El nudo gordiano de los biocombustibles

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El intento de atajar los efectos del cambio climático a golpe de combustibles producidos a partir de alimentos ha generado un debate a escala mundial donde las opiniones se dividen en dos bloques: la mejor solución al problema medioambiental o la causa de la crisis alimentaria

En el último de ellos se sitúa la reclamación realizada este lunes ante Naciones Unidas por la Alianza para la Convención de Diversidad Biológica: que se frene la producción de cultivos vegetales destinados a la fabricación de biocombustibles.

La plataforma, que engloba a más de cien organizaciones ecologistas, sociales e indígenas, sostiene que la producción de esos carburantes "exarcebará la crisis alimentaria y la competencia por la tierra y el agua".

En esta línea, la Alianza aseguró que el cultivo de materias primas como la soja, la palma o la caña de azúcar, se traduce en la tala indiscriminada de bosques y "tendrá devastadores efectos en los pueblos marginados y en importantes ecosistemas".

La demanda figura en el decálogo de 'criterios de éxito', elaborado por la plataforma para la Novena Conferencia de las Partes (COP9) de la Convención sobre Biodiversidad de la ONU, que se celebra en Bonn (Alemania) hasta el próximo día 30.

¿Medio ambiente o capitalismo?
"Se van a talar los bosques y plantar cultivos para producir biocombustibles sólo para que las limusinas de los ricos sean híbridas, en lugar de simplemente reducir el número de vehículos".

Con estas palabras, el delegado alemán de Greenpeace, Martin Kaiser, ha pedido que se entierren los programas que persiguen reducir las emisiones de carbono a través de los biocombustibles.

En esta línea, el Instituto de Ciencia y Tecnología del Medio Ambiente de la Universidad de Barcelona realizó hace ahora un año un estudio sobre estos combustibles, concluyendo que en lugar de solucionar el cambio climático, podrían perjudicarlo todavía más.

Impacto negativo
Vista por sus defensores como una fuente limpia y renovable de energía, el estudio subrayó el impacto negativo, tanto económico como social y medioambiental, de los biocombustibles.

Los biocombustibles, al igual que el biodiesel y el etanol, se derivan de productos orgánicos como el maiz, la caña de azúcar, los aceites vegetales o el estiércol.

El principal beneficio que se le atribuye es la reducción de la concentración de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el análisis detallado del ciclo de vida de estos combustibles ha revelado que el ahorro energético y de CO2 no es tan alto.

Según explica el informe de la Universidad de Barcelona, la materia prima que se usa en la producción de biocombustibles se obtiene mediante agricultura intensiva, un sistema que implica un alto uso de fertilizantes, pesticidas y maquinaria.

Precios más altos
Otra de las posibles consecuencias del uso de biocombustibles, la más usada por sus detractores, es la reducción en la disponibilidad de alimentos y el aumento en los precios.
En esta línea, y pese a las protestas de colectivos ecologistas, la canciller alemana Ángela Merkel ha suscrito el pasado miércoles un acuerdo con Brasil sobre el comercio de biocombustibles.

Ambos países han pasado por alto las revueltas de las últimas semanas por el hambre, tras un aumento fulminante de los precios de los alimentos de primera necesidad. Los expertos lo atribuyen, en parte, al aumento de la demanda de "materias primas renovables" para la producción de biocombustibles.

Lula, contra los ecologistas
Brasil es, después de USA, el segundo mayor productor mundial de biocombustibles. Su presidente, Lula da Silva, ha defendido el uso de los biocombustibles. A su juicio, la producción no se da en gran escala como para atribuirle el actual alza internacional de los precios de los alimentos.

Además, Lula ha insistido en que los biocombustibles permiten a los países en desarrollo reducir su dependencia del petróleo, y ofrecen un producto que puede ser vendido al mundo industrializado, al tiempo que se reducen las emisiones de gases causantes del calentamiento global.

Pero los ecologistas no comulgan con los argumentos del mandatario brasileño. Buena parte de los biocombustibles se están obteniendo a partir de plantas cultivadas en Brasil y el sudeste de Asia, en donde las selvas están siendo destruidas para establecer cultivos.

La ONU también pide mesura
También las Naciones Unidas han instado a la Unión Europea y a Estados Unidos a limitar sus programas de biocombustibles. "En Estados Unidos, este año un tercio de la cosecha de maíz va a parar a los depósitos de gasolina, lo cual supone un duro revés para las reservas mundiales de alimentos".

¿Combustibles, medio ambiente o alimentos? El informe de la Universidad de Barcelona trata de responder a esta cuestión.

Los biocombustibles contribuyen a la carestía del precio de los alimentos, dice. Y cita como ejemplo a Estados Unidos, donde el precio del maíz aumentó a su valor más alto en 10 años debido a la creciente demanda de bioetanol derivado de maíz.

Además, subraya que la única forma de frenar la dependencia de los combustibles fósiles es modificar los patrones de consumo con medidas de ahorro energético y diversificación de las fuentes de energía.

El Progreso, España, 19-5-08

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