Organizaciones rechazan propuesta de Banco Mundial de financiar a empresa Calyx Agro

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La propuesta de la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial de financiar a la empresa Calyx Agro no fue vista con buenos ojos por organizaciones sociales latinoamericanas y europeas

El mes pasado, 15 organizaciones enviaron una carta abierta denunciando el caso y pidiendo a la Corporación que rechace el préstamo a la empresa en cuestión.

 

De acuerdo con las entidades, la CFI está discutiendo la posibilidad de conceder un préstamo de más de 30 millones de dólares a la Calyx Agro, empresa conocida por comprar tierras agrícolas en América Latina para inversores extranjeros. En la carta, las organizaciones recuerdan que, al prestar dinero a la corporación, el Banco Mundial estará ayudando no sólo a la expansión de la empresa, sino también a la ampliación de la posesión de tierra por parte de los inversores.

 

"En un momento en que los movimientos sociales en América Latina y en todo el mundo están exigiendo el fin del ‘acaparamiento de tierras de cultivo' y donde muchos de los gobiernos de la región están tomando medidas para restringir la inversión extranjera en sus tierras de cultivo, es inaceptable que una institución multilateral como el Banco Mundial esté ofreciendo apoyo directo a algunos de los actores más importantes del mundo involucrados en el acaparamiento de tierras”, comentan.

 

Además, alertan sobre el estímulo dado por la Calyx Agro a la producción de monocultivos para la exportación, tales como soja, maíz, algodón y trigo. De acuerdo con el documento de las organizaciones, muchos de los monocultivos quedan a cargo de empresas especializadas, las que utilizan "prácticas agrícolas altamente mecanizadas y químicamente intensivas, a menudo basadas en el uso de cultivos genéticamente modificados que resisten la aplicación de grandes dosis de herbicidas”.

 

Como consecuencia de este modelo, relatan problemas tanto ecológicos como sociales y económicos: pérdida de la biodiversidad, degradación del suelo, deforestación, contaminación genética, concentración de tierras e ingresos, éxodo rural, aumento de la violencia y de la inseguridad alimentaria.

 

"Mucha de la tierra antes dedicada a la producción de cereales, productos lácteos o frutas se ha convertido a la soja y el maíz para la exportación, lo que lleva a la rápida multiplicación de impactos ecológicos y sociales, así como a la escalada de precios de los alimentos básicos en la región”, recuerdan.

 

Las organizaciones rebaten además la afirmación del desarrollo económico rural presentada por la CFI como justificación para invertir en la propuesta de la Calyx. De acuerdo con las entidades, la agricultura industrial tiene efectos negativos para la población rural.

 

Como ejemplo, las instituciones que firman la carta citan el caso de Brasil. Según ellas, el 85% de las propiedades agrícolas pertenecen a grupos familiares, que son responsables por cerca del 80% de los empleos rurales. Sin embargo, ellos sólo poseen el 24,3% del territorio ocupado por propiedades. Del otro lado, las plantaciones de soja crean solamente dos puestos de trabajo por cada 100 hectáreas de cultivo.

 

"Por la presente [carta], queremos también reafirmar que la adquisición de tierras por empresas privadas no resuelve los problemas inminentes de la pobreza, el hambre y la necesidad de la reforma agraria, sino que por el contrario, pone en peligro el ya frágil sustento de las comunidades rurales”, refuerzan.

 

El documento completo está disponible aquí

 

Traducción: moc.liamg@leinad.setnarrab

 

Adital, Internet, 6-7-11

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