Red por una América Latina Libre de Transgénicos, Boletín N° 389

Idioma Español

Temas de este Boletín: Puerto Rico y la yuca de Bill Gates; Argentina: Anisacate libre de agroquímicos; En el plazo de un lustro Bolivia estará libre de transgénicos; La publicación “Azúcar Roja, Desiertos Verdes; Brasil y la Unión Europea hacen planes para expandir los agrocombustibles en en Mozambique.

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS - BOLETÍN 389

 

CONTENIDO

 

Puerto Rico y la yuca de Bill Gates

Zonas libres de transgénicos:
Argentina: Anisacate libre de agroquímicos
En el plazo de un lustro Bolivia estará libre de transgénicos

 

Recursos:
La publicación “Azúcar Roja, Desiertos Verdes

 

Agrocombustibles:
Brasil y la Unión Europea hacen planes para expandir los agrocombustibles en en Mozambique

 

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Puerto Rico y la Yuca de Bill Gates
Carmelo Ruiz Marrero
Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico

 

Día de la Tierra 2010

 

En más de una ocasión me he topado con biotecnólogos del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), quienes tras informarme de su trabajo desarrollando cultivos transgénicos rápidamente me aseguran, como anticipando un sermón de mi parte, que “no se trata de biotecnología Monsanto” y que nada tienen que ver con esa detestable corporación, que sus transgénicos no son funcionales a los intereses comerciales de las grandes empresas de biotecnología. Inevitablemente, la conversación lleva entonces a una discusión sobre si la biotecnología (entiéndase transgénicos) es buena o mala de por sí. Dicen, como discurso memorizado, que las tecnologías no son buenas ni malas per se, que son neutras y que por lo tanto lo único que importa es quién las utiliza y con qué fin.

 

Acto seguido, me recitan los mitos de que Norman Borlaug y su revolución verde salvaron millones de vidas, y que los métodos agroecológicos de producción no pueden nunca tener los rendimientos de la agricultura industrial convencional que usa agroquímicos (ya ese discursito lo he escuchado mil y una veces). Sobre los riesgos inherentes de los alimentos transgénicos a la salud humana, ignorancia total, ni vale la pena preguntarles si han oído de Jeffrey Smith, G.E. Seralini o Arpad Pusztai (1). En cuanto a la inevitable contaminación transgénica provocada por la dispersión incontrolable de polen y semillas, le restan importancia o simplemente la niegan (si los catedráticos con doctorado no se han enterado, cualquier jíbaro les puede informar que la tendencia de la semilla es a propagarse). Sobre el histórico estudio de Chapela y Quist, o no se han enterado a estas alturas o dicen erróneamente que éste ha sido desacreditado (2). En fin, Monsanto, Syngenta y Dow no tienen nada que temer del discurso “crítico” de los biotecnólogos progresistas. Al contrario, les viene como anillo al dedo.

 

Los biotecnólogos del RUM proclaman con mucho orgullo que están desarrollando una yuca transgénica con contenido nutricional mejorado, con fondos de la Fundación Bill & Melinda Gates. El campo de prueba está en la subestación experimental de la Universidad de Puerto Rico en el municipio de Isabela, justo en el lado norte de la carretera 2, casi en Aguadilla. ¡Y qué coincidencia que justo al otro lado de la carretera están las oficinas de Monsanto Caribe y un predio de sobre 325 acres de sus siembras transgénicas! Y justo al lado de la subestación, al oeste, hay un parque de antenas militares, posiblemente tan grande como la subestación misma, que constituyen parte de una red de comunicaciones a ser usada por el Pentágono en caso de una guerra nuclear. No es que una cosa tenga que ver con la otra, pero me parece magnífico tener lado a lado dos símbolos de la dominación colonial que vivimos, el complejo militar-industrial y el complejo biotecnológico corporativo, dos recordatorios de que nosotros los puertorriqueños no mandamos en nuestro país y que ninguna injerencia tenemos en nuestro propio destino.

 

Los defensores de los transgénicos pueden hablar todo lo que quieran acerca de cómo estas novedosas semillas ayudan a combatir el hambre, pero no pueden negar el siguiente hecho: después de década y media de siembra de cultivos transgénicos, hoy hay más hambrientos que nunca antes en la historia. Tras la crisis alimentaria de 2008, en la cual los precios de los alimentos básicos se dispararon hacia el cielo, el número de personas con hambre ha superado por primera vez la cifra de los mil millones.

 

Las causas de este desastre han sido harto discutidas (3), con las organizaciones GRAIN, Food First y Vía Campesina ofreciendo los análisis más acertados y oportunos (4-6). Las causas tienen poco o nada que ver con un aumento en la población mundial o un alza en la demanda de India y China, como nos quiso hacer creer la administración Bush (7), y mucho que ver con especulación, años de nefastas políticas de “ajuste estructural” impuestas sobre los países pobres por el Fondo Monetario Internacional e instituciones regionales afines, políticas neoliberales y de libre comercio forzadas por la Organización Mundial de Comercio y tratados bilaterales, y el uso de millones de acres de tierras agrícolas para hacer etanol y biodiesel para alimentar los carros de los países adinerados. Los cultivos transgénicos no pueden ni podrían nunca atender estos problemas, que son las causas de fondo de la crisis alimentaria. Por lo tanto, esta tecnología no podrá jamás poner fin al hambre, ni siquiera reducirla, ni aún si fuera controlada por técnicos progresistas, por profunda que sea su conciencia social.

 

Pero el discurso pro-transgénicos es obstinado y transforma su apariencia con la misma facilidad que el villano en la película Terminator 2. Los sectores más videntes y hábiles de la llamada 'revolución biotecnológica' ahora nos están dando la razón a nosotros los críticos en varios asuntos claves. Reconocen que los cultivos resistentes a herbicida en nada ayudan a combatir el hambre, y que las patentes sobre la vida y las semillas suicidas conocidas como 'Terminator' son totalmente contrarias a los intereses de los pobres y hambrientos del mundo. Nos conceden también que el control de un pequeño puñado de transnacionales sobre esta tecnología significa que ésta sólo se usará para aumentar sus márgenes de ganancia, por encima de cualquier consideración humanitaria o ambiental.

 

Pero su idea básica sigue siendo la misma: quieren arropar al mundo de transgénicos. El argumento de ahora- cuyo principal exponente es Gordon Conway, presidente de la Fundación Rockefeller (8)- es que hay que procurar que hayan cultivos biotecnológicos que sean desarrollados por instituciones sin ningún ánimo de lucro, que tales instituciones concentren sus recursos en cultivos que si bien son de poco interés para las transnacionales, son vitalmente importantes para la supervivencia de los pobres, y que se dediquen al desarrollo de rasgos de relevancia al problema del hambre, como el incremento del contenido nutricional. Y por supuesto, que estas semillas milagrosas no sean patentadas y que sean libremente distribuidas. Sería entonces un emprendimiento desinteresado, por el bien de humanidad, ¿no?

 

El desarrollo de estos transgénicos "de buena voluntad", que ya está tomando vuelo, es parte del proyecto del filantro-capitalismo del siglo XXI. Este modelo de caridad es impulsado por gente que tiene demasiado dinero, como Bill Gates, George Soros, Warren Buffet, Richard Branson y los billonarios de Google, y racionalizado por el foro elitista de Davos y por personalidades internacionales como el influyente Jeffrey Sachs y el ridículo Bono. Sostiene, como postulado principal, que el estado, las agencias de la ONU y las ideologías políticas han fracasado en poner fin al hambre y la pobreza, y que por lo tanto es imperativo que tomen acción un grupo selecto de capitalistas exitosos, que utilicen la eficiencia de la empresa privada para salvar el planeta.

 

El monopolista convertido en filántropo Bill Gates ha desarrollado un interés en el hambre en Africa que sólo puede ser considerado como morboso, especialmente en vista de que en Asia hay más gente hambrienta. Para acudir al rescate de los africanos ha unido fuerzas con los Rockefeller, quienes al igual que él saben mucho de monopolios, además tienen todo un siglo de experiencia en financiar investigación agrícola, y de hecho prácticamente inventaron la filantropía moderna. Juntos, las fundaciones Gates y Rockefeller fundaron la Alianza para una Revolución Verde en Africa (AGRA).

 

A través de su proyecto Grandes Retos en la Salud Global, la fundación Gates financia Biocassava Plus, un consorcio de once instituciones (una de las cuales es el RUM) dedicado a mejorar el contenido nutricional de la mandioca y otros tubérculos esenciales para la nutrición en Africa mediante técnicas de fitomejoramiento convencional y biotecnología transgénica.

 

Como si el hambre en Africa se debiera a malas semillas, y no a desigualdades económicas (que se hacen valer mediante terror de estado), relaciones de comercio neocoloniales (tratados de libre comercio, OMC), la incosteable deuda externa y guerras genocidas (relacionadas al acceso a recursos minerales e hidrocarburíferos).

 

Como si no hubiera africanos opuestos a los transgénicos y a los designios de Gates y Rockefeller (9).

 

Como si la sociedad civil africana no hubiera presentado- una y otra vez, hasta el cansancio- propuestas alternativas basadas en bancos comunitarios de semillas, agroecología, soberanía alimentaria y reforma agraria.

 

Se nos dice que la yuca humanitaria que están probando en Isabela nada tiene que ver con los intereses de lucro de la industria de biotecnología. Pero, ¿Cuán independiente es esta yuquita?

 

La principal institución del consorcio Biocassava Plus es el Danforth Plant Science Center, ubicado en la ciudad estadounidense de St. Louis. ¿Y qué más está en esa ciudad? La sede de Monsanto. Y no es meramente que ambos estén en la misma ciudad. El centro Danforth está literalmente frente a Monsanto. El complejo de oficinas y laboratorios de Monsanto está en el suburbio de Creve Coeur al sur de la carretera 340, y al lado norte de la carretera está el edificio del centro Danforth. El predio de 40 acres donde está el edificio, un terruño valorado en $11.4 millones, era de Monsanto y fue donado por la compañía. Al ser fundado en 1998, recibió una donación de $70 mil del Monsanto Fund, división caritativa de la empresa. Hugh Grant, no el actor sino el jefe de Monsanto, está en la junta del centro Danforth.

 

El presidente fundador del centro, el biólogo Roger Beachy, trabajó con Monsanto en el desarrollo de las primeras plantas transgénicas cuando era profesor en la Washington University en St. Louis. El pasado mes de octubre el presidente Obama seleccionó a Beachy para dirigir una nueva dependencia del Departamento de Agricultura, el Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura (NIFA). Este instituto fue fundado por recomendación del Danforth Task Force, un grupo de trabajo dirigido por nada menos que William Danforth, precisamente el fundador del centro que lleva su nombre. ¡Con una relación así de incestuosa entre el poder público y privado, cualquiera puede conseguirse un buen guiso en el gobierno! Al entrar a su nuevo puesto en NIFA, Beachy expresó apoyo a alianzas entre universidades y corporaciones como Monsanto, dijo también que los transgénicos son seguros y por lo tanto no deben ser etiquetados, y manifestó que estándares de seguridad que aplican a las grandes empresas agrícolas deben ser aplicados también a pequeñas fincas, incluyendo las orgánicas- esto último tiene muy preocupados a ambientalistas y agricultores orgánicos.

 

En definitivas cuentas, la yuca de Bill Gates no es independiente de las estrategias de Monsanto. Tenemos que concluir que lejos de ser un proyecto humanitario y desinteresado, es un emprendimiento encaminado a lograr un golpe de relaciones públicas que ablande la oposición del público a los productos transgénicos. Y también facilitar la entrada de las corporaciones de biotecnología- con sus semillas patentadas- a ese gran mercado sin conquistar que es Africa, uno de los últimos lugares en la tierra que le queda a las compañías del agronegocio para expandirse.

 

Ante estos señalamientos, los militantes de la revolución biotecnológica se retiran a su última trinchera de resistencia: la queja. Que somos negativos, que nos oponemos a todo, que no proveemos alternativas aparte de una visión idealizada de la agricultura orgánica. Los universitarios que quieran sinceramente combatir el hambre y abrirse a nuevas ideas, les pido solamente una cosa: que se familiaricen con la Evaluación Internacional del Conocimiento Agrícola, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), un enorme documento que es a la agricultura mundial lo que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático es al calentamiento global (10).

 

El informe IAASTD, redactado por sobre 400 expertos- de agencias internacionales, la comunidad científica, organizaciones no gubernamentales y la empresa privada- que recopilaron datos e informaciones de miles de otros colegas de todas partes del mundo, y sometido a dos procesos independientes de revisión por los pares, constituye la más minuciosa evaluación de la agricultura mundial jamás realizada. Fue financiado por organismos intergubernamentales como el Banco Mundial, el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, la UNESCO y la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), entre otros. Concluyó que continuar con el modo de producción agrícola industrial de la revolución verde no es una opción. Como alternativa, los autores del informe recomiendan la producción agroecológica en pequeña escala que utiliza recursos locales, precisamente lo que agricultores orgánicos llevan haciendo desde siempre. Con respecto a los cultivos transgénicos, el IAASTD expresó escepticismo y aconsejó cautela, lo cual no le cayó bien a la industria de biotecnología.

 

Este histórico e importantísimo informe ha sido estudiosamente ignorado por los supuestos expertos académicos que creyéndose dueños de la verdad han decidido hacerse de oídos sordos a todas las voces alternativas y dedicarse de manera obcecada a construir el mundo Monsanto. Si no tomamos acción a tiempo para cambiar esta situación, Puerto Rico quedará en el papel ridículo y tragicómico de haber prestado su territorio y sus egresados universitarios para facilitar el desarrollo de una biotecnología innecesaria, de riesgos inaceptables, y que es objeto de un rechazo creciente por el mundo entero.

 

Ruiz Marrero, autor, educador y periodista ambiental, dirige el Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico ( http://bioseguridad.blogspot.com/)

 

Fuentes
Aura Alfaro. "Crean 'superyuca' en Mayaguez" El Nuevo Día, 28 de febrero 2010.
Alliance for a Green Revolution in Africa. Página web. http://www.agra-alliance.org/.

 

Biocassava Plus. Página de internet. http://biocassavaplus.org/
Marian Burros. "Obama agriculture picks sow confusion". Politico, 11 de febrero 2010. http://www.politico.com/news/stories/0210/32812_Page2.html
Rebecca Carro Figueroa. "Desarrollando yuca transgénica. Científicos se reúnen para mejorar nutrición" Prensa RUM, 26 de junio 2009. http://www.uprm.edu/news/articles/as2009096.html
Danforth Plant Science Center. Página de internet. http://www.danforthcenter.org/
Grand Challenges in Global Health. Página web. http://www.grandchallenges.org/.
Lobbywatch. Perfil de Roger Beachy. http://www.lobbywatch.org/profile1.asp?PrId=200
National Institute of Food and Agriculture. Página web. http://www.csrees.usda.gov/.
Emily Waltz. Entrevista a Roger Beachy. Nature Biotechnology, enero 2010. http://www.nature.com/nbt/journal/v28/n1/full/nbt0110-11.html

 

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Argentina: Anisacate libre de agroquímicos

 

Anisacate, Junio 2010

 

Los Vecinos Autoconvocados de Anisacate (Còrdoba – Argentina) ponen en conocimiento a toda la comunidad y ciudadanía en general la Resolución Comunal Nº 124/2007, en la cual se declara la prohibición de las fumigaciones terrestres y aéreas en todo el ejido de Anisacate a partir de Julio del 2010.

 

Esperando se cumpla y respete dicha resolución, en defensa de la vida.

 

Anisacate libre de agroquímicos!

 

Vecinos Autoconvocados de Anisacate

 

moc.oohay@savivsarreis

 

Agradecemos la difusión de la misma

 

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En el plazo de un lustro Bolivia estará libre de transgénicos

 

(AINI, tomado de RMR, 01 de junio de 2010).- El Estado Plurinacional de Bolivia comenzó, por directiva de su presidente Evo Morales, un periodo de transición de cinco años que culminará con la declaratoria de libre de transgénicos y en paralelo se inicia un proceso de rescate de semillas locales hacia la soberanía alimentaria.El proceso de recuperación de la soberanía alimentaria en Bolivia ha debido superar varios obstáculos. Además de los latifundistas brasileños que se habían apropiado sin pausa durante décadas de vastas extensiones de tierra, la penetración de las semillas transgénicas es un verdadero “caballo de Troya” en el proyecto popular de Evo Morales y las organizaciones campesinas bolivianas.

 

Sin embargo, hoy las organizaciones del campo, indígenas, originarias, campesinas e interculturales “son gobierno” y han decidido plantar cara al ultraje de sus recursos naturales.Así lo comentó a Radio Mundo Real en el marco de la Consulta Regional de FAO sobre uso y tenencia de la tierra en Brasilia, Oscar Mendieta Chávez, asesor del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras del Estado Plurinacional de Bolivia.Por directiva del presidente Morales, los aparatos estatales bolivianos ya se encuentran trabajando para el proceso de declaración del territorio del altiplano como libre de cultivos genéticamente modificados.

 

“Evidentemente nosotros no podemos compartir la afirmación de los grandes consorcios del agronegocio de que mediante las semillas híbridas y los transgénicos se va a solucionar el problema del hambre en el mundo”, sostiene Mendieta.

 

“Estas semillas transgénicas no son fruto ni de la naturaleza ni de Dios, y por tanto más que hacer un favor a la agricultura campesina, son un riesgo de contaminación de recursos genéticos silvestres, locales, así como a los consumidores”.

 

En el proceso de transgénesis se utilizan antibióticos, señala Mendieta Chávez, por lo que el consumidor de transgénicos puede hacerse, a la larga, inmune a los antibióticos.

 

“Si entendemos que al consumir una papa, cultivo del que somos zona originaria, o un grano de maíz o de trigo estamos consumiendo la historia de nuestras culturas no podemos aceptar este tipo de manipulación genética”, insiste.

 

“Nuestro Presidente ha indicado que en el correr de estos cinco años deberá eliminarse todo lo que es semillas transgénicas y también rescatar las variedades locales, que han sido cuidadas en las comunidades campesinas”.

 

Esta idea de Evo Morales estuvo en la base de sus palabras en la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático de Cochabamba, señala finalmente Mendieta Chávez, al señalar con ejemplos concretos el efecto nocivo de la transgénesis en la salud humana.

 

Inversión en monocultivos viola derechos humanos y agrava el cambio climático.

 

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La publicación “Azúcar Roja, Desiertos Verdes

 

Este es un informe Latinoamericano sobre monocultivos y violaciones al derecho a la alimentación y vivienda adecuadas, el agua, la tierra y el territorio”, coordinada por FIAN (FoodFirst Information & Action Network), HIC-AL (Coalición Internacional para el Hábitat, Oficina para América Latina) y Solidaridad Suecia-América Latina (SAL), será presentada el martes 15 de junio de 10.00 a 15.30 horas en el Salón Digna Ochoa 3, de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Avenida Universidad 1449, colonia Florida, Pueblo de Axotla, Delegación Álvaro Obregón.

 

El documento, compuesto por artículos de 26 autores y casos de 11 países latinoamericanos, muestra que el modelo agroindustrial basado en los monocultivos tiene graves impactos en los derechos humanos. Los monocultivos además generan destrucción de la biodiversidad y el ecosistema, deforestación y aumento de gases de efecto invernadero, agravando el cambio climático.

 

La publicación fue posible gracias a las contribuciones de una amplia gama de movimientos sociales, ONG, académicos y periodistas que ofrecen sus reflexiones desde su particular perspectiva, experiencia y área de conocimiento. Entre los autores y autoras podemos mencionar a la Relatora Especial de la ONU para el Derecho a una Vivienda Adecuada, Sra. Raquel Rolnik; a Inge Armbrecht de la Universidad del Valle de Colombia, quien participó en el proceso de Evaluación Internacional de Ciencia y Tecnología en Agricultura para el Desarrollo -Assessment of Agricultural Science and Technology for Development (IAASTD)-; a Miguel Altieri de la Universidad de California en Berkeley y finalmente a Christian Courtis, experto en derechos económicos, sociales y culturales que elaboró la presentación del Informe.

 

En el lanzamiento contaremos con la presencia de algunos de los/las autores del Informe como Gerardo Cerdas de la coordinación del Grito de los Excluidos/as Continental con sede en Costa Rica; Natalia Landivar, coordinadora de FIAN Ecuador; Soledad Castro del Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales (CEDARENA) y del Frente Nacional de Sectores Afectados por la Expansión Piñera (FRENASAPP) de Costa Rica; Paulo Aranda, del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MOCASE) de Argentina; Juan Pablo Soler, de Otros Mundos de Colombia; Gustavo Castro, de Otros Mundos A.C. de México; Mateo Cortes Alto, productor de palma africana del Municipio de Mapastepec de Chiapas. Además, nos acompañarán como comentaristas Carlos de la Torre, de la Oficina en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU; Rodrigo Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; y Aleira Lara, de Greenpeace México.

 

Antecedentes:

 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los monocultivos son la práctica agrícola de cultivar un único tipo de planta en toda una finca o área determinada. El sistema agrícola convencional/productivista, también conocido como modelo agrícola industrial, se caracteriza por preferir los monocultivos y la producción a gran escala, utilizar prácticas de producción intensivas recurriendo fuertemente al uso de capital, tecnología e insumos petroquímicos externos, y orientarse al mercado nacional y cada vez más al global, gracias a la liberalización del comercio agrícola y las políticas de seguridad alimentaria basadas en el comercio internacional.

 

El tema de los monocultivos actualmente suscita posiciones encontradas entre las empresas agroindustriales, los productores locales y organismos de derechos humanos, debido a que los monocultivos tienen diversos impactos negativos en el ejercicio y vigencia de los derechos humanos, colectivos e individuales, de poblaciones originarias y rurales, como: el derecho a una alimentación adecuada, el derecho a la vivienda adecuada, los derechos a la tierra y el territorio de los pueblos indígenas y comunidades étnicas y el derecho al agua.

 

En los últimos años, la producción de agrocombustibles (etanol y otros combustibles que se originan procesando el maíz, la caña de azúcar, la palma de aceite, la soya y otros alimentos) se ha convertido en un sector estratégico de inversión para muchos países. Grandes consumidores de energía como Estados Unidos y la Unión Europea están impulsando fuertemente la producción de agrocombustibles para disminuir su dependencia de combustibles fósiles externos, argumentando que constituyen energías “limpias” que reducen las emisiones de gas y la contaminación a nivel mundial

 

En América Latina, el avance de los monocultivos para fines agroindustriales y generación de combustibles se ha extendido como parte de las políticas de desarrollo de agencias multinacionales y de los gobiernos nacionales. Actualmente los monocultivos se extienden desde México hasta Argentina.

 

Los efectos negativos del avance de las empresas agroindustriales y sus monocultivos en América Latina son múltiples. Entre ellos podemos resaltar los desalojos forzosos que provocan violaciones al derecho a una vivienda adecuada y a otros derechos humanos como la alimentación, el agua, la tierra y el territorio, la salud, la educación, el trabajo, la seguridad de la persona, la seguridad del hogar, a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos y degradantes y la libertad de circulación, entre otros. Las expectativas de lucro generadas por el negocio agroexportador, y más recientemente por el auge de los agrocombustibles, así como el alza en el precio de los alimentos han desatado una fuerte demanda de tierra y agua para expandir los monocultivos. En varios países se ha denunciado que esta expansión ha provocado un gran número de conflictos con las comunidades originarias, que se han visto acosadas y forzadas por diferentes métodos a abandonar sus tierras, según se evidencia en varios de los casos incluidos en el Informe. Los desalojos forzosos de personas y comunidades enteras, realizados en muchos casos de forma violenta por la fuerza pública o por grupos paramilitares, son uno de los métodos más comunes.

 

Otro de los problemas más graves ligados a la expansión de los monocultivos es la pérdida del acceso a tierras y territorios por parte de la población local. Esta pérdida es causada por acción u omisión del Estado. Varios de los casos analizados en el Informe muestran cómo pequeños campesinos propietarios o con derechos de posesión legalmente reconocidos son presionados a vender sus tierras, sea por medio de ofertas aparentemente lucrativas de compra o por diversas formas de coacción, como las amenazas y el hostigamiento personal. En varias ocasiones, además, los campesinos originarios quedan rodeados por amplias extensiones de monocultivos y expuestos a la fumigación indiscriminada con productos químicos altamente nocivos para la salud.

 

Un tercer ejemplo es la pérdida de la autonomía y la soberanía alimentaria. En numerosos artículos se indica que antes de la expansión de los monocultivos la población vivía de la siembra de productos tradicionales pero con la transformación de sus campos y la consecuente pérdida del acceso a alimentos los/as campesinos/as se han empobrecido. Además, cuando las fumigaciones de las plantaciones coinciden con la etapa de floración de las legumbres, éstas son afectadas severamente por los herbicidas.

 

El caso mexicano incluido en el Informe analiza el impuso de la palma africana que se dio a partir de finales de los años 40 y pone especial énfasis en la situación que se vive en Chiapas. En el texto se da cuenta de cómo los recursos presupuestales asignados al sector agropecuario son mayoritariamente destinados al fomento de los monocultivos y a la agricultura de exportación, mientras que el apoyo a los cultivos alimenticios y a la agricultura familiar campesina/indígena recibe magras porciones de los recursos públicos. Teniendo en cuenta los índices de pobreza rural e indígena, y la obligación de utilizar el máximo de recursos disponibles para garantizar la realización progresiva de los derechos sociales de los grupos más desfavorecidos, el Estados incumple las obligaciones asumidas con su ratificación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) en 1981 al hacer una asignación discriminatoria de recursos públicos a favor de inversionistas y en detrimento de los sectores más pobres de la población.

 

Confiamos en que esta publicación resulte de interés pata usted y el medio de comunicación en el cual colabora, por lo que esperamos pueda asistir y difundir la información que considere relevante para su audiencia.

 

Contacto: Noé Pineda Arredondo, HIC-AL, e-mail se.oohay@noicacinumoc y Maria Silvia Emanuelli, HIC-AL, e-mail gro.la-cih@la-cih

 

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Brasil y la Unión Europea hacen planes para expandir los agrocombustibles en en Mozambique

La organización Amigos de la Tierra ha criticado duramente un acuerdo entre la UE y los líderes de Brasil para expandir los agrocombustibles en Mozambique.

Adrian Bebb, de Amigos de la Tierra Europa, dijo: "La expansión cada vez mayor de biocombustibles en todo el mundo no es sólo daña el medio ambiente pero a menudo los medios de subsistencia dañar personas y su acceso a los alimentos. El uso de millones de hectáreas de tierras agrícolas para Jatropha y plantaciones de caña de azúcar en Mozambique, un país que sufre el hambre persistente, en cultivos para alimentar los automóviles europeos, es inmoral y perverso.

Anabela de Lemos JA / Amigos de la Tierra Mozambique dijo: "La expansión de los biocombustibles en nuestro país es la transformación de bosques naturales y la vegetación en cultivos para combustibles, se está quitando las tierras agrícolas fértiles de comunidades que cultivan alimentos, para plantaciones que dan malas condiciones de trabajo y generan conflictos con la población local sobre la propiedad de la tierra. Queremos una inversión real en la agricultura que nos permite producir alimentos y no combustible para los automóviles extranjeros.

Los presidentes de la Comisión Europea y Consejo Europeo, José Manuel Barroso, y Herman van Rompuy, junto con el brasileño Lula da Silva, lanzaron un acuerdo de colaboración con Mozambique para desarrollar proyectos de bioetanol y biodiesel en la IV Cumbre UE-Brasil en Brasilia. Durante su visita a Brasil, Van Rompuy también visitará Cosan, uno los productores más grandes del mundo de etanol.

La expansión de los cultivos de biocombustibles en Mozambique ya ha sido ampliamente criticado por haberle arrebatado las tierras agrícolas fértiles a las comunidades. Compañías extranjeras, principalmente europeas, han solicitado derechos para usar cerca de 4,8 millones de hectáreas de tierra en Mozambique - casi una séptima parte de las tierras cultivables disponibles en el país.

 

Fuente: FRIENDS OF THE EARTH EUROPE. Press release. 14 de julio. 2010. EU-BRAZIL BIOFUELS DEAL: 'LAND-GRABBING CHARTER'
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Temas: Transgénicos

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