahí están coleccionados casi mil tipos de fresa de sobre cuarenta países, 600 tipos de árboles de manzana de más de 35 países, sobre cien variedades de frambuesa, y también un sinnúmero de variedades de grosellas, ciruelas y cerezas. El beneficio económico de la colección es considerable. Un 60% de las variedades de pasa negra que se cultivan en Rusia fueron desarrolladas en Pavlovsk. Rusia es el tercer productor de pasas negras del mundo, y éstas generan anualmente sobre $400 millones en ventas para los agricultores del país. (15)

 

Tras una campaña internacional en pro de la protección de la Estación Pavlovsk, el presidente ruso Medvedev anunció que le echaría un vistazo al asunto. Aparentemente el proyecto de construcción está aplazado indefinidamente.

 

Interrogantes de cara al futuro

 

No hay duda alguna que si Vavilov viviera hoy, sería considerado un vil biopirata. Los tiempos de hoy son distintos. El último cuarto de siglo ha visto el ascenso de una conciencia crítica entre pueblos indígenas y variadísimos sectores de la sociedad civil acerca de cómo los emprendimientos de recolección de semillas realizados a través de los siglos por los grandes imperios y sociedades altamente industrializadas han devengado en sistemas agrícolas homogenizantes basados en monocultivos, que son la negación misma de la diversidad biológica y la sustentabilidad. El desastroso saldo de este tipo de agricultura industrializada ya ha sido harto documentado en décadas recientes, y en 2008 el supermasivo y minucioso informe IAASTD, comisionado por Naciones Unidas y el Banco Mundial, dejó establecido que esta agricultura “moderna” exacerba el hambre y el cambio climático. (16)

 

Más al punto, la semilla es hoy objeto de conflicto y agria controversia ante los esfuerzos nada sutiles de las grandes potencias y corporaciones transnacionales por apropiarse de ella mediante los llamados derechos de propiedad intelectual que son legitimados por el discurso neoliberal y garantizados por tratados de libre comercio que tienen fuerza de ley. Por eso, hoy día el mero acto de recolectar semillas levanta sospechas entre poblaciones locales en gran parte del planeta. Hoy día Vavilov no sería bien recibido en muchos de los lugares que visitó y exploró.

 

Esto lleva a varias preguntas a las cuales espero tener respuesta satisfactoria algún día. ¿Cuál es la posición del Instituto Vavilov sobre la controversia en torno a la biopiratería y las patentes sobre semillas? ¿Qué posición tiene sobre los cultivos transgénicos, la producción agrícola orgánica-agroecológica, la soberanía alimentaria o las conclusiones del informe IAASTD? No tengo ilusiones al respecto. Los centros de investigación agrícola tienden a ser muy conservadores en cuanto a asuntos como éstos, si es que los abordan públicamente. No es de estos centros de investigación de donde surgen las críticas al modelo agrícola imperante, sino al contrario.

 

Posiblemente el Instituto Vavilov no ha sido blanco de críticas sobre la apropiación de la semilla porque en este asunto el peor ofensor ha sido por mucho Estados Unidos y las corporaciones de las “ciencias de la vida” basadas en ese país, seguidos de cerca por sus contrapartes en Europa. Y con el declive del G7 y el ascenso de las llamadas economías emergentes, probablemente veremos dentro de poco expediciones de recolección de semillas lanzadas desde países como China, India y Brasil.

 

De estar vivo hoy, Vavilov estaría marchando junto a las organizaciones integrantes de la Vía Campesina y los partidarios de la soberanía alimentaria y en contra de los Monsantos del mundo. Por lo menos eso me gustaría pensar.

 

El profesor Ruiz Marrero es autor, periodista investigativo y educador ambiental puertorriqueño ( http://carmeloruiz.blogspot.com/). Aquí, su cuenta Twitter.

 

Notas al calce:

 

1 Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.

 

2 Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; PGR Newsletter, ejemplar #124. “The significance of Vavilov’s scientific expeditions and ideas for development and use of legume genetic resources”.

 

3 Vavilov Institute of Plant Industry. “Objectives and tasks of the Bureau, 1905-1920”.

 

4 Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; PGR Newsletter, ejemplar #124.

 

5 Vavilov Institute of Plant Industry. “N. I. Vavilov's expeditions”; Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.

 

6 Pat Mooney & Cary Fowler. “Shattering”.

 

7 Vavilov Institute of Plant Industry. “Biography of Nikolai I. Vavilov”.

 

8 Alejandro Nadal. “Los maíces de Stalingrado”. La Jornada, 24 de agosto de 2005.

 

9 Alejandro Nadal. “Los maíces de Stalingrado”. La Jornada, 24 de agosto de 2005.

 

10 La Gaceta, 22 de julio 2011. “Comando SS busca semillas para dominar el mundo”; Mariana Guzzante. “El extraño caso del biólogo de Adolf Hitler”. Los Andes, 21 de diciembre 2008.

 

11 Norman Qing Ni Li & Yuan Jian Li. “Biography of Andrei Sakharo”

 

12 Vavilov Institute of Plant Industry. “Major collecting missions to foreign countries”.

 

13 Vavilov Institute of Plant Industry. Major expeditions within the former USSR.

 

14 Vavilov Institute of Plant Industry. “Report on the joint collecting mission to Tajikistan in the period from 20 September through 7 October 2011”; Louis Werner. “Seeds of high Asia”. Saudi Aramco World, enero-febrero 2012.

 

15 Cary Fowler. “The second siege: saving seeds revisited”. Huffington Post, 18 de agosto de 2010; Fred Pearce. “New hope for Pavlovsk Station and Russia's rare plant reserve”. Environment 360, 20 de septiembre 2010.

 

16 International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development. Abril de 2008.

Temas: Biodiversidad, Biodiversidad agrícola

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