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Idioma Español
Foto: Danián Dositelo

A la orilla del arroyo que es un ramal del río que viene desde la cueva que protegida por las aguas maravillosas de la cascada sirve de casa a miles de golondrinas, los abuelos se reunieron bajo la frescura de la sombra de los árboles guardianes del agua, para charlar con los jóvenes promotores del Plan de Vida de la comunidad de Nueva Palestina, en lo profundo de la Zona Lacandona. Las autoridades de Bienes Comunales, agobiadas por los extenuantes trabajos de lucha en defensa de nuestros territorios y nuestros pueblos, en estos tiempos convulsos, cuando hay enemigos de la comunidad que dicen que estamos destruyendo la selva, hicieron una pausa de sus trabajos apoyando este encuentro de la palabra verdadera, del nichim kop, la palabra florida que brota como el agua de las cascadas desde lo profundo de la selva y la historia de nuestros pueblos, para demostrar que nos estamos esforzando en recuperar y sembrar la selva, para consultar ideas de los abuelos, para escuchar sus experiencias e inspirarse en sus luchas de antaño para fortalecer las luchas de hoy y construir bases solidas para la convivencia en las comunidades del futuro.

Los jóvenes y viejos activistas del Plan de Vida, que recibimos el mandato comunitario de trabajar para proponerle a la comunidad caminos hacia la Reconstitución Biocultural de los territorios del Yaxalum Kinal, el jardín de la Selva Maya, y así construir colectivamente el Buen Vivir de todos los habitantes de nuestros territorios, convocamos a los abuelos a este encuentro de la palabra, para inspirarnos y para presentarles los trabajos del vivero comunitario en donde estamos colectando las semillas para sembrar los árboles del futuro, que garanticen y protejan el flujo del agua sagrada que le da vida a todos los seres de la Selva Lacandona.

Nos reunimos pues, a la orilla de este arroyo hermoso, hicimos un altar dedicado a la madre tierra donde colocamos arbolitos y flores de nuestro vivero, en una ofrenda circular que como altar maya nos recuerda la belleza y complejidad de la red de vida de la biosfera de la selva, en donde se entrelazan estéticamente los elementos de la sabiduría ancestral de nuestro pueblos: el agua, el fuego, las flores, el caracol, los árboles, los inciensos, el maíz de colores, el cacao... para que los abuelos se sintieran cómodos y relajados para platicar en este pequeño Círculo de la Palabra, para que inicie el diálogo de generaciones, para que los jóvenes activistas podamos acceder a lo que no alcanzamos a comprender, para conectarnos con nuestra historia comunitaria, con las trayectorias y experiencias del regreso de nuestros padres, madres, abuelos y abuelas a estas tierras sagradas de la selva maya, después de siglos de explotación y despojo, y así conectarnos con sus sueños y esperanzas, y encontrar caminos para el futuro. Este Círculo de la Palabra fue pequeño, no fue muy amplia ni extensa la convocatoria en esta ocasión, pero el ejercicio nos permite recuperar una parte importante de su palabra colectiva:

El agua es nuestro cuerpo y sangreVivimos del agua.

Nosotros no hemos visto cómo crecieron estos árboles.

Hoy ya no se sabe que primero hay que enaltecer a los grandes árboles antes de ocuparlos, así como lo hicieron los abuelos.

De esa razón, aprendí en el rancho, porque yo no tenía terreno; en San Caralampio no encontré lugar, y me adentré por la laguna.

Sufrimos para cargar el maíz, llegamos a Takin ja ́.

Las generaciones que vinieron naciendo ya no fueron tomando en cuenta a sus abuelos, a sus padres.

La generación que nació se acostumbró a los nuevos modos, a lo que se estaba haciendo.

La milpa como lo hacían nuestros abuelos es el arraigo en que vivimos.

Yo, abuelo y fundador de la comunidad, vine a buscar mi territorio, el jaguar pasaba detrás de mi casa y yo no lo molestaba.

Lo que se está aprendiendo con el Plan de Vida sagrado es por ello.

Nuestros madres-padres, nosotros y nuestra selva tuvimos y tenemos muchos enemigos.

Ahora estamos despertando como pueblo.

El gobierno dijo “quemen la selva”, y mucha gente obedeció. Después de que la comunidad prohibiera la entrada de la empresa maderera Compañía Forestal de la Lacandona S.A. (Cofolasa), concesionada por el gobierno en nuestro territorio, después de eso, el gobierno impulsó la ganadería.

Este trabajo se aprendió a producir y se quedó.

Yo tengo montañas de selva en mi terreno, Xate lo tengo ahí. Yo tengo cuidado mi terreno con montañas, ahí vivo también.

En Sembrando Vida me dieron de baja porque tengo montaña, pero yo no la quiero cortar.

Podemos encontrar a los hijos de los árboles. Si es caoba, dan semillas y se pueden crecer igual a caoba. Nuestros hijos ya no, ellos ya son otros.

Por eso también tenemos que cultivar a nuestros hijos, para que crezcan como nosotros.

A nosotros es la asamblea la que nos cultiva.

Por eso también nuestros hijos tienen que integrarse en las asambleas de la comunidad. Para que ya vayan entendiendo también lo que hacemos en nuestro territorio, para que vayan cuidándolo.

Después de conocer la palabra de estos abuelitos que se llegaron a la orilla del arroyo y al lado del vivero comunitario, nos quedó el testimonio de ese momento y además el compromiso de continuar el diálogo con las demás personas de la comunidad: jóvenes, jóvenas, viejos y viejas, niños y niñas. Esperamos seguir caminando y platicando en los lugares hermosos de nuestro territorio.

Fuente: ojarasca

Temas: Agua

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