¿Créditos internacionales para el desarrollo rural?

Idioma Español
País Argentina

En la presente ponencia analizo algunas de las consecuencias económicas y políticas provocadas por la toma de créditos internacionales por parte de la nación y las provincias argentinas, los cuales son dirigidos a la población rural pobre en forma de programas de mejoras productivas. Los organismos internacionales de financiamiento que realizan ese tipo de operación económica en el país son el Fondo Interamericano de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Banco Mundial (BM). Los mencionados organismos multilaterales son los de mayor importancia por el volumen de dinero entregado, existen otros organismos que se suman a las iniciativas del FIDA y BM pero con una participación porcentual menor.

- Imágen de El Ojo Digital

Los fondos económicos mencionados se destinan a la población objetivo mediante programas estatales que se denominan de “desarrollo rural”, con los cuales se buscan: disminuir la pobreza rural mediante el aumento de la producción agropecuaria, fortalecer las organizaciones de las personas destinatarias de la ayuda económica, además se destina un porcentaje de los préstamos para mejorar el trabajo que realizan con población rural los equipos técnicos y personal del estado.

Mis observaciones pretenden hacer foco en la dependencia económica de organismos estatales sub-nacionales hacia los nacionales y de estos últimos hacia los internacionales; la precarización laboral, el menoscabo institucional del Estado, el afianzamiento de relaciones paternalistas entre funcionarios de gobierno y pobladores rurales, además pretendo poner en debate una de las resultantes de este tipo de programa, como es el deterioro del concepto “desarrollo rural” como política pública.

Marco Teórico y Metodología:

Considero que en el período de gobierno nacional que va desde 1990 hasta 2002 se buscó retirar al Estado como regulador de los procesos económicos, para lograr este objetivo se achicó el tamaño del personal, el número de los organismos que lo componen y de sus funciones de regulación y contralor. Estas propuestas surgieron en el mundo como críticas realizadas a las políticas keynesianas y de la caída del «socialismo real» a fines de los ochenta, que desacreditaron la intervención del Estado. Podemos denominar a este conjunto de políticas como “neoliberal”, pues es un liberalismo renovado. Rapoport (2010). Se consideraba que para lograr el desarrollo rural el Estado era parte del problema y no de la solución. Este modelo económico fue apoyado y difundido, entre otros, por los organismos de financiamiento internacional como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

En el período de gobierno comprendido entre 2003 y 2015 se aplicaron medidas económicas heterodoxas contrarias al período anterior, consolidando una propuesta política que buscó colocar al Estado como motor del desarrollo rural. La propuesta iba en sentido contrario a las recomendaciones de los organismos financieros internacionales, por primera vez desde 1965 el FMI no participó en el proceso de renegociación de la deuda externa nacional, incluso en 2006 el país canceló totalmente su deuda con el FMI. Rapoport (2010). Luego con el cambio de gobierno en 2016, que duró hasta 2019, se volvieron nuevamente a las propuestas económicas neoliberales ya conocidas.

Sostengo como hipótesis que los programas destinados a la población rural pobre, aquí considerados, no han modificado su concepción acerca del rol del Estado en el desarrollo rural en todo el período analizado, desde 1990 hasta la actualidad. Dichos programas rurales consideran que el Estado tiene un rol subsidiario y compensatorio de las políticas de ajuste aplicadas. Dichas iniciativas rurales se ejecutan para minimizar los costos sociales resultantes de las políticas neoliberales, pues no se proponen mejoras en la calidad de vida de las familias rurales, tales como acceso a propiedad de terrenos aptos para la producción 1 , viviendas dignas ni se introducen cambios estructurales en la macro-economía; ni se busca facilitar el acceso y permanencia en el mercado de los pobres rurales, equilibrando y/o regulando la participación de grandes y pequeños productores.

La meta de los programas rurales apunta a generar auto-empleo que retenga población en sus lugares de origen, evitando las migraciones a centros urbanos, sin mejorar las condiciones de necesidades insatisfechas pre-existentes. (Manzanal 2000, Soverna, 2004. Manzanal y Nardi 2005. Lattuada y otros 2011) A diferencia de lo ocurrido con las propuestas económicas de los diferentes gobiernos nacionales y provinciales que se sucedieron en el período en estudio, donde se produjeron cambios significativos de enfoques en la política económica, los programas rurales se mantuvieron sin cambios de importancia en su concepción. La significación política o discursiva otorgada por las diferentes gestiones administrativas, nacionales o provinciales, a dichas iniciativas rurales pudieron modificarse en el tiempo, sin embargo la estrategia y concepción de los programas rurales con financiamiento internacional ha permanecido constante.

Para la elaboración de las siguientes observaciones me apoyé en bibliografía existente y luego contrastadas con mi experiencia profesional; he trabajado en los mencionados programas de desarrollo rural durante 20 años. En ese lapso de tiempo ocupé distintos lugares en la estructura de los equipos técnicos, desde técnico de terreno hasta coordinador provincial de programa. Por este motivo mis observaciones están hechas desde la práctica diaria de un técnico involucrado en la ejecución de los programas de desarrollo, no solo desde un lugar de investigación académica.

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Contacto: 
Marcelo Gómez - gomezdellamea@gmail.com
Temas: Tierra, territorio y bienes comunes

Comentarios

06/05/2020
Sobre el artículo, por Marcelo Gómez Dellamea
Gracias por publicarlo, espero que sirva para generar debates.