Argentina: marcha de botes, lanchas y veleros por el río Uruguay

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El río Uruguay estaba "picado", ventoso, como acompañando con bríos el "no a las papeleras" que más de tres mil argentinos y uruguayos, según Greenpeace, realizaron ayer sobre el agua

El "abrazo del río" fue una nueva manifestación contra la instalación de dos plantas papeleras en Fray Bentos, con un centenar de embarcaciones entre veleros, surfistas, canoas, motos náuticas, lanchas y yates.

"Ante la amenaza que nos acecha insistimos en abrazar el río", le dijo a Clarín la geógrafa María de los Angeles Figún, participante de la protesta. La gente se congregó a partir de las 10 en el balneario Ñandubaysal y las 13, las embarcaciones marcharon hasta unos tres kilómetros frente a la costa de Fray Bentos. Se aguardaba el encuentro con embarcaciones uruguayas, pero el vecino país lo impidió con un fuerte operativo de seguridad.

Con el predio de la finlandesa Botnia como fondo y la silueta del puente binacional a la izquierda, la caravana liberó sobre el agua unas 300 banderillas rojas flotantes, armadas con caña, madera y tela, con la inscripción "No a las papeleras".

"Las plantas de Ence y Botnia representan casi el doble de la producción de pasta de papel que hoy se realiza en la Argentina —dijo a Clarín Emiliano Ezcurra, director de Campañas de Greenpeace —. Una concentración de contaminantes que supera todo lo conocido para esta industria".

Los ambientalistas planean además realizar en el corto plazo un escrache frente a las embajadas de Finlandia y de España en Buenos Aires.

Cristina Rivas vivió 10 años en Pontevedra, España, ciudad donde se encuentra la cabecera de la empresa papelera Ence. "Padecí las plantas de celulosa. Son de una presencia imponente, con chimeneas, olor a huevo podrido o a excremento de perro, al que uno no se acostumbra. Vi otitis y afecciones respiratorias en mis pacientes en la clínica, en hijos de amigos y en mí misma. Niños que dos veces por semana debían usar oxígeno. Desde el año 63 están allí, y degradaron la ría y la marisquería. Por cada dos puestos de celulosa se perdieron 25 de marisquería. Lo que prometían como trabajo no fue así".

Los gualeguaychuenses esperan que el presidente Néstor Kirchner presente una demanda ante la Corte Internacional de La Haya, que obligue a Uruguay a suspender la construcción de las dos plantas hasta tanto se haga un estudio completo de impactos ambientales en ambas orillas.

Diario Clarín, Argentina, 31-10-05

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