Patentes puercas

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Con diversos pedidos de patente, esparcidos por el mundo, Monsanto acentúa su control sobre la vida. El objetivo ahora son los porcinos

Los religiosos, en general, creen que su respectivo dios es el creador del universo y de la vida. Sin embargo, para Monsanto, las cosas no son tan así. De acuerdo con el investigador de Greenpeace, Christoph Then, la empresa tiene pedidos de patente no sólo sobre métodos de procreación de cerdos, sino también para los animales progenitores y sus crías. Al hacer un pedido de patente, la empresa se dice inventora de algo y, para Greenpeace, lo que Monsanto está diciendo es: “presentamos nuestra nueva creación, los cerdos”.

Las patentes todavía no fueron concedidas pero, si eso sucede, el especialista de Greenpeace alerta sobre los riesgos: “ Si esas patentes fueran concedidas, Monsanto puede, legalmente, impedir que criadores y granjeros críen cerdos que tengan las mismas características descriptas en los pedidos de patentes; o entonces puede forzar a estos productores a pagar impuestos”.

El problema es que la descripción que la empresa hace de su “invención” es amplia y demasiado genérica. En una de ellas, por ejemplo (con código de registro en la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) WO 2005/015989) Monsanto describe, según Greenpeace, métodos muy generales – y ya en uso – de cruza y selección a partir de inseminación artificial y otros métodos de procreación. “La ‘invención’ principal, aquí, no es nada más que la combinación de esos elementos diseñados para acelerar el ciclo de procreación para las características seleccionadas y, con eso, volver a esos animales más lucrativos comercialmente”, dice un comunicado de Greenpeace.

Cristoph Then, que hace 10 años trabaja revisando pedidos de patentes se espanta con el número y la amplitud de las patentes requeridas. “No lo podía creer, Monsanto no busca sólo una patente para un método, quiere una patente para los cerdos que nacen por ese método. Es algo tenebrosamente amplio y peligroso”, dice.

Compilados por la OMPI, los pedidos de patentes están depositados en agencias de propiedad intelectual de todo el mundo, inclusive en Brasil. El 15 de febrero de este año fue registrado en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual la entrada al país del pedido internacional hecho por la empresa. Dice el resumen del pedido de patente PI0309929-6, con el título Reproducción de Núcleos Cerrados Múltiples para la Producción de Porcinos:

“La invención se refiere al uso del primero y del segundo, y opcionalmente, además de eso, de rebaños adicionales de reproducción de núcleos porcinos ligados genéticamente y las informaciones para transmitir la mejora genética del primer rebaño para cada uno de los otros rebaños, los cuales pueden estar cerrados para la introducción de animales vivos para proporcionar beneficios, más allá del perfeccionamiento genético, tanto del primero y del segundo cuanto cualquiera de los rebaños adicionales.”

La ley de patentes de Brasil, en su artículo 10, prohíbe el patentamiento de “el todo o parte de seres vivos naturales y materiales biológicos encontrados en la naturaleza, o aún de ella aislados, inclusive el genoma o germoplasma de cualquier ser vivo natural y los procesos biológicos naturales”. Sin embargo, abre una excepción en su artículo 18, cuando dice que “no son patentables el todo o parte de los seres vivos, excepto los micro-organismos transgénicos que atienden a los tres requisitos de patentabilidad – novedad, actividad inventiva y aplicación industrial”.

Actualmente, quien ya paga derechos a Monsanto en Brasil por el uso de la tecnología son los agricultores de Rio Grande do Sul. A partir del fin de la década de 1990, semillas transgénicas de soja fueron contrabandeadas de Argentina y, contando con el apoyo de sectores interesados en el uso de la tecnología, fueron ampliamente plantadas por agricultores gaúchos. Hoy, esos agricultores traban una batalla jurídica y comercial con la empresa, que les cobra una cierta cantidad por cada bolsa de soja producida.

Los religiosos, en general, creen que su respectivo dios es el creador del universo y de la vida. Sin embargo, para Monsanto, las cosas no son tan así. De acuerdo con el investigador de Greenpeace, Christoph Then, la empresa tiene pedidos de patente no sólo sobre métodos de procreación de cerdos, sino también para los animales progenitores y sus crías. Al hacer un pedido de patente, la empresa se dice inventora de algo y, para Greenpeace, lo que Monsanto está diciendo es: “presentamos nuestra nueva creación, los cerdos”.

Las patentes todavía no fueron concedidas pero, si eso sucede, el especialista de Greenpeace alerta sobre los riesgos: “ Si esas patentes fueran concedidas, Monsanto puede, legalmente, impedir que criadores y granjeros críen cerdos que tengan las mismas características descriptas en los pedidos de patentes; o entonces puede forzar a estos productores a pagar impuestos”.

El problema es que la descripción que la empresa hace de su “invención” es amplia y demasiado genérica. En una de ellas, por ejemplo (con código de registro en la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) WO 2005/015989) Monsanto describe, según Greenpeace, métodos muy generales – y ya en uso – de cruza y selección a partir de inseminación artificial y otros métodos de procreación. “La ‘invención’ principal, aquí, no es nada más que la combinación de esos elementos diseñados para acelerar el ciclo de procreación para las características seleccionadas y, con eso, volver a esos animales más lucrativos comercialmente”, dice un comunicado de Greenpeace.

Cristoph Then, que hace 10 años trabaja revisando pedidos de patentes se espanta con el número y la amplitud de las patentes requeridas. “No lo podía creer, Monsanto no busca sólo una patente para un método, quiere una patente para los cerdos que nacen por ese método. Es algo tenebrosamente amplio y peligroso”, dice.

Compilados por la OMPI, los pedidos de patentes están depositados en agencias de propiedad intelectual de todo el mundo, inclusive en Brasil. El 15 de febrero de este año fue registrado en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual la entrada al país del pedido internacional hecho por la empresa. Dice el resumen del pedido de patente PI0309929-6, con el título Reproducción de Núcleos Cerrados Múltiples para la Producción de Porcinos:

“La invención se refiere al uso del primero y del segundo, y opcionalmente, además de eso, de rebaños adicionales de reproducción de núcleos porcinos ligados genéticamente y las informaciones para transmitir la mejora genética del primer rebaño para cada uno de los otros rebaños, los cuales pueden estar cerrados para la introducción de animales vivos para proporcionar beneficios, más allá del perfeccionamiento genético, tanto del primero y del segundo cuanto cualquiera de los rebaños adicionales.”

La ley de patentes de Brasil, en su artículo 10, prohíbe el patentamiento de “el todo o parte de seres vivos naturales y materiales biológicos encontrados en la naturaleza, o aún de ella aislados, inclusive el genoma o germoplasma de cualquier ser vivo natural y los procesos biológicos naturales”. Sin embargo, abre una excepción en su artículo 18, cuando dice que “no son patentables el todo o parte de los seres vivos, excepto los micro-organismos transgénicos que atienden a los tres requisitos de patentabilidad – novedad, actividad inventiva y aplicación industrial”.

Actualmente, quien ya paga derechos a Monsanto en Brasil por el uso de la tecnología son los agricultores de Rio Grande do Sul. A partir del fin de la década de 1990, semillas transgénicas de soja fueron contrabandeadas de Argentina y, contando con el apoyo de sectores interesados en el uso de la tecnología, fueron ampliamente plantadas por agricultores gaúchos. Hoy, esos agricultores traban una batalla jurídica y comercial con la empresa, que les cobra una cierta cantidad por cada bolsa de soja producida.

(Traducción: Maite Llanos)

Fuentes:

- Greenpeace Campaing against patents over the swine: aquí
- International patent applications: aquí
- Aquí
- Patent application registered by the INPI (National Institute for Industrial Property):
aquí
- Monsanto wants to charge extra royalty taxes for transgenic (in Portuguese): aquí

Publicado em Planeta Porto Alegre

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