Colombia: La acumulación de capital y el terrorismo de las motosierras

Idioma Español
País Colombia

"Cuando en 1961 Estados Unidos lanzó sobre Nuestra América el plan intervencionista denominado Alianza para el Progreso, incluso la legislación en Colombia, con senadores, terratenientes, presidentes de la república elegidos por votación popular, empresas transnacionales, gremios económicos y todo, como hoy lo hace el régimen fascista, legalizó sus propios escuadrones paramilitares y sus prácticas del terror diseñadas bajo la orientación política imperialista".

La tiranía, que mata todos los derechos, no cría sino un deber: el de combatirla.

José María Vargas Vila

Los césares de la decadencia

Cuando en 1961 Estados Unidos lanzó sobre Nuestra América el plan intervencionista denominado Alianza para el Progreso, incluso la legislación en Colombia, con senadores, terratenientes, presidentes de la república elegidos por votación popular, empresas transnacionales, gremios económicos y todo, como hoy lo hace el régimen fascista, legalizó sus propios escuadrones paramilitares y sus prácticas del terror diseñadas bajo la orientación política imperialista. Fueron los Decretos 1705 de 1960 y 3398 de 1965, los cuales pasaron a ser legislación permanente por la ley 48 de 1968, ley que afianzó la legalidad de los grupos paramilitares, como luego se hiciera por los años 80 con las Cooperativas de Seguridad Convivir, a las cuales el hoy presidente de Colombia Uribe Vélez y sus jefes de Washington deben tanta tierra asolada y tantos campesinos asesinados para el desarrollo de sus proyectos económicos y la prosperidad de la concentración del capital. La Alianza para el Progreso, con el general yankee William Yarborough, se encargó del entrenamiento de estas bandas de asesinos que ya tenían un larguísimo historial en Colombia, y que recorrieron el país, como aún hoy continúan, motosierra en bandolera para destrozar los cuerpos de sus inermes víctimas. A la prodigalidad del terror estatal para el destierro de los campesinos, se suma la fumigación con los defoliantes de Monsanto, porque para el imperialismo los pueblos son la mala hierba que obstaculizan los megaproyectos que avanzan por toda Nuestra América. Así fumigó el imperialismo como parte de las tecnologías para la siembra del terror en Vietnam, y así continúa haciéndolo hoy, mientras las luchas populares no le pongan fin a todas estas andanadas de los imperialistas en nuestras tierras. Esta historia del terror, que no se remonta a los años 50 y 60, como nos pretenden hacérnoslo creer los empresarios del olvido con sus medios masivos de comunicación hegemónicos, es tan larga que nos viene de los tiempos de la insurrección comunera (1781) y de Bolívar, cosa que ya expresó con claridad, entre tantos otros, el apóstol de la revolución cubana, José Martí.

En la sustentación que efectuó Bill Clinton del "Plan Colombia" ante el congreso de los Estados Unidos el 11 de enero del 2000, habló del sur de este país donde hoy el imperialismo estabiliza un régimen fascista; por esta región del sur empezó el plan de guerra imperialista: "esta región [dijo Clinton], particularmente los departamentos de Putumayo y Caquetá, está aislada geográficamente…". El 14 de marzo de 1961, casi 40 años atrás, el presidente Kennedy planteó exactamente lo mismo: "la finalidad de nuestro especial esfuerzo en aras del progreso social será vencer las barreras del aislamiento geográfico y social.". El “aislamiento geográfico”, cuya significación política para el imperialismo ha sido el “salvajismo” atribuido a estos territorios, el “atraso”, la “ignorancia” y la “ingobernabilidad” atribuida a sus habitantes, y la “impenetrabilidad” de las políticas imperialistas en estos territorios, ha hecho de estos pueblos y de estos territorios el objetivo militar- asistencialista de los programas de la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), de los mercenarios de la Dyncorp que hoy fumigan con glifosato como ayer se fumigó con el agente naranja en Vietnam (ambos han sido y son producidos por la transnacional Monsanto), como también los ha hecho objetivo de los megaproyectos medioambientalistas, del IIRSA, de las explotaciones petroleras, etc.. La Dyncorp, ya se sabe, son traficantes de cocaína, violadores y asesinos organizados en una empresa al servicio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, como bien puede leerse con amplitud en la misma internet.

Previo al inicio oficial del Plan Colombia en el año 2000, el mismo Bill Clinton anunció el desplazamiento forzado de la población desde el sur de Colombia:

“…la Administración propone financiar US$600 millones durante los próximos dos años para entrenar y equipar a dos batallones antinarcóticos especiales (CNBN), los cuales se moverán hacia el sur de Colombia para apoyar a la Policía Nacional de Colombia (PNC) mientras realizan su misión anti-narcótica. También proveerá inteligencia para los CNBN colombianos y ayuda para dar techo y empleo al pueblo colombiano que será desplazado durante esta ofensiva en el sur de Colombia.”. (El resaltado es mío)

También lo anunció la secretaria de Estado Madeleine K. Albright (hoy la Secretaria de Estado es la señora del señor Clinton):

"Tercero, aumentaremos de manera muy importante nuestro apoyo para alternativas de desarrollo, fortaleciendo a los gobiernos locales y reubicando a las personas desplazadas forzosamente por el conflicto.".

Así lo hizo también Barry McCaffrey, del mismo Departamento de Estado de los Estados Unidos. Este desplazamiento anunciado con tanta publicidad y prontitud, jamás produjo ni siquiera un bostezo desde la somnífera y cómplice Organización de las Naciones Unidas ONU, como tampoco desde la Organización de Estados Americanos OEA.

Con esto podemos entender que el terror y el desplazamiento forzado son políticas imperialistas implementadas por el Estado en Colombia como elemento esencial del modelo de acumulación de capital: el desplazamiento forzado es una estrategia de guerra consagrada como política de Estado. Para este año ya Colombia cuenta, gracias a estas políticas que poco interesan a las agencias “humanitarias” del mismo imperialismo, con más de cuatro millones de desplazados internos. Estos planes imperialistas han convertido a Colombia en el primer país en el mundo con población desplazada. La militarización de la vida del país, mirando tan sólo esta última década, le ha garantizado a las empresas trasnacionales el acceso a los recursos de los pueblos campesinos, porque sólo la violencia y el terrorismo de Estado les permite desalojar de sus tierras a los campesinos, masacrar sus comunidades, imponer los monocultivos transgénicos y sus tecnologías de muerte con los mismos agrotóxicos producidos como armas de guerra.

Sobre el mapa de la presencia de las empresas trasnacionales que explotan los recursos naturales y la fuerza de trabajo de los pueblos previamente despojados de sus tierras, el mapa del accionar de los ejércitos mercenarios del Estado colombiano calca con ríos de sangre los intereses de estas empresas. La lucha contra el terrorismo que hoy pregona el imperialismo, como en la década de los años sesenta pregonó la lucha contra el comunismo, es como siempre, la guerra que los intereses imperialistas ejecutan de manera sistemática contra los pueblos del mundo.

Es por estas regiones del sur de Colombia por donde se ha escalado militarmente la presencia imperialista, no para devolverles la tierra a los campesinos desplazados, ni para devolverle la vida a los miles de hombres y mujeres, de jóvenes, de niños y niñas asesinados por esta horda que instruye, planifica y ejecuta de manera sistemática el terror. Las cientos de fosas comunes hasta ahora admitidas por los asesinos son el testimonio de la acción pacificadora de los intereses imperialistas que explotan el petróleo y los recursos naturales de esta región.

La manera despiadada como se da muerte a las víctimas ha sido relatada, entre otros, por un paramilitar que confiesa que allí, en el Putumayo, han despedazado a sus víctimas con motosierras, han comido de sus carnes y han bebido de su sangre dizque para aumentar la ferocidad de estos “heroicos” combatientes contra la población campesina. Es allí una de las regiones donde opera la Dyncorp, donde también está la USAID con un programa que llama MIDAS (Más Inversión para el Desarrollo Alternativo Sostenible), este nuevo rey midas que convierte en oro todo lo que toca, pero que en su alquimia para convertir la biodiversidad en oro destroza con motosierra los cuerpos de los pueblos campesinos mientras uno de los líderes más visible habla en UNASUR de terrorismo.

Que esto es una historia vieja, podemos saberlo recordando tan sólo cuando la campaña presidencial de Álvaro Uribe Vélez; por aquellos tiempos, éste se reunía con reconocidos paramilitares de los cuales recibió apoyo consistente en forzar el voto de las poblaciones mediante la administración del terror; de esta manera en Colombia se ha forjado, según dicen los propagandistas del régimen, una de las democracias más sólidas y antiguas de Nuestra América. En el video, que puede verse en internet, está Uribe Vélez reunido con un grupo de paramilitares dentro de los cuales estaba presente el paramilitar Jairo Duque Restrepo. El diálogo entre el paramilitar y Uribe es el siguiente:

Paramilitar: “Mi nombre es Jairo Duque Restrepo. Represento a la comuna Nº 4 y soy el promotor de la seguridad ciudadana.

Álvaro Uribe Vélez: Jairo muchas gracias. Qué bien. ¿Cómo promueven la seguridad ciudadana?

Paramilitar: En este momento doctor estoy promoviendo la seguridad ciudadana, montando una vigilancia nocturna, diurna en los barrios, por sectores… la misma comunidad le aporta al trabajador y así mismo pues derrotamos lo que es la delincuencia.

Álvaro Uribe Vélez: ¿Y están en relación con policía y ejército?

Paramilitar: Estamos en relación con la policía y el ejército.

Para ahondar en esta relación, puede verse también el video de un acto de graduación de “comisarios políticos de las AUC”, video que tiene relación con el personaje del video ya citado. Sobra subrayar la manera como opera, sobre los mismos escenarios barriales el dominio del régimen fascista con sus escuadrones paramilitares, tal como se dice de manera explícita en el video.

Retornado a los territorios del sur de Colombia donde la USAID hace presencia con megaproyectos como los corredores MIDAS de la USAID, con palma africana, cacao, y demás cultivos que erradican la biodiversidad alimentaria de los pueblos campesinos erradicando a su vez a los mismos habitantes, a sus gallinas, a sus semillas, a sus niños y niñas, encontramos que es esta misma USAID la que siempre ha estado INVIRTIENDO en procesos electorales, en partidos políticos, en organizaciones de la sociedad civil, y en el fortalecimiento de regímenes políticos serviles llamados “democráticos”, tal como lo anuncia profusamente en sus propias páginas en internet. Esto sin señalar los dólares destinados en estos momentos para intervenir en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Colombia, Cuba, etc., con el libreto sangriento que el imperialismo descarga siempre sobre la humanidad negada de los pueblos de Nuestra América. Aún no se acaba de excavar en los terrenos de los cuarteles militares buscando los restos de los torturados y desaparecidos, como acontece hoy en el Uruguay, cuando ya lanzan de nuevo sobre el continente sus escuadrones y diplomáticos de la muerte. Esta intervención continental está apuntalada en el terror de las motosierras Estatales en Colombia, un país por donde deambulan sin destino los pueblos desterrados sobre una tierra sembrada del espanto coagulado en miles de fosas comunes. En otros países se reeditará el atentado personal, los golpes de Estado, las dictaduras minuciosamente preparadas por la CIA, las ofensivas mediáticas, la USAID, la truculenta bondad de las empresas transnacionales, etc.

Todos estos territorios del sur y de toda Colombia hacen parte de las preocupaciones, no ya de Bill Clinton o de Bush, sino de la señora Clinton y del señor Obama, no menos imperialistas que sus antecesores, para decepción de los socialdemócratas que han confundido con Obama la carga de melanina en la piel con la tenebrosa bondad de los cuchillos. Ahí está la cuarta flota en el Caribe, las bases militares yankees y sus varios miles de mercenarios, con su bien entrenada extraterritorialidad en la supuesta lucha contra “el terrorismo”; ahí están los asesores militares del régimen, con sus Santos, sus Uribes, sus Mitriones, sus paramilitares, sus narcotraficantes, sus empresas transnacionales, sus torturadores; ahí está el golpe imperialista en Honduras, así como la avanzada mediática que va a la vanguardia de los ejércitos mercenarios haciendo de los pueblos, de sus organizaciones y de sus luchas la carne que se dispone para el matadero, y haciendo de los asesinos, a su vez, gobernantes ilustres, senadores intachables, militares heroicos, transnacionales humanistas, empresarios, terratenientes y ganaderos “demócratas” que prosperan a la sombra del delicado gesto de sus manos que señalan los territorios que históricamente han expropiado con la sistemática aplicación de la política de los cañones.

El desplazamiento forzado es una de las políticas de un Estado que, desde los tiempos de Kennedy en los años 60, era mostrado como “ frágil”, con una supuesta fragilidad que sigue estando en la mesa de sus argumentaciones falaces para abrir los territorios de Nuestra América al avance de sus ejércitos; este es el mismo Estado que legisló por los años 60 para autolegitimar las legiones del crimen de la Alianza para el Progreso, como es el mismo Estado que triplicó su presupuesto militar hace un par de años en medio de una orgía de impunidades (jamás el régimen imperialista en ninguna parte del mundo se ha juzgado ni se juzgará a sí mismo); estas impunidades han ido desde el público e histórico manejo de la policía política (DAS) por los paramilitares, del mismo senado de la república, de gobernaciones y alcaldías, y de la misma presidencia de la república, hasta el ejercicio de la diplomacia con embajadas en tantos países del mundo, sin el repudio que debiera generar un régimen fascista como el actual régimen en Colombia.

La USAID, creada en 1962 en el marco de la Alianza para el Progreso y de la guerra de Vietnam, ya tiene en Colombia su Mitrione, el mismo Mitrione que ofició como funcionario de la USAID - CIA en Uruguay, con escuela de tortura en el subsuelo de su propia casa.. Este Mitrione es el mismo Estado corporativo del régimen fascista en Colombia, cuya cabeza visible es, como ha sido publicado, el narcotraficante número 82, el dueño del Ubérrimo, más conocido como Álvaro Uribe Vélez. El mismo que se pasea por el mundo hablando de terrorismo a pesar de todo el horror de que es y ha sido capaz la política imperialista en sus procesos de expropiación de los pueblos para la acumulación de capital.

En la Cumbre de UNASUR Uribe ha hablado de nuevo de terrorismo. De espaldas a la tragedia de la que es responsable, de los crímenes que el modelo de acumulación de capital ejecuta sobre los pueblos en Colombia, Álvaro Uribe Vélez, el mismo que se puede ver en videos por internet reunido con paramilitares cuando su primera campaña presidencial, es el que hoy habla de nuevo de terrorismo.

Cuando Uribe y su régimen fascista dicen en UNASUR “nosotros no queremos las vías de hecho, y renunciamos totalmente a ellas”, ya hace mucho tiempo que la guerra se ha iniciado bajo la cortina de humo y la retórica chovinista de las fronteras nacionales, de la soberanía nacional. El imperialismo, a través del territorio colombiano y del régimen fascista, lanza contra el continente “las vías de hecho”. Siempre nos han asesinado, siempre nos han encarcelado, torturado, desparecido. Todo en nombre de la “democracia”, del “progreso”, del “desarrollo”. Lo que se busca, entre otras cosas, es impedir la práctica de la solidaridad internacionalista entre los pueblos, práctica que debe oponerse a la práctica de la dominación, de la explotación y de la guerra imperialista.

Con el plan Colombia se ha ejecutado, entre otras cosas, el desplazamiento forzado. Y es precisamente sobre ese sur de Colombia que se encuentra bajo la desgracia de los intereses imperialistas, que el esbirro Uribe Vélez anuncia en UNASUR, para horror de los pueblos del continente:

“…nosotros teníamos nueve mil hombres, hoy tenemos 19 mil hombres en esa frontera.”.

¿Es un hecho al azar el que las botellas de agua que se venden en la zona controlada por los ejércitos mercenarios en el Putumayo, allí por donde empezó el plan Colombia, lleven impresa la imagen corporativa de la USAID?. Mientras la USAID auspicia el embotellamiento de agua, las poblaciones recogen agua lluvia para el consumo y carecen de servicio eléctrico y de alcantarillado.

El objetivo de todo esto ha sido trazado en el documento Santa Fe IV, documento que titula Latinoamérica Hoy (2000). Este es uno de los documentos donde se traza la política de los Estados Unidos para Latinoamérica. En este documento se determina que “ los recursos naturales del hemisferio” [desde México a la Patagonia] deben estar disponibles “ para responder a prioridades nacionales” de los Estados Unidos. Esta nueva etapa de la guerra imperialista en el continente obedece a los intereses económicos de sus empresas transnacionales. Los magnates del complejo industrial – militar imperialista, son los generales de esta guerra infame. Son los responsables de las desgracias que se arrojan siempre sobre la vida de los pueblos.

Temibles resultan las disculpas presentadas por el fascio Álvaro Uribe Vélez al presidente del Ecuador por el bombardeo ejecutado por mercenarios en territorio ecuatoriano, y por las fumigaciones con el arma de guerra química glifosato. Tenebroso gesto en medio de esta ofensiva del imperialismo que reeditará dictaduras no menos criminales que las del cono sur o de Centro América, posiblemente con formatos a tono con el ideario posmoderno del crimen: Obama es la estrella actual de este formato. Lúgubre política la de la diplomacia yankee.

En Colombia la CIA tiene un régimen fascista que ostenta en su cabeza un Mitrione “criollo”, un Somoza “paisa”, un Videla “latino”, un Fujimori, un Pinochet “andino”, un Ubico “suramericano”. Un régimen fascista que tiene por cabeza a un tirano que trata de vestir con todos los disfraces.

Para el régimen fascista y para el imperialismo, las luchas populares son acciones irracionales, expresiones salvajes, acciones fundadas en la ignorancia, acciones que el imperialismo mira desde su propio marco legal (el mismo marco legal creado por los intereses imperialistas) para calificarlas de ilegales, coronando esta andanada política – ideológica que lanzan sobre los pueblos con el epíteto de “terrorismo”. Es necesario recordar hoy la pregunta que hiciera el escritor Wilhelm Reich, allá por los años 30, en pleno auge del fascismo:

“…lo que es necesario explicar no es que el hambriento robe o que el explotado se declare en huelga, sino por qué la mayoría de los hambrientos no roban y por qué la mayoría de los explotados no van a la huelga.”

¿Qué es lo que impide que los pueblos se levanten como uno solo contra el complejo industrial militar imperialista, en un país que existe nada más como territorio ya para la intervención continental, desde unos pueblos perseguidos históricamente a sangre y fuego por un Estado gendarme?

A la cabeza de los pueblos se ve marchar a Sandino, a José Martí, a Artigas, al Ché, a Bolívar, al mismo Bolívar que sabe que no se puede triunfar sino por el camino de la revolución y no por otro.

Nuestra América, agosto 30 de 2009.

Humberto Cárdenas Motta. Poeta y antropólogo

Se realizó entre 1961 y 1970, con una inversión proyectada de 20.000 millones de dólares.

Participó en la II guerra mundial en la guerra de Corea y en la guerra de Vietnam. Llegó en misión a Colombia en febrero de 1962. A partir de allí se crearon grupos de 12 hombres de cazadores – asesinos que asolaron el país masacrando a los pueblos campesinos.

CLINTON, Bill. En, Desde Abajo. Lo que no se sabe del "Plan Colombia". Suplemento especial No. 2, año 2000:7

KENNEDY, John F. Mensaje al Congreso sobre el Crédito destinado al Acta de Bogotá, 14 de marzo de 1961: 220

CLINTON, Bill. Documento con la sustentación que hace al "Plan Colombia" ante el Congreso de los Estado Unidos el 11 de enero del 2000. En Desde Abajo, suplemento especial No. 2, p. 8

Declaración de la Secretaria de Estado Madeleine K. Albright U.S. Departament of State, Oficina del Portavoz. 11 de enero del 2000. En, Desde Abajo, suplemento especial No. 2, p. 14

McCAFFREY, Barry R. Declaración del Director Barry R. McCaffrey. Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional, Departamento de Estado de los Estados Unidos. 11 de enero del 2000. En Desde Abajo, suplemento especial No. 2, p. 11

Véase el video completo del testimonio del paramilitar en el programa del periodista Holman Morris en http://www.youtube.com

http://www.midas.org.co

Reunión de Álvaro Uribe Vélez con paramilitares; en el video se ve la fecha de octubre de 2001: http://www.youtube.com

http://www.youtube.com

Funcionario USAID destaca apoyo a la democracia en América Latina. Advierte contra corrupción, desigualdad y debilidad institucional. Publicado: 30 de septiembre, 2005. http://montevideo.usembassy.gov

http://www.usaid.gov

Cartagena, Larandia, (Departamento del Caquetá), Tolemaida y Palanquero en Cundinamarca, Málaga sobre el Pacífico, Apiay en el Departamento del Meta, y Malambo en el Atlántico.

"Pero en nuestra época estas nuevas naciones necesitan ayuda por una razón especial. Sin excepción se hallan todas bajo la presión comunista. En muchos casos, esta presión es directa y militar. En otros, reviste la forma de una intensa actividad subversiva destinada a hundir y arrollar las nuevas instituciones modernas, a menudo frágiles, que han edificado hasta la fecha." KENNEDY, John F. La nueva frontera. Plaza & Janes, España, 1963:193. Mensaje especial al Congreso el 22 de marzo de 1961

Luis Agüero Wagner. Terroristas de USAID en Paraguay. La agencia norteamericana que financió a varios movimientos del obispo presidente Fernando Lugo, fue además un organismo clave en el Operativo Cóndor. 16/7/2008.

Se hace referencia al título del libro publicado por el periodista Sergio Camargo, y que tiene el título de “El narcotraficante Nº 82, Álvaro Uribe Vélez, Presidente de Colombia”; en la lista de la CIA Pablo Escobar era el número 79. Véase video en Youtube.com: http://video.google.com

http://www.eltiempo.com/

Trabajo de campo en el Putumayo, junio de 2007. Véase también www.productosdepaz.com

Wilhelm Reich. La psicología de masas del fascismo. Buenos Aires, Editorial Latina, página 32

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos

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