Argentina: el debate por la “soberanía alimentaria”

Idioma Español
País Argentina

El mundo atraviesa una crisis que empezó en el sector financiero de Estados Unidos y se expande a otros sectores económicos y territorios con la velocidad de los tiempos. La economía argentina está integrada al mercado internacional en menor medida que los otros países de la región aunque en materia agrícola es el más hipotecado de América del Sur. En efecto, la Argentina y México son los dos países de América Latina que más han hipotecado sus agriculturas siguiendo los mandatos del neoliberalismo.

Quienes saben teoría económica y perciben los movimientos actuales con adecuadas experiencias vaticinan que se perderá mucho capital hasta que la rueda del ciclo vuelva a un nuevo punto de arranque. Sin embargo, nadie se anima a vaticinar qué carácter tendrá y qué países hegemonizarán la siguiente etapa.

Por eso, el diseño de medidas globales anticrisis en nuestros territorios lo deben asumir los “Estados nacionales” de acuerdo con sus intereses internos o regionales. Un mínimo principio de cooperación social en estos momentos es imprescindible para afrontar los años que vienen: cooperación interna y con el resto de América Latina.

Es interesante observar que los países latinoamericanos más comprometidos con la crisis en materia agroalimentaria se resisten a retomar iniciativas “nacionales” serias. México, con un gobierno débil por su confusa elección, vapuleado por todos lados, subsumido en el Tratado de Libre Comercio y que ha perdido la decisión de formular un programa de soberanía alimentaría, no acierta senderos de salida. Ha perdido la capacidad de decisión de país libre y soberano, la autosuficiencia campesina y las remesas (ingresos que mandan los emigrantes) bajan estrepitosamente. Los emigrados regresan y el acceso a la alimentación no está garantizado excepto en comunidades autosuficientes en materia alimentaria que, por la fuerza de las creencias y saberes indígenas y campesinos, resistieron las políticas neoliberales.

La Argentina comparte la vulnerabilidad agroalimentaria de México pues ambos Estados desregularon sus agriculturas en los años noventa y no revirtieron esas nefastas políticas. Ni el cambio del partido de gobierno en México ni la “era Kirchner” transformaron el ciclo neoliberal “duro” en materia agrícola. México decidió abandonar la posibilidad de autosuficiencia de su principal alimento: el maíz, importando buena parte de Estados Unidos y “exportando” mexicanos, quienes mandaban las remesas. Hoy vuelven y se queda sin remesas y sin maíz. Mientras tanto, la Argentina abandonaba irresponsablemente la producción de alimentos directos para orientarse a la exportación de soja, una forrajera que nada tiene que ver con su tradición alimentaria.

La propuesta clave es “soberanía alimentaria”, un conjunto de medidas integradas a esta idea “descolonial” y progresista que la organización internacional Vía Campesina propone y define: “Organizar la producción y el consumo de alimentos de acuerdo con las necesidades de las comunidades locales otorgando prioridad a la producción y el consumo domésticos. Incluye el derecho de proteger y regular su producción nacional agrícola y ganadera. Campesinos, sin tierra, productores rurales deben tener acceso a tierra, agua, semillas y recursos productivos y servicios públicos adecuados.

Para nuestro país es regresar a la producción de alimentos directos y garantizar el acceso a una alimentación sana y de buena calidad frente a los intereses sectoriales o a la necesidad de generar divisas para el financiamiento de un Estado que nadie siente al servicio de la población.

Frente a la gran crisis y la depresión por venir, la “soberanía alimentaria” es un camino que evitaría mucho sufrimiento en un futuro inmediato y no sólo a los sectores más vulnerables sino a grandes capas de sectores medios de estos dos países y de toda Latinoamérica. ¿Los políticos y funcionarios de la región están capacitados para comprender y actuar al margen de los pensamientos que predominaron en los últimos 35 años? Muchos lo dudamos, por lo menos para México y la Argentina. No obstante esto, el debate puede encontrar ecos impredecibles e inesperados; por ello, es necesario intentarlo.

Norma Giarracca, Profesora titular de Sociología Rural de UBA, investigadora del Instituto Gino Germani.

Fuente: Diario Crítica de la Argentina

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