La FAO pide aumentar los incentivos para una agricultura más ecológica

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“La agricultura emplea a más personas y consume más tierra y agua que cualquier otra actividad humana”, subraya el Director General de la FAO, Jacques Diouf en el prólogo al documento. “Tiene el potencial –explica- de degradar las tierras, el agua, la atmósfera y los recursos biológicos del planeta, o de mejorarlos, en función de las decisiones que tomen los más de dos mil millones de personas cuyos medios de vida dependen directamente de los cultivos, la ganadería, la pesca o los bosques. Por ello es esencial que estas personas cuenten con los incentivos adecuados”

El aumento de la población, el rápido desarrollo económico, la creciente demanda de biocombustibles y el cambio climático están ejerciendo una gran presión sobre el medio ambiente en todo el mundo. Por ejemplo, la agricultura tiene el reto de alimentar a una población mundial que pasará de seis a nueve mil millones de personas en 2050.

Una de las razones principales para la degradación medioambiental es la percepción de que la mayoría de los servicios que nos presta la naturaleza son gratuitos. No son propiedad de nadie y no hay que pagar a nadie por ellos, y los campesinos reciben escasos incentivos para protegerlos. Además, los subsidios que fomentan la producción de productos comerciales a expensas de otros servicios medioambientales pueden agravar su degradación.

Incentivos

Los precios actuales tienden a favorecer la producción de alimentos, fibra y de forma creciente, biocombustibles, pero habitualmente infravaloran otros servicios positivos que ofrecen los campesinos, como el almacenamiento de carbono, control de inundaciones, suministro de agua potable o la conservación de la biodiversidad.

Los campesinos pueden alcanzar mejores resultados medioambientales, pero necesitan ser incentivados para ello. El pago por servicios ambientales representa una forma de incrementar los incentivos para las prácticas agrícolas adecuadas, y a menudo para compensar la contaminación generada por otros sectores.

Sin embargo, “en algunos casos los pagos pueden tener también efectos adversos en la pobreza y la seguridad alimentaria, sea a través de una reducción del empleo agrícola o en la subida de los precios de los alimentos”, indicó Diouf.

Sumidero de carbono

Los campesinos deberán desempeñar un importante papel para mitigar los efectos del cambio climático, según indica el informe de la FAO. La agricultura tiene un rol fundamental como “sumidero”, ya que retiene y almacena los gases responsables del efecto invernadero, en especial en forma de carbono en el suelo, plantas y árboles. La menor deforestación, la plantación de árboles, la reducción del laboreo, el incremento de la cubierta vegetal y la correcta gestión de los pastizales pueden, por ejemplo, llevar al almacenamiento de más de dos mil millones de toneladas de carbono en unos 50 países entre 2003 y 2012.

“Los pagos bien estudiados por servicios ambientales son una forma de ayudar a los campesinos para que cambien sus prácticas de uso del suelo y que la agricultura sea más respetuosa con el medio ambiente”, según Leslie Lipper, economista del medio ambiente. “Son pagos para servicios reales que ofrecen los campesinos, al igual que se les paga por el café o el arroz que producen”, añadio Lipper.

Programas de pago

El informe señala que los pagos pueden adquirir una gran variedad de formas, ya que se trata de transacciones voluntarias que atañen a los campesinos, comunidades locales, los ciudadanos que pagan impuestos, consumidores, empresas y gobiernos. Pueden ser pagos directos por los gobiernos a los productores, o indirectos, como la cantidad extra que pagan los consumidores por el café cultivado a la sombra (más sostenible, ndr).

Existen cientos de programas de pago por servicios ambientales que se ejecutan hoy en día en todo el mundo, en su mayor parte iniciativas para conservar los bosques. “Pero relativamente pocos programas de pago por estos servicios están dirigidos a los campesinos y tierras agrícolas de los países en desarrollo”, señala el documento.

“Si se proyectan de forma adecuada, los programas de pago por servicios ambientales pueden beneficiar igualmente a muchos de los más de mil millones de pobres en los países en desarrollo y que viven en ecosistemas frágiles”, aseguró Lipper. Por ello es necesario realizar con gran cuidado la selección de los campesinos, así como el control de la entrega de los servicios ambientales”.

Agricultura, Internet, 16-11-07

Comentarios

19/11/2007
Biocombustibles, por Luis Monasterio Opazo
BIOCOMBUSTIBLES:..¡CUIDADO!

Seamos MESURADOS ante esta algarabía que existe por los biocombustibles. Se está abordando el tema en forma reduccionista, desestimando varios aspectos negativos de una producción indiscriminada, tanto para la Naturaleza como para el Calentamiento Global. No se está yendo al fondo del problema que se soluciona en gran medida REDUCIENDO EL CONSUMO DE ENERGÍA. Debo aclarar que no estoy en contra de los biocombustibles ni de su desarrollo, pues pueden ser sustentables en el tiempo, siempre que se produzcan y usen RACIONALMENTE.

Considerando lo que dice la 1ª Ley de la Termodinámica “LA ENERGIA NO SE CREA NI SE DESTRUYE, SOLO SE TRANSFORMA”, podremos concluir que la cantidad de energía contenida y disponible en los vegetales, que serían la base se los biocombustibles, depende de un flujo constante, pero limitado. Este dependería, entre otros aspectos, del clima y de la cantidad de días con sol.

El máximo de energía disponible en estos vegetales (ver: representación esquemática más adelante) será la que estos puedan obtener, solamente, en la superficie que ocupen. En otras palabras, si tenemos una hectárea de vegetales para ser transformados en biocombustible, la energía disponible de aquellos NUNCA será superior a la cantidad de energía que ha entregado el sol en dicha superficie, en el período en cuestión. Como dato diremos que la energía que recibe la tierra proveniente el sol es de 1 (caloría por centímetro cuadrado por minuto).

EJEMPLO:

Un techo de una casa de 10 x 10, (100 metros cuadrados), recibirá, en un día caluroso, 1.000 Kilocalorías por minuto. El techo de 100 (m2) recibe, 500.000 (Kcal por día). Este calor es equivalente a quemar 53 (litros) de gasolina.

Para ilustrar más claramente, mostraremos una representación esquemática del flujo de energía proveniente del sol, y cuanta sería la energía disponible para la producción del biocombustible.






Observando, vemos que la cantidad de energía proveniente del sol es:(5.000.000 Kilocalorías por metro cuadrado al año) y solo podemos utilizar 2000 (sólo un 0,04 por ciento del total), que sería la que acumulan los vegetales en este período, algo que a simple vista nos dice que es bastante escasa, para la creciente e irracional demanda actual.

Aclarado en parte el tema de la energía que pueden almacenar los vegetales (0,04%), sólo nos cabe suponer que para cubrir la creciente demanda, se tendría que aumentar las superficies de cultivo para tal fin, y no debemos olvidar que los suelos fértiles son escasos y no estarían todos disponibles porque también tenemos que comer, recrearnos y mantener nuestra biodiversidad.

Todo el petróleo proviene de la descomposición de antiquísimos vegetales, que tomaron parte de la energía del sol y a través de un proceso de millones de años se logró el producto. El consumo a gran escala de éste, solo data de no más de un siglo y por lo visto tiene sus días contados. Ahora bien, si el petróleo que demoró millones de años en formarse está siendo “devorado” en poco más de un siglo, ¿que podríamos esperar de este nuevo biocombustible que demora solo un año?.

Por otro lado ¿quién ha reparado en que al producir biocombustible de los restos de vegetales (hojas, ramas, semillas, etc), como proponen algunos, provocaríamos un DESEQUILIBRIO en el delicado proceso de regeneración natural de los suelos?. Las hojas y ramas que caen al suelo sirven para la formación del HUMUS, que es uno de los encargados de la manutención y fertilidad de los suelos. Si se llegase a cortar este ciclo natural, las consecuencias serían altamente peligrosas para la subsistencia de los vegetales en la tierra, que entre sus tantas cualidades tienen la de extraer el CO2, principal culpable del calentamiento global.

Imaginemos el FUTURO con este biocombustible. En primer lugar, ¿qué va a pasar con las Grandes Selvas que aún quedan en el planeta?. Las Trans- Nacionales de los combustibles tratarán de convencer a los Gobiernos de los distintos Países que sería más rentables convertirlas en biocombustible que mantenerlas como Selvas. En segundo lugar, a muchos Agricultores les va a ser más rentable sembrar vegetales apropiados y específicos (transgénicos) para los biocombustibles, que tener arbolitos frutales, flores, yerbas, hortalizas, legumbres, cereales u otros. En tercer lugar, las grandes Alamedas, jardines y parques no serán rentables como tales, así que serían transformadas en el tan esencial (..?) biocombustible.

En fin, creo que si se sigue esta política del crecimiento indefinido, de competitividad y por ende de consumo desenfrenado de energía, el paisaje terrestre se transformará en un gran DESIERTO VERDE. Que no nos vaya a pasar lo del “Rey Midas”, que todo lo que toquemos lo transformemos en BIOCOMBUSTIBLE y muramos de sed y hambre.

La verdadera solución, está en nuestras manos “REDUZCAMOS EL CONSUMO DE ENERGÍA” y cambiemos nuestra conducta depredatoria, pero, ¡ahora! y así podremos ocupar petróleo o biocombustible en forma racional y… por largo tiempo.

Luis Monasterio Opazo
Ingeniero U de C
lmonasterio@accionecologica.cl Diciembre 2006