México: convocar, compartir y construir desde los pueblos más olvidados

Idioma Español
País México

"Este pueblo indígena organizado en el EZLN, que nos llama a través de la Sexta Declaración de la Selva Lancadona y de la Otra Campaña a unir las raíces del árbol que ordena el movimiento de la conciencia, por los cuatro puntos cardinales, en esta lucha constante desde donde viene el bien y se choca con el mal, desde donde los hombres dignos nos convocan a luchar por democracia, justicia, libertad, dignidad, paz"

Introducción

Los llamados Aguascalientes construidos por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el estado de Chiapas, tuvieron siempre la intención de ser un espacio para el encuentro entre la sociedad civil y el EZLN. El primero de estos Aguascalientes se construyó en agosto de 1994, en la comunidad de Guadalupe Tepeyac, municipio de Las Margaritas, lugar al que asistieron del 6 al 9 de agosto más de cinco mil personas para participar en la Convención Nacional Democrática, convocada por el Ejercito Zapatista. Todas estas personas provenían de diversos estados de la república mexicana, con la intención de llevar a cabo un diálogo y discutir los principales problemas del país, para buscar una transformación profunda del mismo. De esta manera, se afirmó y reafirmó la relación entre sociedad civil y EZLN para luchar juntos y cambiar el país por la vía pacífica.

En ese encuentro, la sociedad civil pidió a los zapatistas que no usaran las armas, mas que no las entregaran, que "juntos transformaremos este país por otras vías". El EZLN aceptó y contestó "luchen y derrótennos", "si hay otras vías que no sea la de las armas, para que esta bandera ondeé con democracia, libertad y justicia, ¡¡demuéstrenlo!!". Este Aguascalientes se convirtió en el símbolo de la legitimidad que la sociedad civil le otorgó al EZLN, mientras que el gobierno se negaba a reconocerlo como una fuerza beligerante. Por eso mismo, con la ofensiva del 10 de febrero de 1995, ordenada por Ernesto Zedillo, el ejército mexicano destrozó, a su entrada a esa comunidad, el Aguascalientes, y tomó el hospital Solidaridad de Guadalupe Tepeyac, que en ese tiempo estaba en manos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que fue expulsada violentamente por el ejército.

Guadalupe Tepeyac era uno de los puntos extremos de la llamada zona franca (la comunidad de San Miguel, en el municipio de Ocosingo, era el otro extremo), que abarcaba todo el corredor de las Cañadas de San Miguel-San QuitíñRío Euseba-La Realidad-Guadalupe Tepeyac, y en donde las diversas instancias y organizaciones de la sociedad civil acudían para apoyar a la población civil con comida, medicinas, ropa, etc. La propia ubicación de la zona franca había sido un importante logro de la sociedad civil, producto de las marchas y mítines en apoyo a los zapatistas y exigiendo un cese al fuego. Pero, temporalmente, todo terminó con la entrada del ejército, que la ocupó militarmente. En respuesta a este hecho, entre julio y agosto de 1996, el EZLN reconstruyó el Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, en la comunidad de La Realidad, y además hizo pública la aparición de otros cuatro más en Oventic, Morelia, La Garrucha y Roberto Barrios, con lo que abrió un mayor proceso de diálogo entre zapatistas y sociedad civil nacional e internacional, y se coordinó mejor la resistencia de los pueblos, ya que los Aguascalientes fueron los puntos de referencia y articulación regional de la lucha zapatista.

En la medida en que los Aguascalientes fueron un punto de referencia importante, tanto para los zapatistas como para la sociedad civil solidaria, el EZLN se enfrentó al reto de abrirlos o de cerrarlos al exterior de manera permanente. Estos se mantuvieron semiabiertos, y por lo menos fueron un espacio donde a veces podía encontrarse a algunos comandantes de cada una de las regiones, podían coordinarse proyectos entre la sociedad civil y las comunidades, pero que necesitaban de la autorización de mandos superiores. Pero en la medida en que la necesidad fue mayor, el reto fue el de abrirlos a la exigencia y necesidad de un diálogo externo permanente con la dinámica interna de las comunidades. Por eso mismo, en agosto de 2003, el EZLN decidió que había llegado la hora de cerrarlos definitivamente, para empezar una nueva etapa de la lucha y abrir en su lugar los Caracoles, instalando allí las Juntas de Buen Gobierno.

Este proceso ha dotado de una mayor fluidez permanente a la comunicación de los zapatistas a nivel nacional e internacional y a la vida cotidiana de las comunidades indígenas. Para el EZLN ha significado, además, una mejor rearticulación del proceso organizativo en sus espacios y estructuras comunitarias, los Municipios Autónomos y las Juntas de Buen Gobierno. De esta manera, con los Caracoles se ha iniciado un camino sin retorno para construir el bienestar de las comunidades indígenas.

Los Caracoles

La pregunta es, ¿por qué los zapatistas decidieron llamar a este espacio Caracoles? Según entiendo, en las fiestas tradicionales de las comunidades indígenas tojolabales, tzotziles, tzeltales, etc. (todas de origen maya), utilizan el Caracol para llamar, para convocar a los habitantes de las comunidades de la región, y para anunciar la llegada de la fiesta, ya sea para la celebración del Santo más importante de la comunidad, como para un llamado de alerta. Para cuando los habitantes de las comunidades arriban a la comunidad que los convocó, bailan, danzan, queman cohetes e incienso, rezan y giran tres vueltas al centro de la comunidad, en la dirección de las manecillas del reloj (según me explicó el hermano Jorgito Yaxté). Este tipo de Caracol significa CONVOCAR. Cuando termina la fiesta, se repite otra vez el mismo proceso, pero ahora el baile, la fiesta y la danza se hacen girando en sentido contrario a las manecillas del reloj, y esto significa COMPARTIR, es decir desenrollar el Caracol y volver a las comunidades a compartir lo aprendido y vivido en la comunidad que los convocó.

Hay un tercer Caracol, que camina y circula en torno a las manecillas del reloj, pero que se hace en doble fila. Los antropólogos no lo han descifrado todavía, pero los habitantes del pueblo de Oxchuc me explican que puede significar el caminar juntos de hombres y mujeres en una sola dirección. La fiesta en las comunidades indígenas es muy importante, pues se combinan una serie de elementos que simbolizan la unión, donde cada casa, cada familia, cada comunidad se junta como una gran familia, y en primer lugar significa decirse entre ellos AQUÍ ESTAMOS, venimos del centro de la tierra y bajamos de la montaña para hacerle fiestas al agua, a la tierra, al viento, al fuego, agradeciendo a la montaña que da razón, sentimiento y consejo a través de las cuevas, que son como los oídos; agradecerle al agua, que forma las venas de la madre tierra, que da sustento y cobijo. En la fiesta se queman las velas, los inciensos, se tiran cohetes, se cargan flores y se adorna el lugar de la fiesta con palmas traídas de la montaña, se tejen los petates y se bordan las mantas para proteger a los santos, las imágenes, y se les reza, para que los más viejos, los ancianos, los que saben descifrar los sueños, hablen con el centro del cielo, con la madre tierra, y para que los cantos lleguen hasta lo más alto, por donde otra vez volverán a entrar los rayos del sol.

Además, para las comunidades indígenas, la fiesta significa también auto regenerarse. Lo mismo para el Caracol, que tiene la capacidad de auto regenerarse, de cargar con su caparazón como posibilidad de defensa, pero que no sabe dar vuelta hacia atrás; así se entiende la lucha del EZLN, que no tiene retroceso, que es capaz de llamar y convocar con autoridad moral, de compartir en la colectividad comunitaria, y que es capaz de auto regenerarse mediante las costumbres y tradiciones de los pueblos. Esta forma de guardar las tradiciones y costumbres, y de seguir hablando su propia lengua, es lo que ha fortalecido la resistencia y ha permitido la sobre vivencia de los indios durante más de 515 años; y lo seguirá siendo frente al destructor y exterminador modelo neoliberal.

El Caracol, la Otra Campaña y la Raíz del Árbol

En junio de 2005, el EZLN lanzó la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en la que llamaba a impulsar la Otra Campaña, con tres objetivos principales: primero, hacer un llamado para unir a los pueblos, organizaciones, movimientos sociales, sindicales, campesinos, indígenas, ong’s, personas individuales, etc.; después se invitaba, en un segundo momento, a discutir los problemas del país y elaborar una nueva Constitución Política de México. El tercer paso sería construir un Plan Nacional de Lucha para buscar el cumplimiento de la nueva Constitución, sin importar la persona o el partido que esté en el poder.

La primera forma que planteó el EZLN consistió en realizar una serie de encuentros y diálogos por sectores en su territorio, en la zona de influencia del Caracol de La Garrucha. La segunda forma planteada originalmente es el recorrido que, desde enero de 2006 lleva a cabo el Delegado Zero (así se autodenomina el Subcomandante Marcos en su labor de enviado del EZLN para la Otra Campaña). El planteamiento para este recorrido era hasta junio de 2006, pero se modificó con la represión que llevaron a cabo las fuerzas policíacas el 3 y 4 mayo en San Salvador Atenco, Estado de México, donde hubieron 217 detenidos, un mínimo de 27 mujeres violadas, 5 solidarias expulsadas del país y 2 muertos.

Hacia finales de septiembre, el Delegado Zero retornó a Chiapas y, después de unos días, regresó nuevamente a San Salvador Atenco, para que los siete comandantes que lo acompañaron coordinen y luchen, junto a los habitantes de Atenco, por la liberación de los más de 30 presos políticos que, desde la brutal acción policial en aquel poblado, continúan en la cárcel de Santiaguito y en el penal de máxima seguridad de La Palma. Mientras tanto, el 9 de octubre, el Delegado Zero retomó su recorrido por los 11 estados del norte del país que le faltaban por visitar. Al finalizar este, se iniciará la segunda etapa de la Otra Campaña, que abarcará la discusión sobre lo que no queremos y lo que sí queremos en torno a la Nueva Constitución, dependiendo de las necesidades de los diferentes sectores que en ella participan. Con ello se pretende construir una nueva forma de hacer política, una nueva manera de organizarnos, un nuevo tipo de lucha, que no sean las tradicionales a través de los partidos políticos, una nueva forma de construir un nuevo modelo de país.

Este movimiento indígena, que nace de la oscuridad de la noche, que viene desde el origen del tiempo y desde una voz fuerte que nace de la profundidad de la tierra, donde se construye el espacio sagrado de la milpa, la que le da comida y cobijo, donde se siembra el trabajo, pero también desde donde se cosechan las ideas, desde donde los indígenas dejan huellas de constructores, desde la profundidad de la tierra vigilan que las ideas y los sueños tengan su fruto.

Desde esta profundidad de la tierra buscan que sus ideas florezcan, buscan hacerle entender a este pueblo llamado México, al México de Abajo, al pisoteado y al de izquierda, que la guerra no es deseo de los pueblos, pero que llevan muy adentro de su corazón hacer de sus sueños una realidad, que ya no están dispuestos a que sus pies sigan caminando descalzos, a ya no ser vistos y tratados con desprecio y discriminación, a que su estómago solo coma frijol, chile, pozol y tortilla, a vivir solo bajo un nylon, casa de cartón, madera o paja; ya no están dispuestos a morirse por no tener medicina y doctor; a estar fuera de la Constitución Política de México con todos sus derechos como pueblo, donde solo se reconocen los derechos de los grandes empresarios a explotar los recursos naturales del país; a que este pueblo ya no siga migrando a los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida por falta de trabajo, hecho que no cuenta en las estadísticas de los informes de gobierno; ya no están dispuestos a tomar posh (alcohol hecho de maiz fermentado) para olvidarse de sí mismos, a no ser los mismos de siempre. Estos indígenas de Chiapas y de México que gritan hacia los cuatro puntos cardinales: ¡¡Nunca Más un México Sin Nosotros!!

Este pueblo indígena organizado en el EZLN, que nos llama a través de la Sexta Declaración de la Selva Lancadona y de la Otra Campaña a unir las raíces del árbol que ordena el movimiento de la conciencia, por los cuatro puntos cardinales, en esta lucha constante desde donde viene el bien y se choca con el mal, desde donde los hombres dignos nos convocan a luchar por democracia, justicia, libertad, dignidad, paz; a no callarnos, a retomar nuestra voz, aunque por ello se enojen los grandes hombres y guardianes del dinero y nos envíen a los policías y el ejército. En esta lucha constante nos convocan a unirnos, a mover este piso desde abajo, para construir una nueva Constitución, a convocarnos y auto convocarnos en un gran Congreso Constituyente que legitime la nueva Constitución, y para que elaboremos un Plan Nacional de Lucha con tal que, juntos, todos los sectores excluidos, seamos reconocidos en esa nueva Constitución, tengamos un nuevo modelo de país y cambiemos las estructuras de gobierno en México.

Los zapatistas están llamando a construir un Caracol en todo el país, en el que la elaboración de la nueva Constitución y el Congreso Constituyente sea una fiesta, para hacerle sentir al guardián del dinero que existimos, convocando a muchos otros mundos, donde nos hacen y los hacemos mundo.

Esta parte organizada del pueblo, que ordena el movimiento de nuestra conciencia, donde todos somos fruto del tiempo y de los modos de todos; nos llama a retomar nuestra voz para ya no guardar silencio y ya no cargar con desgracias, a que ya no nos responda el eco, a que no nos quiten la tierra de nuestros pasos que pisan con sangre, que es la misma que lleva cualquiera de nosotros en nuestro corazón, a que el poder del dinero no intente desviar el curso de los ríos, a que no nos quiten la memoria para que no olvidemos que somos parte de la patria y de este país llamado México; nos llama a convertir nuestra sabiduría en nueva labor y creatividad; nos llama a que con la sabiduría de todos construyamos una luz para que sea digna y no volver a la noche; nos llama a sembrar trabajo para cosechar la vida; nos llama a platicar despacio para tomar el consejo, a hablar en voz baja para que no tengamos miedo; a aceptarnos unos a otros tal y como somos para cortar el fruto debajo del árbol que nos da cobijo; para recibir juntos de la lluvia la brisa que nos limpia los ojos y los sueños y acordemos juntos como pueblo ser uno solo; nos llama a estar juntos, pero no revueltos. Nos llama a despertar juntos de la sombra para que nuestros ojos no se llenen de lágrimas y de miedo; nos llama a tendernos la mano para que no sintamos la presencia del vacío.

La política que nos llama a construir el EZLN no es la que llevan a cabo los partidos políticos, los iluminados, los que estudiaron en Harvard, la Sorbona, Washington o Londres; no la política de aquellos que antes trabajaban en la Selva Lacandona de Chiapas y que despues se fueron a estudiar a Paris, cuando volvieron a Chiapas, vieron a los indios de Tenejapa, Cancuc y Oxchuc, marchando por las calles de Real de Guadalupe en San Cristóbal de Las Casas, portando mantas y pancartas contra el Plan Puebla Panamá y exclamaron estos "iluminados" ¡pobres indios manipulados, no saben que cosa es el Plan Puebla Panamá, pero bien que marchan!. Esa política no, menos la que practican aquellos que a finales de cada año, en el Congreso, solo votan sin leer lo que firman, por 260 mil pesos de bonificación, aguinaldos, vacaciones con todo pagado en distintas partes del extranjero, o luciendo los relojes Rolex que donan los presidentes (como lo fue con Carlos Salinas de Gortari a cambio de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos México y Canadá y del Articulo 27 Constitucional para privatizar la tierra) a cambio de modificar la Constitución y ponerla al servicio del gran poder económico y de sus empresas, que se roban y saquean nuestro país y sus recursos naturales.

En esta nueva forma de hacer política, el EZLN nos pide solidaridad con todos, donde nadie se quede solo ni sola en esta lucha, como lo que hoy sucede en Oaxaca con la represión contra el movimiento popular organizado en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), con el saldo de mas de 18 muertos, 60 heridos y mas de 200 detenidos en mas de 160 dias de lucha, por ellos y para ellos son los bloqueos de carretera que llevan a cabo las bases de apoyo en Chiapas, los campesinos de la Sierra del Sur Guerrero, y en todos el pais. Asi todos tejemos nuestras manos, nuestras luchas y haremos una montaña de solidaridad entre todos en Mexico y en el mundo. A prepararnos pues, para tomar el destino de nuestro pais en nuestras manos para que el mundo sea mejor.

Onesimo Hidalgo Domínguez

Boletin “Chiapas al Dia” No. 523
CIEPAC, CHIAPAS; MEXICO.
(01 de Noviembre de 2006)

C I E P A C
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