México: en compra de bebidas y refrescos se gastó cuatro veces el presupuesto de la SRA

Crece dependencia alimentaria; en este sexenio, importaciones por 50 mil mdd. Esa cifra representa 40.5% del valor de la producción agropecuaria, silvícola y pesquera

Cada vez más lejos de la autosuficiencia, México destinó más de 49 mil 500 millones de dólares a la importación de alimentos en los últimos cinco años, indican informes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

Esa cantidad representa 40.5 por ciento del valor de la producción agropecuaria, silvícola y pesquera nacional, obtenida en el mismo periodo, e implica que en el gobierno del presidente Vicente Fox Quesada, la importación de alimentos ha superado en 40 por ciento a la realizada por su antecesor en un lapso similar.

Según los informes del INEGI, el monto de los recursos destinados a la importación de alimentos durante esta administración, equivale a 54 por ciento de las divisas obtenidas por la exportación de petróleo crudo en los últimos cinco años.

En el seno de una profunda crisis rural, reflejada en la emigración de al menos 2 millones de personas a Estados Unidos en el curso de este gobierno, de acuerdo con las estimaciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), entre cereales, frutas, hortalizas, semillas, productos de la molienda, carnes y despojos, huevos, leche, miel, pescados, crustáceos y grasas, forman tan sólo una parte de la larga lista de alimentos adquiridos en el exterior en detrimento de la producción nacional.

El pago por la importación de éstos y otros alimentos representa 72 por ciento del ingreso de las remesas de trabajadores mexicanos desde el exterior a sus familiares entre 2001 y 2005. De tal manera que casi tres de cada cuatro dólares de esos recursos, nuevamente salieron del país para traer comida de fuera en este periodo.

La pinza

México perdió la autosuficiencia alimentaria desde 1972 e hizo todavía esfuerzos institucionales para recuperarla hasta 1982. A partir de 1983 se impuso paulatinamente la fórmula de que resultaba más barato importar alimentos que producirlos, y poco a poco fue desmantelado el aparato institucional de apoyo a los campesinos y agricultores mexicanos, como los precios de garantía, los centros de acopio y comercialización, así como la diversidad de formas crediticias que prevalecen en el medio rural.

Sin embargo, la pinza se cerró durante el gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando el Congreso aprobó modificaciones al artículo 27 de la Constitución para permitir la venta de tierras ejidales y comunales, en el contexto de la inminente firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La pinza se cerró y enmedio quedaron los indios y campesinos atenazados. Hoy se importan productos agropecuarios subsidiados por otros gobiernos, efectivamente a precios más baratos que los producidos internamente. Pero la producción agropecuaria, silvícola y pesquera del país, representa actualmente 3.4 por ciento del producto interno bruto cuando, ya en descenso, en 1995 aportaba 5.2 por ciento al valor total de la producción nacional.

La emigración hacia Estados Unidos es de tal magnitud que hasta las estimaciones oficiales de población para 2005 fallaron. Los resultados preliminares del segundo Conteo Nacional de Población y Vivienda revelaron que el año pasado había en el país 1.7 millones de habitantes menos de los que se esperaba.

En tanto, la importación de alimentos se mantiene en ascenso. De acuerdo con el Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías, entre 1995 y 1999 ingresaron al país productos alimenticios por un valor de 29 mil 559 millones de dólares. Pero entre 2001 y 2005, la dependencia alimentaria se disparó y el país gastó 49 mil 547 millones de dólares.

Por tipo de productos, el Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías tiene registros donde se observa que son los alimentos básicos donde el país enfrenta la mayor carencia e insuficiencia de producción. Así, durante el actual gobierno se han importado, por ejemplo, 9 mil 500 millones de dólares en cereales; más de 10 mil 600 millones, en carnes y despojos animales; 8 mil 400 millones, en semillas; 3 mil 100 millones de dólares en grasas animales y vegetales.

La lista es larga e ilustrativa. Da cuenta que por la compra de frutas y hortalizas se enviaron al exterior casi 4 mil millones de dólares, mientras que por la compra de leche, lácteos, huevo y derivados, se pagaron 4 mil 500 millones.

Gracias a la modernidad, los mexicanos ahora pueden disfrutar de sopas (de pasta para elaborar o instantáneas, así como ya preparadas), sazonadores (en polvo o líquidos) pero su costo fue de 3 mil 700 millones de dólares.

Para saciar la sed, en bebidas naturales, refrescos, cervezas, entre otros, el gasto fue de 2 mil 100 millones de dólares, cantidad casi cinco veces superior a la que el gobierno mexicano destinó este año a la Secretaría de la Reforma Agraria.

La Jornada, México, 29-3-06

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