Cruzada latinoamericana contra transgénicos

Idioma Español

Los organismos genéticamente modificados o transgénicos no son la solución al cambio climático, señalan ambientalistas

“El cambio climático ha servido de pretexto para retomar el discurso que en el mundo hay mil millones de personas que padecen hambre por lo que es urgente producir más, y para ello es vital adoptar de manera masiva semillas transgénicas. Pero el problema no radica en la producción de alimentos, sino en su distribución, pues desde el año 1986 había suficiente comida para alimentar a seis mil millones de personas y desde hace años la producción de alimentos supera a las necesidades mundiales, por eso en algunas regiones del mundo se bota la comida para mantener estables los precios en el mercado mundial”, afirma la Red por una América Latina Libre de Transgénicos.

En un artículo publicitado en Ecopotal, la agrupación destaca que el cambio climático producirá fuertes impactos en la agricultura.

 

“El incremento en la frecuencia de las sequías e inundaciones afectará la producción local negativamente, especialmente entre las poblaciones que viven en modelos productivos de subsistencia. Frente a esto, las empresas biotecnológicas, se aprestan ha hacer propuestas que, lejos de enfrentar el cambio climático, lo que harán es incrementar sus ganancias y sus áreas de acción”.

 

Así, “las empresas transnacionales se preparan para lucrar del cambio climático (…) ha servido de pretexto para retomar el discurso que en el mundo hay mil millones de personas que padecen hambre por lo que es urgente producir más, y para ello es vital adoptar de manera masiva semillas transgénicas”.

 

Este planteamiento “sin duda será acogido por varios gobiernos”,añade, “ pero en el se ignoran varios elementos (…) hasta el momento, los cultivos transgénicos que se comercializan de manera masiva, han sido desarrollados sólo para ser tolerantes al uso de herbicidas y para producir plantas insecticidas, resistentes a ciertas plagas, no para producir más. De hecho estudios realizados por científicos en universidades y centros de investigación de varias partes del mundo demuestran que los transgénicos son menos productivos que los cultivos convencionales”.

 

También, “que sólo cuatro cultivos transgénicos han logrado ser comercializados y principalmente están destinados para la alimentación animal. Esto es fatal desde el punto de vista energético, pues en promedio se necesita 700 calorías de grano para producir 100 calorías de carne. Por lo tanto, producir maíz o soya para alimentación animal acelera el cambio climático”.

 

Ademàs, “que los cultivos transgénicos están diseñados para una agricultura industrial a gran escala, altamente demandante de insumos en base de petróleo (como fertilizantes, plaguicidas y mecanización), y por lo tanto es un modelo que genera gases de efecto invernadero, acelerando el calentamiento global”.

 

También abordó el caso de los nuevos transgénicos con resistencia a sequías. “De cara al cambio climático las empresas biotecnológicas están trabajando en una nueva generación de cultivos transgénicos con tolerancia a cantidades mínimas de agua o con capacidad de desarrollarse en suelos donde antes era imposible implementar cultivos a gran escala. Esto permitirá la introducción de la agricultura industrial, y a las empresas que las promueven, en áreas que tradicionalmente han sido ocupadas por poblaciones muy tradicionales, como son recolectores de productos del bosque o pastores nómadas”.

 

Las propuestas. “América Latina es la región con mayor
agrobiodiversidad del Planeta. En muchas zonas perduran grupos humanos que han domesticado plantas y seleccionado variedades con una gran capacidad de adaptación a las fluctuaciones climáticas, las mismas que forman parte de sistemas productivos que son parte de la sobrevivencia material y cultural de estos pueblos”.

 

Por ello, se debe “declarar al sistema en el que se sustenta y promociona la agricultura transgénica como una causa importante del cambio climático”; hacer una reversión programada de los territorios ocupados por cultivos transgénicos hacia una agricultura más compatible con el ambiente y el clima global y “prohibir la expansión de los cultivos transgénicos a zonas donde aún no han sido introducidos”.

Milenio, México, 30-4-10

Comentarios