Alejandro Nadal, aventuras de maíz y biopiratería

Idioma Español
País México

"A partir de todos estos temas, pero también por su trabajo de reflexión y estudio sobre el papel de la tecnología en el capitalismo y en la coyuntura actual, en el grupo ETC tuvimos el honor de que Nadal se integrara como miembro de nuestro consejo directivo internacional por dos periodos, rol desde el cual contribuyó con su caudal de conocimientos a la crítica de los desarrollos tecnológicos. Nos dio también la oportunidad de conocer no sólo su agudeza, sino también su humor y calidez humana".

Alejandro Nadal fue la primer persona que entrevisté en México. Conocía algunos de sus excelentes trabajos críticos de las patentes –en general, de los sistemas de propiedad intelectual– que se difundieron ampliamente por el mundo cuando el tema estaba candente a partir de su inclusión en la Organización Mundial de Comercio. Entré en contacto con sus escritos a través de la Red del Tercer en Mundo, con sede en Malasia ( https://twn.my/title/nadal-cn.htm).

Pero fue un artículo en La Jornada, en 1999, que me animó a contactarlo directamente. Denunciaba un acuerdo de bioprospección entre la UNAM y la empresa estadunidense Diversa Corporation. En ese contrato el Instituto de Biotecnología (Ibt), en representación de la UNAM, dio acceso a esa empresa biotecnológica a miles de muestras microbianas de áreas naturales de México para patentarlas y comercializarlas ( https://tinyurl.com/tcgrsxe).

Propiedad intelectual, biopiratería y apropiación de semillas están entre los temas que trabajamos en el Grupo ETC desde su origen (entonces llamado RAFI). Su fundador, Pat Mooney, acuñó en 1993 el término biopiratería para explicar lo que significan ese tipo de contratos.

Nadal investigó el contrato, explicó en artículos su contenido e impactos, y las leyes que violaba. Pero, además, colaboró con un grupo de organizaciones, como Ceccam y GEA, para iniciar una denuncia popular ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que él también suscribió. Luego de meses de debates públicos y con el fallo favorable de la Profepa a la denuncia, el Ibt-UNAM tuvo que abandonar el contrato. En ese mismo impulso realizamos con Ceccam y Casifop, con la participación siempre activa e informada de Nadal, varios foros sobre el tema de la biopiratería en México, revelando y denunciando otros contratos de bioprospección en Oaxaca, Chiapas y las zonas áridas de México. La información que aportó Nadal fue importante para que se lograra la suspensión de esos proyectos (Ver recuento en Barreda, 2001,  https://tinyurl.com/thfsd6z).

En esa misma época Nadal trabajaba en otro documento importante para los movimientos, mostrando los impactos sociales y ambientales que tendría el TLCAN, especialmente en la diversidad del maíz ( https://tinyurl.com/tovjfpf).

Nadal se formó en derecho en la UNAM, pero hizo su doctorado en economía en la Universidad de Nanterre, cuna del movimiento que sacudió a Francia y el mundo en mayo de 1968. Por esta doble formación tenía una mirada amplia que fue fundamental para informar y alimentar a muchas organizaciones y movimientos en éstos y otros temas, aspecto que quizá se conoce menos que sus muchos aportes académicos e intelectuales, pero que desde las organizaciones con que colaboró, como muchas de la Red en Defensa del Maíz, reconocemos y extrañamos.

Mostró desde temprano cómo los tratados de libre comercio, desde el TLCAN hasta la Asociación Transpacífico y ahora el T-MEC, están diseñados contra la producción campesina y de pequeña escala, lo cual atenta contra la diversidad genética del maíz y las comunidades y pueblos del maíz, que son los que la sostienen. Participó, en ese sentido, en el primer Foro en Defensa del Maíz, en 2002, organizado por Ceccam, donde discutimos la contaminación transgénica del grano, tragedia anunciada desde que se permitieron cultivos experimentales de maíz transgénico a campo abierto. Nadal continuó siempre con la defensa del maíz, informando en numerosos artículos en La Jornada e internacionales, tanto desde la perspectiva de las comunidades campesinas impactadas por el TLCAN como con crítica precisa y contundente a la Ley de Bioseguridad (mejor conocida como Ley Monsanto), que señaló como una herramienta perversa en contra de los campesinos y la diversidad del maíz. Es una ley tremendamente dañina que sigue vigente. Ninguno de los legisladores y funcionarios que se autonombran defensores del maíz han hecho nada para cuestionarla, pese a que prometieron en campaña que la derogarían.

A partir de todos estos temas, pero también por su trabajo de reflexión y estudio sobre el papel de la tecnología en el capitalismo y en la coyuntura actual, en el grupo ETC tuvimos el honor de que Nadal se integrara como miembro de nuestro consejo directivo internacional por dos periodos, rol desde el cual contribuyó con su caudal de conocimientos a la crítica de los desarrollos tecnológicos. Nos dio también la oportunidad de conocer no sólo su agudeza, sino también su humor y calidez humana.

En años recientes sumó sus aportes a la discusión de las consecuencias de las nuevas tecnologías y a la construcción de la Red de Evaluación Social de las Tecnología en América Latina (Red Tecla). En 2018, en la conferencia internacional Nuevas tendencias tecnológicas y sus impactos en América Latina, que organizamos con la Fundación H. Boell, Nadal presentó el tema Especulación financiera e inteligencia artificial. Ahí otra vez nos informó tempranamente de aspectos importantes que muchas veces pasan desapercibidos para los movimientos. Con tristeza supimos que Alejandro ya no está físicamente entre nosotras y nosotros. Nos quedan sus muchas contribuciones para seguir construyendo caminos para una sociedad más justa, donde él seguirá presente.

Fuente: La Jornada

Temas: Ciencia y conocimiento crítico, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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