El maíz transgénico domina 83% de la producción en Santa Cruz, pero no mejora su rendimiento

Idioma Español
País Bolivia

«La biotecnología no está triplicando ni duplicando la producción. Está reduciendo pérdidas, no generando más maíz”, afirmó el investigador Gonzalo Colque.

El 83% del maíz producido en Santa Cruz es transgénico, pero esta expansión no ha logrado aumentar la productividad ni resolver el déficit de maíz amarillo duro en el país, un cultivo clave para la alimentación. Esa es una de las conclusiones que explicó Gonzalo Colque, investigador de la Fundación TIERRA, en la presentación del libro “Maíz transgénico en Santa Cruz. Evidencias y futuro del agro cruceño”, realizada este jueves en La Paz.

Durante su intervención, Colque advirtió que “La biotecnología no está triplicando ni duplicando la producción. Está reduciendo pérdidas, no generando más maíz”. Explicó que en Bolivia el rendimiento promedio del maíz se mantiene alrededor de tres toneladas por hectárea, muy por debajo de los países vecinos, donde se alcanza entre cinco y seis toneladas. “La promesa de que con transgénicos vamos a producir el doble no se ha cumplido. El 83% del maíz ya es transgénico y aun así el rendimiento no mejora”, enfatizó.

El documento de investigación expone el trabajo de detección de maíz transgénico realizado en zonas de agricultura mecanizada en seis regiones de Santa Cruz. En total, se tomaron 251 muestras georreferenciadas mediante un diseño muestral representativo, con recolección en campo apoyada por facilitadores locales. El Laboratorio de Fisiología Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) fue el encargado de aplicar los test rápidos de proteínas (ImmunoStrip) bajo protocolos técnicos de bioseguridad.

El resultado fue contundente. Un 83% de las muestras dieron positivo a proteínas asociadas a eventos transgénicos, y en la mayoría de los casos se identificaron eventos triples (resistencia a glifosato y proteínas Bt contra plagas).

José Eyzaguirre, también investigador de la Fundación TIERRA estuvo a cargo de la explicación técnica y de laboratorio. Foto: ANA

José Eyzaguirre, también investigador de la Fundación TIERRA, precisó que, en las zonas de expansión agrícola —como Cuatro Cañadas, San Julián, Guarayos y colonias menonitas—, la adopción del maíz transgénico es prácticamente total. En comunidades campesinas e indígenas aún existe resistencia parcial, pero se ven presionadas por contaminación de semillas, plagas y fumigaciones en áreas vecinas.

El libro plantea que la presencia del maíz transgénico es un hecho consolidado, pero no ha resuelto el problema de producción, mientras las tendencias actuales ponen en riesgo la sostenibilidad agrícola y la accesibilidad a los alimentos en Bolivia.

Para Colque, esta situación tiene efectos directos en la economía familiar y en la seguridad alimentaria del país. El maíz amarillo duro producido en Santa Cruz es el insumo principal del alimento balanceado para la producción bovina, avícola y porcina. “Si falta maíz, sube la proteína en la mesa de la población. El problema del maíz es un problema de comida en Bolivia”, sostuvo.

Además, alertó sobre la reducción de la rotación agrícola y el reemplazo del maíz por sorgo debido a la degradación del suelo y el estrés climático, lo que evidencia una agricultura en desgaste. “Estamos viendo una agricultura nómada: se explota la tierra dos o tres años y luego se abandona. Ese modelo nos está llevando al límite”, afirmó.

El maíz amarillo duro que también sirve de alimento para pollos y ganado fue sujeto a investigación científica. Foto: F. Tierra

Presión económica y decisiones políticas

Colque también cuestionó las promesas de sectores agroindustriales que promueven la legalización plena de la biotecnología, argumentando que así se duplicará la producción. “No se puede duplicar lo que ya es transgénico. Esa expectativa es técnicamente falsa”, remarcó.

El investigador hizo un análisis sobre las demandas del sector agroindustrial para legalizar plenamente el uso de transgénicos y liberar exportaciones, lo que significaría profundizar un modelo que ya está deteriorando los suelos y reduciendo la capacidad productiva del país, sin garantizar más maíz ni más alimentos.

Señaló que al depender de insumos importados y trasladar los costos al mercado interno, los precios de productos básicos como el pollo, el huevo y la carne podrían subir, afectando directamente el bolsillo de las familias bolivianas. “Si los precios internos se igualan a los internacionales, el pollo podría costar el doble. Bolivia no está en condiciones de sostener eso. Hablamos de riesgo alimentario real”, señaló.

Llamado a un debate informado

El director de la Fundación TIERRA, Juan Pablo Chumacero, recordó que el sector agroindustrial cruceño ha instalado la idea de que la biotecnología y el uso de semillas transgénicas son la vía para resolver la crisis económica y aumentar la productividad agrícola, con la promesa de duplicar o triplicar la producción nacional sin ampliar la frontera agrícola.

Juan Pablo Chumacero, director de Fundación TIERRA cuestionó los mitos que implantó el sector agroindustrial sobre la biotecología.

Sin embargo, Chumacero advirtió que estas afirmaciones suelen asumirse como verdades sin el debido respaldo técnico. “Cuando se habla de transgénicos en el país, no contamos con información transparente ni con un debate serio y equilibrado”, afirmó. En ese sentido, explicó que el objetivo del estudio es aportar evidencia verificable para mejorar la calidad del debate público sobre el futuro del modelo agrícola nacional.

Por su parte, el decano de la Facultad de Agronomía de la UMSA, Ing. Mgr. Paulino Ruiz destacó la rigurosidad científica con la que se desarrolló la toma y análisis de muestras. Señaló que el libro constituye un aporte independiente y necesario para comprender la situación actual del maíz en Bolivia. “Es un documento serio, sustentado en procedimientos técnicos y análisis responsable. La información que presenta es valiosa para el país”, sostuvo.

Ruiz dijo que la investigación coloca nuevamente en discusión la presencia del maíz transgénico en Santa Cruz y sus implicaciones productivas. A la vez, recordó la importancia de promover prácticas agrícolas sostenibles, diversificación de cultivos, recuperación de cortinas rompeviento y corredores biológicos, así como el fortalecimiento de procesos de investigación y acompañamiento técnico a pequeños productores.

Señaló que la biotecnología no debe entenderse únicamente como modificación genética, sino también como un campo que incluye control biológico y manejo agroecológico, ámbitos donde la Facultad desarrolla investigación aplicada en sus estaciones experimentales.

“La biotecnología a veces es como un tabú, como una palabra que no es bienvenida para algunos, pero nosotros en la academia estamos tratando de impulsar investigación en biotecnología, que no precisamente es la modificación genética de las especies, sino también es el control biológico, por ejemplo, de algunas plagas, algunas enfermedades en los cultivos”, finalizó.

Fuente: Agencia de Noticias Ambientales (ANA)

Temas: Transgénicos

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