Ceguera Intencional. Cómo la clasificación de países por el Banco Mundial empobrece a los pequeños agricultores

La estrategia actual del Banco Mundial todavía mantiene una agenda fundamentalmente pro-corporaciones y una visión neoliberal de la economía. Tal es el caso en particular en el sector agrario, en el cual el Banco aboga por un modelo industrial y la integración de los agricultores en el mercado mundial. La mantra de “el comercio en vez de la asistencia” ha promovido la inversiones extranjeras directas como santo remedio para ayudar a que los países en desarrollo se conviertan hacia métodos de cultivo intensivos que requieren la utilización de mucho mas equipamiento y productos químicos.

Aunque casi el 80 por ciento de la comida consumida en África subsahariana y en Asia es producida por los pequeños agricultores, el Banco niega la importancia de la agricultura familiar para el desarrollo rural sostenible y la seguridad alimentaria. Los pequeños agricultores representan 80 por ciento de todas las explotaciones en el mundo en desarrollo. Por lo tanto, las inversiones de los propios pequeños agricultores, y no las inversiones extranjeras, son la principal fuerza sosteniendo la agricultura y deben ser alentadas. Acentuando aun más su desconexión con la realidad, el Banco opta por pasar por alto el record negativo de la inversión extranjera directa en los países receptores. En consecuencia, las comunidades rurales y los pequeños agricultores han sido víctimas recurrentes de los proyectos de “desarrollo” apoyados por la inversión extranjera directa que han resultado en graves daños ambientales, el desplazamiento forzado de las comunidades locales, y el acceso restringido o prohibido a las tierras ancestrales y los recursos naturales.

En 2010, el Oakland Institute destaco el papel del Banco Mundial en la promoción de la inversión privada a gran escala en la agricultura, que ha resultado en una vasta apropiación de tierras, empobreciendo aun más a las comunidades rurales y agrarios. Una de las herramientas claves del Banco para promover la inversión privada es su clasificación anual de los países llamada “Doing Business” (“Haciendo Negocio”; DB), que determina como las regulaciones nacionales operan a favor de la “facilidad para hacer negocios.” Aunque el Banco no tiene autoridad ni legitimidad para evaluar y clasificar a los países, el indicador de DB del Banco ha llegado a tener un fuerte impacto en la gobernabilidad de los países, ya que es seguido atentamente por inversores en todo el mundo, e influye en el financiamiento atribuible por el Banco además de otros donantes. Como resultado, la infraestructura del DB crea una competencia entre las naciones para reducir las regulaciones económicas además de las salvaguardias ambientales y sociales, con el fin de obtener mejores resultados en la clasificación. Aunque la clasificación no se centra directamente en el sector agrario, tiene el efecto colateral de facilitar la apropiación de tierras por propugnar la “protección de los inversores” y ciertas reformas de la propiedad que aseguran que la tierra sea un producto comercializable y facilitan la adquisición de tierras a gran escala. Mostrando indiferencia completa con respeto a estos efectos perjudiciales, el Banco recientemente se embarco en nuevos planes para realzar el control extranjero de las empresas, principalmente a través de las inversión extranjera directa, en el sector agrario de los países en desarrollo. En 2013, el Banco lanzó Benchmarking the Business of Agriculture (Indice de Referencia del Negocio de Agricultura: BBA), que se basa en parte en el modelo y la metodología de DB. Ese proyecto pretende “informar y aprovechar las reformas políticas que conduzcan a un sector agrario más moderno, construido principalmente sobre la base de las fincas familiares comerciales y viables.” Aun así, el Banco no ha demostrado cómo los agricultores se beneficiarán de esta evaluación del sector agrario en su propio país. Al contrario, los inversores agroindustriales privados parecen ser los beneficiarios principales del proyecto, que de nuevo subyace un impulso a una política de tierras neoliberal y a una mayor desregulación del sector agrario. El BBA, al igual que el DB, es una herramienta más para el fomento de la desregulación económica en beneficio de los intereses corporativos a expensas de los ciudadanos de los países en desarrollo. La clasificación DB y el BBA son las versiones actuales de los programas de ajuste estructural. Hay una urgencia de actuar para parar la clasificación DB y detener el BBA mientras aun está en etapa de desarrollo, para impedir la apropiación de tierra y aun más desposeimiento de los pequeños agricultores.

Para acceder al documento (PDF) haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:

Temas: Acaparamiento de tierras, Agronegocio

Comentarios