México: maíz y seguridad nacional

Idioma Español
País México

México es el centro de origen y difusión del maíz

Este es la base de nuestra alimentación y más allá de ser un bien comercial, conlleva prácticas culturales que contribuyen a fortalecer el tejido social en todo el país.

En el territorio nacional, desde hace cientos de generaciones, los campesinos realizan un proceso de selección genética. Dentro de ese trabajo, ellos y los indígenas intercambian semillas, en áreas cercanas y en lugares lejanos. Así, un campesino oaxaqueño que acude anualmente a Sonora al trabajo agrícola, puede llevar consigo semillas de maíz.

Una de las características del maíz, que constituye una riqueza, es la facilidad con que pueden polinizarse las plantas entre sí. Esto permite que haya un sinnúmero de variedades.

Los indigenas y campesinos han desarrollado métodos que les permiten contar con semillas para plantar en el siguiente ciclo agrícola. La visión occidental considera que se pueden conservar estas semillas en instalaciones especiales o bancos de germoplasma, que pueden estar inclusive fuera del país.

Además de los riesgos que esto conlleva, al hacerse la colecta de semillas sin autorización, se ha demostrado que un número importante de las que se conservan en los bancos de germoplasma ya no germinarán. Muchas de las colectas se hicieron hace más de 20 años; en cambio, el campesino las actualiza en cada ciclo agrícola. Por ello, la mejor manera de proteger al maíz es precisamente en las parcelas.

Al mismo tiempo, el maíz puede contaminarse a grandes distancias con maíces nocivos, como los transgénicos.

Estos se preparan en laboratorios y se patentan. En Estados Unidos, 30 por ciento del maíz que se produce es transgénico; allí no lo separan del resto de los granos.

México importa miles de toneladas de maíz, parte del cual es transgénico.

Si se contamina otra parcela con maíz transgénico importado o producido aquí, como desean las transnacionales y algunas autoridades mexicanas, el campesino puede ser demandado por los dueños de las patentes, como ya ha ocurrido en Canadá y Brasil. Más grave aún es que al contaminarse se pierden los maíces criollos o nativos resultado del trabajo genético de siglos.

El maíz es un patrimonio de todos los mexicanos y un recurso que puede aprovechar la humanidad, pues ocupa el segundo lugar en la producción de cereales en el mundo.

Esto se concluyo en el taller El Régimen de protección especial del maíz en la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, convocado el 12 de junio por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados.

Ante la insensibilidad de las autoridades que plantean un acuerdo de manera irregular y fuera de la ley, para permitir de inmediato la siembra de maíz transgénico, los participantes concluimos, entre otras cosas, que esto es inaceptable, y que el régimen de protección al maíz debe ser un asunto de seguridad nacional que nos compete a todos.

xm.moc.oohay@44ircram

La Jornada, México, 20-6-06

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