Argentina: la estrategia de Cargill para copar el negocio agro exportador de la región: comprar un banco

Idioma Español
País Argentina

La estrategia de Cargill para copar el negocio agro exportador de la región: comprar un banco. El objetivo: el Bisel, que tiene su base de operaciones en la Pampa Húmeda (150 sucursales), y saldría a licitación antes de fin de año. Guillermo Ferraro, actual titular del banco, se entusiasma: “Sería una muy buena noticia”

Un giro bancario

Cuando el Banco Nación encare la venta de pliegos del Nuevo Banco Bisel, prevista en principio para fines de este año, saldrá a la luz la estrategia de Cargill para copar el negocio agro exportador de la región: controlar el financiamiento de los agricultores y, por lo tanto, sus modos de producción. El gigante de la agroindustria de origen estadounidense ya habría decidido quedarse con la cartera del Bisel que tiene su base de operaciones en la Pampa Húmeda, y sería uno de los oferentes en la licitación que se suspendió en octubre pasado.

Según reconocieron a NE desde el Nuevo Banco de Santa Fe (NBSF) y del propio Bisel, las casi 160 sucursales que éste posee (el 60 por ciento ubicado en Santa Fe), estarían en la mira de Cargill.

Sin embargo, Guillermo Ferraro, titular del banco, aseguró que no estaba al tanto del interés de Cargill por la entidad, aunque mostró su simpatía. “Sería una muy buena noticia que una firma tan importante y con mucha liquidez de dinero, se haga cargo de la entidad. Le haría bien al banco y al sistema financiero. Además, para la cadena productiva significaría un gran avance en cuanto al acceso de créditos”, analizó.

Para participar del proceso de licitación, el mayor agroexportador del país se asociaría con un operador financiero local habilitado por el Banco Central.

Según una fuente cercana a la operación, representantes de la multinacional estuvieron hace dos semanas en el Bisel para “conocer los números del banco”. La operación sería vista con buenos ojos desde el Banco Central ante la creciente concentración de bancos regionales que vienen consolidando el Grupo Eskenazi y el Macro Bansud. Si bien ambos son banqueros cercanos al gobierno nacional, desde el Central creen necesario incluir nuevos operadores que garanticen la continuidad del sistema y de las fuentes laborales del Bisel, hoy administrado por el Nación.

La acción implicaría además la conformación de una pata financiera de Cargill en el marco de su proceso de expansión en la región: una inversión que supera los 250 millones de dólares en la ampliación de molienda de cereales en Puerto General San Martín, un nuevo puerto en Villa Gobernador Gálvez y una Maltería en Alvear.

“Vamos a tener que correr atrás de ellos si se hacen cargo del Bisel, porque acapararían todo el negocio agro exportador, que es el más importante de la región”, se preocupa la fuente del NBSF.

En los pasillos del Nuevo Banco Bisel creen que Cargill es un número puesto para hacerse cargo de la entidad. Sólo restaría saber quién será su socio y operador local.

Sin antecedentes

Para Brewster Kneen, el economista canadiense que investiga desde los `90 al “Gigante Silencioso” (como se titula su último libro sobre los movimientos transnacionales de Cargill), la movida sería una novedad en su lógica de hacer negocios aunque coherente con su nueva estrategia de expansión mundial. La firma ha profundizado su transformación en la última década: de ser una productora y exportadora de alimentos, se recreó como la mayor industria proveedora de soluciones para el rubro agro. La modificación no es menor: el nuevo perfil intensificaría su rol de empresa de servicios (financiación, oferta de insumos y estrategias de venta).

“No conozco antecedentes de esto en el mundo, pero Cargill tiene su propio Departamento Financiero que es difícil saber cómo lo manejan, porque son una empresa privada que no tiene que rendir cuentas a nadie. Ellos siempre se están reorganizando, cambiando sus operaciones”, le dijo Kneen a NE. Y agregó: “Antes tenían un servicio de inversores por el que tomaban dinero para invertir en otras compañías. Ahora a eso lo dejaron y ellos mismos prestan dinero, tienen su propio servicio bancario: otorgan créditos a productores para que inviertan en la compra de los propios insumos de Cargill”.

–-¿El Nuevo Banco Bisel tiene una gran cartera de productores ligados al campo, sería lógica esta compra con la dinámica de Cargill?, preguntó NE al economista que mejor conoce el funcionamiento interno de la transnacional.

–Eso sería muy lógico, tiene sentido y sería muy inteligente por su parte.

El pliego

La Nación suspendió el segundo intento por vender pliegos del Nuevo Banco Bisel programado para octubre que pasó (el primero había fracasado en septiembre de 2003). En un principio, se pospuso para fines de este año, pero ni desde el Banco Bisel, ni desde el Nación confirmaron una nueva fecha, por lo que el proceso podría iniciarse recién el año que viene.

En la carrera por el Bisel, aparecen varias fijas: el Grupo Eskenazi –maneja el Banco de Santa Cruz, el Nuevo Banco de San Juan, el Nuevo Banco de Santa Fe y adquirió hace dos meses el Bersa de Entre Ríos (todos agentes financieros oficiales de cada Estado provincial)–, el Macro Bansud –liderado por el empresario Jorge Brito, uno de los grupos que más bancos adquirió con la llegada del kirchnerismo al poder y que anunció en septiembre inversiones en el rubro inmobiliario por 400 millones de dólares–, el Banco Patagonia –que compró el Lloyds y está interesado en la región–, y los bancos Hipotecario, el mayorista BST o Banex –que compitió con Macro Bansud en la licitación del Suquía–.

Según explicaron desde el NBSF, tanto la situación de esa entidad como la que el Grupo Eskenazi encontró en el Bersa (Banco de Entre Ríos Sociedad Anónima) complicarían las posibilidades de continuar su expansión en la región. En la provincia vecina aún estarían actualizando el funcionamiento de la entidad, que entre otras cosas, dejó estancado su sistema informático en el viejo Windows 3.1. Además, como explicó NE en su edición del 1º de septiembre, el negocio del banquero K se sustenta en el control de los agentes financieros de las provincias. Estos le garantizan un piso de operaciones y la posibilidad de obtener los excedentes de caja pública, fondos que luego son utilizados para financiar al propio Estado. Pero el Bisel no entraría en esta lógica de negocios.

Por su parte, el otro interesado de peso, Julio Brito de Macro Bansud, anunció que su estrategia de copar el 100 por ciento del mercado nacional ya fue lograda con la compra del Suquía, por lo que esta nueva operación no entraría en sus prioridades.

Como las 160 sucursales del Bisel están ubicadas casi en su totalidad en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, se superpondrían con las casas que ya tienen ambos grupos a través del Suquía o del NBSF. Por eso el Banco Central habría impulsado la alternativa de un inversor no bancario en sociedad con un operador nacional. El contacto entre el Bisel y Cargill lo habría llevado a cabo un ex gerente comercial de la entidad bancaria.

Cuentas claras

El Bisel es el último de los tres bancos que debió sanear el Nación tras la retirada del país del Grupo Credite Agricole en mayo de 2002. Antes, hizo lo propio con el Suquía que quedó en manos del Macro Bansud en septiembre de 2004 y con el Bersa que es desde agosto de 2005 propiedad del Grupo Eskenazi. Hasta ahora el Gobierno Nacional prefirió negociar con capitales nacionales y no extranjeros, pero el peligro de concentración y potencial cierre de sucursales, alteró esa ecuación. La movida de la multinacional, inédita en la historia de la empresa, provocaría una re-estructuración del sistema financiero local.

La cartera del Bisel es demasiado amplia para las cooperativas. Para Cargill, en cambio, será una posibilidad de profundizar su control sobre las políticas de producción y la dependencia de los agricultores.

“La creación de dependencia es una antigua práctica colonialista”, dice Kneen en su libro al explicar las prácticas de Cargill hacia los productores (proveedores para ellos). “El proceso global de Cargill –continúa– también puede describirse como la recreación del feudalismo, con la intención de sacar a las personas de su tierra por medio de lo que podría describir como actos de encierro, obligándolos a convertirse en trabajadores a sueldo y en compradores de lo que antes se autoabastecían. Este es el proceso que todavía se conoce con el engañoso nombre de progreso”.

Contacto: ra.moc.sserpxeiton@oiranames

Fuente: NotiExpress

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