“El mercurio es apenas la punta del iceberg en la contaminación producida por la minería de oro”

Idioma Español
País Colombia
Operativo contra la minería ilegal en Cértegui, en el Chocó. Foto: cortesía Fuerza Aeroespacial Colombiana

El colombiano Jesús Olivero-Verbel, profesor universitario y doctor en toxicología ambiental, ha dedicado su vida a estudiar el impacto del mercurio y las dioxinas en la salud humana. Junto a un grupo de investigación busca desarrollar sustancias capaces de reducir la movilidad del mercurio, utilizado para separar el oro en los ríos, así como sustancias antimicrobianas, anticancerígenas y antiinflamatorias. En diálogo con Mongabay Latam explica cómo la industria del oro está afectando los ríos y cómo estaría perjudicando la salud de los niños, mujeres embarazadas y pescadores indígenas. Sospechas de malformaciones en infantes, problemas neurológicos y la enfermedad de Minamata, entre las afecciones bajo la lupa de los científicos.

Cuando era niño, Jesús Olivero-Verbel visitaba con frecuencia a su abuela en el pueblo de Colosó, ubicado en el departamento de Sucre, al norte de Colombia. En uno de sus viajes, recuerda cuando fue a pasear hacia una quebrada cercana y en el lugar encontró que las aguas cristalinas se habían secado. En ese momento empezó a cuestionarse el porqué de la situación y encontró la respuesta al observar la deforestación en la parte alta del cuerpo de agua.

Años después, ya como químico farmacéutico, tuvo la oportunidad de visitar Minamata, Japón, en dos ocasiones —en 2001 y 2006—. Allí, en la ciudad japonesa donde por primera vez se comprobaron trastornos neurotóxicos causados por el metilmercurio, se dio cuenta de que “no es solo una cuestión de señalar que el río está contaminado sino de evidenciar el sufrimiento que causa esto a las personas”.

El  convenio de Minamata, firmado por 128 países, fue clave para intentar eliminar el envenenamiento por mercurio en animales y personas. Pero para el profesor Olivero- Verbel, hasta que no se detenga la industria del oro, este convenio no será más que un comité de aplausos.

En su camino ha estudiado el efecto del mercurio en comunidades del sur de Bolívar, Antioquia, Chocó y Amazonas, en Colombia, así como en las poblaciones del río Beni y Madre de Dios, en Bolivia. En 2018 detectó, junto a otros investigadores, que el 44 % de las muestras recolectadas en el río Atrato, en el Chocó, contenían niveles de moderados a altos de mercurio, mientras que en el río Caquetá, el 94 % de las personas involucradas tenía niveles superiores a 5 μg/g de mercurio en el cabello, umbral de la Organización Mundial de la Salud, (OMS). Y en estudios realizados en la cuenca del Apaporis se dieron cuenta de que el 85.5 % de las personas analizadas tenían 60 % de probabilidad de desarrollar enfermedades neurológicas.

En 2024 fue el ganador del Premio a la Obra Integral de un Científico otorgado por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. También ha sido condecorado por el Congreso de la República y reconocido por la Organización Hispana de Toxicólogos. Actualmente coordina los doctorados de Toxicología ambiental y de Ambiente y desarrollo sostenible en la Universidad de Cartagena. Además, a raíz de su trabajo conjunto con el Centro de Investigación e Información de Bolivia (CEDIB), el gobierno boliviano estableció el Decreto 4959 que crea un Registro de Importaciones de Mercurio.

En esta entrevista dice sentirse frustrado ante la inacción del sistema global para detener los atropellos cometidos contra la biodiversidad. A su vez plantea una nueva mirada a minerales como el oro, que se almacenan en entidades bancarias.

- Con relación a la contaminación por mercurio, ¿qué es lo que ha cambiado desde que empezó a estudiarlo?

- Las cosas se han agudizado en cuanto a una mayor extensión de la contaminación. Cuando empecé hace 30 años había unas minas incipientes en el sur de Bolívar, hoy son unas minas mucho más grandes que siguen utilizando la misma tecnología.

El mercurio es apenas la punta del iceberg en la contaminación producida por la minería del oro porque es el metal que ha tenido mayor trascendencia a nivel mundial en cuestión de propaganda, por la problemática de la enfermedad de Minamata, pero no sabemos nada de lo que pasa cuando se remueven los sedimentos de estos ríos. Todo esto va minando la salud de nuestra población indígena y raizal, y al minar la salud de nuestra población indígena por supuesto que estamos disminuyendo la posibilidad de subsistencia de ellos mismos. Y si ellos no sobreviven, que son los que cuidan el Amazonas, por supuesto que el bosque tiene un futuro problemático, ni siquiera a largo plazo, estamos hablando de lustros.

Lo que hemos observado es que en los cuerpos de los mineros sí se ha frenado la contaminación porque ya no consumen pescado, ya que saben que está contaminado y, entonces, como sacan el oro pueden comprar otras cosas, el pollo, la carne de res o cerdo. Pero el pescador no, para el pescador sigue aumentando su nivel de pobreza y sus problemas de salud asociados con la exposición al mercurio.

Los pueblos indígenas están expuestos a los efectos del mercurio en su salud. Fotos: cortesía CPILAP

- ¿Qué es lo que más le apasiona de la investigación sobre la contaminación por mercurio?

- Uno de los pocos equipos que había en la Universidad de Cartagena cuando ingresé en 1994 era para el análisis de mercurio. A raíz de esos experimentos con mercurio comencé a interesarme por el metal, particularmente por el desastre que había ocurrido en Minamata. Hoy la problemática en esa ciudad japonesa no es por ese metal sino por las dioxinas (compuestos químicos que se acumulan luego de procesos industriales).

El Chocó colombiano, que es una de las zonas del mundo con mayor biodiversidad, tiene en estos momentos un número grandísimo de dragones (maquinaria para extraer y remover tierra) trabajando 24 horas y destruyendo la selva chocoana. Lo mismo pasa en la selva amazónica.

Entonces esto es un destello de impulso para seguir trabajando. Uno dice: hay muchas cosas que hacer aquí, cómo podemos avanzar, porque parece que cada vez hay menos tiempo y es imposible recuperar lo que se ha perdido.

- ¿Cómo se evidencian esas diferentes concentraciones de mercurio en personas que basan su dieta en el pescado?

- En Colombia, los indígenas del río Apaporis tienen niveles bastante altos de mercurio, por encima de 20 partes por millón en promedio, cuando no deberían tener nada, menos de una parte por millón. Los de Caquetá están en 17, los indígenas del Trapecio Amazónico pueden estar en 12, indígenas que habitan cerca a Puerto Nariño, 6. Y más abajo está el sur de Bolívar.

- Esto habla de poblaciones que viven muy lejos de los centros poblados, si hablamos del Apaporis, por ejemplo. ¿Cuáles han sido las conclusiones más preocupantes de sus estudios?

- En todo el Amazonas colombiano no hay respeto por la selva y los mineros están entrando con balsas a la gran mayoría de los ríos, desde Brasil, pero también desde Perú. Y el mercurio está circulando en el ambiente y esa circulación origina que los niveles de contaminación estén por todos lados. En el Apaporis con absoluta certeza están desarrollándose actividades mineras poco reconocidas por el Estado colombiano, pero que están impactando en la población con esos niveles tan altos por encima de 20 partes por millón en cabello [donde los expertos buscan los rastros de mercurio].

El Amazonas está siendo envenenado y ese envenenamiento es muy probable que sea irreversible porque el mercurio no se va a ir, el mercurio está en los sedimentos y puede permanecer allí por décadas y apenas la contaminación alcance a las personas que cuidan el Amazonas les va a afectar su salud y no van a poder hacer bien su labor.

- ¿Qué es lo que hace que un tipo de pez tenga mayor concentración de mercurio frente a otro?

- Por lo general, los peces carnívoros tienen concentraciones más altas de mercurio que los no carnívoros. Otro factor es el tamaño del pez. Cuando es más grande acumula más mercurio, eso se debe a que el mercurio se biomagnifica y se bioacumula, lo que quiere decir que con el tiempo el pez va teniendo más y más mercurio.

En el proceso de exposición al mercurio el nivel de la especie en la cadena alimenticia y el tamaño del animal son clave. Fíjate lo que sucede con el atún y los grandes bagres, los bagres son gigantes y son carnívoros, o mismo el atún. Entonces ahí es donde se van a encontrar los niveles más altos de mercurio.

Toma de muestras para análisis de elementos traza. Foto: cortesía Jesús Olivero

- ¿Cómo se están viendo estas afectaciones en campo, a la hora de hacer los estudios sobre las consecuencias del uso del mercurio?

- En un muestreo que hicimos en comunidades indígenas ya se puede apreciar a niños y niñas con problemas muy probablemente asociados a la enfermedad de Minamata. Son niños que vemos cada vez más con malformaciones, usualmente extremidades más cortas.

El cuidado prenatal en las mujeres es prácticamente nulo. A las problemáticas asociadas con la calidad del agua y la calidad de la alimentación no se les presta atención. Hemos encontrado en algunas especies de peces unas parasitosis que no son normales.

En estos momentos con la Sociedad Zoológica de Frankfurt estamos desarrollando un proyecto y vamos a realizar estudios en otras comunidades en el departamento del Guainía y en el Trapecio Amazónico.

- Usted habla además de otro tipo de metales contaminantes. ¿Hay algún avance en estos estudios?

Pensamos erróneamente que la problemática ambiental en las comunidades indígenas afectadas por la minería del oro está exclusivamente asociada con el mercurio. Pero en el momento de remover el suelo se expone una serie de contaminantes que alteran las condiciones bioquímicas de ese entorno, eso genera una liberación al ambiente, o una mayor movilidad de contaminantes ambientales, específicamente elementos traza, entre ellos el plomo, el arsénico, el cadmio, cobre, estaño, entre otros.

- ¿Hay algunas hipótesis sobre la contaminación del mercurio a través de las escorrentías que deja la deforestación en la Amazonía y que llevarían el metal y los tóxicos a las chagras indígenas?

- Nosotros hemos encontrado que efectivamente hay un aporte de elementos traza por deforestación, y es que cuando se hace la deforestación hay pérdida del suelo, y ese suelo ha estado acumulando allí por miles y miles de años diferentes tipos de materiales que incluso viajan por vía atmosférica junto al polvo. Entonces, cuando se produce la tala todo eso se incorpora a las corrientes de agua porque remueve esa capa protectora del suelo. Por supuesto que esos elementos deben estar entrando al ecosistema y generando problemáticas. En este momento tenemos datos para esos elementos traza en peces de la cuenca del río Atrato. No tenemos todavía para la cuenca del Amazonas.

- ¿Cree que a los científicos se les está pasando por alto, a pesar de la rigurosidad de sus trabajos?

Nosotros los científicos nos sentimos absolutamente frustrados, estamos decepcionados, aburridos, con las manos atadas, y es una sensación de impotencia frente a tanta cosa que uno dice: Bueno, ¿seguimos investigando?, sí, hay que seguir investigando, porque la esperanza es formar a nuevos doctores que tengan también la capacidad de impulsar un cambio, porque lo que viene es el colapso de una gran cantidad de ecosistemas, de sistemas agroforestales, y por ende problemas en la alimentación.

Estamos en una estructura global inquebrantable ávida de oro. Ahí entran personas que tienen los recursos suficientes para meterse en los ríos, para meterse en nuestras selvas, pagar lo que toque, sacar ese oro como sea, en este caso con mercurio, y vendérselo a multinacionales. Incluso cuando no se utiliza mercurio vemos devastación de ríos, porque nosotros tenemos compañías aquí en Colombia que sacan oro del río Cauca con dragas y son empresas legales, entonces uno no entiende eso.

El huasaco (Hoplias malabaricus) es una especie amazónica con alta presencia de mercurio. Es bastante voraz. Foto: cortesía CINCIA

- ¿Cómo funciona esta ecuación entre el mercurio y el oro en Colombia?

- Yo creo que nos ha faltado mucho por hacer en el país. Independiente de la Convención de Minamata, hay cosas que hay que desarrollar, en principio porque es función del Estado proteger la salud de las personas. Por ejemplo, no hay un sistema de verificación de las concentraciones de mercurio en el atún. Si revisamos las concentraciones de mercurio en atún para algunas empresas, los niveles son altos. Ni siquiera eso podemos controlar. ¿Y adivina qué? Regalan atún a las comunidades indígenas cuando les llevan anchetas, es una cosa loca.

Hay proyectos donde se anunciaba que iban a sacar el mercurio del río Atrato utilizando redes de pesca. No me pregunten cómo porque son cosas absurdas, supuestamente los pescadores usaban nanopartículas en las redes de pesca y cuando pasaban por ahí el mercurio se quedaba atrapado. Ésta es una de las ideas más absurdas que he visto en mi vida… y recibió recursos.

- Colombia ratificó el tratado de Minamata en 2019. ¿Qué ha pasado desde ese momento en cuanto a su cumplimiento en el país y en Latinoamérica?

- Se prohíbe la importación, pero aquí somos expertos en meter material de cualquier tipo. En muchos sitios del país se sigue utilizando amalgama para los dientes, entonces tampoco hay una política clara de eliminar el mercurio por completo. Como suele suceder en estos acuerdos hay mucha burocracia y pocas acciones decididas. Porque el cuento de la Convención [de Minamata] es que tenemos que parar la industria del oro, punto. Si no se detiene la industria del oro se acaba el planeta.

-  ¿Cómo ve usted los avances para mitigar o depurar el mercurio en el agua?

- Lo único que sirve allí en cierta manera es la fitorremediación [mecanismo con el que las plantas pueden depurar toxinas]. Pero esa fitorremediación de unas cuantas hectáreas no es absolutamente nada en comparación con la cantidad que está siendo contaminada. ¿Cómo vamos a utilizar las tecnologías para recuperar unas cuantas hectáreas cuando no estamos controlando el avance de los procesos mineros y la destrucción del bosque? Es exactamente el mismo sentido que se le ha dado al problema de los plásticos, igualito.

- ¿Qué otro tipo de acciones podemos hacer para mitigar este impacto?

- Allá arriba, a nivel planetario, hay unas cuantas empresas que están lucrando con el oro. ¿Por qué no utilizamos el oro que está en los bancos para hacer los microchips y nos olvidamos de sacar más oro? Si eso no lo frenamos, la industria del oro va a seguir impulsando el precio del metal. Y cada vez que se impulsa el precio del metal, van a tener más comunidades metidas en el negocio.

- ¿Qué acciones se pueden realizar para enfrentar el problema en la salud de las personas expuestas al mercurio?

- Consumir peces pequeños y cambiar un poco la dieta. Alejarse un poco del pez que está en el río o que está en la laguna y optar por otras cosas. Por ejemplo, usualmente las especies cultivadas tienen niveles bajos [de mercurio]. Entonces, no solamente tener pescado, también combinar la dieta con otras cosas: aves de corral, por ejemplo. Y más granos.

- ¿Qué viene ahora para el profesor y su equipo de trabajo?

- Vamos a seguir investigando la magnitud de los procesos de contaminación en Colombia. Hay muchas comunidades que están expuestas al mercurio, pero no se sabe qué tanto. Ese conocimiento es absolutamente clave porque con esa información en mano es que se puede decir si yo estoy contaminado o mi salud está en riesgo, pero si no sabes eso, es difícil.

Fuente: Mongabay

Temas: Minería, Salud

Comentarios