La Ronda de Miami: ya estamos en el peor de los mundos

Idioma Español
País Colombia

La ronda de Miami será una nueva charada. La verdadera negociación final se estará realizando entre Uribe y Bush en el rancho de Texas a comienzos de agosto y de allí con la fragilidad que le da un proceso de negociación con las Autodefensas crecientemente cuestionado, Uribe dará el sí

En víspera de la Ronda de Miami, el embajador de Estados Unidos William Wood declaró que sin firmar el TLC, como no habrá prorroga del ATPDEA, “Colombia quedaría en el peor de los mundos”. Añadió que el TLC debía ser similar a los ya negociados con otros países (como Chile y Centroamérica). Esta posición no es nueva.

Desde el primer día de las negociaciones ha sido defendida por los voceros norteamericanos. Ellos no pueden salirse del libreto definido por su Congreso y menos cuando están negociando con gobiernos débiles que quieren firmar a cualquier precio. Hasta la SAC se alarmó diciendo que: “Estados Unidos está acorralando al gobierno y este no se defiende”

Lo lamentable de la situación no es que los norteamericanos presionen, pues lo han hecho todo el tiempo, sino la respuesta del gobierno colombiano. El ministro Botero se mostró comprensivo y tolerante con las declaraciones del embajador de Estados Unidos, aseguró que habría grandes avances en la ronda de Miami y, sin que los Estados Unidos se hayan movido un milímetro de sus posiciones y cuando ni siquiera se ha definido la fecha de reunión bilateral agraria, aseguró que a finales de septiembre estarían culminando las negociaciones y firmándose el tratado. El ministro Botero reiteró que la fase “técnica” de las negociaciones culminó y que lo que resta son definiciones políticas. Sacando la mendicante escudilla, complementó que Colombia es un aliado estratégico para Estados Unidos por su combate al narcotráfico y el terrorismo.

Estados Unidos ya ha respondido este argumento en decenas de ocasiones: Ha dicho que para estas situaciones está el Plan Colombia y toda la constelación de ayudas militares y económicas que funcionan con independencia de las negociaciones del TLC y que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

El embajador gringo repitió además lo que ya había sido señalado por el gobierno colombiano y es que los eventuales ganadores del TLC no están defendiendo el tratado. Hace unos días un periódico, en forma triunfalista afirmó que por fin habían salido los ganadores a librar la pelea, cuando se pusieron a enumerar quienes eran, podían contarse con los dedos de una mano. Los textileros y confeccionistas están agobiados todavía con las medidas de la apertura económica que se centuplicarán con el TLC, a cambio les ofrecen instalar maquilas para competir con China en el mercado norteamericano y ceder el mercado interno. No es propiamente un motivo de euforia. Los productores de calzado, que están trabajando al 35 por ciento de su capacidad instalada y que ya han perdido una buena parte del mercado interno, les hacen ofertas similares, pero contadas clases de zapatos y como siempre las ofertas no son que les van a comprar zapatos, sino que van a dejar que los ofrezcan. No podrán llegar en forma competitiva al mercado norteamericano con los altísimos costos de transporte y de servicios públicos. A todos los empresarios los amenazan con una avalancha de usados. Los floricultores tienen un negocio con alta rentabilidad que no se acabaría si pagan el pequeño arancel que cobran los Estados Unidos y los productores de soya de Estados Unidos no van a permitir que llegue el aceite de palma colombiano a competirles. Con toda razón el TLC no tiene quien lo defienda. Claro que habrá ganadores, pero serán los funcionarios que negocian el tratado con tanto entusiasmo y que mañana seguramente estarán en la nómina del Banco Mundial o el FMI.

En estás circunstancias, la ronda de Miami será una nueva charada. Los temas más polémicos serán aplazados para la claudicación final. Como el CAFTA no ha sido aprobado, EEUU no llevará el plato de lentejas. La verdadera negociación final se estará realizando entre Uribe y Bush en el rancho de Texas a comienzos de agosto y de allí con la fragilidad que le da un proceso de negociación con las Autodefensas crecientemente cuestionado, Uribe dará el sí.

Sólo resta apelar al movimiento popular y a los damnificados de todos los sectores para impedir que el atentado se consume.

Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca
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