Eduardo Aliverti

Cuando algo cansa hasta el extremo en que ya lo hace el conflicto entre el Gobierno y el movimiento campestre, se incrementan las probabilidades de que los cansados pierdan la poca o mucha vocación y capacidad analíticas que puedan tener y se dejen ganar por el desinterés. Y hay pocos pasos entre la displicencia popular y la victoria de quienes se valen de ella para imponer sus privilegios de sector.

Argentina: a elegir

Hay, sólo tal vez, una buena noticia. Si se prolonga la medida de fuerza del movimiento campestre, como bautizó Eduardo Grüner a eso que la inmensa mayoría denomina “el campo”, habría la posibilidad de que aparezcan en escena las verdaderas estrellas de la obra. Porque, y entre otras causas principales gracias al ocultamiento periodístico, hasta ahora apenas aparecieron los actores de reparto

Argentina: detrás del escenario

¿No es un tanto impresionante que la Argentina tenga que importar papa, porque el producto subió cerca de un 50 por ciento? Aunque, si se le suma que un kilo de lechuga ya sale casi tanto como uno de asado, y que el de zapallitos equivale más o menos a uno de milanesas, quizás haya que entender que a este país hay que imaginarlo de una forma muy distinta a aquella con que se lo conoció y definió históricamente. O quizás no

Argentina: papita para el loro