América Latina, continente de la esperanza para la agricultura del futuro

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América Latina es el continente de la esperanza para la agricultura del futuro, si desarrolla su producción "autóctona" y valoriza sus propios productos y alimentos, aseguró este sábado el italiano Carlo Petrini, presidente del movimiento internacional Slow Food (Comida lenta)

"América Latina nos dará grandes sorpresas. Está naciendo una nueva gastronomía, no colonial, que proviene de productos autóctonos, como la mandioca o yuca en Brasil, que es el pan de esa región", sostiene Petrini en una charla con la AFP al margen del consejo de gobernadores del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) que se celebra en Roma

Petrini, fundador hace 15 años del movimiento filosófico-alimentario de defensa del patrimonio gastronómico mundial, en especial de los países del tercer mundo y América Latina, aboga por el placer de comer bien y optar por los productos naturales.

Asimismo está convencido de que las nuevas generaciones tienen la tarea de recuperar el "saber tradicional".

"Es equivocado plantear la agricultura como una mercancía", asegura el experto, quien trabaja para crear una conciencia en muchos países sobre el enorme valor que representan esos productos para la riqueza cultural, la biodiversidad y la conservación de los valores gastronómicos.

"En Argentina, Perú, Brasil, Ecuador, está naciendo una sensibilidad hacia los productos del propio territorio, producidos por las comunidades rurales", subrayó Petrini, tras recordar que Ecuador es el único país del mundo que introdujo en la Constitución el concepto de "soberanía alimentaria".

Invitado por el FIDA a un debate sobre el papel de los jóvenes en el mundo rural, junto con expertos internacionales, empresarios y líderes juveniles campesinos de varios continentes, Petrini, gastrónomo y sociólogo, es enemigo de las grandes multinacionales agrícolas como Monsanto, porque arrasan con los cultivos nativos.

"Nosotros pedimos más instrumentos, inversión en la formación e Internet, para que el campo sea más atractivo a los jóvenes. Así como un mayor acceso a la tierra", sostiene por su parte la joven colombiana Dayana Rivera Rivas, de la asociación de Pequeños Caficultores de La Marina en Colombia.

Según las estadísticas de Naciones Unidas, en el mundo viven más de 1000 millones de jóvenes entre los 15 y los 24 años de edad, que representan el 20% de la población de los países en desarrollo.

La agricultura es para la mayoría de ellos el principal proveedor de empleo, calcula FIDA.

"Invertir en la habilidad y el talento de los jóvenes campesinos de los países en desarrollo es fundamental para erradicar la pobreza rural y garantizar la seguridad alimentaria mundial", aseguró por su parte el presidente de FIDA, Kanayo Nwanze, al abrir la reunión anual del llamado "banco de los pobres", por ser el único organismo de Naciones Unidas que presta dinero a los pequeños cultivadores.

Nwanze desafió a los países en desarrollo con un llamado a la acción: "Inviertan en capital político, capital financiero y capital humano en sus países para crear las condiciones para un desarrollo rural exitoso. Porque el cambio no puede ser impuesto desde afuera, debe ser logrado desde adentro", dijo.

Para el presidente del fondo de Naciones Unidas, los "actuales acontecimientos muestran claramente la energía, creatividad y poder de los jóvenes, y también la importancia que tiene garantizar que estos puedan ver el futuro por si mismos en las sociedades donde viven".

La Nación, Costa Rica, 19-2-11

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