La soberanía alimentaria y de las semillas están en riesgo: no se adhiera al Convenio de la UPOV de 1991
Instamos a Malasia a que no se adhiera ni aplique el Convenio de la UPOV de 1991 y a que no desmantele su actual sistema de protección de las variedades vegetales, que protege el derecho de los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender semillas conservadas en las explotaciones agrícolas, la seguridad alimentaria y el margen de maniobra de las políticas nacionales. ¡Solidarícese con los pequeños agricultores malayos y defienda su derecho a las semillas! Firme esta carta conjunta antes del 10 de enero de 2026.
Las organizaciones abajo firmantes instan al gobierno de Malasia a que no elimine las salvaguardias esenciales de la actual Ley de Protección para las Obtenciones Vegetales (PNPV) de 2004 [Ley 634] y a que reconsidere su intención de adherirse al Convenio de 1991 de la Unión Internacional para la Protección para las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991).
La actual ley de Malasia proporciona un marco jurídico cuidadosamente equilibrado de protección para las variedades vegetales. A diferencia del Convenio de 1991 de la UPOV, la ley malaya protege los derechos de los obtentores comerciales de plantas, al paso que también salvaguarda los derechos de los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender semillas conservadas en sus explotaciones. La ley de Malasia también incluye salvaguardias fundamentales que no figuran en el Convenio de la UPOV de 1991, como medidas para prevenir la biopiratería, para que los obtentores comerciales depositen muestras de semillas, poner a disposición variedades protegidas en cantidades y a precios razonables y la prerrogativa del gobierno de proteger los intereses públicos y nacionales.
La adhesión al Convenio de la UPOV de 1991 desmantelará este sistema bien diseñado. Cualquier sistema que otorgue derechos de monopolio sobre las semillas requiere sólidas salvaguardias para proteger los intereses de la sociedad. La ley malaya tiene esas salvaguardias, pero el Convenio de la UPOV de 1991 acabaría con ellas. Malasia se ha ganado el reconocimiento internacional como líder entre los países en desarrollo por poner en marcha un sistema de protección de las obtenciones vegetales no basado en la UPOV y que responde eficazmente a las realidades nacionales, o sea, protegiendo a los campesinos y pequeños agricultores.
¿Por qué desmantelar un modelo exitoso en favor de un régimen UPOV rígido, inflexible y único para todos?
Así que nos alarma saber que el Ministerio de Agricultura de Malasia ha presentado recientemente al Consejo de la UPOV enmiendas a su ley para que cumpla con la UPOV 1991.
Además, eludiendo procesos democráticos de transparencia y participación con aquellos que serán más afectados por esos cambios, campesinos y pequeños agricultores. Las enmiendas propuestas representan un peligroso abandono de los intereses nacionales. Ellas van a llevar a un aumento significativo de los precios de las semillas, del control extranjero y, en consecuencia, a la disminución de la soberanía alimentaria y de semillas. El Convenio de la UPOV de 1991 sigue siendo uno de los instrumentos internacionales más controvertidos del mundo. Atenta contra los derechos de los agricultores y por eso ha provocado numerosas protestas y impugnaciones constitucionales a nivel mundial.
Por ejemplo, en 2022, la Suprema Corte de Justicia de Honduras declaró inconstitucional la ley de protección para las obtenciones vegetales basada en el Convenio de la UPOV de 1991 por violar varios tratados internacionales de derechos humanos. La sentencia se refiere explícitamente a las obligaciones de Honduras de garantizar el derecho a la alimentación de su población y el derecho a las semillas de los campesinos y los pueblos indígenas, consagrado en instrumentos internacionales.
El 27 de noviembre de 2025, una Corte de Kenia dictó una sentencia histórica en la que declaraba inconstitucional su ley que se alinea con la UPOV 1991, por limitar el almacenamiento, el uso, el intercambio y la venta de semillas de variedades protegidas conservadas en las explotaciones agrícolas9. Los resultados del alineamiento a la UPOV 1991, particularmente en los países en desarrollo, han sido negativos. En la región francófona de África, cuya Oficina de Propiedad Intelectual (OAPI) es parte del Convenio, se han observado disfuncionalidades y los beneficios prometidos siguen sin materializarse décadas después de la adhesión. Varios países desarrollados y en desarrollo se han abstenido de ratificar el Convenio de la UPOV de 1991, incluso cuando ello exigían sus compromisos en materia de acuerdos de libre comercio, al considerar incompatibles con sus sistemas agrícolas, el bienestar de los agricultores y los intereses nacionales.
Es importante señalar que el Convenio de la UPOV de 1991 se elaboró sin la participación de Malasia ni de la mayoría de los países en desarrollo (con la excepción de Sudáfrica) y se concibió para promover los intereses comerciales de la industria semillera europea.
Hoy en día, los países desarrollados —en particular los Países Bajos, Alemania, Francia, Suiza, los Estados Unidos y Japón— son los principales beneficiarios del sistema de la UPOV. Sus empresas de semillas son las que más utilizan las protecciones de variedades de plantas en países extranjeros y también controlan la mayor parte de los mercados de semillas patentadas.
Estas naciones han utilizado el Foro de Protección de las Variedades Vegetales de Asia Oriental (EAPVPF) para animar a los países del sudeste asiático a sustituir sus leyes, promulgadas democráticamente y adaptadas a cada país, por otras que cumplan con el Convenio de la UPOV de 1991. Su objetivo es claro: asegurar y ampliar el control extranjero sobre los sistemas de semillas y los mercados agrícolas del sudeste asiático.
Cabe destacar que expertos internacionales, entre ellos los relatores especiales de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, han recomendado sistemáticamente que los países en desarrollo eviten adherirse al Convenio de la UPOV de 1991 y, en su lugar, apliquen sistemas alternativos de protección de las variedades vegetales adaptados a sus contextos agrícolas nacionales.
Le instamos encarecidamente a que demuestre su liderazgo y mantenga el enfoque pionero de Malasia, preservando la actual ley, deteniendo las enmiendas propuestas para cumplir con la UPOV y reafirmando su compromiso con una protección equilibrada de las variedades vegetales, tal y como se establece en la ley actual. Le agradecemos y nos quedamos atentos a cualquier manifestación del señor.
Firme esta carta conjunta antes del 10 de enero de 2026.
¡Solidarícese con los pequeños agricultores malayos y defienda su derecho a las semillas!
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