A propósito del artículo “recolonización de las económicas indígenas”

"La soberanía comunitaria es un proceso y puede ser muy largo, pero lo que le da cohesión es construir Soberanía alimentaria, pues a través de ella se construye una nueva conciencia, una conciencia de Unidad, un nuevo Sujeto político, que trasciende la politiquería y el mundo de la ilusión para introducirse en el mundo del conocimiento y la sabiduría, donde nos vemos como comunidad."

Todas las gentes y los pueblos estamos inmersos en la dinámica del capital global, es el proyecto moderno de “un mundo” que busca convertir a los muchos mundos existentes en uno solo, y que se ha endilgado el derecho de ser “El Mundo” a costa de otros mundos existentes o posibles, y en esa línea elabora una verdadera guerra contra los mundos relacionales, y un intento más de desmantelar todo lo colectivo, como lo manifiesta Arturo Escobar.

Ser parte del “Mundo” implica acceder si se tiene capacidad de pago a educación para embrutecerse, a salud para vivir enfermo, a alimentos para vivir desnutridos, intoxicados y enfermos; al mundo virtual infinito de la comunicación para vivir desinformados y descontextualizados; a consumismos que se transan para encontrar la felicidad y solo aumentan el vacio y la desesperanza… a correr despavoridos hacia las ciudades a vivir hacinados, aislados como guetos, viviendo como zombies, sobreviviendo con las miserias … pero quizá lo más profundo e irreversible es cuando logra desterritorializar las mentes… es la peor depredación que podemos dejarles cometer a los agentes externos…

En este contexto el diálogo con el gobierno es insulso, es un diálogo de sordos, se sabe que los gobiernos son títeres del poder empresarial y ponen a su disposición todo el aparataje regulador y represivo para la consolidación de los intereses del poder empresarial.

El camino es la espiritualidad que nos lleva hacia la construcción de conciencia de Unidad con todos los mundos en este pluriverso… y está en los sentires de Aquileo y Silvano… “pensarse de nuevo”, “refundarse en una democracia intercultural”… creo lo mismo, yo le llamo construir Soberanía Popular con sentido común, o Soberanía Comunitaria, para transformar las relaciones de orden vital , anidar un nuevo orden civilizatorio arraigado en lo común y su principal sustento es la Soberanía alimentaria.

A lo largo de la historia conocimos y vimos nacer movimientos y organizaciones sociales que se consolidaron fragmentados por color, raza, cultura, ideología, cosmovisión, etc., y de esa manera somos profundamente vulnerables, cada uno por su lado resistiendo ante semejante monstruo… Lo que debemos construir entonces es el poder de la sociedad arcoíris para proteger la vida, la naturaleza, el alimento, la semilla criolla y la dignidad.

La Soberanía comunitaria implica 5 manos:

1) Construcción y articulación de relaciones interculturales, con campesinos y campesinas, agricultores, familiares, pescadores tradicionales, pueblos indígenas, pueblos sin tierra, pueblos rom, afrodescendientes, trabajadores rurales, migrantes, pastores, comunidades forestales, artistas, maestros, mujeres, niños, juventud, consumidores, movimientos ecologistas, y urbanos.

2) Evolución de la conciencia, hacia el sentir colectivo: esto es un proceso, cuando nos miramos en el interés individual tenemos todos los conflictos, pero cuando logramos entender el interés colectivo, nos unimos porque son soportes vitales trascendentes para todas y todos.

3) Desmercantilización de la política económica hacia formas de producción comunitarias y populares, con gobernanza común sobre los elementos estratégicos.

4) Democratización sin fin y sin límites de todos los procesos de deliberación, desde los gubernamentales hasta los productivos, desde los internos, hasta los interculturales, donde el rol de las mujeres dentro de los pueblos indígenas, negros y en todos los contextos culturales debe transitar hacia la construcción de amor con todos los seres de la vida (aguas, suelos, arboles, animales, humanos, las estrellas, etc.) como forma de conocimiento, el culto al hombre macho como único mundo en la toma de decisiones debe cambiar, ya es hora de que los hombres y las mujeres se liberen de esa pesada carga cultural que no los deja Ser, y

5) Descolonización que incluye el pleno reconocimiento de los múltiples modos de pensar, actuar, sentir, producir y vivir que existen en los territorios.

La soberanía comunitaria es un proceso y puede ser muy largo, pero lo que le da cohesión es construir Soberanía alimentaria, pues a través de ella se construye una nueva conciencia, una conciencia de Unidad, un nuevo Sujeto político, que trasciende la politiquería y el mundo de la ilusión para introducirse en el mundo del conocimiento y la sabiduría, donde nos vemos como comunidad.

La Soberanía alimentaria piensa bonito, labra amor al pluriverso, siembra semillas de paz, canta sus alegrías y sus tristezas, danza con las estrellas, la luna y el sol mientras germina el alimento para todas y todos y siempre tiene disponibles todas las manos, los brazos y los hombros para hermanarse y abrazar las solidaridades.

Siguiendo las sabidurías de Mario Mejía, la construcción de Soberanía y autonomía alimentaria tiene como savia a las semillas nativas, que son vida y milagro, biodiversidad, libertad, poder, solidaridad, compromiso, identidad, cultura. “Quien las conserva, asciende a un papel político de liberación social”

La Soberanía y autonomía alimentaria construye:

Identidad: Al recuperar los saberes propios, y proteger el germoplasma nativo.

Respeto a la vida: Al garantizar la conservación de la naturaleza y su diversidad.

Solidaridad: Al trascender la visión economicista hacia una reivindicación de valores. Promueve formas de organización y de intercambio solidario

Salud: Al Producir sano para la alimentación de la familia, para compartir y luego si para los mercados. Recupera la salud del cuerpo y del espíritu

Justicia: Al tener alimento sano para todos (certificación de confianza), de esa manera, el alimento no es una mercancía, es un derecho sagrado

Libertad: Al independizarse de los mercaderes de los insumos, las semillas suicidas y los alimentos intoxicados

Poder: Al producir y consumir según nuestra cultura

En este camino, se construye una nueva escuela, porque la escuela es la huerta, el surco. Es allá donde las niñas y los niños deben ver el sentido de la naturaleza, de la brisa, el silbido del viento, el silencio (como lo sentía Quintín Lame).

Se generan espacios de encuentro, de inspiración, de dialogo para que “nos pensemos”; se retorna a la reflexión, al debate, a la lectura, a la minga, a la danza, a la poesía, a los cuentos, a la conversación de campesino a campesino para compatirnos las sabidurías que nos enseñan la naturaleza y las plantas que cultivamos; se afianza una participación activa en la cotidianidad, con un cambio en la concepción de la democracia (las decisiones sabias no están en la mayoría, ni en un genero particular, sino en aquellos seres que hablan desde el corazón; nos enseña que estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas; que alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra; que los llamados “ignorantes” son mujeres y hombres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una “cultura del silencio” (Freire); que lo que educa no es el aula, sino todo el entorno que se respira y envuelve.

Esta conciencia creará bienestar en los pueblos porque a partir de ella construirán sus propias escuelas, sus propias economías, sus propias organizaciones, entendiendo que el camino moderno acelerado de la sociedad mayor es un camino de esclavitud hacia lo material, hacia el dinero, hacia la tecnología que los vuelve sordos y ciegos y les crea la ilusión de que su cotidianidad mejorará con el nuevo modelo que los lleva a viajar por el planeta sin moverse de su alienante trabajo, en la ciudad somos una horda de desdichados sumisos al capital global y criollo, todo debe pagarse….en el campo, la tierra nos lo da todo, si la cultivamos con amor…y tendremos paz si defendemos nuestros territorios y el mundo relacional con todas y todos, sin distinciones de colores.

A veces en mis sueños llega Kimy, con toda una carga de símbolos, donde conversa sin hablar, me toma de la mano… soy una niña indígena, y poco a poco me involucra en el dialogo con el río, un río verde transparente que en sus orillas tiene muchos árboles, y sus frutos caen al río y alimentan a los peces… el mundo relacional del que somos parte dice con sus ojos…y la formación de conciencia en las niñas y niños, creciendo sin jerarquías patriarcales, hermanados en lazos que no romperá la ilusión que recrea la sociedad mayor… luego vamos donde las mujeres ancianas, que reivindican la intuición y el amor como principal forma de conocimiento, hablan con las plantas y los animales y poco a poco entablamos un dialogo entre todos los seres de la vida… los árboles, los animales, los minerales, las aguas, los suelos, los seres humanos, las estrellas… sujetos que hacen la vida, con sentires y pensares sabios… en este plano todo es hermandad, respeto y paz… esto también me lo enseñó de niña mi abuela y mi madre, mujeres campesinas que tenían el sentido común y comunitario en su vital sabiduría. Buen camino.

Referencia:

Fuente: Servindi

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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