Agua y derechos humanos

En la semana del 16 al 22 de marzo se llevó a cabo en México, el VI Foro mundial del agua, para tratar los temas vinculados al recurso hídrico. Pese a las disputas no se incluyó en la declaración final que el acceso al agua es un derecho humano fundamental. Sólo los gobiernos de Bolivia, Cuba, Uruguay y Venezuela acordaron una declaración en ese sentido.

Paralelamente, organizaciones sociales de más de cuarenta países organizaron un foro alternativo en el que denunciaron que para muchos gobiernos y empresas el acceso al agua potable es sólo una de las tantas mercancías y no un derecho fundamental que garantiza la supervivencia.

Según datos del informe GEO3, el 40 por ciento de la población mundial sufre grave escasez de agua potable. Cerca de 2 mil millones de personas -aproximadamente la tercera parte de la población del mundo-dependen del aprovisionamiento de agua subterránea y extraen entre 600 y 700 km3 por año, cerca del 20 por ciento del total del planeta.

El ministro del agua de Bolivia, Abel Madani que participó en el IV Foro Mundial dijo en esa ocasión que “el derecho humano al agua es indispensable para poder vivir una vida con dignidad humana” y convocó a “retirar el agua en todos sus usos y servicios de todos los acuerdos de libre comercio”. Aunque su propuesta no tuvo eco abrió el debate.

Organizaciones ambientalistas han denunciado que la implementación por parte de Estados Unidos de tratados bilaterales con la mayoría de los países latinoamericanos, forman parte de la estrategia económicas y militares para apropiarse de los recursos naturales.

Si a esto le agregamos las sospechas de que maniobras militares norteamericanas en Paraguay, están relacionadas con un intento estratégico de controlar el Acuífero guaraní y la reserva de gas bolivianos, podemos esperar -según los pronósticos de los analistas internacionales- futuros conflictos bélicos por el control del agua, recurso de vital importancia para la humanidad. Así lo reconoció la OTAN (organización del tratado del atlántico norte).

La problemática que se avecina no es nueva, ya en el año 1977 en una de las primeras conferencias del agua realizada en la ciudad de Mar del Plata se discutía como generar nuevas perspectivas para este milenio, pero parece que treinta años no alcanzaron para hacer avances concretos.

La mayoría de los países que participaron en el IV Foro mundial del agua terminaron acordando una declaración de poco peso “el agua es una garantía de vida”. La diferencia entre la declaración acordada y la que pretendían algunos, como Bolivia, es fundamental para 1.100 millones de personas que no disponen de acceso directo al agua potable.

El argumento esgrimido para no afirmar que el agua es un derecho humano, fue que podría generar problemas jurídicos. Los delegados de los países anunciaron el compromiso de trabajar para que el agua potable y el saneamiento lleguen a todos. Sin embargo, en estos foros no emiten declaraciones obligatorias para los países que participan.

Cristina Narbona, ministra de medio ambiente de España, dijo al finalizar el foro “a mi juicio el texto de la declaración final queda corto respecto de la posición de España y de la propia Unión Europea”.

Bolivia y otras naciones criticaron a los países desarrollados y organismos financieros que se opusieron a reconocer el acceso al agua como un derecho humano fundamental. En cambio los opositores se esforzaron por resolver la falta de agua con criterios de economía de mercado. A pesar de que el Banco Mundial reconoció en el Foro que las privatizaciones del agua han fracasado.

Este cuarto foro mundial del agua en el que participaron representantes de los gobiernos de 148 países, organizaciones sociales y empresas, fue convocado por el Consejo mundial del agua (CMA), entidad no gubernamental fundada en 1996 y que integra unos trescientos miembros de grupos académicos, empresariales, agencias financieras multinacionales, expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y autoridades locales. Entre los fundadores del consejo esta la empresa financiera Suez, recientemente expulsada de Argentina.

“No es casualidad que alguno de los patrocinadores son multinacionales que han sido beneficiadas en la privatización del agua y otros recursos naturales. Buscan tenernos como espectadores pasivos del foro mundial, alegando a su favor una supuesta búsqueda de desarrollo, asegurando mejoras en la calidad de vida de la humanidad, cuando en realidad nuestras propuestas o necesidades no son valuables dentro del mercado mundial” dijo el representante de la colectividad Culiacán de México, que participó en el foro alternativo.

Según la declaración en conjunto de los movimientos en defensa del agua, emitida por el foro alternativo y subscripta por 300 organizaciones no gubernamentales de 40 países, “el agua en todas sus formas es un bien común y su acceso es un derecho humano fundamental e inalienable”. En el documento afirman que “el agua no es mercancía, por eso rechazamos todas las formas de privatización, inclusive la público-privada que ha mostrado su total fracaso en todo el planeta”.

Brenda Herrera, portavoz de la Coalición de organizaciones mexicanas por el derecho al agua (COMDA), dijo que “si no se puede ejercer el derecho al agua, no puede tampoco ejercerse los de la alimentación y la salud”.

Que este recurso que nos da la naturaleza sea gratuito, no significa que es de igual acceso para todos, ya que seguimos dominados por las naciones y las empresas de mayor poder. Uno de los objetivos de las llamadas “Metas del milenio” establecidas por la ONU en el año 2000, es reducir a la mitad la proporción de personas sin agua potable segura antes de 2015; a este rimo y prevaleciendo la creencia fiel en el mercado libre por sobre los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente, la meta seguirá solo en promesa.

Ante este panorama desalentador- en cuanto a acuerdos sobre el tema- es necesario que los gobiernos latinoamericanos preserven para sus respectivos pueblos los recursos naturales vitales como el agua, y coordinen entre ellos, la forma de explotar los que son compartidos. Solo así podrán mantener la supervivencia de los pueblos.

El argentino Manuel Ugarte, firme luchador por la integración de Latinoamérica, escribió “los pueblos que esperan su vida o su porvenir de una abstracción legal o de la voluntad de los otros, son de antemano, pueblos sacrificados”.

Por Romina. R. Silva
Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP
Argentina