Los agrocommodities son señal de un sistema alimentario fallido, pero las mujeres se están organizando desde la primera línea del frente de resistencia

Idioma Español

Los agrocommodities, o productos agropecuarios producidos a escala industrial, son controlados por empresas transnacionales (ETN) que hacen promesas vacías de erradicar la pobreza y acabar con el hambre. En realidad, las ETN son los agentes principales de un sistema que hace exactamente lo contrario. La misma lógica de explotación que se usa en el modelo del agronegocio capitalista y patriarcal también se aplica a las mujeres y los recursos naturales.

El problema no son necesariamente los productos en sí, sino el sistema en que confluyen el poder empresarial, apoyo y financiamiento institucional y gubernamental, innovación tecnológica y cadenas mundiales de suministro para priorizar las exportaciones y el lucro.  Mientras tanto, el acaparamiento de tierras avanza de forma desenfrenada, las sustancias químicas contaminan los suelos y ríos, los derechos humanos son vulnerados y en consecuencia, las mujeres una vez más se ven empujadas a la primera línea de resistencia.

El modelo del agronegocio es un sistema alimentario fallido que tampoco cumple con el cometido de garantizarles a todos los pueblos  y todas las personas acceso a alimentos nutritivos. Poniendo en el centro la justicia de género y defendiendo sus fuentes de agua, sus bosques y sus formas y modos de producción de alimentos, las mujeres están desafiando activamente este sistema, trabajando por el desmantelamiento de las grandes empresas que causan daño a la gente en los territorios en los que desarrollan sus actividades. Las alternativas que ofrecen se basan en los principios fundamentales de una  economía feminista y son esenciales para quebrar el sistema, poniendo en primer plano de sus luchas sus injusticias y desigualdades.

Las empresas transnacionales y los agrocommodities causan daño a los pueblos, las personas y el planeta

Hoy en día, en el modelo actual del agronegocio, la alimentación y la producción de alimentos se estructuran para beneficiar a las ETN y las elites nacionales y subnacionales que las propician. Esto se hace privatizando, mercantilizando y  financiarizando la naturaleza, lo que a menudo implica acaparamiento de territorios, extractivismo de bienes naturales y explotación de los pueblos.

“Esta industria contribuye a la pérdida y destrucción de la biodiversidad, a la contaminación y deterioro de las fuentes de agua y el ciclo hidrológico, afectando así tanto la calidad como la cantidad de agua, y contribuye claramente a la crisis del hambre».

Karin Nansen
REDES/Amigos de la Tierra Uruguay

Los monocultivos agrícolas, las plantaciones de árboles y la producción industrial de carnes son todos parte del modelo de producción de agrocommodities; el acaparamiento de tierras no es solo una consecuencia  sino una necesidad de ese modelo. El acceso a la tierra es por lo tanto un elemento central para comprender y desmantelar el modelo. Haciendo referencia a los impactos de los agrocommodities en Nigeria, particularmente el aceite de palma: 

“La gente se ve obligada a desarraigarse, a abandonar sus tierras ancestrales; como estas empresas crecen de forma acelerada, andan buscando concesiones de tierras y así acaparan nuevas zonas. También sabemos que hay mucha dependencia de los plaguicidas. Estas sustancias matan las plagas pero además destruyen otros tipos de ecosistemas y animales que contribuyen enormemente a los ecosistemas terrestres y forestales”.

Rita Uwaka
ERA/Amigos de la Tierra Nigeria

Mujeres de Sarawak, Malasia, preparando comida. Crédito: AdTI

Desde la finca hasta el plato, la producción de agrocommodities es altamente consumidora, dejando una cuota parte significativa del control del acceso a los alimentos en manos de grandes empresas. Entretanto, las mismas ETN que son el origen de este sistema alimentario fallido imponiendo monocultivos y evadiendo impuestos, también se promueven como socialmente responsables y ambientalmente sustentables. Pero la realidad es muy diferente. Las comunidades pierden sus tierras y territorios; las/os campesinas/os son obligadas/os a migrar en busca de empleo; el uso de sustancias agroquímicas tóxicas representa una amenaza para la salud humana y el medioambiente y las crisis socioambientales se exacerban.

El modelo del agronegocio afecta violentamente la vida en los territorios y, sobre todo, las vidas y cuerpos de las mujeres. Desde la pérdida de soberanía alimentaria a la militarización y precariedad laboral, los impactos de los agrocommodities limitan la autonomía de las mujeres y aumentan su vulnerabilidad, cargas de trabajo y trabajo de cuidados. Esto agrava las desigualdades de género existentes. 

Amigos de la Tierra Europa se concentra ante la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica. Crédito: AdT Europe

Para empezar, sólo el 30% de las mujeres rurales son propietarias de tierras agrícolas, a pesar de dar cuenta del 60 – 80% de la producción agropecuaria en los países no industrializados. Esto, combinado con su limitado acceso a los procesos de toma de decisiones, significa que el acceso de las mujeres a la tierra se ve especialmente amenazado por los agrocommodities. La presión por dejar de cultivar alimentos para producir cultivos comerciales conlleva además el riesgo de que los hombres tomen control de las tierras, aguas y otros recursos productivos de las mujeres. La expansión del agronegocio pone aún más en entredicho la independencia y autonomía de las mujeres dado que se ven cada vez más expuestas a situaciones de temor, violencia, sexismo y acoso sexual.

No obstante, las mujeres se están organizando para defender sus aguas, bosques, formas y modos de producción de alimentos y, a su vez, a sí mismas y sus comunidades, a pesar de tanta violencia infligida en nombre de la codicia.

Las mujeres y la lucha contra los agrocommodities

Históricamente, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales se han hecho cargo del manejo sustentable de los suelos, tierras, biodiversidad y bosques en todo el mundo. Estas prácticas de manejo incluyen desde la agroecología al manejo comunitario de bosques y las prácticas tradicionales de manejo de animales y ganado que todavía se preservan hoy en día pero que se ven amenazadas por la expansión del agronegocio. Las mujeres desempeñan un papel clave en estos métodos tradicionales. Develar, reconocer y reafirmar los procesos que ellas lideran es por ende consustancial a la lucha contra los agrocommodities y por la justicia de género. 

Jardinería de AdT Brasil y Alianca Feminismo Popular. Crédito: AdT Brasil

Las mujeres poseen conocimientos especializados y altamente diversificados sobre la agricultura, la alimentación, la salud, los bosques, los cuidados y más. Derivados de la historia colectiva de los pueblos, estos conocimientos son tradicionales, científicos, históricos, colectivos e importantes, especialmente en épocas de crisis. Por lo tanto, defender y hacer valer sus derechos es esencial para el bienestar y la supervivencia de las comunidades más afectadas.

Liberarnos del sistema dominante patriarcal que está en el origen de los agrocommodities requerirá alternativas basadas en la economía feminista. Al hacerlo se tornan visibles las injusticias y desigualdades, haciendo valer principios como el reconocimiento de la interdependencia, eco-dependencia y equidad que nos reclaman defender los territorios, la naturaleza y los derechos colectivos. Las mujeres en todo el mundo se están organizando y nos invitan a sumárnosles en este camino hacia una vida transformadora y la lucha contra el modelo de los agrocommodities.

Fuente: Amigos de la Tierra 

Temas: Agronegocio

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