El comercio de la vida: conocimiento tradicional vs. conocimiento científico en la era de la globalización

Idioma Español

Como parte de un proceso de globalización cada vez más profundo y acelerado, en el que la economía necesita nuevas fuentes de recursos y posibilidades de expansión, se ha iniciado una nueva era de saqueo sobre los recursos, principalmente naturales y/o genéticos, alrededor del planeta. Este escrito tratará sobre el gran debate internacional suscitado a raíz de las fronteras que se abren con la investigación en biotecnología y los nuevos avances en la ciencia y la tecnología - posibles repercusiones que puedan tener sobre los seres humanos y la naturaleza, la dominación y sus consecuencias políticas -, los intentos por patentar la vida a través de la investigación genética, los conocimientos tradicionales, entre otros

1. Introducción.

El debate se inicia con la concepción económica de la naturaleza, la cual ahora es una gran esfera de mercancías y recursos disponibles para su explotación, lo cual ha sido respaldado por diferentes ciencias, foros, eventos y organizaciones. Esta concepción, sin embargo, es fuertemente atacada por las organizaciones de comunidades indígenas y tradicionales alrededor del mundo, por Organizaciones No Gubernamentales – ONG’s, cercanas a estas comunidades. Pero es también importante aclarar que este no es un campo estable, en el que las posiciones son iguales y están del mismo lado.

El conocimiento tradicional, algunas concepciones tiene su posición en este escrito, igualmente respaldada por diversas organizaciones e investigadores, que se podrían ubicar dentro del campo de la ciencia occidental.

Por último, se contrastan las diversas posiciones respecto a la realidad del patentamiento de la vida. Con diferentes matices, encontramos los planteamientos más explícitos.

2. EL DEBATE. TÉRMINOS GENERALES.

2.1. La perspectiva económica de la naturaleza y los recursos.

“Esgrimiendo incluso una supuesta preocupación ecologista, se repitió hasta el cansancio que lo único que los seres humanos cuidan es su propiedad y por lo tanto que el cuidado del medio ambiente sólo se hará en la medida en que pertenezca a alguien. La década de los 80 y los 90 fue testigo de todo tipo de esfuerzos por parte de la sociología y la sicología para dar una base científica a estas aseveraciones.” (GRAIN, 2004c: 5)

Esta cita tomada de un artículo de GRAIN [1] ilustra muy bien lo que sucede en el debate internacional sobre los recursos genéticos, culturales y de todo tipo y las intenciones de establecer propiedad intelectual sobre ellos. Esta pretensión ha tenido innumerables refuerzos y apoyos desde distintos espacios, tribunas, foros, ciencias, etc. Tal es el caso del foro mundial de la economía, la Organización Mundial del Comercio (OMC ó WTO por sus siglas en inglés), para quien casi desde el mismo momento de su creación hizo clara su posición respecto a la naturaleza y sus recursos.

La OMC considera que la naturaleza es una fuente grande de recursos valiosos, y para que estos no estén en riesgo de perderse, o ser mal manejado -incluso por aquellos quienes son sus originales y legítimos propietarios -, debe ser insertado en el circulo productivo, en el mercado, siempre que represente oportunidades de ser explotado y genere ganancia. De otra manera, cualquier intento de conservar este recurso con otro fin puede ser considerado peligroso o contrario para el desarrollo de los países: “…la política comercial restrictiva raras veces ofrecerá una solución adecuada a los problemas de la degradación medioambiental. La solución radica en el empleo de políticas medioambientales adecuadas, aunque comporten la asignación de derechos de propiedad, la percepción de impuestos o la concesión de subvenciones, o la aplicación de remedios legales. Las restricciones del comercio en esas circunstancias pueden exacerbar el problema medioambiental, pues pueden tener el efecto perverso de hacer bajar el precio del mercado del recurso de que se trate, mas bien que elevarlo de modo que refleje su verdadero valor de escasez. …La gestión adecuada del recurso será en este caso una política mucho más eficaz que las restricciones comerciales.” (OMC, 1998: 64 – 65)

Mientras tanto, diferentes ciencias, principalmente económicas, han tenido un papel determinante a la hora de definir los parámetros por los que se guiará el tratamiento de los recursos naturales (genéticos, biológicos) y culturales (conocimiento tradicional en cuanto a medicina, agricultura, etc.). Desde estas ciencias se han desarrollado nuevas teorías, en las cuales el elemento central es la desnaturalización de lo vivo, el extrañamiento de los componentes de su medio original, para convertirlo en mercancía, pues se considera que ya no vivimos en la Tierra, nuestro hogar, sino en una esfera conformada por “Capital Natural”.

Este concepto es central desde la perspectiva del capitalismo, por varias razones: porque su definición es muy amplia, vaga y abarca casi cualquier cosa; porque a diferencia de otros conceptos, el capital es por definición privado y transable, negociable, disponible al mejor postor; y finalmente porque el capital es por principio explotable. Y porque además de los otros bienes obvios de la naturaleza ya disponibles y con suficiente oferta (madera, medicinas, etc.), se necesitaba buscar nuevas formas de consumo y nuevos bienes para ofrecer. De esta manera, el capital natural incluye todos los recursos que han sido usados por la humanidad y todos los sistemas vivientes complejos.

En términos generales se trata de hacer un uso racional de los recursos mediante la lógica de la economía de mercado, en la cual se hace una explotación calculada de los recursos naturales para sacar el máximo beneficio a bajos costos y mantener una productividad constante. Esto se hace por medio de la conversión de los recursos de la naturaleza en servicios y manejado mediante los modelos de administración exitosos y constante reinversión de capital, es decir en el caso ambiental, de reaprovechamiento de los productos derivados de la venta de servicios o de la producción de bienes ambientales. (Lovins, Lovins & Hawken, 1999, 2003)

El término ha sido desarrollado desde el año 1997, año en el que apareció un artículo en la reconocida revista Nature [2], y sufrió una modificación desde la aparición del libro “Los servicios de la naturaleza” [3], del cual derivó el término usado desde entonces: “servicios ambientales”. Este nuevo término, igualmente, ha tenido una definición tan o más amplia y ambigua que el de capital natural, incluyendo en él todo lo imaginable e inimaginable, pues según esto, cada vez que se hace cualquier acto natural (respirar, beber, observar una puesta del sol, recibir calor, etc.), se recibe un servicio, el cual debe ser susceptible de cobro, y el cual para su mejor gestión, será administrado y explotado según las reglas del mercado . Pero respecto a esto, debemos tener en cuenta que “… estamos hablando de los procesos que sustentan la vida.” (Ibíd.: 7. Negrilla en el original)

De esta manera, no se parte del cuidado de la naturaleza y la vida, sino que se piensa en la naturaleza como fuente de riqueza, de acumulación, de explotación y, sobre todo, como servicio susceptible de cobro y por lo tanto de pago a quienes se hayan apropiado de este “capital”. Por este medio la “… teoría económica neoliberal encontró la forma de convertir la vida en un acto continuo y obligado de consumo.” (Ibíd.: 6. Negrilla en el original).

En el debate un elemento central es la concepción económica de la naturaleza, por eso la idea de servicios como concepto, es un punto de partida necesario que al ser un concepto muy vago y de aplicación amplia, se incluyen procesos no estrictamente productivos, pero que hacen parte de la economía. El propósito de aumentar las ganancias por medio del consumo obligado [4] hacen de este concepto algo muy adecuado y por ello su uso es extendido y a su alrededor ha sido constituido un contexto legal e institucional, reflejado en los acuerdos de la OMC y los acuerdos de libre comercio de última generación, como el caso de los Tratados de Libre Comercio (TLC) de los países latinoamericanos con los Estados Unidos, en los cuales se encuentra la definición de lo que es un servicio, las bases para la apropiación de grandes territorios y del sometimiento de la humanidad a los procesos de consumo obligado y la obligación de los gobiernos para proteger plenamente a las transnacionales.

Por eso las negociaciones sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y de los Tratados de Libre Comercio (TLC) binacionales o regionales, tienen incidencia directa en nuestras vidas al afectar directamente nuestro entorno. Por eso, siendo procesos de liberalización del comercio y la inversión para constituir un área de libre comercio que abarcará la mayoría de los países americanos, no puede quedar por fuera la naturaleza de este gran acuerdo que pretende abarcar las economías que aportan alrededor del 30% del Producto Interno Bruto del planeta, y que se convertiría en “…el acuerdo comercial de mayor alcance en la historia, al retomar y poner juntos los componente más ambiciosos y radicales de cada uno de los acuerdos globales de comercio e inversión existentes, o inclusive de los acuerdos propuestos.” (De Ita, 2001: 7)

La negociación tiene como modelo el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) y la Ronda de Uruguay del GATT, que dio origen a la Organización Mundial del Comercio (OMC). De interés para los propósitos de este trabajo, estas negociaciones buscan como elemento muy importante, la protección de los DPI reduciendo las distorsiones al comercio, promoviendo y asegurando su protección efectiva y adecuada.

En estas negociaciones se da un paso importante, al considerar no sólo la propiedad sobre lo material y tangible, sino también sobre “… los tipos de propiedad intangibles, que mediante sistemas de patentes u otros sistemas sui generis garantizan a sus poseedores un poder exclusivo.” (Ibíd.: 11)

De esta manera, y como todos los acuerdos de liberalización de la economía, el interés es eliminar las regulaciones estatales que de una u otra manera pudieran privilegiar los intereses nacionales, del Estado o de las pequeñas comunidades y/o pueblos indígenas y/o tradicionales en beneficio de los intereses privados de las empresas, la mayoría de ellas, transnacionales.

Pero los TLC no son las únicas modalidades que tienen las integraciones en América Latina, pues ya se han firmado otro tipo de acuerdos subregionales que incluyen referencias al tema de los DPI, especialmente en lo referente a las variedades de plantas, en los que se exige una legislación particular que proteja a los organismos vivos y las variedades vegetales bajo los criterios de la UPOV.

Estos acuerdos ligados con los TLC, pero que hacen énfasis en la protección a los DPI, han sido llamados TRIPS-plus, que superan en exigencia y cumplimiento al acuerdo TRIPS. Estos son acuerdos de tipo bilateral o regional en los cuales los DPI “…se convierten en un elemento esencial dentro de las estrategias dirigidas a un mayor control de la comercialización sobre los recursos genéticos, la diversidad biológica y los conocimientos asociados, lo cual se traduce en la destrucción de las comunidades agrícolas locales y su diversidad biológica y cultural. Todo esto lleva la negación de la soberanía alimentaria, a la destrucción de la capacidad local para producir alimentos en forma sustentable y a la imposición de sistemas agroalimentarios industrializados y globalizados.” (Flórez, 2001: 13)

Con esto se observa que, aunque los gobiernos de Latinoamérica buscan obtener mercados más amplios para las exportaciones mediante la obtención de Aranceles Preferenciales, casi nunca lo logran, pues la mayor parte de las veces no solamente no se consiguen las ventajas, sino que al contrario, los países desarrollados y sus empresas aseguran el estricto cumplimiento y acatamiento a los DPI en sectores claves, los cuales son muy importantes para la transnacionalización de la economía regional, como en las negociaciones del NAMA [5], que se centran en tres elementos importantes: liberalización general de amplios sectores, liberalización de “bienes ambientales” y eliminación de barreras arancelarias.

Esto genera un gran impacto sobre el medio ambiente, pues finalmente al ser considerada la naturaleza como un servicio o una mercancía sujetos a las leyes del mercado y a los lineamientos de la OMC, los gobiernos no pueden legislar libremente sobre la protección al medio ambiente, y se hace necesaria la eliminación de las barreras no arancelarias. Adicionalmente, se dice que la inclusión de los bienes ambientales beneficiará a todos con el crecimiento del comercio en ese sector. Pero, ¿a quién se refieren con todos?

Este propósito también está sustentado por un discurso ideológico que lo justifica y por una política de cambios graduales para neutralizar el rechazo, que guía el trabajo de diversas organizaciones para convencer de sus virtudes a quien sea necesario, desarrollando y aplicando políticas que hagan del mercado de servicios ambientales y de la naturaleza en general, más eficiente y atractivo. (GRAIN, 2004c)

2. 2. Algunas definiciones y el sistema internacional de protección de la Propiedad Intelectual.

Los diferentes acuerdos comerciales, ya sean de carácter mundial, regional o binacional, con sus propósitos de liberalización de la economía y los mercados, han servido de marco para formalizar el comercio de esa mercancía llamada naturaleza a través de diferentes formas, como servicios, como patentes, como productos tradicionales, etc. Estos acuerdos multilaterales han adquirido fuerza legal en la mayoría de países, aunque con desventajas comparativas para los países en desarrollo. De esta manera, este es el marco particular en el que se mueve la propiedad sobre la naturaleza.

Como se ha visto entonces, la naturaleza, los recursos, el mismo medio ambiente y el conocimiento son fuente de riqueza. Así que nada más lógico que los países desarrollados y las grandes empresas transnacionales inviertan grandes sumas de dinero en Biotecnología [6], uno de los sectores con mayor crecimiento económico global, razón por la que recibe cada vez mayor cantidad de recursos, que se materializan en Investigación y Desarrollo (I&D). Esto significa un volumen considerable de recursos financieros alrededor del planeta provenientes de los países desarrollados con el fin de lograr el mayor número de patentes en diferentes áreas para obtener monopolios a presente y futuro sobre potenciales sectores de mercado.

El potencial de la biotecnología ha generado un fenómeno en muchos países y pueblos alrededor del mundo, que ha sido llamado por sus críticos Biopiratería [7], que posee como característica común, el proceso de apropiación del conocimiento o saber indígena y/o tradicional, los recursos naturales, principalmente vegetales, por parte de la ciencia occidental.

En el sistema económico actual, esta propiedad es legitimada por acuerdos multilaterales [8], dentro de un sistema internacional de Derechos de Propiedad Intelectual- DPI [9], regularizado e impuesto como norma internacional por la Organización Mundial del Comercio - OMC [10] en el llamado Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio - ADPIC [11] ( TRIPS por sus siglas en inglés y del cual hablaré más adelante), y monitoreado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual - OMPI [12].

2. 2. 1. Sobre las patentes y su origen.

Históricamente las patentes han tenido tres fines: patentes de conquista, de invención y de importación. Sin embargo, estas funciones nunca han estado claramente separadas, pues son confusas mezclas de elementos recopilados a través del tiempo.

Originalmente poco tenían que ver con estímulos y/o recompensas para las invenciones y las innovaciones. En principio eran cartas abiertas, documentos oficiales mediante los cuales se concedían privilegios, derechos, rangos o títulos. Se anunciaban públicamente y no tenían que ver con el hecho de revelar una invención como ahora.

Estas litterae patents se emitieron por primera vez en Europa en el siglo VI, otorgando cédulas reales y cartas por descubrimientos y conquista de tierras extranjeras, con el fin de colonizar y establecer monopolios de importación. Por este medio las patentes han estado vinculadas históricamente con la colonización. Ahora se usan para conquistar economías, como herramienta de nueva colonización, controlando mercados, no territorios, y personas. Por este medio hay control del conocimiento, convirtiéndolo en propiedad, ocultando el saqueo bajo la etiqueta de “propiedad intelectual” o de “productos de la mente”. (SHIVA, 2003)

Así como en la colonia la tierra fue considerada “Terra nullius” por no tener habitantes blancos, ahora el conocimiento “inventado”, “patentado” y convertido en “Propiedad Intelectual” casi siempre es una innovación actual de los sistemas de conocimiento indígenas. La recompensa a la inventiva oculta el real objetivo: el control de la economía mundial. En el centro de los conflictos y controversias sobre patentes, está la conquista de los sistemas de conocimiento y economías.

Como Propiedad Intelectual, las patentes se originan en la Italia del renacimiento, extendiéndose a Europa y luego a Inglaterra. Se premiaba la explotación de las innovaciones, de aparatos y procesos desconocidos localmente, no las invenciones nuevas y originales. Luego, las patentes se han usado para transferir tecnologías desde los centros de conocimiento, de invención e innovación hacia los países menos desarrollados, para en teoría, alcanzar a los países más avanzados en esta materia, tomando prestada la tecnología durante un tiempo y obteniendo por medio de las patentes monopolios y derechos exclusivos a quien introducía la invención o innovación, concediendo protección y todos los derechos de explotación. Sin embargo, actualmente se usan para impedir la transferencia de tecnología, considerándola como piratería.

Simpático planteamiento este, pues en principio quienes más se beneficiaron de esta práctica fueron precisamente los países más avanzados, que por esta vía lograron su actual desarrollo y de ellos provienen actualmente las limitaciones y restricciones de las patentes contemporáneas, olvidando que las patentes se conceden por invención, pero una patente de biopiratería niega la innovación incorporada por los conocimientos tradicionales, lo que ha llevado a empresas y gobiernos a ignorar siglos de innovación colectiva y acumulativa creada por generaciones de comunidades rurales. (SHIVA, 2003).

Actualmente, en los acuerdos de comercio global o regional, las patentes otorgan monopolio legal sobre un amplio rango de productos y procesos, que incluyen formas de vida . Además, para que algo sea patentable debe reunir algunos requisitos básicos: Ha de ser novedoso, o sea que no debe haber sido conocido públicamente antes; útil, es decir, debe cumplir con lo que se afirma, no necesariamente práctico; y no obvio, es decir, debe tener un “paso inventivo” y constituir una extensión del conocimiento previo. Cumpliendo con esto, se puede obtener la protección legal exclusiva a los poseedores de las patentes, que usualmente es de 17 a 25 años . “Cualquiera que desee usar una invención patentada debe recibir el permiso del poseedor de la patente y a menudo debe pagar un derecho de uso. A cambio de este monopolio, el poseedor de la patente debe divulgar o describir su invención.” (RAFI, 1997: 83)

En estos tiempos, los primeros intentos de lograr protección sobre la propiedad intelectual, sobre los derechos de autor, marca y otros, llegó en la época del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) de la mano de los Estados Unidos para proteger sus productos industriales de la falsificación y la piratería a principios de los años 80. Esta propuesta de código llamado “Agreement on Measures to Discourage the Importation of Counterfit Goods” buscaba detener y embargar bienes con marcas falsificadas fue ganado el apoyo de los países desarrollados, pero también generó una fuerte oposición de los países en desarrollo. Hacia 1986 los Estados Unidos hicieron una nueva propuesta tendiente a extender la protección a la propiedad intelectual a la vez que se preparaban otras propuestas. La primera, por parte de Argentina y Brasil, excluía la propiedad intelectual y por otro lado, un Texto de Compromiso, en el que se basó la declaración ministerial del GATT de ese año, elaborado por Colombia y Suiza. “En dicha declaración se materializó la aspiración de los Estados Unidos de iniciar negociaciones sobre propiedad intelectual en el GATT, con el fin de alcanzar no sólo el reconocimiento formal de los derechos en escala mundial, sino la posibilidad de hacerlos efectivos mediante medidas preventivas y las sanciones civiles o penales que sean del caso.” (CORREA, 1996: 15)

Luego, junto con el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el sistema de patentes fue respaldado por el acuerdo ADPIC (TRIPs). Este acuerdo es el instrumento internacional más comprensivo y de mayor alcance que se haya suscrito hasta ahora en materia de DPI, pues establece estándares mínimos universales en materia de patentes, derechos de autor, marcas, diseños industriales, indicaciones geográficas, circuitos integrados e información no divulgada (secretos comerciales).

Este acuerdo contiene disposiciones sobre procedimientos judiciales, administrativos y otras medidas relacionadas con su cumplimiento, así como normas para combatir la falsificación de marcas y la piratería de obras protegidas. Contiene disposiciones transitorias para permitir a los países en vías de desarrollo demorar la implementación de la mayoría de las normas del Acuerdo y mitigar posibles impactos. Estas fechas, sin embargo, ya están próximas a cumplirse en su totalidad. El incumplimiento de las disposiciones puede llevar a un procedimiento de solución de diferencias bajo las normas de la OMC y, eventualmente, de represalias en cualquier área por parte del afectado.

Sin embargo, debido a las dificultades en las negociaciones de la OMC y a las movilizaciones en rechazo a la globalización y la liberalización, la mayor parte de las medidas se han adoptado en el marco de los acuerdos o Tratados de Libre Comercio regionales y/o binacionales.

Lentamente en el acuerdo se incluyeron temas no presentes anteriormente (diseños, modelos, indicaciones geográficas, derechos de obtentor, etc.) y, por supuesto, las propuestas de los países menos desarrolladas no fueron tenidas en cuenta debido a la metodología de negociación, pues las “… diferencias en la capacidad negociadora Norte-Sur fueron ostensibles durante todo el proceso, no sólo debido al diferente peso económico de cada grupo de países, sino a la carencia de especialistas de los países en desarrollo que pudieran seguir las negociaciones desde, incluso, las propias misiones diplomáticas ante el GATT en Ginebra.

En contraste, los países industrializados con expertos altamente calificados, incluyendo funcionarios de alto nivel de las áreas de propiedad intelectual, y continuidad en el seguimiento de las negociaciones.” (CORREA, 1996: 17 – 18).

Los ADPIC están respaldados por una serie de supuestos beneficios que traerá su aplicación. Se afirma que los DPI promoverá la transferencia de tecnología y la inversión, pero esto es bastante cuestionable ya que los costos de operación de las empresas se incrementarán, pues los precios de los insumos serán mayores; en el agro las semillas transgénicas tendrán que pagarse cada siembra al poseedor de la patente, pues el derecho de guardar las semillas desaparecerá bajo la amenaza de caer en la piratería, y en la medicina aumentarán los precios de los insumos y de los productos al desaparecer los medicamentos genéricos, por lo habrá que pagar las licencias o importar directamente de los productores “originales” o poseedores de las patentes. Esto llevará a condiciones de monopolio por parte de las empresas poseedoras de las patentes y las licencias, lo que inhibirá el desarrollo de las empresas nacionales del sur, además de su contribución al subsidio de la investigación y el desarrollo biotecnológico del Norte por distintos medios, aumentará.

Por otro lado, existen otros mitos, como el de la estimulación a la creatividad. Este se basa en una idea errada del conocimiento y la innovación, en la concepción de estar aislado del tiempo y el espacio, del tejido social y los aportes hechos a través de la historia. Pero el conocimiento es una empresa colectiva y acumulativa, basada en el intercambio dentro de la comunidad, es “una expresión de la creatividad humana tanto individual como colectiva. Como la creatividad tiene diversas expresiones, la ciencia es una empresa pluralista que remite a ‘formas de conocimiento’ diferentes. No se puede utilizar el término ‘ciencia’ para referirse únicamente a la ciencia occidental moderna. Debería incluir los sistemas de conocimiento de diversas culturas en distintos períodos de la historia.” (Shiva, 2003: 27) En términos claros, esto es falso, pues se basa en la ideología que sustentan los DPI de que las personas sólo son creativas si obtienen o pueden obtener beneficios, que se garantizan sólo por medio de los DPI. Esto negaría la creatividad de los que no son presionados por la búsqueda de beneficios, como las sociedades tradicionales y las comunidades científicas de libre intercambio de ideas, en las que esta es precisamente la condición de la creatividad, no su antítesis.

Se dice también que sin patentes los conocimientos permanecerían ocultos. Según Shiva, esto es erróneo por tres razones: 1. Cuando no existen patentes, el conocimiento circula, se comparte, no se guarda en secreto como cuando hay un interés monopólico por algo que se sabe. 2. “… lo que se ofrece por medio de las patentes no son conocimientos, sino información, y como las patentes impiden que otros utilicen esa información mientras dure la patente, no es provechoso hacer pública la información.” (Ibíd.:34) 3. Las patentes son un medio de generar ingresos ante todo, n o un medio de generar o transferir conocimientos, pues es bien sabido y muy clara la realidad de que las patentes impiden la transferencia tecnológica entre el Norte y el Sur debido a sus altos costos. Por eso, “… la cultura de las patentes acabará con la transparencia necesaria para nutrir la cultura del conocimiento. Como el conocimiento es un producto social, debilitar el tejido social de la producción de conocimientos y la innovación debilitará su generación y transferencia.” (Ibíd.: 35)

Una idea muy difundida es la de que a través de un sistema de DPI y de patentes se generará innovación tecnológica, investigación y desarrollo (I+D) y se favorecerá la transferencia de tecnología en los países en desarrollo. En la práctica se observa lo contrario. En primer lugar se argumenta que las patentes son el medio para que las empresas recuperen lo invertido en I+D, pero lo que ocurre corrientemente es que las empresas compran las patentes, en general a pequeños inventores o al sector público, y en el caso que nos atañe, las patentes de biopiratería, a las sociedades tradicionales. En cuanto a la transferencia de tecnología, lo que en realidad ocurre es que se está patentando y pirateando tecnología indígena por medio de los sistemas de DPI, pues el tercer mundo no obtiene ningún beneficio por el desarrollo del conocimiento tradicional asociado con el mejoramiento de semillas y productos farmacéuticos derivadas de plantas medicinales. Además de esto, los países ricos, con Estados Unidos a la cabeza, dice que el tercer mundo le debe a sus empresas miles de millones de dólares por regalías! Con esto lo que en realidad ocurre es que los sistemas de patentes están promoviendo una pérdida de tecnología del Sur a favor del Norte.

En lo relativo a las patentes de invención, tema central en la controversia tratada, es la sección del ADPIC (TRIPS) más elaborada y la que implica obligaciones más precisas para los Estados miembros. Esto se dio así, pues desde la ronda de Uruguay, se hizo patente que este era el objetivo central de los Estados Unidos al conseguir la extensión de la patentabilidad de los productos farmacéuticos con alcance mundial. Esto lo lograron gracias a presiones hacia diferentes países que fueron objeto de investigaciones y represalias, pues, además, estas disposiciones presentes en el Acuerdo son para incorporarlas en las legislaciones nacionales obligatoriamente.

En cuanto al caso particular del yajé, el acuerdo, sin embargo , no es claro en cuanto a si la réplica de una sustancia existente en la naturaleza puede o debe ser patentada o no. Los argumentos frente a esto son dos: por un lado, es admitida la patentabilidad de una sustancia existente en la naturaleza, siempre que sea aislada o se presente en forma purificada. Esta posición es sostenida por los Estados Unidos y algunos países europeos. Otros países consideran que eso no es ninguna “ invención”, sino que existe un “descubrimiento”, lo que no otorga derechos privados de propiedad intelectual. El texto admite la interpretación de que tales sustancias no son invenciones, lo cual permite excluir de la protección cualquier producto basado en la réplica de materias existentes de la naturaleza. Sin embargo, no es preciso en la defensa de este hecho y no hay instrumentos para su aplicabilidad.

Desde la contraparte, se encuentran variados propósitos e intentos de proteger a los pueblos y comunidades de la explotación y piratería de sus recursos y sus conocimientos tradicionales. Por un lado, están los acuerdos multilaterales entre gobiernos, acuerdos que algunos de los principales países desarrollados no han reconocido y que aunque lo hicieren, no tiene fuerza legal y/o coercitiva para ser cumplidos, como el Convenio sobre Diversidad Biológica [13] El convenio surge de la preocupación mundial por la degradación del medio ambiente, la futura escasez de recursos no renovables, de los efectos causados a la atmósfera y el efecto invernadero entre otros. Este convenio fue desarrollado con legítimas preocupaciones que posteriormente se desvanecieron por los intereses económicos de las naciones desarrolladas y la presión ejercida sobre los demás países en el marco de las negociaciones que dieron origen a la OMC y el acuerdo ADPIC (TRIPS). Sin embargo, reconocen elementos favorables a las comunidades, pueblos y naciones indígenas o tradicionales, estos buscan la protección a sus derechos, sin embargo sus alcances son limitados y actualmente no tienen la fuerza de cumplimiento que sí tienen los acuerdos comerciales. Entre los aspectos a destacar del Convenio tenemos el reconocimiento oficial de “ la estrecha y tradicional dependencia de muchas comunidades locales y poblaciones indígenas que tienen sistemas de vida tradicionales basados en los recursos biológicos, y la conveniencia de compartir equitativamente los beneficios que se derivan de la utilización de los conocimientos tradicionales, las innovaciones y las prácticas pertinentes para la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes,…” (CDB, 1992: 2)

De acuerdo con esto, sería obligación de los Estados el respetar, preservar y mantener “los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más amplia, con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas, y fomentará que los beneficios derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente;…” (Ibíd.: 7)

Un elemento interesante que riñe con la pretensión de imponer patentes de DPI, por medio de un sistema común de enriquecimiento del saber tradicional y que así mismo ha hecho parte de la ciencia occidental y la ha fortalecido: El Intercambio de información. Para esto los países signatarios del Convenio deberán facilitar “el intercambio de información de todas las fuentes públicamente disponibles pertinente para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo en cuenta las necesidades especiales de los países en desarrollo…”, llegando inclusive a proponer una fórmula que pocos amigos tiene dentro de los círculos que promueven el libre comercio bajo los parámetros de la globalización: “ Ese intercambio de información incluirá el intercambio de los resultados de las investigaciones técnicas, científicas y socioeconómicas, así como información sobre programas de capacitación y de estudio, conocimientos especializados, conocimientos autóctonos y tradicionales, …. También incluirá, cuando sea viable, la repatriación de la información.” (CDB, 1992: 12)

También se pueden encontrar las diferentes declaraciones adoptadas por la ONU y sus dependencias, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas [14], etc. De otro lado, aparece la posición de diferentes organizaciones de los pueblos y comunidades indígenas y tradicionales, hablando desde su posición y visión del mundo, que se ha hecho pública en varias tribunas y foros en los que han participado y han sido consultados, o que han organizado, como el II Foro Internacional Indígena Sobre el CAMBIO CLIMÁTICO [15] , el Congreso Mundial de Conservación [16], el Seminario Biodiversidad y Conocimientos Tradicionales: Aspectos Jurídicos y Económicos [17], entre otros.

Finalmente, el amplio espectro de posiciones de las Organizaciones No Gubernamentales – ONG’s, algunas de las cuales expondré más adelante. Cabe la pena anotar que este no es un campo homogéneo, pues se encuentran desde aquellas organizaciones que son abiertamente promotoras del libre comercio y saqueo de los recursos naturales, genéticos y de conocimientos tradicionales encubiertos bajo un manto conservacionista, patrocinadas por las grandes multinacionales y que sirven de fachada y entrada para la explotación de los pueblos y comunidades alrededor de la tierra, hasta aquellas que se oponen vehementemente a esta expoliación y con claras posiciones políticas. Estas organizaciones dentro de sus principios se encuentran el respeto a las culturas y la promoción de su desarrollo.

3. ¿Qué es el conocimiento tradicional? Algunas concepciones.

Hasta este momento he expuesto la concepción económica de la naturaleza, los planteamientos que sobre ella han hecho diversas posiciones, pero es ahora cuando cabe la pregunta ¿qué es el conocimiento tradicional? ¿Qué es lo que se quiere saquear? ¿Qué es lo que es considerado un valor económico por parte de las transnacionales?

Para empezar veamos lo que está en juego. Silvia Ribeiro, del Grupo ETC, en un trabajo reciente, cuenta que entre los 50’s y los 80’s, alrededor del 25 por ciento de las medicinas vendidas en Estados Unidos se basaban en derivados de plantas. Actualmente, más del 40 por ciento de las medicinas en pruebas son derivadas de plantas, de las cuales más o menos el 75% se basan en plantas conocidas y utilizadas por indígenas, lo que permitió su posterior "descubrimiento" por parte de empresas farmacéuticas. Ribeiro estima que “… el valor económico total de los fármacos derivados de plantas en Estados Unidos es mayor de 68 mil millones de dólares anuales. Para las multinacionales farmacéuticas estos recursos y el conocimiento asociado a ellos son una mina de oro, ya que los ven como la fuente potencial de nuevos medicamentos para aumentar sus ya jugosas ganancias. El conocimiento tradicional les significa un enorme ahorro de investigación, ya que les indica qué recursos son más útiles y qué caminos pueden tomar.” (Ribeiro, 2002: 1)

Esto ha llevado a las multinacionales farmacéuticas a explorar con mayor ahínco en los países subdesarrollados en busca de nuevos recursos y conocimientos tradicionales. Además de esto existen más factores que impulsan la biopiratería. Uno son los cambios tecnológicos (nuevas biotecnologías, la genómica, la bioinformática, la nanotecnología y otras) que han aumentado las posibilidades de encontrar nuevos componentes y/o nuevas aplicaciones. Otro factor muy presente y delque ya se ha hablado, es la universalización del sistema de patentes, que les permite privatizar recursos que eran públicos y colectivos, con sólo alegar una transformación o adecuación de éstos en sus laboratorios. Finalmente, la concentración oligopólica y monopólica mediante las fusiones empresariales, uniendo multinacionales de semillas, agroquímicos, químicos y farmacéuticos en un puñado de "gigantes genéticos" que controlan cada vez más porciones de mercado. Como se ve, no son nada despreciables los intereses en juego.

En contraste, la importancia de los sistemas de conocimiento indígenas y/o tradicionales es cada vez mayor para la supervivencia de las comunidades y pueblos pobres de las naciones no desarrolladas, pues se “… calcula que 80 por ciento de la población rural del Tercer Mundo hace uso de plantas medicinales y recursos de la medicina tradicional para la atención de su salud. Esto tiene sus raíces en el conocimiento indígena y tradicional a través de siglos, y en la diversidad de culturas que han cobijado y promovido su desarrollo.” (Ribeiro 2002:1)

Es por esto que la conservación y defensa del conocimiento indígena y/o tradicional es central en la cosmovisión de estas comunidades y pueblos, pues desde su mismo origen se basa en una concepción integral, que parte de una relación con la naturaleza muy amplia y entre los ecosistemas y los pueblos o comunidades que la habitan, lo que implica una estrecha relación con el territorio.

Así, para las comunidades indígenas la Tierra es la Madre Tierra, y la relación establecida con ella, como guardianes y poseedores de la sabiduría y conocimiento tradicional indígena no puede ser ignorada. Es por eso que es visto que de la especial relación con ella, es que ha sido posible “desarrollar por milenios un conocimiento particular sobre el medio ambiente que es la base de nuestras formas de vida, instituciones, espiritualidad y cosmovisión. Por ello, en nuestras filosofías, la Tierra no es un bien comercial, sino es el espacio sagrado que el Creador nos ha confiado para cuidarla donde vivimos todos los seres.” (Declaración de los Pueblos Indígenas: 2000: 6)

También se entiende que este ha sido a través del tiempo “ un conocimiento colectivo y para el bien común, aun cuando se puede diferenciar conocimientos generales - los que manejan la mayoría de los integrantes de una cultura -, conocimientos especializados —los que tienen las personas que han desarrollado particularmente este conocimiento, como parteras, yerberos, hueseros y otros— y conocimientos sagrados — por ejemplo los de los chamanes —.…”

Sin embargo, “… aun los conocimientos de circulación culturalmente restringida, como el considerado sagrado, son bienes colectivos y públicos en el marco de sus culturas, ya que tienen funciones sociales. Las plantas medicinales y los conocimientos sobre ellas no solamente son componentes importantes de las culturas tradicionales, las comunidades rurales y una gran parte de las poblaciones urbanas, sino que además han sido asiduamente utilizados para el desarrollo industrial de medicinas.” (Ribeiro, 2002: 1)

La COICA [18], por su parte, manifiesta que “los conocimientos tradicionales constituyen un patrimonio de los pueblos indígenas, con carácter intergeneracional, lo que significa que ninguna persona, gobiernos o empresa, pueden considerarlos como bienes de uso común y mucho menos que estos conocimientos sean utilizados con fines comerciales. (COICA, ----: 3) Así mismo, se han opuesto a todo otorgamiento de patentes sobre formas de vida que afecten a los pueblos indígenas y la humanidad, pues estos principios son irrenunciables y legítimos. Por eso, Antonio Jacanamijoy Tisoy, en su momento coordinador general de COICA, dice: “Nuestros conocimientos no son protegidos por los sistemas vigentes. Durante generaciones, los pueblos originarios hemos contribuido a descubrir y mejorar innumerables especies de fauna y flora en beneficio de la humanidad. No obstante, presenciamos cómo empresas e institutos de investigación, respaldados por instituciones internacionales y leyes promulgadas en nuestros países, aprovechan nuestros conocimientos y recursos para llamarlos, al final, ‘su invento’. [Puesto que] En los sistemas actuales de derechos intelectuales, nuestra ciencia es considerada inferior. Y nuestros recursos, que abarcan tantos conocimientos tradicionales adaptados al uso humano con los aportes de muchas generaciones, son considerados primitivos y salvajes. Es sólo con la tecnología de los países industrializados que estos recursos son elevados a representar un valor de mercado.” (JACANAMIJOY TISOY, citado por: IBIS/COICA, 1999: 4 - 8)

De esta manera, el conocimiento de los pueblos indígenas, surge y se centra en el papel de la humanidad dentro del mundo natural y de las relaciones humanas con el, con las demás especies y con el sustrato inorgánico del entorno biológico. Es así que todo conocimiento sobre las plantas, sobre la naturaleza hace parte de la cultura de muchos pueblos amazónicos. Enfatizan en los orígenes, causas y posibles soluciones, pues el problema y “ crisis del medio ambiente derivan de problemas sociales que tienen que ver fundamentalmente con una mentalidad y un sistema de relaciones basados en la dominación y las jerarquías.” (Jacanamijoy Tisoy, 2000: 9) De manera que, los problemas medioambientales son derivados de la misma estructura de la sociedad capitalista actual, pues el deseo de dominio de la naturaleza “ deriva del dominio del hombre por el hombre – y de la mujer por el hombre – .” (Ibíd.: 10) Por esta razón, la armonía de la relación entre la humanidad y la naturaleza se dará si reina la armonía en la sociedad, ya que una sociedad que basa su economía en el mercado que promueve la competencia y está fundada en la explotación irracional de los recursos naturales y de las personas, en la acumulación de capital, que es intrínsecamente antiecológica y sólo deriva en un mundo natural destruido. Para ellos sólo cabe una pregunta: “ ¿si es la moderna civilización occidental, con sus instituciones jurídicas y políticas, con su cultura del progreso y la vigencia de la ‘ley del más fuerte’, propia del mecanismo mercantil, la que nos lleva de la mano al abismo ecológico, cómo esperar de que de sus entrañas surja una respuesta viable?” (Jacanamijoy Tisoy, 2000: 10) A partir de este razonamiento arranca la crítica a la separación artificial entre seres humanos y naturaleza y del llamado urgente para subsanarla radical y creativamente.

Esta separación artificial no se encuentra presente en los diferentes pueblos indígenas en Colombia, y en América en general, quienes han establecido una fuerte relación con la naturaleza, para el cual el conocimiento de sus ritmos, de sus especificidades, de sus ciclos, etc., en un territorio y un tiempo determinado, ha sido central y es, además, lo que ha hecho posible la vida y la supervivencia de estos pueblos en su relación recíproca con la naturaleza a través de muchos siglos. El caso de los Uitotos de la Amazonía, es un buen ejemplo de esta relación, ya que dentro de su producción integran tres espacios de manera sostenible, como son la chagra (parcela), el monte y el río. Este sistema de producción tradicional “… se establece a partir de la organización del conocimiento heredado de generación en generación, por miles de años, sobre la estructura del monte, intercalado con la utilización de diferentes unidades de paisaje, la siembra de gran diversidad de especies y técnicas propias de uso del suelo.” (Castro S. & Galán R., 2003: 14) Complementan su subsistencia con el conocimiento del bosque, del monte, de la selva, donde encuentran lo necesario para suplir sus necesidades, como las plantas medicinales, la recolección de frutos, la pesca y la caza.

La siembra obedece a un conocimiento cercano del medio y para lo cual existe una planificación: “Uno siembra la yuca en toda la chagra (yuca dulce, brava y manicuera), la manicuera en lo bajo, la dulce en el centro, la de rallar en las orillas para arrancarlas rápido. Hay que dejar una semilla en la mitad para que el viento no la tumbe y la semilla crezca alto y rápido. Después vienen las hortalizas, batatas, fríjol, ñame, mafafa y dale dale, se siembran donde más se quemó la tierra y hay ceniza. La coca se debe sembrar por surcos, en la parte alta y se transplanta a los 3 años. Por aparte se siembra la piña. Para proteger la chagra de los animales se siembra bidi que suena y habla. Uno organiza siempre el trabajo, debe comenzar de abajo, nunca de la loma hacia acá, abajo quedaría canangucho que no va a secar las fuentes de agua, a continuación viene tabaco en la parte húmeda y ahí mismo también está la manicuera; en el medio quedaría uva, el guacure y los demás frutales, arriba en la orilla no tiene ningún problema, en la loma vaya y siembre chontaduro. (Testimonio de Iris Andoque)” (Citado por Ibíd.: 15). Como se comprende el manejo de la selva es regulado por el calendario ecológico propio, ajustado a los ciclos anuales, las fases lunares y los cambio ambientales, entre los que se destacan los climáticos e hidrológicos, y en el cual es visible la capacidad de observación que poseen todos los indígenas.

En este ejemplo también se extrae que el medio en el que habitan los indígenas también es un espacio de investigación y de aprendizaje, para conservar la diversidad, mantenerla y desarrollarla, pues la “diversidad está condicionada a las especies con más significado y ventajas, pero aún así son numerosas las variedades de frutales que se pueden encontrar en los rastrojos de una familia indígena; esto los convierte en agricultores con un amplio conocimiento y una muy considerable experiencia agrícola. Estas especies son sembradas año tras año con el fin de conseguir un abanico de plantas en diferentes estados de crecimiento, además intervienen sobre los procesos de regeneración, lo que los hace unos agricultores enriquecedores del bosque.” (Ibíd.: 16)

En la cosmovisión indígena se encuentra presente de manera integral la relación hombre naturaleza. Por eso la recuperación del saber tradicional de los “mayores” para una correcta utilización de los recursos naturales y el desarrollo y transformación de nuevos y diferentes saberes es imprescindible, para que algún día se pueda cumplir lo que los mayores dicen: hacer amanecer la palabra. (Testimonio de Hernando Castro, Citado por Castro S. & Galán R., 2003.)

Este conocimiento de la naturaleza y sus tiempos no es un proceso individual, sino un proceso colectivo, aún cuando tengan una connotación especializada, sagrada, y en consecuencia, restringida. Estos conocimientos en realidad son de dominio público, lo que sucede es que exigen una preparación y dedicación especiales. “El acceso a estos conocimientos es informal; abordarlo constituye una gran posibilidad de éxito en la comunidad, su transmisión se da en la vida cotidiana. Los significados que se dan a sus componentes son únicos para cada cultura, razón por la cual nadie puede reivindicarlo como si fuese de una cultura particular…” (Moreno Villa, 2002: 7)

Esta experiencia narrada por un integrante de la etnia Guanano de la Amazonía colombiana, muestra muy claramente el carácter y origen colectivo del conocimiento: “El origen del conocimiento especializado radica en la decantación colectiva hecha por el grupo Guanano a través de la interpretación de la naturaleza, no para dominarla sino para entablar una relación de mutuo beneficio, donde el ser humano y la naturaleza tienen una dependencia recíproca…” (Ibíd.: 7) Su función alcanza todos los espacios y ámbitos de la comunidad, fortaleciendo inclusive la transmisión de la lengua; su ámbito de producción de conocimiento es la familia y a la vez es la encargada de conservarlo y de que permanezca vigente; la comunidad es la depositaria de este conocimiento y sui control se ejerce únicamente por la buena práctica de la comunidad y su relación armónica con el medio natural sin deteriorarlo. (Moreno Villa, 2002)

Este tipo de desarrollo de conocimiento es inclusive sustentado por la Organización mundial de la salud, la cual ha introducido dentro de sus estrategias de salud en el mundo, el uso de la medicina tradicional, en la cual observa las siguientes características: “Traditional medicine may be codified, regulated, taught openly and practised widely and systematically, and benefit from thousands of years of experience… its practices passed on orally.

WHO therefore defines traditional medicine as including diverse health practices, approaches, knowledge and beliefs incorporating plant, animal, and/or mineral based medicines, spiritual therapies, manual techniques and exercises applied singularly or in combination to maintain well being, as well as to treat, diagnose or prevent illness.” (World Health Organisation – WHO, 2002: 7 Negrilla en el original.)

Por otra parte, pero complementario a lo anterior, un elemento presente en todas las comunidades y muy importante para su existencia fue tratado en el Cuarto Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad - FIIB4. En este se hizo expresa una de las principales reivindicaciones de los pueblos indígenas: la conservación y desarrollo de la biodiversidad en sus territorios.

El asunto del territorio para las comunidades indígenas es de importancia central en su vida, puesto que el territorio no es sólo ni principalmente un espacio geográfico, una parte de la naturaleza, sino también y sobre todo el vasto conjunto de relaciones que una sociedad establece con ese espacio a través de su historia y como resultado de su acción, conjunto del cual las relaciones directamente económicas —de propiedad y producción— son sólo una parte. Y pudo comprenderse que las relaciones que se daban por medio del pensamiento y de la palabra eran igualmente importantes y esenciales en la conformación de esa territorialidad.” (Vasco, 1995: 2) Y es que el territorio es fundamental para la existencia de cada sociedad, porque este es la base, el cimiento, la posibilidad de tener recursos para la subsistencia y la reproducción, por esto la defensa de el territorio, como lugar donde se hace la sociedad es vital y es actualmente objeto de presa para las grandes empresas multinacionales, los lugares preferidos para el saqueo de los recursos y el conocimiento tradicional.

Vasco también hace referencia a la importancia de la relación con la sociedad: El ser humano es un ser social, pero también es un ser biológico y, por lo tanto, su existencia implica un conjunto de necesidades que precisan de elementos materiales para satisfacerlas. La naturaleza es la única fuente para su obtención, pero, para conseguirlos, necesita relacionarse con ella, con ese almacén natural de donde puede obtener todo lo necesario…

La humanidad, pues, no puede desprenderse de la naturaleza, pues no podría vivir. No puede desprenderse de su ser biológico; tampoco puede hacerlo del medio que la rodea. No es válido, pues, pensar al ser humano a través de la oposición entre naturaleza y cultura. ” (Ibíd.: 2)

Por otro lado están algunos planteamientos de GRAIN, organización cercana a las comunidades tradicionales e indígenas. GRAIN, considera al conocimiento tradicional como cualquier otro conocimiento, como las matemáticas, la biología, la sociología, distinguiéndose de aquellos en que ha sido “cuidadosa y pacientemente creado, construido, alimentado, circulado y fomentado por gente común no poderosa: pequeños agricultores, pescadores artesanales, cazadores – recolectores, sanadores tradicionales, parteras, artesanos, poetas tradicionales y muchos otros. Debido al hecho que la mayoría de esta gente pertenece a culturas rurales o con lazos estrechos con las culturas rurales, ese conocimiento está íntimamente asociado a la comprensión de los procesos naturales. Es un tipo de conocimiento que evoluciona constantemente, integrando nuevos conocimientos a un rico reservorio que ha sido probado y enriquecido a través de los siglos.” (GRAIN, 2004b: 8)

Igualmente, defienden la importancia de este conocimiento para la preservación de la vida en el planeta y le dan una posición equivalente al conocimiento científico. También llama la atención el hecho de que es común el desacreditar este tipo de conocimiento, al llamarlo tradicional, pues como lo considera GRAIN “ podría tornarse subversivo en virtud de su carácter colectivo y su autonomía de los círculos del poder. Rotularlo así también le permite a los círculos del poder excusarse de entender una forma de conocimiento que es demasiado sofisticada como para adaptarse a sus modelos imperantes.” (Ibíd.:8) Otros argumentos usados para desacreditar el conocimiento indígena y/o tradicional, son aquellos por los cuales se alega que es estático, anticuado, poco práctico y arcaico, por lo que no es viable su utilización en los tiempos de hoy. De esta manera, al ser considerado carente de valor, de validez científica y de segunda clase, se justifica fácilmente su transformación y apropiación.

4. Conocimiento Tradicional Vs. Propiedad Intelectual. Traducciones, saqueos, piratería.

Los actuales científicos, buscadores de nuevas plantas medicinales o milagrosas en los recursos naturales, genéticos, en los conocimientos tradicionales, son los herederos de los antiguos naturalistas que recorrían el mundo en busca de esas plantas milagrosas que les otorgaran fama, fortuna y reconocimiento. Esa misma tradición de explorar territorios en su búsqueda, de conocer el territorio y riquezas a través de la experiencia de sus habitantes nativos, de conocer los usos medicinales de plantas, animales, minerales por medio de la voz de los nativos de esas tierras para coleccionarlos, llevarlos a los laboratorios y centros de investigación, para extraer sus cualidades primarias, aún continúa.

Así como en el pasado, en la actualidad es necesario el desarrollo de una serie de técnicas que permitan la conservación y posterior análisis de las muestras de material y el uso estandarizado de sistemas universales de códigos y de clasificación. Además, el trabajo de catalogar y analizar la naturaleza incluye extraer los objetos de la naturaleza de sus medios particulares y transportarlos de alguna manera, para que sea posible la tarea de los científicos de “… convertir y transformar lo inconmensurable en conmensurable, hacer familiar lo desconocido, crear un vínculo y, en última, poseer lo extraño…” (Nieto, 2000: 58)

Pero la apropiación de la naturaleza también implica un proceso de traducción de los saberes locales, tradicionales de los pueblos indígenas y tradicionales locales a un conocimiento global, universal, “científico”, puesto que el conocimiento que los exploradores y científicos buscan no sólo pertenecía a tierras “desconocidas”, sino también a sus habitantes “poco” desarrollados.

Así como en la antigüedad, los modernos científicos al llegar a estos apartados lugares, son capaces de comparar plantas y animales en una escala completamente distinta de la de los nativos. Los científicos que se encuentran en los centros de investigación y desarrollo de las grandes empresas y gobiernos del Norte, se vuelven más poderosos que los habitantes locales a medida que más y más objetos provenientes de lugares lejanos llegan a sus manos y son “domesticados”, transformados y dominados, mediante un proceso de transformación y traducción, que Nieto explicita muy bien en una cita de Michael Callon, quien afirma que “Traducir es desplazar… Traducir es también expresar en un lenguaje propio lo que otros dicen o hacen, es hacer de uno mismo el portavoz…”. Toda traducción implica remover algo de un lugar a otro. El resultado, diría Callon “es una situación en la cual ciertas personas controlan a otras.” (Callon, Michael (1986), Citado por Nieto Olarte: 137)

Aún este proceso de transformación y traducción, de poder y control sobre los pueblos tradicionales, empleado para conocer las plantas, no ha podido reemplazar a las tradiciones locales en la manera de conoce y probar sus virtudes.

Esto, que ha sido llamado Biopiratería [19], y que se refiere al “despojo de los recursos bióticos y el conocimiento asociado a ellos con fines de poner en el mercado bienes comunes que los pueblos, los grupos campesinos y las comunidades indígenas nunca pondrían en venta.” [20] También definido por V. Shiva como: “…el empleo de los sistemas de propiedad intelectual para legitimizar la propiedad y el control exclusivos de los recursos biológicos y de los productos de los procesos biológicos que se han utilizado durante siglos en las culturas no industrializadas… [Que en la actualidad se presenta] por la insuficiencia de los sistemas de patentes occidentales y la parcialidad intrínseca de occidente frente a otras culturas.” (Shiva, 2003 [2001]): 51), se ha presentado desde las épocas de la colonia, cuando se ordenaba a las expediciones la recopilación y traducción sobre las prácticas medicinales indígenas, obtenidos a caciques, yerbateros y curanderos, para ser traducidos y reinterpretados. Sin embargo, desde estos reportes únicos reportes que existen de las prácticas medicinales de culturas indígenas, se reconoce la fuerte tendencia a considerarlas como mágicas y supersticiosas.

De esta concepción colonialista, que consideraba estas tierras como baldías y sin explotar, es que surge la concepción económica predominante de la naturaleza. Esta ha sido la inspiración histórica constante de considerar el atraso de la nación por la inferioridad de la raza. El conocimiento de los pueblos indígenas, de las comunidades tradicionales y de la tierra, y aún de los propios científicos no basta. Se pensaba y se piensa todavía, que la contribución de las ciencias sólo puede ser real y efectiva si es para el acumulado universal, no si se trata de resolver problemas propios. En este sentido, ” se niega o se expropia, y de manera bastante clara, la condición de conocimiento con carácter de verdad a los llamados “saberes locales” de los indígenas y los sectores populares… [Así que han sido y son, como se ha dicho] … asimilados a “supercherías” y “supersticiones” o “saberes” que pueden contener algún fondo de verdad, siempre y cuando los criollos realicen experimentos y eventualmente “validen” algunas formas de conocimiento alcanzadas por los naturales del país, gracias al “azar” y a una dilatada “práctica”. (Restrepo, 2000: 203)

Sin embargo, esto no ha sido superado y aún en nuestro medio se desdeña este conocimiento, y en beneficio del capital, se le suma el poco respeto a las tradiciones, costumbres, creencias y formas de vida locales. Por esta razón, en muchos casos, para continuar su desarrollo y vida asumen distintos procesos de hibridación, en los cuales como resultado y gracias a un permanente desarrollo de sus sistemas de conocimiento, las distintas comunidades y pueblos pueden seguir desarrollando “sus propios conceptos sobre la salud y la enfermedad; los que les permiten definir una variedad de condiciones físicas y emocionales que afectan el bienestar de los individuos. Debido a que estas creencias son derivadas de, y al mismo tiempo reforzadas por, las relaciones en la comunidad y la percepción del universo físico y cosmológico, ellas revelan en última instancia no sólo la naturaleza y la estructura social, sino, además, las maneras especificas en que las enfermedades son identificadas, diagnosticadas y tratadas. En ese sentido, las formas en que las poblaciones nativas entienden qué es lo que significa estar enfermo o sano, no sólo demuestran su conocimiento de la fisiología y la patología humanas, sino que también explican el significado que le atribuyen a su propio mundo y a su historia.” (Austin, 1995: 15).

Desafortunadamente, persisten dentro de la ciencia posiciones como la observada en la discusión sobre el acceso a la diversidad biológica. En un evento del año 1999 en el marco de la conferencia de las partes del CDB, asistieron cincuenta expertos de distintas partes del mundo, seleccionados por la secretaría del CDB a partir de una lista de candidatos enviados por las partes. Este panel estuvo compuesto por expertos provenientes del sector industrial, jardines botánicos de países poco diversos (no americanos iberoamericanos) con posiciones alejadas de los intereses nacionales. El asunto es que no fueron invitados las comunidades locales, los pueblos indígenas y tradicionales, quienes siempre han mantenido y protegido la biodiversidad en el mundo y poseedores y habitantes de los territorios en los que se encuentra la diversidad a la que se quiere acceder. No fueron invitados bajo la excusa de que se quería un panel de expertos, no de representantes comunales o de pueblos indígenas y/o tradicionales. (Flórez, 2001)

Estas personas poseedoras del saber resultado de procesos de desarrollo del conocimiento, considerados “charlatanes”, “hierbateros” y “parteras” en muchas partes del mundo, constituyen el único servicio médico para la población que no tiene acceso a los sistemas de medicina ilustrada, aún cuando ya entran dentro de los planes estratégicos de entidades como la OMS y de prospección y biopiratería de grandes empresas. Estas entrenan y destinan a sus programas estratégicos a un número cada vez mayor de científicos y para llevar a cabo actividades de exploración en las selvas, campos y mares del sur en busca de riquezas biológicas y conocimientos tradicionales.

Esto es un gran negocio, y varias empresas y compañías de bioprospección han tenido gran éxito en la búsqueda y valoración de componentes médicos en países del trópico usando conocimiento indígena como la base de su recolección de plantas. Usando este método, más de la mitad de las plantas recolectadas por las compañías tienen buenas perspectivas de convertirse en medicamentos, comparado con un porcentaje inferior a 1 de las técnicas convencionales. (Shand, 1997)

Por eso no es difícil el reconocer que “ A pesar de las obvias diferencias, los sistemas de conocimiento de la academia occidental han compartido importantes características con los sistemas de conocimiento tradicional de los pueblos indígenas, pescadores artesanales, pastores y campesinos. [Aunque] En ambos casos, el conocimiento ha sido poseído y manejado como un bien común, no como mercancía de propiedad privada…” (GRAIN 2004: 2) Sin embargo, en la actualidad “… l os sistemas de patentes occidentales fueron pensados para favorecer a los monopolios de importación, no para cribar todos los sistemas de conocimientos con el fin de excluir todas las innovaciones existentes y establecer una relación anterior en otras culturas. Además, la cultura occidental ha sufrido el ‘ error columbano’ del derecho a saquear; ha tratado a otra gente, sus derechos y sus conocimientos de inexistentes.” (Shiva, 2003 [2001]): 51)

Pero la característica perdida de no imponer propiedad sobre el conocimiento, fue fundamental en los comienzos de la ciencia occidental, que tuvo un proceso, en algún sentido, fundacional a comienzos de la edad moderna, con la llamada Revolución Científica. Aún cuando entre “más objetivo y desinteresado se considera que es un cuerpo de conocimiento, más valioso resulta como herramienta para la acción política y moral.”(Shapin, 2000: 205) Así que para fortalecer esta herramienta, una “nueva revolución industrial y agrícola está en marcha, la que permite al sector privado y a las corporaciones transnacionales crear monopolios sobre muchos procesos biológicos y formas de vida a través del uso de la propiedad intelectual. Las leyes de la propiedad intelectual permiten ahora la obtención de patentes sobre organismos vivos y pueden ser utilizadas para privatizar el conocimiento indígena y local.” (RAFI, 1997: 2)

Pero de la misma manera en que se ha intentado establecer propiedad sobre el conocimiento, siempre se ha cuestionado este hecho, por eso es de resaltar así como se ha puesto en tela de juicio a la propiedad intelectual sobre el conocimiento tradicional, se hizo exactamente de la misma manera con la discusión sobre los DPI aplicados a los conocimientos científicos occidentales. En principio, los científicos notaron cómo su trabajo fue progresivamente apropiado y comercializado por empresas y corporaciones con la ayuda de los DPI. Lo que los llevó a iniciar una búsqueda de DPI para protegerse, en principio como medida defensiva, pero que pocas décadas después cambió el sentido académico de la ciencia. De modo que las instituciones que han construido y participado en la acumulación del conocimiento y que han sido continuamente desarrolladas desde el renacimiento están en esencia perdidas, como la difusión de trabajos en revistas o eventos científicos son en estos momentos una formalidad sin real significado, al igual que ha terminado la comunicación e intercambio de información continua e informal entre grupos de investigación, resultado del interés en aplicar patentes.

Siguiendo esta línea, es común que los departamentos universitarios incrementen sus finanzas de la misma manera. Sin embargo, en los casos del conocimiento tradicional y el occidental, los verdaderos ganadores son un puñado de grandes empresas, las cuales controlan directa o indirectamente, no sólo la mayoría del desarrollo tecnológico, sino también la mayoría de la investigación básica en ciencias. Estas empresas son los maestros de los sistemas de DPI y de su lógica comercial, que se han tomado también el mundo académico.

Pero un hecho es claro: las corporaciones nunca podrían haber transformado la academia tan rápido y completamente, si los científicos no lo hubieran hecho con ellos mismos, al intentar vencer a las corporaciones en el juego de DPI, con lo cual lo único que lograron fue entregar el sistema académico a las corporaciones para su control. Hoy, científicos y académicos compiten para producir las patentes que les darán fama y fortuna, en la forma de contrato con uno de los gigantes corporativos, quienes necesitan asumir pequeños riesgos o costos con la ciencia básica, pero libres para escoger y elegir los mejores resultados. (GRAIN, 2004c)

Esto es precisamente lo que se quiere combatir, al intentar preservar las formas de conocimiento tradicionales y los elementos íntimamente ligados a él, o sea, la cultura, el territorio, sus formas sociales de organización, su autonomía, etc. Puesto que “Es imposible hablar de conservación y uso sustentable de genes, especies y ecosistemas separados de las culturas humanas. El conocimiento de los pueblos indígenas y comunidades rurales es la piedra angular de la seguridad agroalimentaria global y la salud humana, y es el ladrillo para la seguridad ambiental. En realidad, el desarrollo sustentable de los sistemas agrícolas depende muy a menudo de la capacidad de innovación de millones de campesinos, habitantes de la selva, pastores y pescadores artesanales y su conocimiento acumulado de los recursos biológicos.” (Shand, 1997: 3 - 4)

Pero el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, como la biotecnología, la nanotecnología, la informática y las neurociencias, algunas de las cuales se apoyan mucho en materiales biológicos, implica una concentración y “reorganización del poder económico en manos de los oligopolios globales de la alta tecnología. [Esta] interrelación entre los recursos biológicos en peligro de desaparición, las nuevas tecnologías controladoras de la vida y el surgimiento de tecnocracias privatizadas podría ser lo que impulse los cambios tecnológicos y políticos del mañana.” (Mooney, 2002: 9)

Razón por la cual las formas básicas de propiedad intelectual: Patentes, Derechos de los fitomejoradores, Derechos de autor, Marcas comerciales, Diseños Industriales y Secretos comerciales, en años recientes, han sufrido numerosas alteraciones diseñadas para cubrir cosas como microorganismos, circuitos de computadores y programas de computadores, además de la propiedad sobre los conocimientos tradicionales. (RAFI, 1997)

Porque a pesar de las nuevas tecnologías, la dependencia de la industria respecto al conocimiento y los consejos de las comunidades rurales y agrícolas es una causa de incomodidad para las empresas y gobiernos del Norte, ya que significa deudas y repartir utilidades. Por eso es más conveniente afirmar que la mayoría de la biodiversidad de valor permanece aún sin descubrir y en estado silvestre, aunque ya se ha demostrado que los agricultores del Sur fueron los primeros en domesticar casi todas las especies de los principales cultivos y especies ganaderas. Esto es lo que se puede destruir gracias a los sistemas de patentes occidentales, que “fueron pensados para favorecer a los monopolios…, no para cribar todos los sistemas de conocimientos con el fin de excluir todas las innovaciones existentes y establecer una relación anterior en otras culturas. Además, la cultura occidental ha sufrido el ‘ error columbano’ del derecho a saquear; ha tratado a otra gente, sus derechos y sus conocimientos de inexistentes.” (Shiva, 2003 [2001]): 51)

Esta contribución de millones de pueblos y comunidades tradicionales alrededor del mundo, continúa haciéndose, como se ha dicho, compartiendo y adaptando las especies a través de muchos microambientes, bastante tiempo antes del mejoramiento “científico” del siglo veinte. Gracias a estos antepasados, existieron y aún existen miles de centros de diversidad genética en el Sur, lugares en los cuales los campos retienen la diversidad genética fundamental para la seguridad alimentaria global. “ El conocimiento acumulado y profundo de las comunidades agrícolas, no sólo de una especie individual sino de la compleja interrelación entre las especies y el ecosistema más amplio, hace de su conocimiento algo invaluable…” (RAFI. 1997: 5) Sin embargo, de la totalidad de comunidades y pueblos campesinos e indígenas y tradicionales, al menos la mitad ha sido forzado a someter su conocimiento ecológico local y tecnológico de la agricultura y la biodiversidad a un sistema de agricultura industrial controlada externamente, con lo cual debido a procesos de pérdida de identidad cultural, de cohesión social, han venido perdiendo su lenguaje y cultura, y el conocimiento asociado a esta. Lo mismo pasa con la agricultura. ¿Estaremos aún a tiempo de recuperar este conocimiento y prácticas?

Es dudoso, pues las grandes empresas se han convertido en biopiratas, que buscan nuevos tesoros encontrados a través de los mapas en el conocimiento de las comunidades indígenas, tradicionales y campesinas. “Con el nuevo confinamiento de la vida por el sistema de propiedad intelectual, el mundo industrializado está impidiendo efectivamente que quienes entregan las semillas y el conocimiento experto tengan acceso al beneficio comercial, mientras simultáneamente otorgan monopolios a sus propios inventores y mejoradores genéticos mediante la propiedad intelectual sobre variedades vegetales y animales…” ((RAFI, 1997: 6)

En este proceso, la ciencia occidental tiene una importancia de primer orden, pues por medio de complejos procesos de apropiación del conocimiento, han traducido este saber indígena y/o tradicional a lenguajes y sistemas o teorías que los haga más cercanos a ellos y de esta manera tener la posibilidad de usarlos para su beneficio, convirtiéndolo en conocimiento científico sin que sus originales portadores y creadores, las culturas tradicionales y/o indígenas alrededor del mundo reciban el más mínimo crédito por ello. (Obregón, 2002)

Aunque utilizando la propiedad intelectual, los científicos y poseedores de los Derechos de Propiedad, buscan el control monopólico sobre los recursos biológicos y el conocimiento de las comunidades agricultoras, por un período mínimo de 17 a 25 años. Por medio de la biopiratería, los agricultores y las comunidades agrícolas tendrían que pagar por los productos de su propio intelecto.

El asunto es que la biopiratería expresada en la propiedad intelectual sobre las cosas vivientes es una forma de posesión diferente y de más largo alcance. La distinción puede ser parecida a la diferencia entre tener una cantidad de un recurso de acceso libre y tener el mapa genético o la fórmula química. El poseedor de la patente del mapa o fórmula tendría el derecho de decidir quien podría tener acceso al recurso particular, en cualquier parte y al uso para cualquier propósito.

Bajo las leyes de patentes, también es posible monopolizar las partes de una planta o animal tal como genes específicos o características genéticas. Esto otorga un gran poder en el mercado, porque con esto se dictan las condiciones para el acceso y la venta de la tecnología patentada. Así, las características heredadas de los organismos vivos, están protegidas por derechos monopólicos y se intercambian como bienes comerciales en el mercado global.

El argumento inicial de la propiedad intelectual es que fue concebida para proteger a los inventores y artistas contra la pérdida de control sobre sus creaciones intelectuales. En teoría las leyes de propiedad intelectual dan a los inventores e inversionistas la confianza de que su trabajo será recompensado y no pirateado. Sin esta garantía, argumentan, los inventores no podrían inventar y los inversionistas no podrían entregar los recursos que ellos necesitan. El argumento en contra de esto, es que las innovaciones, invenciones se usan apara aumentar la producción, eficiencia o acceso al mercado y reciben como resultado de su inversión un beneficio inmediato y directo, teniendo de dos a tres años de ventaja en el mercado, tiempo en el cual puede aprovechar antes de que los competidores estén en condiciones, ya sea de copiar su idea, o de alcanzar su mismo desarrollo. (RAFI, 1997)

Estos regímenes de propiedad intelectual han evolucionado a través del tiempo hacia mecanismos que permiten a las corporaciones, no a los individuos inventores, proteger los mercados más que las ideas, permitiendo a las grandes empresas comerciar las tecnologías entre sí y mantener a las empresas pequeñas completamente fuera del mercado. Aunque la especialización del conocimiento y las reglas que gobiernan el acceso a ciertos tipos de conocimiento se encuentran, casi en todas las sociedades, las leyes de patentes no fueron concebidas para permitir el monopolio sobre los productos y procesos de la vida. Sin embargo, en décadas recientes ha llegado a ser cada vez más común que la propiedad intelectual sea conferida en todas estas áreas prohibidas.

Esta protección se ve representada en el acuerdo TRIPS, gracias al cual muchos de los países se verán en la obligación de respetar los DPI, lo que conlleva a que investigadores o empresas provenientes de países industrializados puedan utilizar el material genético, la información proveniente de los conocimientos o saberes tradicionales de pueblos indígenas, comunidades que luego desarrollarán en productos que luego son patentados y explotados económicamente. Así, la inmensa mayoría de los pueblos indígenas no desean consagrar sus recursos biológicos y los correspondientes conocimientos tradicionales como propiedad privada. De esta manera, la COICA, ha repetido numerosas veces que no acepta y no respalda la patentabilidad de las diferentes formas de vida, por ejemplo las plantas, animales y microorganismos. Por eso si no se atiende a aquellos que se oponen a patentar estos conocimientos, el Acuerdo será ilegítimo, por responder únicamente a los intereses de las grandes empresas farmacéuticas y agroalimentarias del Norte.

Por eso el planteamiento de los pueblos indígenas es que este acuerdo y todos aquellos acuerdos que protejan de la misma manera la propiedad intelectual, son instrumentos de imposición de los países industrializados hacia los países en vía de desarrollo, pues por medio de estos se quiere legitimar la transferencia de recursos genéticos del Sur hacia el Norte. Esto se ve reforzado por la inadecuada participación de los países del Sur por falta de recursos financieros y técnicos.

Así, el producto de siglos de creatividad humana constante se comercia, se vende, despedazándolo y sustrayéndolo de toda relación con su medio original. Situación que cuenta con la complicidad y patrocinio de la OMPI y la OMC. Por eso, vender el saber de los pueblos, es como vender los símbolos de uso diario o el lenguaje, y de esta manera debería ser imposible comprarlos o venderlos, ya que con esta acción, aplasta y viola el derecho de los pueblos y comunidades indígenas y/o tradicionales a crear, desarrollar, intercambiar y disfrutar con libertad su propio conocimiento.

Algunos países piensan que es necesario un régimen de propiedad intelectual para proteger los sistemas de conocimiento tradicional, lo cual no es difícil de entender, pues las naciones ricas y grandes corporaciones han desarrollado sistemas de Derechos de Propiedad Intelectual para tener control, apropiación y definición de la utilización de los productos de la creación humana. Así mismo es usada para privatizar despiadadamente y explotar el conocimiento tradicional por parte de empresas, investigadores ayudados por pasantes y comunidades a través del mundo. Nadie hace nada en contra de esto, pues sienten que no pueden hacer nada. De esta frustración surge la idea de crear un sistema especialmente diseñado a proteger a los poseedores originales del conocimiento tradicional. El argumento es si las corporaciones pueden tener fuertes DPI para usarlo en contra de las comunidades, ¿por qué no hacerlo también en contra de ellos?

Pero esto es un mal consejo, y no en sentido de que es imposible de realizar, pues los gobiernos podrían presionar para obtener un acuerdo sobre formas sui generis de DPI para el conocimiento tradicional. Es un mal consejo en el sentido de que si se pudiera materializar, nunca sería de la forma prevista por sus proponentes. Por el contrario, por apegarse a los DPI, los poseedores del conocimiento tradicional podrían perder justamente lo que intentan salvar.

Quienes promueven la idea de introducir un sistema especial de DPI para proteger los conocimientos tradicionales “…parecen ignorar o desestimar es cómo la introducción de DPI inevitablemente cambiará la naturaleza del conocimiento tradicional: su carácter comunitario… [Sin embargo] subrayan que los elementos de DPI en un sistema sui generis podría ser complementado por un número adicional de disposiciones orientados a asegurar el respeto por la herencia cultural y religiosa. Pero no importa cuanto pueda ser añadido, el hecho básico está en que la protección a la propiedad intelectual puede aplicarse únicamente a la propiedad. De esta manera, cualquier cosa puede ser cubierta por un derecho de propiedad intelectual, lo que la convierte de inmediato en propiedad, en mercancía, lo que conlleva que cualquier cosa puede ser comprada y vendida. Acá es en donde los sistemas de DPI fundamentalmente chocan con la noción de conocimiento tradicional como herencia comunitaria, de que algunas cosas de acuerdo con su naturaleza no pueden ser vendidas o compradas.” (GRAIN, 2004c: 2)

Finalmente, Vandana Shiva, considera que “los sistema de conocimiento indígenas son por lo general ecológicos, mientras que el modelo de conocimiento científico predominante, caracterizado por el reduccionismo y la fragmentación, no está preparado para tener plenamente en cuenta la complejidad de las interrelaciones de la naturaleza. Esta deficiencia se vuelve sumamente importante en el campo de las ciencias de la vida que se ocupa de los organismos vivos.” (Shiva, 2003: 28) De ahí que esta estrechez mental usada para la subvaloración y clasificación implícita del conocimiento tradicional y sus poseedores, como inferiores frente a la ciencia occidental, como no válidos, como carentes de validez científica, es práctica frecuente incluso, en eventos que pretenden su protección, así mismo es lo que ha permitido la expoliación permanente. Pero también estas clasificaciones ayudan a construir desde nuestro medio y que se convierten en abrumadoras realidades si las observamos desde esta perspectiva, con la misma visión europea de tiempos de la colonia, que bajo el truco de la comparación con lo conocido, la riqueza de la naturaleza se escapara en sistemas de clasificación construidos para dar cuenta de otra naturaleza, de otros mundos, no sé si más estrechos o menos diversos, pero al fin y al cabo completamente distintos. (Restrepo, 2000: 199).

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Notas

[1] GRAIN (Acción Internacional por los Recursos Genéticos) es una organización no gubernamental (ONG) que promueve el manejo y uso sustentable de la biodiversidad agrícola basado en el control de la gente sobre los recursos genéticos y el conocimiento tradicional. Esta presentación fue tomada de la página Web de la organización: http://www.grain.org/ Además, es bueno aclarar que todas las publicaciones de esta y otras ONG’s, tienen un contenido libre de propiedad intelectual, es decir, no tienen Copyright.

[2] El artículo al que se hace referencia aparece citado como “El valor de los servicios ecosistémicos y el capital natural del planeta” en el artículo de GRAIN (2004c) que sirvió como apoyo y fuente en este apartado. En la cita no aparece ni los autores, ni la fecha de publicación ni ninguna otra información aparte del título, que supongo es una traducción del original, que supongo debe ser en estar escrito en lengua inglesa.

[3] Lo mismo que sucede con el artículo.

[4] Las características de este consumo continuo y obligado son las siguientes:

“A diferencia de un producto que se paga una sola vez, el servicio debe pagarse cada vez que se utilice. …

… los servicios ambientales tienen un mercado cautivo, constante, sin fin y exento de depreciación del capital.

… El concepto permitirá apropiarse no sólo de vastos componentes del planeta Tierra, sino de elementos intangibles, como la capacidad reguladora de los sistemas.

Por ser intangibles, los servicios pueden agruparse o desagregarse libremente de acuerdo a los criterios de quien vende… …La ‘creación’ de nuevos ‘servicios’ –es decir, la expansión del mercado- sólo dependerá de la imaginación de las empresas.” (GRAIN, 2004c: 6 – 7)

[5] Acceso al Mercado de Productos No Agrícolas ( NAMA por sus siglas en inglés), conocido comúnmente como las negociaciones sobre aranceles industriales, que hacen parte, además, de las negociaciones del Programa de Doha, de la OMC.

[6] Biotecnología: Variedad de técnicas que involucran el uso y manipulación de organismos vivos para producir productos comerciales. Estas técnicas incluyen el cultivo de células, transferencia de embriones y tecnología de ADN recombinante (ingeniería genética). (RAFI, 1997: 80)

[7] “ Biopiratería: Uso de la propiedad intelectual para legitimar la propiedad y control exclusivo de los recursos biológicos y del conocimiento, sin reconocer, recompensar o proteger a los innovadores informales.” (Ibíd.: 79)

[8] Acuerdo multilateral: Un acuerdo entre varias partes, tales como los acuerdos internacionales firmados por muchos de los gobiernos del mundo.

[9] Propiedad Intelectual (PI) o Derechos de Propiedad Intelectual (DPI): Leyes que conceden derechos monopólicos a aquéllos que crean ideas y conocimiento. Tienen la intención de proteger a los inventores contra la pérdida de control sobre sus ideas y las creaciones de su conocimiento.

Hay cinco grandes formas de DPI: patentes, derechos de los fitomejoradores, derecho de autor, marcas registradas, y secretos comerciales. Todos los DPI operan por exclusión, concediendo derechos monopólicos temporales, los cuales impiden que otros hagan o usen la creación. La legislación de PI es nacional, aunque la mayoría de los países adhiere a las convenciones internacionales que gobiernan la propiedad intelectual. (Op. Cit. RAFI, 1997: 83)

[10] Organización Mundial del Comercio (OMC): Un cuerpo creado en 1994, al término de la Ronda de Uruguay del GATT, para monitorear el acuerdo del GATT y alcanzar los objetivos comerciales globales. Entró en operaciones el 1 de enero de 1996. Ahora tiene el potencial de llegar a ser el foro dominante para determinar las leyes de propiedad intelectual a nivel mundial. (Ibid.:83)

[11] Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS): El TRIPS es un acuerdo del GATT, administrado ahora por la Organización Mundial del Comercio (OMC), estipulando que todos los signatarios deben conformarse a los estándares de las leyes de propiedad intelectual de los países industrializados. (Ibíd.: 81)

[12] Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI): Organización basada en Ginebra que administra 20 convenciones de propiedad intelectual adoptadas por parte de la comunidad mundial, que incluyen convenciones sobre patentes, derechos de los fitomejoradores y el Tratado de Budapest sobre DPI sobre materiales biológicos. Tiene 151 estados miembros, incluyendo a los países industrializados y muchos del sur.

[13] Convenio Sobre la Diversidad Biológica (o Convención de la Biodiversidad): Un acuerdo internacional legalmente vinculante para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad. Su texto final fue adoptado en Nairobi el 22 de mayo de 1992. Fue firmado por más de 150 países en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992 y ya en octubre de 1995 había sido ratificado por 128 gobiernos. El Convenio se hizo efectivo el 29 de diciembre de 1994. (Op. Cit. RAFI, 1997: 80)

[14] Especialmente en lo correspondiente a la propiedad sobre sus conocimientos, saberes y prácticas culturales, que se encuentran especificadas en los artículos 29 y 30, que dicen textualmente: Artículo 29: Los pueblos indígenas tienen derecho a que se les reconozca plenamente la propiedad, el control y la protección de su patrimonio cultural e intelectual. Tienen derecho a que se adopten medidas especiales de control, desarrollo y protección de sus ciencias, tecnologías y manifestaciones culturales, comprendidos los recursos humanos y los recursos genéticos, las semillas, las medicinas, el conocimiento de las propiedades de la fauna y la flora, las tradiciones orales, las literaturas, los diseños y las artes visuales y dramáticas. Artículo 30. Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar y elaborar las prioridades y estrategias para el desarrollo o la utilización de sus tierras, territorios y otros recursos, en particular el derecho a exigir a los Estados que obtengan su consentimiento, expresado con libertad y pleno conocimiento, antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras, territorios y otros recursos, particularmente en relación con el desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos o de otro tipo. Tras acuerdo con los pueblos indígenas interesados, se otorgará una indemnización justa y equitativa por esas actividades y se adoptarán medidas para mitigar sus consecuencias nocivas de orden ambiental, económico, social, cultural o espiritual.” (Declaración las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas.)

[15] Foro llevado a cabo en La Haya, Holanda, durante los días 11 y 12 de Noviembre de 2000, en el cual participaron representantes de diversas organizaciones de pueblos indígenas y tradicionales alrededor del planeta como Nepal, Colombia, Surinam, Indonesia, Samoa, Guyana Francesa, Perú, Panamá, Filipinas, Bolivia, Ecuador, Ruanda, Uganda, Kenya, Rusia, Nueva Zelanda, México y Estados Unidos.

[16] Congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – UICN, llevado a cabo en Amman, Jordania, en Octubre de 2000.

[17] Seminario realizado en la ciudad de Rio Branco, AC, Brasil del 3 al 5 de Junio de 2000.

[18] La COICA es la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, agrupando a pueblos de países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Su trabajo y acción se centra en promover y desarrollar la unidad y colaboración entre los pueblos indígenas, así como entre sus organizaciones afiliadas; defender las reivindicaciones territoriales y de autodeterminación por parte de los pueblos indígenas; defensa de los derechos humanos de sus miembros; coordinación de las iniciativas dirigidas a entidades intergubernamentales y ONG's internacionales en la cuenca Amazónica al lado de las organizaciones afiliadas y promover la revalorización y reivindicación cultural de los pueblos amazónicos. (IBIS/COICA, 1999: 16)

[19] Término acuñado por el grupo ETC, o Action Group on Erosion, Technology and Concentration

ETC group is dedicated to the conservation and sustainable advancement of cultural and ecological diversity and human rights. To this end, ETC group supports socially responsible developments of technologies useful to the poor and marginalized and it addresses international governance issues and corporate power.

ETC group's strength is in the research and analysis of technological information (particularly but not exclusively plant genetic resources, biotechnologies, and [in general] biological diversity), and in the development of strategic options related to the socioeconomic ramifications of new technologies.

ETC group works primarily at the global and regional (continental or sub-continental) levels. ETC group does not undertake grassroots, community, or national work. ETC group supports partnerships with community, national, or regional CSOs but ETC does not make grants or funds available to other organizations. We do not have members.

Tomado de la red: ETC Group

[20] Definición tomada de comunicación personal con Verónica Villa, perteneciente al Action Group on Erosion, Technology and Concentration - ETC, a propósito de una consulta del autor sobre el término Biopiratería y la temática relacionada con este, fechada el 10 de agosto de 2004.

Germán Leonardo Díaz León.
Documento parcial de Trabajo de Grado para optar al título de Sociólogo.
Universidad Nacional de Colombia.
Abril de 2005.

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