Acuerdos de libre comercio: sindicatos y ONGs de todo el mundo se pronuncian contra negociaciones en reunión ministerial de Hong Kong

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Los sindicatos y las ONG temen que las negociaciones de la OMC, que van a proseguir en la Conferencia Ministerial de Hong Kong en diciembre próximo, tengan graves consecuencias para el empleo en los sectores de la agricultura, la industria, la pesca, la explotación forestal y los servicios

Cuando, en abril de 1994 en Marrakech, los ministros de comercio del mundo firmaron la Carta fundacional de la OMC, su primera oración estableció que la OMC se compromete en elevar los niveles de vida, lograr el pleno empleo y generar un volumen considerable y en constante aumento de ingresos reales...¿Se ha materializado el milagro de Marrakech? ¿Los empleos y los medios de vida están asegurados y con un crecimiento estable? No. Las reglas comerciales y de inversión de la OMC han llevado al mundo en la dirección opuesta, y las actuales negociaciones amenazan con llevarnos aún más lejos. El desempleo ha subido en el mundo entero. La calidad del empleo existente ha bajado con un aumento del trabajo sucio, peligroso y degradante. La mayor parte de ese empleo es precario. De hecho, mucha gente más, empleada en la economía formal o en los sectores devastados de la agricultura familiar y campesina, está siendo empujada hacia la economía informal, en la que no hay protección social ni reglamentación. En las empresas multinacionales (EMN), cada vez más empleados tienen contratos de trabajo temporales y precarios. En efecto, muchas EMN tratan de desvincularse de cualquier responsabilidad en materia de relaciones de trabajo directas y apelan a la externalización.

Diez años más tarde, estamos en medio de la llamada Ronda del Desarrollo de Doha. ¿Ofrecen los negociadores comerciales soluciones para enfrentar este fracaso masivo? Se suponía que la creciente liberalización del comercio de productos agrícolas durante la década pasada traería ventajas para todos. Los únicos ganadores fueron las empresas multinacionales agroalimentarias. Estas EMN controlan la sobreproducción y la exportación de las cosechas de un puñado de países productores, manteniendo los precios bajos y eliminando millones de empleos, causando la migración masiva del campo de trabajadores agrícolas, campesinos y agricultores familiares y empujando a millones de personas indigentes hacia ciudades ya atestadas o el extranjero, donde están privados de sus derechos básicos. Debido a la promoción sistemática por la OMC de la agricultura extensiva orientada hacia la exportación mediante la apertura obligada de los mercados, las economías más ricas del mundo dependen cada vez más de la explotación de trabajadores temporeros o migrantes vulnerables. La agricultura familiar está desapareciendo, mientras que se alientan e incluso se subsidian los métodos de producción masiva más destructivos en el plano social y medioambiental. Para los países en desarrollo, la "diversificación" hacia flores y productos "nichos" está siendo promovida como una solución contra el problema de la baja de los precios agrícolas de las materias primas. En la agricultura a nivel mundial, hay más desempleo, más hambre, más inseguridad alimentaria. Así nos alejamos aún más de la gestión racional de los recursos agrícolas destinada a satisfacer necesidades humanas para orientarnos hacia el objetivo del lucro de las EMN.

Las negociaciones NAMA tendrán un efecto similar para los productos industriales, pesqueros y forestales en los países en vías de desarrollo. Estos países son presionados para reducir considerablemente sus tarifas arancelarias sobre estos bienes. Si los países con sectores industriales débiles son inundados con importaciones baratas, estas industrias serán borradas, causando un mayor desempleo. En países donde tales industrias aún no están establecidas, estas importaciones impedirían el desarrollo de las clases de empleo industrial sostenible que a menudo es la ruta del desarrollo. Las actuales negociaciones no conducen ni al empleo decente, ni al desarrollo y pueden causar desempleo masivo y la destrucción de formas de sustento existentes, privando a los gobiernos de ingresos arancelarios muy necesarios.

¿Los servicios son la receta mágica para la creación de empleos? Este es el sector de crecimiento más rápido a nivel de empleo. Las negociaciones sobre los servicios dependen de la privatización de los servicios gubernamentales (o públicos), la “terciarización” o de otras formas de liberalización de sus sectores de servicios como base para ser capaz de hacer compromisos irreversibles bajo el GATS. Ninguna de estas medidas tiene un buen registro en términos de empleo: la gente pierde el empleo o tiene un empleo inseguro, de baja calidad y mal pagado. Las empresas multinacionales son libres y tienen una historia de marcharse en cuanto las ganancias reducen su velocidad o se agotan, dejando abandonados a los trabajadores compitiendo por un puesto de hamburguesas o por empleos en algún centro de llamadas. Los neo-liberales argumentan que 100 empleos que cambian de la A a la B siguen siendo 100 empleos, pero si con esto disminuyen por diez con cada cambio de operación y la seguridad y la calidad de los empleos caen en un circulo vicioso, entonces el empleo decente cae en un deshuesadero.

Las propuestas de liberalizar aun más la agricultura, la producción industrial y los servicios conducirán a una nueva ola inmensa de desempleo y de empeoramiento de los empleos y medios de sustento existentes tanto en los países en vías de desarrollo como en los desarrollados, a favor de las ganancias de unas empresas multinacionales. Este programa de destrucción masiva de empleos tiene que ser detenido.

Fuente: En Foco - BOLETIN DEL OBSERVATORIO DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES - AÑO 1-NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2005 - NUMERO 5

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