Mujeres de AL demandan pleno reconocimiento de sus derechos

En busca de una política agrícola y social que las incluya, mujeres de 19 países de América Latina y el Caribe acordaron una alianza para salvaguardar la agricultura familiar y defenderse del proyecto de globalización, elevar el índice de escolaridad en sus comunidades, eliminar la violencia, fomentar mejores sistemas de salud y lucha por su reconocimiento como sujetas de derecho

Al término del segundo encuentro Mujeres Rurales de América Latina y El Caribe, reunión a la que acudieron 260 campesinas e indígenas del cono sur y el Caribe, las participantes destacaron que las une el trabajo productivo y comunitario, el deseo de transformar sus sociedades y su proceso de organización, aunque también su aspiración para solucionar problemas de pobreza, migración, exclusión, racismo y discriminación.

Durante cinco días, en Tlaxcala, mujeres de Perú, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Brasil, México, Argentina, Uruguay, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, entre otras naciones, hablaron de deseos, actividades y carencias.

"Algunas mujeres no conocemos nuestros derechos y tenemos dificultades para compartir las obligaciones familiares con los hombres. Las negras, indígenas y aborígenes somos más discriminadas, maltratadas, violentadas y explotadas", dijeron.

En la declaración final, las mujeres consideraron que la violencia de género es un mal social con rostros diferentes.

"La tasa de homicidios ejercida por parejas, ex parejas, padrastros y novios ha aumentado en nuestros países; en algunos somos víctimas de la violencia de militares y paramilitares, pero en ninguno existen análisis oficiales que permitan profundizar en las causas de suicidios y asesinatos de mujeres en el medio rural. En muchos no hay un marco jurídico que las proteja de esa violencia", señalan.

Esa situación se suma al drama vivido por miles de mujeres campesinas que carecen de servicios de salud, que siguen muriendo por parto, pues la tasa de mortalidad materna de dicho sector es de 600 por cada 100 mil bebés nacidos vivos.

"La falta de servicios básicos y bienestar social provoca muchas enfermedades y mortandad, abortos inseguros y embarazos en adolescentes. El personal de salud es, en general, poco profesional y distante de las creencias, valores y costumbres de las mujeres rurales", aseguraron las participantes

Advirtieron que la economía agrícola que impulsan los tratados de libre comercio está eliminando las políticas alimentarias de cada país. "Se está generando una peligrosa dependencia y sumisión frente a los países ricos; nuestros granos básicos podrían desaparecer y ser sustituidos por transgénicos".

Estragos de los tratados comerciales

El libre comercio está agudizando la po-breza en el campo; en cambio, la migración trae consigo deterioro familiar, drogadicción, propagación del sida y mayor carga de trabajo para las mujeres, "quienes se quedan al frente de la familia y la producción", establecen.

Ante esa situación, las participantes acordaron fortalecer alianzas estratégicas con mujeres con representación política; pugnar porque cada país cuente con una ley de equidad de género que involucre educación formal y no formal, pública y privada, y luchar por la democratización de los medios de información, para que muestren con objetividad la realidad de las mujeres del campo y no desvirtúen sus valores culturales e identidad.

Aseguraron que, desde sus respectivas organizaciones, lucharán para que se cumplan los convenios y tratados internacionales de derechos humanos, de la mujer y de pueblos indígenas y amazónicos, y exigirán a sus gobiernos una política de género para el sector agropecuario que garantice apoyo técnico y financiero a las unidades de producción dirigidas por mujeres.

Antes de concluir su encuentro, las mujeres acordaron cerrar filas para evitar la privatización de tierras y recursos naturales; defender territorios indígenas y tierras comunales, y no ceder en la búsqueda de aprobación de normas y procedimientos que garanticen el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra.

La Jornada, México, 3-10-05

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