Argentina: afectados por Yacyretá se encadenan e inician huelga de hambre en espera de Justicia

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País Argentina

Anteayer se encadenaron e iniciaron una huelga de hambre, junto a la puerta de Tribunales en Talcahuano 550, varios de los afectados por la represa Yacyretá que esperan respuesta de la Suprema Corte de Justicia

A media mañana, una delegación de seis representantes de la Asamblea Binacional de Afectados fue recibida por el juez Raúl Zaffaroni, integrante de la Corte. Les dijo que no hay fecha prevista para la sentencia que esperan, aunque él ya expresó su voto. Por resolución tomada en asamblea, los afectados decidieron mantener la medida en resistencia a tanta postergación.

Es difícil contar este expediente judicial, de 55 mil fojas, que contiene la historia de al menos tres generaciones de argentinos y paraguayos. Por eso, hace dos días, fuimos a visitar a los afectados por Yacyretá que están sobreviviendo desde hace más de tres meses en un galpón ferroviario junto a la mutual Sentimiento, en Capital Federal. Sentados en ronda, mate de por medio, pudimos conversar con el vocero Brígido Olivera sobre la situación de la lucha que están llevando adelante.

Varias veces nos agradecen que estemos ahí escuchándolos, para no desesperar. Ellos vinieron a Buenos Aires a reclamar, porque en sus tierras ya no tienen a donde recurrir, no solo los ignoran sino que los reprimen. Aunque acá el día a día es muy difícil porque en Tribunales no pasa nada, van cada semana, están ahí durante horas, pocas veces los reciben, dejan una nota o petitorio que no tiene respuesta y el tiempo sigue transcurriendo. Hace dos años que se trabó un embargo preventivo a los pisos 23, 24 y 25 de la calle Madero 942, sede de Yacyretá en Puerto Madero, pero como la Corte no se expide, nadie cobra un peso, siguen sin techo o hacinados, desocupados, enfermos, desnutridos, olvidados.

Mientras tanto la supervivencia en el galpón de trenes es muy dura. Es una estructura muy alta, de chapa, con piso de cemento, atravesada por una vía muerta. Ahí adentro han ido armando pequeños compartimentos con alambres y sogas donde cuelgan bolsas de plástico abiertas a modo de cortinas. De día casi no entra la luz del sol, a la noche los pocos faroles están tan altos que igual quedan en penumbras. Juntando leña no dan abasto para quitarse el frío que se les pega en los huesos. Nunca hay menos de 70 personas, y a veces son 150 ó 200, así que cocinar es un milagro diario. Viven de la buena voluntad de quienes les acercan donaciones y de lo que juntan en la calle.

La organización del reclamo no es sencilla porque, según nos cuenta Coco con tristeza, muchos de los que están ahí ya no tienen fuerza ni convicción para luchar, “han perdido la autoestima hace años”, están allí porque es la última opción que tienen. “A ustedes se les puede hacer difícil creer viendo este galpón y cómo estamos, pero muchos de los que están acá están mejor ahora que cuando estaban allá”.

Brígido nos cuenta que ellos juntan pedacitos de telas de la basura y los mandan en bolsas a sus familias, allá los cosen y hacen mantas, cortinas, de todo, porque no tienen nada. Muchos salen también a juntar cartones y a la mañana tempranito los venden, pero ese dinero resulta muy difícil de socializar porque lo usan para sus propias familias y su pequeño grupo. La recolección de cartón y telas hace que se acumule basura adentro del galpón, porque ahí van clasificando, y ya hay ratas del tamaño de gatos. Pero a Coco este tema lo excede, nos explica que no puede impedirles que junten lo que puedan. Igual, acá sólo hay ratas, nos aclara, allá en los basurales muchos luchaban cuerpo a cuerpo con los chanchos, los perros y las ratas para sacar algo.

Hasta hace unos días atrás organizaban un festival solidario cada domingo para recibir donaciones de alimentos, ropa y el aporte de 2 pesos por persona. Pero ahora la policía les avisó que no pueden hacer más festivales porque hubo algunas quejas por los ruidos de las murgas y la música. Como la comisaría está al frente del galpón, no pueden desoír la prohibición porque llevarían preso a Coco, vocero de la Asamblea.

Aún sin festival, esperan que la gente les siga acercando cada tarde de domingo su solidaridad expresada en presencia y escucha. Necesitan donaciones de alimentos no perecederos, también de carne, leche, pan, ropa de abrigo, frazadas, colchones y pañales para bebés menores de 6 meses.

Para información y/o donaciones:
Héctor Edgardo Falicoff (abogado) 03752-15-582520
Brígido Olivera (vocero de la Asamblea) 03752-15-654929

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Biodiversidad en América Latina

La Vaca

Red Eco

Gaby Presentado/Quipus Contrainformación

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