GRAIN, un entramado mundial de movimientos campesinos, gana el Nobel Alternativo

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"GRAIN es uno de los premiados del Right Livelihood Award, conocido como el Premio Nobel Alternativo. Estuvimos hablando con Henk Hobbelink, ingeniero agrónomo, cofundador y coordinador de GRAIN, y con Carlos Vicente, uno de los responsables de la asociación en América Latina."

Este año GRAIN es uno de los premiados del Right Livelihood Award, conocido como el Premio Nobel Alternativo y dedicado a “honrar y apoyar a quienes trabajan en la búsqueda y aplicación de soluciones para los desafíos más urgentes a los que nos enfrentamos hoy”. Un merecido reconocimiento por su labor “en proteger el sustento y los derechos de comunidades agrícolas y denunciar las compras masivas de tierras en países desarrollados por intereses financieros extranjeros”. Dos de sus integrantes nos aclaran un punto básico: los premiados no son ellos sino las personas y agrupaciones que trabajan por la Soberanía Alimentaria en todo el mundo. Así que si formas parte de esta red... ¡Felicidades!

Estuvimos hablando con Henk Hobbelink, ingeniero agrónomo, cofundador y coordinador de GRAIN, y con Carlos Vicente, uno de los responsables de la asociación en América Latina. La conversación fue tan intensa que del premio sólo hablamos al final. Consideran que lo mejor de recibirlo es que mucha gente lo reconozca como suyo y que a nivel oficial se empiece a dar importancia a estas cuestiones.

Si GRAIN fuera un animal, sus patas serían las ocho personas que con los ojos y los oídos muy abiertos trabajan repartidas en la redondez de la Tierra: ellos son Henk, Devlin, Renée, Camila, Ramón, Carlos, Jeanne y Aitor. El cuerpo de GRAIN serían los pequeños agricultores, los pueblos originarios y los movimientos campesinos en sus luchas locales del día a día en defensa de sus territorios, semillas, autonomía y cultura.

Orígenes europeizados transmutados

Cuando se creó GRAIN en 1990, el grupo de activistas europeos estaba más dedicado a la reflexión y análisis de los conflictos relacionados con la erosión genética y la pérdida de biodiversidad. “Hablábamos con la FAO, elaborábamos artículos y documentos para tratar de convencerles, hasta que nos dimos cuenta de que estábamos muy desconectados de las realidades del Sur”, recuerda Henk. “Entonces decidimos descentralizar e incorporar compañeros del Sur”. Esto transformó completamente la agenda de GRAIN, porque se dieron cuenta de que, además de la privatización de las semillas, existía una red de conflictos inherentes como el acaparamiento de tierras y agua, el control de las políticas agrarias y un largo etcétera de cuestiones que no podían desligarse tan fácilmente. “Así fue como nos transformamos en un colectivo más abierto y ahora estamos en la dinámica de apoyar a grupos locales como Vía Campesina u otros”. “Eso sí, reconocemos que esto sin Internet no funcionaría”, explica este holandés afincado en Barcelona. Una vez al año el equipo se reúne físicamente para compartir los problemas políticos con los que se han encontrado y “mirar hacia dónde se tira” porque, añade, “las decisiones son grupales”. ¿De verdad? ¿Y no es muy difícil? “Llevamos casi una década trabajando juntos y ya nos conocemos mucho, esto lo hace más fácil”, responde con una sonrisa.

“Para nosotros ha sido un proceso muy enriquecedor: ya no nos concebimos como una cabeza pensante que puede generar ideas a nivel abstracto, sino que estamos directamente ligados con las luchas locales, siempre desde la banda de profundizar pensamiento y hacerlo de la mano de los movimientos sociales y campesinos”. Así es como podemos entender que los informes de GRAIN estén tan valorados por organismos internacionales y que las revistas que publican sean hasta este momento referentes dentro del movimiento mundial por la biodiversidad de semillas y la lucha contra las agrocorporaciones. Biodiversidad, en Latinoamérica, Seedling, para los países anglosajones, y Semences de la Biodiversité, en su versión francesa.

Quitarnos las manos de encima

En España desde 2010 han empezado a coeditar junto con otras asociaciones la revista Soberania Alimentaria, en palabras de Henk “la hermana pequeña de la revista Biodiversidad de América Latina”, porque la esencia es la misma: trabajar en coordinación con los movimientos sociales que están en el campo. “La Soberanía Alimentaria no es solo una demanda del Sur, hay problemas gigantes también en España porque lo interesante de este concepto es que teje una lucha global”.

Para Carlos Vicente, el saqueo del Norte al Sur dejará de existir a medida que la lucha por la Soberanía Alimentaria en los países occidentales se vuelva fundamental. Lo mejor que pueden hacer es empezar por quitarnos las manos de encima, dijeron una vez unos indígenas mapuche a unas personas que trataban de ayudarles. “Eso es lo que le dice el Sur al Norte. A medida que ustedes luchen por retirar las corporaciones de esta Tierra –no solo las biotecnológicas, también las mineras, las telefónicas, las petroleras– se acabará el saqueo del Norte al Sur”, sostiene este argentino.

Agricultura ecológica en América Latina

Carlos Vicente recuerda que si todos nos desarrollamos como se desarrolló Europa estos años, el Planeta explota en un mes. “Y mientras sigan extrayendo la biodiversidad de nuestro territorio para llevarlo a Europa nuestra situación campesina continuará empeorando”. El modelo del agronegocio es incompatible con la economía campesina. El avance de la frontera agrícola, las fumigaciones y la destrucción de los ecosistemas y de las economías locales hacen que las comunidades sigan siendo expulsadas de sus territorios.

A la pregunta de cómo está el movimiento de agricultura ecológica en América Latina nos contesta, “agradezco que me preguntes por la agricultura ecológica y no por la orgánica, porque durante los ochenta ambas acá eran lo mismo pero a lo largo de estos años se ha profundizado un modelo de agricultura orgánica destinado a la exportación para la UE de productos sanos, certificados y caros. Por otro lado, la agricultura ecológica, ligada a la campesina y a la Soberanía Alimentaria, busca no solo producir sin químicos sino también que sea socialmente sustentable y equitativa. El corazón de ese movimiento es la semilla y, al provenir de la comunidad local, la gente no necesita sello sino que confía en el productor, lo que se ha llamado certificación social, comunitaria o de confianza”.

El cambio que viene

“No son tiempos fáciles los que estamos viviendo –dice Carlos Vicente–; no va a ser un cambio sin crisis, pero lo lindo es que el instinto de supervivencia en tiempos de crisis hace que crezcan las fuerzas y los tejidos se multipliquen. Para nosotros la clave es pensar globalmente y actuar localmente –y añade–, uno debe implicarse en todas las esferas desde el compromiso y el amor. Para Henk, “estamos en una crisis estructural que viene de lejos, donde valen más los precios que se deciden en Chicago que lo que produce una agricultora en Sierra Leona. Ha llegado un momento en que esto se para o cae”. Él se proclama optimista porque la lucha de los movimientos sociales y campesinos “ha ganado cada vez más fuerza y se ha asentado la convicción de que hay que parar esta maquinaria de mercado libre y agricultura industrial”.

Según Henk, ahora está más claro contra qué peleamos y contra qué debemos estar juntos. “Esto nos hace muy fuertes”. “En las últimas protestas del 15M, yo estoy con los que apuestan por un cambio estructural porque si tenemos que esperar que los gobiernos hagan algo bueno, la influencia directa del agronegocio y el lobby es tanta que nunca podremos competir. Para GRAIN, la esperanza del cambio viene de dos caminos paralelos: construir alternativas y movilizar una resistencia del poder articulada en redes”.

Tejer redes para crear debate

Gracias a su intensa labor como tejedora de luchas campesinas, GRAIN ha conseguido instalar debates en la esfera pública, presionar a los gobiernos y poner freno a las agrocorporaciones. La calidad del material responde al trabajo diario de un tejido de redes locales, regionales y nacionales que GRAIN sólo se encarga de entramar, razón por la cual los artículos e informes siempre son firmados por las propias organizaciones locales.

El Banco Mundial y la FAO se quejaban ya en 2009 de que cada vez que GRAIN sacaba un informe tenían que dedicar un día entero a responder preguntas a periodistas. Ahora, explica Henk, “han tenido que crear un departamento específico para resolver estos temas ante los medios”. Como coordinador de esta asociación internacional sabe que “es muy difícil revertir el poder de estas grandes corporaciones porque ellas nunca van a querer cambiar el sistema, pero al menos logramos convertir sus injusticias en tema de debate. Nuestra ventaja es que a lo largo de estos años hemos conseguido que el material de GRAIN sea considerado creíble y de alta calidad, incluso entre la gente que no está de acuerdo con nosotros”.

Los últimos informes de GRAIN

Acaparamiento de tierras. La investigación empieza en 2008, cuando GRAIN se percata de que repentinamente los centros de inversores tienen un tremendo interés en invertir en tierras de Senegal, Mali y Argentina, entre otras. Desde entonces el acaparamiento de tierras está en el punto de mira del grupo. En julio de 2011 descubren que el rol de los fondos de pensiones en este tema es gigante, con billones de dólares que se invierten en el campo para especular con el trigo y el maíz y manipular el precio de la alimentación. “Este es dinero que tú y yo ponemos a través de los gobiernos y salarios, que está en manos de estas personas. Pero tú y yo somos los que podemos presionar para que dejen de controlar tierras en el Sur”.

Alimentos y cambio climático. Tras una extensa investigación, este informe concluye que aproximadamente el 50% de los gases de efecto invernadero provienen del sistema alimentario industrial. Es habitual decir que la agricultura química emite del 11 al 15% de los gases tóxicos (datos del IPCC), pero hay varios eslabones olvidados: la distribución y transporte, las cámaras frigoríficas, las grandes superficies comerciales, el impacto de la deforestación, la cría intensiva e industrial de animales, etcétera... En cambio, los cultivos ecológicos, aclara el último número de la revista Biodiversidad, pueden enfriar el clima.

La leche en manos de la gente. Este es el último informe de GRAIN, que resalta la importancia de la leche para la economía local de muchos países. La “leche popular”, como se la conoce en Colombia, es la base del sustento del sector campesino. Sin embargo, grandes corporaciones de lácteos como Nestlé, Danone y otras pretenden acaparar el negocio, desde los establos a los mercados. Desde 2010, los jarreadores, como llaman a los cerca de 50.000 vendedores de leche que surcan las calles colombianas a diario con leche fresca en sus motocicletas, protestan contra los repetidos intentos del Gobierno por terminar con la leche popular.

Fuente: La Fertilidad de la Tierra

Temas: Sistema alimentario mundial

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