Cultivos transgénicos no contribuyen a la disminución de la pobreza y del hambre

Por ADITAL
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Aumento del uso de plaguicidas e ineficacia en el combate de la pobreza. Con la conclusión de esos dos malos resultados, la organización Amigos de la Tierra divulgó ayer (13) el informe "¿Quien se beneficia con los consumos transgénicos?".

Adital - Para David Sánchez, responsable de la agricultura de Amigos de la Tierra, "los cultivos transgénicos fracasaron por no concretizar los grandes beneficios prometidos. En lugar de eso, hubo un aumento del uso de pesticidas provocado por esos cultivos, que pueden ser una amenaza para el medio ambiente y la población a escala global", conforme lo divulgado en el sitio del Ecoportal.

En Brasil, el uso de RoundUp (glifosato) subió un 80% en sólo cuatro años -de 2000 a 2004. En Estados Unidos, entre 1995 y 2004, el aumento fue de 15 veces. De acuerdo con el estudio, el resultado de todo esto es un número cada vez mayor de plantaciones resistentes al glifosato, lo que provoca, además de aumento en los costos de producción para los campesinos, graves impactos ambientales.

Las plantaciones de soja, maíz, algodón tienen 4 de cada 5 hectáreas (81%) resistentes a herbicidas. Esos cultivos son considerados promotores de plaguicidas, pues estimulan la resistencia a herbicidas. Esas tres semillas son el 95% de la superficie sembrada con cultivos transgénicos, pero en vez de ser usadas para disminuir el hambre en el mundo, sirven principalmente como alimento de animales en los países ricos, o producción de biocombustibles.

En Argentina, la mayor parte de la producción es enviada a Europa para la alimentación del ganado y en Estados Unidos el 20% del maíz es para la producción de etanol. Según el estudio, el Departamento de Agricultura de EE.UU. reconoce que ninguno de los transgénicos actualmente en el mercado fue modificado para aumentar los rendimientos. El maíz resistente a herbicidas de la Monsanto, al contrario, produce entre un 5 y un 10% menos que las variedades convencionales.

Tres de los cinco de los países que concentran el 90% de la superficie plantada de transgénicos se encuentran tres en América Latina: Argentina, Brasil y Paraguay -los otros dos son Estados Unidos y Canadá. Junto con Estados Unidos, Argentina produce el 70% de los cultivos transgénicos del mundo. Esos datos son una preocupación para el medio ambiente de la región, pues en Europa menos del 2% de las tierras cultivadas lo son con transgénicos y cinco países ya prohibieron el maíz de la Monsanto, por las evidencias del impacto ambiental que causa.

Francia, que tenía la mayor cantidad de tierras cultivadas con maíz transgénico del continente, prohibió este año ese cultivo. Ahora, prácticamente sólo España continúa invirtiendo en los organismos genéticamente modificados. Mientras que en Europa el espacio de los transgénicos disminuye, Argentina, Paraguay y Uruguay, junto con EE.UU., son los únicos países donde los cultivos representan más del 30% de la superficie.

Las investigaciones sobre organismos genéticamente modificados que sean más nutritivos, tolerantes a la sequía, o a la salinidad y resistentes a enfermedades, si son incentivadas, no dieron como resultado semillas colocadas en el mercado. Las empresas sólo se preocupan por la resistencia a herbicidas y a insectos.

Además, el precio de las semillas biotecnológicas han aumentado para maximizar los lucros y los agricultores tienen cada vez menos alternativas, pues las semillas tradicionales están siendo eliminadas. Con esto, el estudio señala que las empresas Monsanto, DuPont-Pioneer, Syngenta, Bayer y algunas otras multinacionales, propietarias de la mayoría de las semillas del mundo, son las principales beneficiadas por los cultivos trangénicos.

Traducción: moc.liamg@leinad.setnarrab

ADITAL, Internet, 14-2-08

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