Los Sin Tierra de Brasil: "Contra la porquería del mundo"

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País Brasil

Un nuevo capítulo de la estadía en el Instituto Técnico de Educación e Investigación Agraria (ITEPA) del MST, descubre aspectos singulares de la lucha contra el "agronegocio"

Otro día de intercambios del equipo de APM, que recorre la región sojera sudamericana, con los militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, en el Instituto Técnico de Educación e Investigación Agraria (ITEPA), Escuela José Gomes da Silva, en el Estado brasileño de Paraná.

Esta vez, recorrimos el Asentamiento Antonio Tabares acompañados por los estudiantes del Instituto. Vimos como vivían y trabajaban las 80 familias asentadas en el predio de 1.098 hectáreas que comparten con el ITEPA. Conocimos detalles de la historia de la apropiación de esta tierra, ocupada para la reforma agraria en 1997, que fuera ejemplo emblemático del "agronegocio".

El coordinador político del área nos relata que el proceso histórico de este espacio data del año 1996, cuando pertenecía a José Eduardo de Vieira Andrade, dueño de Bamerindus, el cuarto banco privado más importante de Brasil, que en ese momento era tapa de los diarios por un agujero de caja de 1.500 millones de dólares. El suceso tenía el ingrediente de que Vieira Andrade ocupaba el sillón del Ministerio de Agricultura y, ante las dificultades en los negocios de su ministro, el entonces presidente Fernando Enrique Cardoso sacaba al banquero del gobierno.

Enterado de esto, el MST ocupaba la propiedad en 1997 para evitar que fuera utilizada, a precio sobrevaluado, como parte de pago de la deuda que el banco tenía cuando quebró ese mismo año. Entonces, 300 familias iniciaron el proceso de ocupación, para que un espacio que pertenecía a un único propietario se convirtiera en un bien común.

Pero el caso tenía, además, un condimento picante, este campo era el ejemplo emblemático del agronegocio de todo Brasil, había sido galardonado como "Campeón de Productividad del Estado de Paraná". Siete trofeos encontrados por los "sin tierra" en el establecimiento dan cuenta de ello. "Era el centro de investigación y divulgación de la porquería del mundo", nos remarca el coordinador. Allí se hacían los experimentos del "paquete tecnológico de cultivos", con sus venenos y abonos químicos.

Las 300 familias que entraron al principio de la ocupación, se encontraron con sorprendentes documentos: habían dejado firmas diputados, senadores, gobernadores, presidentes de países latinoamericanos, "hasta el Rey de España había pasado por aquí. Por aquí venía de todo. Hacían presentaciones, tenían un escenario para proyectar filmes, todo, todo aquí", cuenta Marcial Congo, encargado de relaciones internacionales del ITEPA. Y "venían a confraternizar las grandes porquerías que hacían", agrega el coordinador.

Además, se encontraron con los cultivos de experimentación. Diversos canteros en donde se aplicaban todas las técnicas del agronegocio para conseguir una alta producción, destinada a hacer la propaganda. "De tan productivo que era, no se sustentó, fue a quiebra", añade.

Los nuevos ocupantes cambiaron el antiguo proyecto basado en insumos, venenos y abonos químicos. Crearon el Asentamiento Antonio Tabares y fundaron la Escuela José Gomes da Silva (ITEPA), que es la responsable de llevar adelante un proyecto diferente para la agricultura y la investigación: la construcción de una matriz tecnológica propia y viable para todos los agricultores y campesinos asentados en la región.

l coordinador nos cuenta que "la idea es constituir un centro de irradiación tecnológico adaptado para la agricultura campesina, diferente de lo que el agronegocio muestra a todo el mundo: grandes plantaciones, grandes maquinarias, grandes latifundios".

Hoy en el ITEPA conviven más de 70 personas permanentemente, ocupadas tanto en la administración como en la experimentación agropecuaria, la producción de semillas y los alimentos necesarios para la población del establecimiento. Además, se imparten dos carreras reconocidas por la Universidad Federal de Paraná, las tecnicaturas de Agroecología y Salud Comunitaria, con 40 alumnos respectivamente.

Los estudiantes que cursan aquí tienen una dinámica diferente a otros establecimientos educativos. "Por ser del MST, están un tiempo en las comunidades; están dos meses acá y dos meses recorriendo las comunidades para hacer trabajos", nos explica el coordinador.

El ITEPA se constituye no sólo en un lugar de educación e investigación, sino también en un centro de formación ideológico y político, volcado tanto en sus cursos formales como en encuentros más amplios. Por ejemplo en el 2004, durante los festejos de los 20 años del MST, se reunieron aquí más de 1.500 personas durante una semana, haciendo estudios, análisis y evaluaciones sobre el proceso de lucha por el cual estaba pasando el movimiento.

Acompañados por los estudiantes del ITEPA, recorrimos el Asentamiento Antonio Tabares, constituido por 80 familias que tienen diez hectáreas de tierra cada una y un área colectiva. Llegamos un día domingo al recientemente inaugurado centro recreativo. Para nuestra sorpresa, algunos campesinos contaban con vehículos propios que estaban estacionados frente al local. Pudimos ver que no todo era trabajo y estudio, que también había diversión, y vimos a la gente feliz.

Luego, el coordinador nos contaría algunos detalles del proceso de transformación de los asentados: "En el proceso de ocupación, nuestra primera Escuela y la Facultad de nuestra vida es el "campamento". En los campamentos hay una diversidad muy grande de familias, algunas tienen alguna cosita, tres vacas, cinco chanchos, y alguna tiene un auto que consiguió trabajando afuera, cuando era empleada, asalariada o arrendataria; por el contrario muchas familias que llegan al campamento no tienen nada".

Disparidad que se intenta superar cuando se logra el "asentamiento", nos diría: "En ellos hay familias que tienen un auto y una buena casa, y también hay familias que están en una situación inversa. Uno de los factores que inciden es la diversidad de producción dentro de los lotes. Las familias que consiguieron diversificar más la producción, que cambiaron el plantío de sólo soja o sólo maíz por más plantaciones, se encontraron más favorecidas. El que diversificó más su lote, consiguió mejorar su vida económica y social. Pero aquellos que tuvieron dificultad, o no tuvieron la habilidad, están intentando avanzar con la ayuda de los demás para llegar a las mismas condiciones. Es un proceso diverso y se intenta en la medida de lo posible que todos desarrollen el mismo potencial".

En el Asentamiento Antonio Tabares, las 80 familias están divididas a su vez en ocho "núcleos de base" de diez familias. Una vez satisfechas las necesidades propias, el excedente de producción es discutido dentro de estos núcleos por los padres de familia y comercializado a las comunidades vecinas.

"Muchos de los asentados aquí no precisan salir de casa para comercializar quesos, leche, huevos, carne. Las propias personas de la ciudad vienen aquí y hacen la compra de ese excedente de la producción. Eso sirvió para que la ciudad viera al MST de una manera diferente, y con ese excedente se puede comprar ropa, calzado y otros bienes materiales", explica el coordinador.

Cada núcleo tiene organicidad interna y está dividido en distintos sectores, como los de producción, salud, educación y finanzas, donde se discute todo. Luego se discute con los otros núcleos del asentamiento, con la Escuela y con las otras instancias del MST. Todos colaboran con el movimiento, esa colaboración no tiene un porcentual fijo, pero todos los meses se repasa la cuenta para el movimiento.

Para muchos brasileños, "sin tierra" es sinónimo de vagabundo, de agitador profesional. Nada más alejado de la realidad que vivenciamos. El periodista y escritor gaúcho, Trabajara Ruas, lo explicó bien en sus crónicas: "¿Qué son ellos? Son los únicos brasileños que piensan un país colectivamente (No se asusten: países son colectivos). Son los únicos brasileños que organizadamente exigen justicia (No se asusten: orden está en nuestra bandera). Pero mataron otro "sin tierra". ¡Mataron otro brasileño que reivindica el derecho de una vida mejor!".

Mas tarde, fuimos a nadar con los estudiantes y asentados a la playa de los "sin tierra", en los territorios inundados por la represa de Itaipú. La experiencia nos trajo a la memoria otro pasaje del escritor que decía: "La televisión del martes mostró un grupo de "sin tierra" tomando baños de piscina en una hacienda que invadieron. Estaban felices como niños (la mayoría misma eran niños). Tal vez haya sido la primera y única vez en sus vidas que entraron en una piscina. ¿Existe algo más triste que esa efímera alegría?".

Hoy, día a día, en el ITEPA y en el Asentamiento Antonio Tabares se enseña y se aprende a construir un proyecto popular. Un proyecto nuevo que beneficie a todos y no solamente a unos pocos. Para que la alegría no sea efímera.

(El equipo de APM está integrado por el redactor Fernando Glenza y el fotógrafo Marcelo Sosa Aubone)

Por Fernando Glenza - APM
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Fuente: APM

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