La Patrona

Idioma Español
País Cuba

Por allá, por Guanabacoa, entre cabras, girasoles y una mata de fragantes y dulces pomarrosas, Lázara Ramírez hace crecer sus sueños productivos.

Lázara Ramírez Sosa era una técnica farmacéutica que no hace mucho decidió convertirse en agricultora. Como usufructuaria, en tierras del municipio de Guabanacoa, fundó una pequeña finca, entre los consejos populares Peñalver-Bacuranao y Minas-Barreras.

En los inicios, ya en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), intentó con tres chivitas y hoy tiene 19, muchas ya en tiempo de aumentar la prole.

La Patrona se llama la finca, de 3,50 hectáreas (ha); en un lugar privilegiado fructifica una mata de fragantes y dulces pomarrosas, entre cabras, hortalizas y girasoles.

Lázara es, además, presidenta de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) José Martí, de 164 ha, dedicadas mayormente al ganado mayor, para la producción de leche, pero también a cultivos varios, hortalizas y plátanos. Los 54 ‘tenentes’ de tierras, asociados a la CCS, andan bregando para sostener los compromisos, en medio de un montón de dificultades.

La devenida anapista sueña con los avances de la cooperativa y, desde luego, de su pequeño predio productivo. Y por ahí se entabló el diálogo.

— ¿Por qué dedicar la finca, mayormente, a las cabras?

Siempre tuve una o dos chivitas en casa, para el consumo familiar de leche, pero al decidir trabajar la tierra, resolví dedicarme al ganado menor, del que conocía algo y empecé con tres hasta las 19 que tengo ahora. Por lo general, tienen una cría por vez y dan un litro de leche. Ahora tengo paridas solo seis.

— ¿Qué tan complicado es el trabajo de “cabrera”?

Como todo, tiene su complicación; las cabras son muy exigentes: a la menor lluvia corren a guarecerse en el tablado que tuve que hacer para corral, porque no deben estar en el piso de tierra, sobre todo las crías pequeñas.

He tenido que ir comprando ejemplares para tener la base… ¡y son “caritas” las hembras, ya se podrá imaginar!… pero estoy incrementando la cantidad de cabezas.

Desde luego, sin la ayuda de mi hermano, no hubiera podido fundar la finca ni hacerla crecer; nada de lo que hoy he logrado habría sido sin su apoyo, sus conocimientos y su tenacidad.

— ¿Alguna raza en especial?

No, pero me di cuenta de que tengo mucho por aprender. Me gustaría tener una raza determinada y eso lo estoy aprendiendo ahora, me preparo en la teoría, ya que práctica tenía algo, para saber cuál sería la mejor para el entorno, según la cantidad de tierra, la humedad del suelo, el tipo de pasto. Es que me gustaría dominar todo lo relacionado con las razas para empezar a mejorarla, sobre todo a través de la inseminación. Me interesaría tener mi semental propio, naturalmente, pero aún me faltan desarrollar otros aspectos.

Tengo gallinas, una vaquita y dos bueyes para trabajar la tierra ¡casi tengo un zoológico! Me gustaría tener más tierras, pero hay demasiada colindancia, todas las tierras alrededor están ocupadas y muy lejos no me gustaría; se trata de aprovechar la tierra que se tenga con eficiencia, aprovechar cada pedacito y destinarlo a algo productivo.

Me da mucho placer salir al campo y venir con cosas diferentes que yo misma he cultivado, para mi consumo, para vecinos y amigos.

— Finca La Patrona… ¿de dónde salió ese nombre?

Tal vez por la fuerza que necesita una para poder salir adelante. Tenía otro nombre, pero no me gustó: La Cañada era, pero me parecía vulgar y lo cambié.

— Además de atender la finca tiene la responsabilidad frente a la cooperativa que no es poco trabajo, supongo.

Hay muchas ideas y muchos planes que me gustaría lograr. Lo que más se me dificulta aquí es el riego, porque agua tengo, en la zona no falta, pero hacerla llegar a los cultivos se me ha hecho difícil.

La cooperativa tiene un buen equipo y soñamos con crear una minindustria, pero son solo ideas, pensamientos positivos.

Una de las cosas que me encantaría a mí es hacer y comercializar helados, refrescos o jugos de frutas de la cooperativa, por ejemplo, porque en esta zona hay varias escuelas y sería un servicio ideal para el lugar.

Estamos convencidos de que hay que trabajar en eso. Nos falta un plan, un proyecto de desarrollo local, nos falta mucho. Hay otras dificultades que vencer.

No dejaremos de trabajar, a pesar de los problemas y aunque no esté frente a la cooperativa, en definitiva, voy a seguir vinculada a ella y siempre voy a ayudar en lo que pueda.

Fotos: Carlos Parodi

Fuente: Revista ANAP

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales, Movimientos campesinos, Soberanía alimentaria

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