Manuel Osuna Tapias, líder N°193 asesinado durante el Gobierno Duque

Idioma Español
País Colombia
- Foto cortesía de Vice

Desde la firma del acuerdo de paz han sido asesinados cerca de novecientos líderes y lideresas sociales y ambientales, activistas políticos y defensores de derechos humanos.

El paramilitarismo hace presencia en todo el territorio Nacional, como en los tiempos de su mayor auge en Colombia, y con ello se revive el dolor de patria, los llantos de sangre, el olor a muerte…

Se respira el temor en cada rincón de nuestro suelo patrio, el silencio revive porque el miedo cose lentamente las bocas de quienes tienen que vivir la tortura del ver y callar, y de poco a poco anestesiar su capacidad de asombro, para poder sobrevivir, porque el que demuestra rabia por el asesinato de su amigo, de su vecino o familiar automáticamente se convierte en enemigo de los asesinos y rápidamente puede ser la siguiente víctima a llorar.

Desde la firma del acuerdo de paz han sido asesinados cerca de novecientos líderes y lideresas sociales y ambientales, activistas políticos y defensores de derechos humanos (Indepaz, en el informe que presentó en el mes de junio del presente año, indica que desde el 1º de enero de 2016 hasta la fecha del informe habían sido asesinados 837 Líderes Sociales).

Además, se tiene conocimiento de que cerca de mil líderes sociales han presentado denuncia por amenazas y atentados directos, cifra que corrobora la Defensoría del Pueblo, no en balde la misma ONU ha declarado que ser líder social en Colombia es extremadamente peligroso.

El sábado 6 de julio en la Vereda El Cerro del Municipio de San José de Uré, paramilitares del Bloque Virgilio Peralta Arenas, también conocido como «Los Caparros», asesinaron de manera vil y cobarde al líder social Manuel Osuna Tapias, de 67 años edad, integrante de la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba (ASCSUCOR).

A esa misma organización social, en lo que va corrido del año 2019, le han sido asesinados 7 integrantes más; lo que significa que, nada más en este 2019, han sido asesinados en esa región 23 líderes sociales y campesinos (8 pertenecientes a ASCSUCOR y 15 líderes sociales integrantes del Plan Nacional Integral de Sustitución -NIS).

Según fuentes consultadas, los paramilitares llegaron hasta la vivienda del líder social Manuel Osuna Tapias y, sin mediar palabra, lo decapitaron.

No contentos con el crimen, quemaron su vivienda, reviviendo la antigua forma que tenían los hermanos Castaño Gil, cuando fundaron las ACCU, de avisarles a las familias de las víctimas que no tenían nada qué heredar y nada qué reclamar, porque esas tierras pasaban a ser parte de ellos.

¿Por qué recordar esto?, simplemente porque San José de Uré está ubicado en la región del Nudo del Paramillo, a pocas horas de la finca Las Tangas, despojada por los hermanos Castaño Gil y desde donde empezaron las primeras incursiones y operativos militares de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), luego de que presintieran que se declararía la inconstitucionalidad de los Decretos 2535 de 1993 y 356 de 1994 y de la Resolución 368 del 27 de abril de 1995, que legalizaban al paramilitarismo en Colombia bajo el nombre de Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural “CONVIVIR”.

Pero, ¿por qué está región es apetecida por los paramilitares? Simple y llanamente porque, además de ser un lugar hermoso, también es una región estratégica por sus montañas y lugares selváticos que son perfectos para el escondite de tropas y de la coca.

Además, como es la ruta perfecta y más corta para llegar al Golfo del Urabá, donde a unas cuantas horas se llega a Estados Unidos y Europa, por consiguiente, es la ruta más fácil y sencilla de enviarle coca —y niñas— de la más alta y pura calidad a las élites extranjeras.

Sí, es por allí donde las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y “Los Carrapos” sacan la droga y las mujeres y niñas de Colombia, bajo la mirada y el silencio cómplice de las Fuerzas Militares y de Policía que solo capturan de vez en cuando a pequeños cabecillas de estas estructuras ilegales armadas, para demostrar a la ciudadanía que, supuestamente, si los están combatiendo, pero al mismo tiempo hacen alianzas de no agresión muy al estilo del Gobierno de Sergio Fajardo con Don Berna en Medellín.

En otrora, era en esa región donde los indígenas Zenú no se dejaban gobernar ni por la fuerza impetuosa de los torrentosos ríos San Jorge y Sinú, porque lograron dominar las fuerzas de sus corrientes con impresionantes canales; con los cuales regaban sus cultivos.

Ahora, el territorio está bajo la fuerza oscura del paramilitarismo que tiene dos principales fuentes de financiación: el narcotráfico y la trata de personas.

En la actualidad, por esos canales que los indígenas Zenúes construyeron hace más de mil años, y que aún se pueden ver desde lo alto, corre la sangre de nuestros campesinos y líderes asesinados y desaparecidos.

Hasta ellos llega hoy la sangre del líder social y campesino Manuel Osuna Tapias, quien es el líder social 193 asesinado en el Gobierno de Duque y el No. 82 del 2019, según mis cuentas.

Fuente: La Oreja Roja

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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