Multiplicación de experiencias y luchas de jóvenes latinoamericanos. Finalizó el VI Campamento de Jóvenes en Buenos Aires, Argentina

Idioma Español
País Argentina

Con la participación de delegaciones del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, de Venezuela y del Movimiento Sin Tierra y el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Brasil, entre otras organizaciones de América Latina y numerosos jóvenes de todo el país, tanto del campo como de la ciudad, terminó el VI campamento latinoamericano de jóvenes. Se realizó en Marcos Paz, entre el 23 y el 27 de septiembre, y tuvo como principales objetivos fortalecer las luchas a nivel continental e intercambiar las experiencias y las realidades de cada región

Otro de los puntos centrales del Campamento fue la necesidad de formarse como jóvenes luchadores y, para ello, se realizaron numerosos talleres, tanto prácticos como teóricos, en donde cada organización pudo intercambiar saberes y aprendizajes relacionados con su práctica cotidiana.

Como en todos los campamentos, los jóvenes realizaron una marcha, un escrache u otro tipo de acción política fuera del marco del mismo, que pueda simbolizar la lucha lelvada a cabo en el territorio en que se encuentran. Como en otros años en que se reunieron, este 26 de septiembre más de mil jóvenes marcharon a la Estación “Darío y Maxi” (ex Avellaneda) para reivindicar la militancia y la solidaridad de los jóvenes que fueron asesinados en la Masacre de Avellaneda y exigir juicio y castigo a los responsables políticos.

A continuación reproducimos uno de los textos elaborados por el Campamento Latinoamericano.

“La tierra es cuna y sepultura, es madre y compañera”; la humanidad es tierra, de ella venimos, por ella existimos, a ella volvemos. La tierra es semilla, es siembra, es vida; es nuestro tiempo andando, nuestro lugar a cada rato. Y en nuestro tiempo y lugar, ahí, hombres y mujeres tierra nos fusionamos perteneciendo, nos conectamos, nos damos el sentido de estar vivos, nos hacemos cada uno, cada una eslabones, partecitas del mundo rueda que no quiere dejar de girar.

La historia, y nuestro presente, entienden la tierra como un negocio, el modelo económico abusa, aniquila a nuestra tierra, concentra la extensión en las manos de la avaricia, le pone títulos, le pone dueños, siempre tan pocos, siempre sin todos.

El modelo económico nos expulsa, nos exilia de la tierra, separa a la humanidad de la vida; y así saqueados y saqueadas de nuestra autonomía, de nuestras raíces, muchas veces buscamos salidas, posibilidades en la ciudad, en el cemento prometedor de trabajo, educación y vivienda. Sin embargo, desde el ceno mismo de la urbe, el espacio es cada vez más falso, más margen excluido; desde el ceno mismo de la urbe, los extraños se multiplican, el desarraigo es la rutina de todos y todas los habitantes de la ciudad.

En este contexto, buscamos vivienda, y sólo nos queda apilarnos, resignarnos a la convivencia con las peores condiciones jamás imaginadas…
Y buscamos trabajo, soñamos generar recursos que nos permitan algo tan básico, tan censurado, como lo es la dignidad en la vida…

Buscamos trabajo, imaginamos poner en práctica nuestros saberes y capacidades, nuestra creación, motor de los días, nuestra realización y desarrollo humano. Buscamos trabajo porque es vital, y por lo tanto, derecho inalienable; buscamos trabajo y en cada rincón de la urbe la palabra pareciera estar desterrada del vocabulario cotidiano, y en cada puerta que golpeamos se manifiesta el apetito de la acumulación capitalista que nos dice NO, que nos cierra la puerta en la cara desparramando el auge y la crisis del modelo neoliberal que aún hoy sigue asesinando el campo y la producción, vaciando la vida, agotando recursos naturales en regalos infinitos a las extranjeras minorías empresariales.

Entonces, por todo esto, por los hombres y las mujeres, por la rueda que seguirá girando después de nosotros y nosotras; y porque el mundo es redondo, porque no tiene rincones, en todos lados gritamos:

Que queremos trabajo para respirar aire calmo,
Queremos trabajo para crearnos, invertarnos, elegirnos, recrearnos interminablemente dignos y dignas.

Que queremos habitar para poder hacer la vida viva,
Que queremos la tierra para poder vivir, para poder sembrar nuestros futuros, el nuevo día, hoy…

Gritamos que:
Con la memoria en piel nuestra lucha no se detiene,que no queremos vestirnos con los colores del miedo, del egoísmo, de la esclavitud y la soledad.

Que estamos de pie, que estaremos de pie.
Que decidimos no acostumbrarnos a la muerte, la muerte no nos puede ser cotidiana, no puede imponerse sobre la vida.

Que decidimos defender la alegría de ser perteneciendo, de ser transformando, de ser en colectivo, de ser por no renunciar jamás al sueño tan simple de una Latinoamérica unida, al sueño tan simple, tan hermoso, de un mundo mejor…

Gritamos que:
Queremos justicia y acabar con la impunidad.
Que queremos justicia como expresión de la libertad en la equidad, como manifestación plena del mundo que queremos.

Justicia para todos y todas por igual,
En todas las lluvias,
En todos los cielos,
Simplemente justicia,
Así será.

Fuente: Prensa de Frente, 4-10-06

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