Argentina: soja, pediatría, esquizofrenia, por Luis E. Sabini Fernández

"El problema en Argentina, con el hambre, es que la gente no come, o no come lo suficiente. Y que la “soja solidaria” ha sido presentada como el sustituto de otros alimentos y no como su complemento"

En setiembre, la Sociedad Argentina de Pediatría albergó a dos expertos en nutrición infantil, James Anderson y Ekhard Ziegler, estadounidenses (aunque presentados como “internacionales”) que desmintieron –sin señalarlo expresamente– las conclusiones a que arribara el “Plan Nacional de Alimentación y Nutrición” convocado a mediados de 2002 por el gobierno de Duhalde y presidido por su cónyuge, cuando la crisis de diciembre de 2001 estaba aún fresca, el hambre también y una serie de organizaciones del complejo sojero habían inundado el país con el plan “Soja solidaria”. Los dictámenes de unos trescientos pediatras y nutricionistas establecieron que no se debía designar leche al jugo extraído mediante cocción de la soja por carecer de calcio, que la ingestión de soja no era aconsejable para niños y absolutamente desechable para menores de dos años, por la abundancia de estrógenos que en organismos muy jóvenes pueden alterar los sistemas endócrinos y, más en general porque los déficit alimentarios ahora presentes en el país no se “arreglan” con soja sino con alimentos conocidos, “tradicionales”.

Los especialistas visitantes, a su vez, presentaron resultados de investigaciones que no sólo permiten sino aconsejan la presencia de soja en la alimentación infantil y particularmente en la de bebes, por las “excelentes propiedades nutricionales” de la soja.

¿Qué tenemos que hacer los habitantes del país? ¿Aceptar la esquizofrenia? Porque a “títulos”, nadie parece ceder la derecha a nadie. Tanto es así, que Clarín Rural hizo la crónica de la presentación de los doctores norteamericanos con la consigna “Porotos para grandes y chicos” (6/9/03).
Hay dos elementos claves para “entender” el aparente pandemonium, que no es tal.

1. Los apuradísimos representantes norteamericanos, que se despidieron, casi sin responder preguntas porque literalmente perdían el avión, fueron contactados y auspiciados por una organización cuyo nombre no apareció en “los créditos”, al menos directamente: provienen de las universidades de Kentucky y Iowa respectivamente, los auspicia la Fundación Bioquímica Argentina, los alberga la S. A. de Pediatría pero el verdadero eje de esta aparición fue Monsanto.
El consorcio que ostenta ese nombre debe sufrir arrebatos de modestia para preferir lucir diversos rótulos en sus frentes de actuación. En este caso, el anfitrión fue el International Life Sciences Institute, que con ese mismo nombre, sin traducirlo siquiera, tiene una oficina en Argentina. Y el Instituto de Ciencias de la Vida es un órgano de RR.PP. de Monsanto.
Con lo cual, el tratamiento de la soja ya no resulta hecho desde la investigación objetiva, sino desde una determinada finalidad extracientífica, ya sea filantrópica (afianzar la “soja solidaria”), geopolítica o empresarial.

2. El apuro de Anderson y Ziegler tal vez no les permitió observar el marco en el cual presentaron sus consejos elaborados a lo largo de una actividad suponemos que seria en EE.UU.: insistieron una y otra vez que la soja es perfectamente compatible con otros alimentos; que es altamente recomendable junto a otros alimentos. Que “utilizada dentro de una dieta balanceada, lo más variada posible” es absolutamente recomendable con sus mejoras en colesterol, etcétera.

Pero para mejorar el colesterol hay que ingerirlo primero. En carne, por ejemplo. Y el problema en Argentina, con el hambre, es que la gente no come, o no come lo suficiente. Y que la “soja solidaria” ha sido presentada como el sustituto de otros alimentos y no como su complemento.
Se ha generado una falsa oposición. Ziegler y Anderson han golpeado en puertas abiertas.

Una jugada maestra. Porque estos profesionales vienen con un mensaje, tal vez válido en EE.UU., absolutamente improcedente en Argentina, y mediante una prestidigitación mediática, aparecen aquí avalando la sojitis criolla con una realidad ajena.

Luis E. Sabini Fernández

Periodista, editor de Futuros, coordinador del seminario de Ecología y DD.HH. de la cátedra de DD.HH. de la Fac. de Filosofía y Letras de la UBA.

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