México: los trabajadores agrícolas, "pobres entre los pobres"

Idioma Español
País México

Los trabajadores agrícolas que forman la migración interna del país son "pobres entre los pobres"; sus derechos humanos y laborales son pisoteados por los patrones, entre ellos extranjeros, que los explotan y tienen viviendo en condiciones infrahumanas, afirmó Clara Ochoa Méndez, titular del Consejo Estatal de Población

La mayoría proviene de zonas indígenas de Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Primero buscan trabajo en lugares cercanos, en los municipios más poblados, otros van hacia las grandes ciudades, entre ellas el Distrito Federal, Guadalajara y Puebla, y muchos más buscan laborar en el campo, por sueldos que no rebasan los 60 pesos.

Trabajan en los cultivos y cosechas de frutas y hortalizas en Sinaloa, Guanajuato y Michoacán, entre otras entidades, comentó Ochoa Méndez, quien sostuvo que tiene un proyecto de investigación, no obstante que en las visitas que han hecho a esos lugares pudo constatar que hay familias que viven hacinadas en galerones, otras en cuartos reducidos con techo de cartón.

En los cultivos de melón y de otras frutas y hortalizas los patrones son extranjeros que rentan por 3 mil pesos al año una hectárea, pero lo más grave es que al usar en exceso el fertilizante químico están echando a perder las tierras.

"Esos empresarios no viven en el estado, tiene capataces que se encargan de organizar la producción", indicó.

En Michoacán, las regiones de Apatzingán y Zamora, Yurécuaro y el Bajo Balsas laboran los jornaleros agrícolas en condiciones deplorables que se asemejan mucho con la esclavitud, pues prácticamente son utilizados para cosechar y cargar los productos hasta los camiones de carga, indicó.

Sostuvo que los recursos que destina la Secretaría de Desarrollo Social son mínimos, pues no sirven de mucho 4 millones de pesos para atender a 100 mil jornaleros que carecen de los servicios más elementales, y sobre todo los niños que no tienen acceso a la educación y que también trabajan al parejo que sus padres.

La Jornada, México, 7-9-06

Comentarios