La actividad humana está provocando la desaparición de especies vitales

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Nadie duda del impacto que tiene el ser humano en el ecosistema, pero lo que se desconocía es en qué medida lo está cambiando o cómo actúa el ecosistema ante tal agresión

Ahora, un equipo de científicos cree haber dado respuesta a estas preguntas.

Su estudio publicado en la revista científica Nature, trata de explicar cómo se comportan y evolucionan los ecosistemas naturales, pues la actividad humana está provocando la desaparición de especies vitales para la supervivencia del propio ser humano.

La investigación fue realizada por Ricard V. Solé, responsable del Laboratorio de Sistemas Complejos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona; José M. Montoya, actualmente en la Universidad Queen Mary de Londres y por el ecólogo Stuart Pimm, de la Universidad de Duke, EE.UU.

El equipo pergeñó una teoría que podría predecir qué especies podrían desaparecer en los próximos años.

Se trata, consideran ellos, de un principio universal expresado en forma de ecuación matemática que relaciona el número de conexiones entre las especies y cómo se va a comportar el sistema si alguna de ellas se ve afectada.

Teoría desvelada

En los ecosistemas, la mayor parte de las especies tienen una o dos conexiones, bien sea depredación, o relaciones más cooperativas, como la de una planta y su polinizador.

Pero también un escaso número están altamente conectadas, explicó el biólogo José M. Montoya a BBC Mundo.

Si estas últimas, las más conectadas, se extinguen, otro gran número se extinguiría como consecuencia.

Tal es el caso de la pérdida de una mariposa que poliniza a cien especies de plantas diferentes que dependen únicamente de ella para sobrevivir: si la mariposa desaparece, desaparecen las plantas.

A estas especies las podemos llamar especies clave, pues su desaparición provoca una cascada de extinciones.

Algunas perturbaciones humanas tienden a afectar a estas especies clave, como es el caso de la pérdida de hábitat.

Para predecir el tiempo de extinción de una especie se necesita introducir estas redes ecológicas en modelos de ordenador, teniendo en cuenta las interacciones entre especies, y el tiempo de vida de las mismas.

De este modo, podemos saber cuanto tiempo pasará para que una especie se extinga después de que otra lo haga.

En el articulo publicado en la revista Nature, estos científicos plantean que aun es necesario mucho trabajo en este tipo de modelos matemáticos.

Pero parecen tener algunas pistas observando la actual tasa de extinción de especies de distintos grupos de animales y plantas.

Se predice, por ejemplo, que si ahora apareciese una nueva especie de ave o mamífero por medio de la selección natural de Darwin, la esperanza de vida de esta especie sería de 200 a 400 años, cuando en un periodo de extinción "normal" (la llamada extinción de fondo), viviría unos diez millones de años.

Un ejemplo paradigmático es el caso del jaguar de la isla Barro Colorado en Panamá.

La fragmentación de su hábitat limitó su espacio vital hasta llevarlo a la extinción. En ausencia del jaguar, los roedores se multiplicaron y devoraron sin medida las semillas de acacias, que acabaron declinando en la isla. La especie clave es el jaguar y no el roedor, aseguran los científicos.

La sexta gran extinción

Y es que según estos científicos, la desaparición de las especies es tan grande, que podemos calificarla de "sexta gran extinción". La quinta ocurrió hace 65 millones de años con la desaparición de los dinosaurios.

"Uno de estos patrones implicaría a muchas especies con pocas conexiones entre ellas, y otro sería aquél con pocas especies pero muy conectadas entre si."

"La actual gran extinción se podría decir que es única. Primero porque es provocada por una única especie, la humana, mientras que las otras extinciones fueron provocadas por causas externas. Segundo, porque es la extinción más intensa de todas", aseguró José M. Montoya en diálogo con BBC Mundo.

"Si una nueva especie apareciera ahora, su esperanza de vida sería de unos cien o doscientos años. Antes, la esperanza de vida de una especie era de diez millones de años."

Según José M. Montoya lo importante de esta sexta extinción es que todas las predicciones que se hacen del futuro, saber por ejemplo, cuantas especies van a desaparecer en 50 o 100 años, no tiene en cuenta estas redes de interacciones que se analizan en la investigación que hicieron.

Es decir, "no se tienen en cuenta las consecuencias de la extinción de estas especies en el ecosistema. El llamado efecto dominó".

Darwin iba por buen camino

El estudio de Montoya se hace eco de lo que Charles Darwin ya calificó metafóricamente de 'tangled bank' o terreno complicado, aludiendo a las intrincadas interacciones que observaba en las especies de los diferentes ecosistemas, relaciones entonces difíciles de comprender.

La investigación demuestra que las interacciones entre especies (redes ecológicas), a pesar de su gran complejidad, presentan unos patrones bien definidos, y por lo tanto, son inteligibles.

En el estudio de estos investigadores se insiste en que las interacciones entre las especies en un ecosistema son diversas, pero es posible conocer los patrones de interacción de sus especies.

En la naturaleza, como pasa en las sociedades humanas, cada especie está mejor conectada de lo que parece, de forma que un cambio en una de ellas tiene efectos casi inevitables en otras muchas dentro el ecosistema, según los expertos.

Los autores del estudio ilustran este asunto con la siguiente comparación: "Cuando un árbol cae en un bosque húmedo, todas las especies que, de alguna manera, tienen que ver con él, y que constituyen un sistema complejo, parecen tomar rápidamente conciencia del hecho".

"Así, las interacciones entre especies en un ecosistema son diversas. Los parásitos, los herbívoros o los depredadores establecen relaciones de tipo antagónico, lo cual significa que de la relación entre dos especies, sólo una de ellas logrará un beneficio directo".

"En cambio, otras especies operan de forma mutualista, es decir, establecen una relación en la cual ambas partes obtienen algún beneficio inmediato. Es el caso, por ejemplo, de la polinización de las flores que realizan insectos como las mariposas", explica Montoya.

El ecosistema y sus reglas

"Todas estas redes tienen elementos en común. De este modo, la malla o red de interacciones definida por estas relaciones se presenta siguiendo dos patrones distintos".

"El efecto de eliminar una especie muy conectada puede ser desastroso para el ecosistema, ya que puede generar una cascada de extinciones y el colapso de la red", asegura a BBC Mundo el biólogo José M. Montoya.

"Este hecho, asegura Montoya, podría tener implicaciones importantes en el futuro de la biodiversidad, la cual está experimentando un proceso de degradación muy rápido y que algunos científicos comparan con anteriores episodios de extinción masiva de especies."

La Flecha, Internet, 27-7-06

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