Monsanto miente a las Autoridades de Normas Publicitarias, pero queda al descubierto

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Mark Wells, un campesino que desarrolla la agricultura orgánica en la región de Wild Coast, en Sudáfrica, retó la afirmación hecha por Monsanto en un anuncio donde dice que no se han reportado reacciones adversas a los alimentos genéticamente modificados. La falsa afirmación fue hecha en un anuncio publicitario que apareció en la popular publicación “Your Magazine”, el día 15 de febrero de 2007. Wells presentó evidencias en contra de la afirmación de Monsanto

Posteriormente, se creó un panel de arbitraje de ocho miembros, presidido por Mervyn King SC, ex–juez de la Corte Suprema, cuyo directo e incisivo “Gran Informe sobre el Gobierno Corporativo” ha sido acogido como la Biblia del gobierno empresarial.

En vista de las presunciones de hecho que produjo la queja, las Autoridades de Normas Publicitarias (ASA) abrieron el proceso alegando que la cuestión a analizar por ellos era si el anuncio violaba o no dos secciones del Código de Práctica:

1. La debida sustentación
2. Las afirmaciones falsas

Al analizar la sección sobre la sustentación en primer lugar, la ASA dijo que le corresponde al anunciante sustentar la afirmación.

Finalmente, Monsanto se dirigió a la ASA afirmando que guardaba un estricto código de conducta y que el MON 863 no era un producto de ellos.

La realidad es que el MON 863 sí es un producto de Monsanto y que este ocultó evidencias de serios daños causados al hígado y los riñones de ratones, demostrados durante las pruebas que hizo Monsanto con el maíz genéticamente modificado, hasta tanto se ordenara su exposición por una corte de Alemania. Además, Monsanto había solicitado un permiso a las Autoridades Sudafricanas para el Control de la Modificación Genética con el objetivo de lanzar su producto MON 863.

Seguidamente, Monsanto insistió que después de que los ratones sufrieron el efecto dañino, contrató a cinco científicos «independientes» para analizar la información del experimento, quienes llegaron a la conclusión de que el MON 863 no producía reacciones adversas como alegaba el demandante.

Después, Monsanto cambió el tema y solicitó al ASA que en lugar de concentrarse en los experimentos debía tener en cuenta los beneficios del maíz genéticamente modificado.

La sección sobre la sustentación, del código, establece que cualquier anunciante debe ser capaz de sostener cualquier afirmación de forma objetiva basado en evidencia documentada, que emane de una fuente experta independiente, confiable y aceptada por ASA, que subrayó esa cláusula.

Los abogados de Monsanto sacaron debajo de la manga una carta de los Laboratorios Covenance, en los Estados Unidos de América que decía que dichos laboratorios no tenían vínculos con Monsanto.

Después de analizar la carta de Covenance, la Corte Suprema decidió que los beneficios del «maíz genéticamente modificado» no tenían nada que ver con el caso que les ocupaba. Después de haberle dado a Monsanto todas las oportunidades para que sustentara su afirmación, Monsanto no pudo lograrlo. La carta de Covenance no hacía mención alguna al asunto que había sido sometido a consideración de ASA.

«La afirmación a la que se refiere el demandante es falsa, al decir: este es uno de los alimentos bajo mayor control y experimentación, y jamás se ha reportado reacciones adversas o negativas al mismo. Expresa abiertamente que en ninguno de todos los estudios realizados en este caso nunca se han reportado efectos negativos».

Sin hacer referencia al hecho de que Monsanto hizo perder el tiempo a un panel de ocho miembros y que asistió a la vista oral con la consciencia sucia, se le informó respetuosamente a Monsanto que su afirmación carecía de sustentación y violaba el Código de Práctica. El ASA además dictó que la afirmación como la afirmación carecía de sustento no era necesario analizar si era falsa.

Se le ordenó a Monsanto retirar inmediatamente su anuncio y dada la advertencia, que es aplicable a todos los anunciantes, en el futuro debía asegurarse de poder sustentar cualquier otra afirmación en el futuro antes de publicarla.

En enero de este año, un tribunal francés le impuso a Monsanto una multa por 15,000 Euros (19,000 dólares) por dar información falsa al público sobre el impacto ambiental de la aplicación de herbicidas conocidos como Roundup.

Un ex presidente de la filial de Monsanto en Francia «Monsanto Agriculture France» fue declarado culpable por emitir anuncios falsos al presentar a los productos Roundup como biodegradables y afirmar que dejaban el suelo limpio después de su uso. El distribuidor francés de Monsanto Scotts France también recibió una multa por 15,000 Euros.

En el año 2005, se descubrió que Monsanto contrabandeaba hacia Indonesia algodón genéticamente modificado, producido en Sudáfrica, haciendo ver que era arroz. Se le impuso una multa por sobornar a funcionarios de Indonesia.

Este mismo mes, una segunda investigación sobre la existencia de otra variante de maíz genéticamente modificado, de Monsanto, conocido como NK 603, demostró que dicho maíz es potencialmente tóxico para el consumo humano. El NK 603 ha sido aprobado como alimento y para producir pienso, su propagación fue aprobada en Europa y en las Filipinas. La nueva investigación, que llevó a cabo el instituto científico investigativo de Francia CRIGEN, involucra a la firma de biotecnología de Monsanto y su producción de maíz NK 603 GMO (comercializado bajo la marca Round-up Ready), que fue aprobado como alimento humano y animal en el país, en el 2003, y su generalización en el 2005.

Los ratones a los que se les suministró el maíz genéticamente modificado presentaron diferencias significativas en su talla, así como en su peso, al ser comparados con los que consumieron el maíz normal. Se observaron y reportaron casi 70 diferencias importantes—12 de acuerdo con los parámetros hematológicos, 18 relacionadas con la química clínica, nueve relacionadas con parámetros químicos de la orina, seis relativas al peso de sus órganos (cerebro, corazón e hígado), 14 relacionadas con el peso corporal y sus cambios, y ocho relativas a la alimentación. Lo más alarmante fue la disminución en el tamaño de sus cerebros. Los científicos advirtieron el peligro de este fenómeno para los niños durante su crecimiento.

A continuación presentamos el anuncio sustentado por Monsanto, que hubo de ser retirado después del proceso:

Cuenta usted con alimentos sanos?
La Biotecnología- sus realidades

Con respecto a la seguridad de los productos alimenticios genéticamente modificados, aunque la biotecnología siga siendo la fuente de incertidumbre para muchas personas, y después de veinte años de investigaciones y diez de su uso comercial, se ha descubierto que son tan saludables, nutritivos y seguros como cualquier producto normal. Todos los granos genéticamente modificados, cuya comercialización ha sido aprobada, cumplen estrictamente los requerimientos de seguridad ambiental y alimentaria impuestos por las autoridades de control de los mismos en todo el mundo. Este es uno de los alimentos que han sido sometidos a las más extensas y controladas pruebas, y no se han reportado jamás reacciones adversas al mismo. En realidad, estos productos innovados ofrecen un valor nutritivo mejorado, que incluye un enriquecimiento en vitamina A, proteínas y antioxidantes, así como brindan mayor seguridad alimentaria a través de la eliminación de alérgenos y anti-nutrientes. En breves palabras, lo puede consumir con toda confianza!

Un producto con sabor, sano, nutritivo y seguro.

-- Trevor Wells es miembro del Farmers Legal Action Grop, Sudáfrica

Mathaba, Internet, 2-07-07

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