EE.UU. presiona para acabar con la moratoria europea a los transgénicos

Según Ecologistas en Acción la autorización de nuevas variedades de maíz transgénico en la UE, a la que se oponen varios gobiernos, demostraría una vez más que las presiones de Estados Unidos y los intereses de las grandes empresas que controlan la biotecnología y el comercio mundial de alimentos pesan más que la precaución necesaria ante una tecnología cuyos riesgos para la salud y para el medio ambiente son cada vez más evidentes

La abstención española en las últimas votaciones del Consejo Europeo suponen un notable cambio de posición, tras largos años de incomprensible defensa a ultranza de los transgénicos.

La moratoria y el rechazo de los consumidores europeos a los alimentos manipulados genéticamente han provocado una caída en picado de las importaciones de maíz y de soja de EE UU en los últimos años. En el caso del maíz, las 1.750.000 toneladas importadas por la UE en 1997 han bajado a 59.182 toneladas en 2002, pasando EE UU de ser el principal proveedor europeo de maíz (con un 64% de la cuota de importación) a ocupar un lugar marginal (con tan solo un 2,1%). Lo que supone unas pérdidas de más de 300 millones de dólares -sólo en maíz-, por ello el año pasado EE UU denunció a la UE ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Cediendo a estas presiones de EE UU, y a pesar de que la UE no dispone todavía de medidas para evitar la contaminación genética, ni de legislación que regule la responsabilidad en caso de daños, es posible que Europa dé luz verde en las próximas semanas a la importación de variedades transgénicas como el maíz de Syngenta (Bt 11) y el de Monsanto (NK 603) cultivadas en EE UU desde hace varios años.

El Bt 11 de Syngenta es un maíz transgénico destinado al consumo humano, preocupa de forma especial a varios gobiernos europeos, que han cuestionado su seguridad. Bélgica ha señalado que el análisis molecular revelaba datos inquietantes, como la presencia de fragmentos de ADN inesperados; Austria no está conforme con los informes aportados por Syngenta, objetando la carencia de análisis toxicológicos, de pruebas sobre los efectos a largo plazo del consumo de la proteína transgénica y de pruebas alergénicas adecuadas; y los informes del propio Comité Científico para los Alimentos Europeo afirman que la compañía ha aportado una evidencia escasa sobre la seguridad del producto. La solicitud de importación de este maíz no prevé su cultivo, por lo que su impacto ambiental en Europa no es tan preocupante como en otros casos.

El 30 de abril los representantes de los país es de la UE denegaron también la solicitud de comercialización de un maíz de Monsanto manipulado genéticamente y destinado a consumo humano. A falta de acuerdo, la propuesta pasará ahora al Consejo Europeo, que deberá decidir si autoriza la importación de este maíz en un plazo de tres meses.

Al igual que el Bt 11, en el proceso de evaluación de esta línea de maíz se ha aplicado la antigua normativa, menos rigurosa en cuanto a requerimientos para evaluar los riesgos sobre la salud y el medio ambiente a largo plazo. En sus informes sobre el maíz NK603 la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea señala, entre otros aspectos, la presencia accidental de fragmentos de ADN funcionales, incorporados al genoma de la planta en el proceso de manipulación genética.

En definitiva, la evaluación del maíz Bt 11 y del maíz NK 603 se ha basado en la presunción de que puesto que no se han demostrado riesgos, no existen. El problema es que difícilmente puede demostrarse la existencia de riesgos cuando no se buscan, y cuando se rehuye una investigación a fondo de los indicios que apuntarían a posibles riesgos. En opinión de Ecologistas en Acción, la imposición de los transgénicos en Europa y en todo el mundo obedece a grandes intereses comerciales a los que poco importa la salud de los consumidores y el futuro de la alimentación y del planeta, y que en absoluto garantizan un suministro de alimentos sanos y seguros para toda la población.

La abstención española en las votaciones europeas de las últimas semanas suponen un notable cambio en la postura del Gobierno español, tras largos años de incomprensible defensa a ultranza de los transgénicos. Ecologistas en Acción ha valorado positivamente este cambio, aunque lamentando que no se diera un paso más, votando decididamente en contra.

Más información: Isabel Bermejo 942 70 63 70

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Fuente: Ecologistas en Acción

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