Pueblos indígenas paralizan el proyecto oficial para cultivar palma aceitera en sus territorios

Idioma Español
País Bolivia

El proyecto oficial para cultivar palma aceitera o africana (Elaeis guineensis) quedó en suspenso en ciertos territorios de la Amazonía boliviana. El pueblo indígena tacana paralizó esta iniciativa en sus territorios por falta de información y denuncias de violaciones de derechos.

Algunas comunidades y los colonos llamados en Bolivia «interculturales» se han sumado a la plantación de palma en la Amazonía boliviana, además de privados con proyectos particulares. Sin embargo, la dirigencia indígena tacana alzó la voz.

Los planes oficiales tampoco van por buen camino. El gobierno boliviano admite que la importación de semillas de la palma afectó el transcurso del plan, que tiene como objetivo central la elaboración de biodiesel para reducir en un 50% la importación de este combustible. Expertos sostienen que el proyecto estatal fracasó.

El presidente del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA), Jorge Canamari, explicó a Mongabay Latam que hay cultivos de palma aceitera en sus territorios de varias localidades de la Amazonía boliviana. El dirigente detalló que se tomó esa decisión debido a que se vulneraron los derechos a la consulta previa, ya que nunca se consensuó dicho programa con el pueblo tacana.

“Los motivos de la molestia fueron el irrespeto a la resolución del consejo de corregidores del pueblo tacana del 8 de marzo, ya que ingresaron a un vivero sin permiso de la comunidad. También hubo mucha desinformación, se hicieron las consultas al Gobierno, pero nunca respondieron y no conocíamos a fondo el proyecto. Además, hubo falta de coordinación”, reclamó Canamari.

Plantines de palma de aceite dentro del vivero en la comunidad de Buenaventura, Bolivia. Foto: cortesía Rafael Acuña

A fines de agosto de 2024, comuneros y dirigentes del CIPTA verificaron que un vivero ubicado en la comunidad de Santa Rosa de Maravilla, en plena Amazonía boliviana, se encontraba abandonado y que los plantines de palma aceitera estaban en mal estado por la falta de riego. Los indígenas denunciaron que los funcionarios estatales no coordinaron con la comunidad el ingreso y la instalación del vivero.

“Nos hemos enfrentado al propio Estado boliviano al decirle no a la palma africana en el territorio tacana. Los territorios ancestrales donde practicamos caza y pesca actualmente están siendo demandados por terceras personas. Vemos que quieren la ampliación de la frontera agrícola”, afirmó Canamari.

Para el presidente del CIPTA la ampliación de la frontera agrícola desmontará todos los lugares donde desde hace siglos el pueblo tacana practica la caza, la pesca y la recolección de frutos con los cuales sostienen a sus familias. “Ahora estamos decididos a no aprobar los cultivos de esa palma africana, ya que están demostrando que no es beneficio para nosotros y que afecta nuestros territorios”, dijo.

Plan estatal

En julio de 2022, mediante el Decreto Supremo 4764, el Gobierno boliviano creó el Programa de Fomento a la Producción de Especies Oleíferas con un presupuesto inicial de 402.751.356 bolivianos (57.866.574 dólares) para cultivar palma aceitera destinada a la producción de biodiesel y reducir al menos el 50% de las importaciones de combustible.

El Programa de Fomento a la Producción de Especies Oleíferas, que depende del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, planificó en 2024 el cultivo de palma aceitera en 28 municipios de los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Pando y Beni. Luego del proceso de cultivo el producto debería utilizarse para la producción de biodiesel.

Las regiones donde se tenía previsto el cultivo de esa especie son las siguientes: el departamento de La Paz, en los municipios de Ixiamas, San Buenaventura y Alto Beni; y el Beni, en Santa Ana, San Borja, Reyes, Santa Rosa, San Andrés, Loreto, Trinidad, San Ignacio de Moxos, San Javier, San Joaquín y San Ramón.

Semillero del INIAF, en Ixiamas, Bolivia. Foto: cortesía William Ojopi / La Brava

También, en el departamento de Pando, en las regiones de Sena, San Lorenzo, Puerto Gonzalo Moreno, Bella Flor, San Pedro, Puerto Rico, Santa Rosa; el departamento de Abuna, Villa Nueva y Nueva Esperanza. Además de Cochabamba, en los municipios de Puerto Villarroel, Shinaota, Villa Tunari y Chimoré. Y finalmente en Asención de Guarayos, que está ubicado en el departamento de Santa Cruz.

Según el director de la Fundación Tierra, Juan Pablo Chumacero, el cultivo de palma aceitera fracasó, al menos en el norte del departamento de La Paz y parte del Beni. Según el experto sólo cultivaron 100 hectáreas, de las 60.462 previstas por el Gobierno. “Se ha sembrado muy poco y la mayoría de los plantines quedaron en los viveros que se instalaron. No hubo coordinación para llevar adelante este proyecto”, detalló a Mongabay Latam. 

Chumacero explicó que la palma aceitera es una planta que puede generar posibles desequilibrios ambientales y sociales en esta zona amazónica de Bolivia. Este temor no solo se fundamenta en los riesgos de introducir una especie exótica en un entorno con especies endémicas, sino también en el desmonte que se podría desencadenar.

Si bien la palma africana es la especie más usada mundialmente para producir biodiesel, también es la responsable de generar importantes impactos ambientales en las zonas donde se introduce. Una de las afectaciones más significativas es la deforestación que provoca. Por ejemplo, en Colombia –el país con la mayor producción de esta especie en Latinoamérica y el cuarto en el mundo– se quemaron 23.311 hectáreas entre 2021 y 2022, según el estudio “Descubriendo la cadena de suministro: el aceite de palma de Colombia a la Unión Europea”.

Los plantines de palma de aceite dentro del vivero de Buenaventura. Foto: cortesía Rafael Acuña

Erasmo Quispe, coordinador nacional del programa del cultivo de palma aceitera, que depende del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), explicó a Mongabay Latam que este proyecto tiene resultados sobre todo en el municipio de San Borja, en Beni, lo que es –dijo- un “buen indicador” para seguir cultivando esta especie.

“El programa inició a mediados del 2022 y a la fecha estamos implementando más de 100 hectáreas en diferentes sectores. Es una especie que requiere su tiempo de por lo menos dos a tres años para su producción. Todavía la producción no se ve porque requiere su tiempo”, afirmó Quispe.

Desde el INIAF niegan el fracaso del programa y aseguran que aún hay plazo hasta 2026 para cumplir las metas. El funcionario añadió que hasta fines de año se podrán implementar 600.000 plantines en diferentes zonas del país.

Sin embargo, desde esa entidad reconocen que la importación de semillas se encareció un 100%, pasando de 15 bolivianos (2 dólares) a 30 (4 dólares) por unidad, lo que retrasó la siembra, según explicó Sergio Noe, coordinador del Programa de Fomento a la Producción de Especies Oleífera del INIAF.

“Hubo algún inconveniente, relacionado a la obtención de semilla de la palma aceitera, ya que estas semillas no son originarias, no son propias del país, son especies que se tienen que importar”, resaltó Noe a medios locales.

Proceso de cultivo

Según la Fundación Solón, el ciclo productivo de la palma africana comienza tres años después de haber sido sembrada y se mantiene en producción durante 25 años. Los más altos rendimientos se dan entre los ocho y diez años. Esta especie necesita zonas tropicales, que son áreas generalmente de alta biodiversidad; altas temperaturas durante todo el año, entre 26° C y 29° C; por lo menos cinco horas de radiación solar; y precipitaciones de 2.000 a 2.500 milímetros al año, sin épocas secas que duren más de 90 días.

“Para tener buenos rendimientos se requieren tierras planas o ligeramente onduladas. En zonas de alta pendiente los costos de producción se incrementan y son más susceptibles a la erosión de suelos, disminuyendo su fertilidad y su rendimiento. La falta de agua afecta negativamente la productividad de la palma africana”, explicó la Fundación Solón.

Una de las conclusiones que definieron los pueblos indígenas de la Amazonía que participaron en el Foro Social Panamazónico (FOSPA) 2024, que se desarrolló en Bolivia, fue rechazar el cultivo de la palma aceitera porque atenta contra sus territorios y causa un impacto ambiental adverso. Además, denunciaron que vulneran los derechos de las comunidades afectadas y consideran que no es una solución a la escasez de combustible, en específico al diésel.

La dirigencia indígena sostiene que estos proyectos “benefician sobre todo a empresas privadas” y no contribuyen a superar la crisis climática, señala el documento de ese encuentro.

Muchos comunarios no tienen claridad sobre la inversión que deben hacer para producir aceite de palma. Foto: William Ojopi / La Brava

Otros pueblos indígenas que se oponen a los cultivos de la palma aceitera son los mosetén y t’simane. El Consejo Regional T’simane Mosetén del Pilón Lajas (CRTM-PL), que habitan en el área natural Pilón Lajas, paralizó la implementación del proyecto de palma aceitera que el INIAF intentó efectuar en la comunidad de Bajo Colorado, dentro de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) y Reserva de Biosfera Pilón Lajas, sin haber seguido el procedimiento de consulta regular.

La TCO Pilón Lajas se ubica en las provincias de Sud Yungas, Larecaja y Franz Tamayo, en el norte del departamento de La Paz y en la provincia General José Ballivián, en el extremo oeste del departamento del Beni. La Reserva colinda con el parque nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi y es vecina de la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni, formando parte de un extenso corredor biológico entre Perú y Bolivia.

“Nos invitaron a conocer el proyecto, me han hecho llegar la invitación, pero yo no se la acepté. Le dije que no iba a poder participar porque no estábamos interesados en el tema del proyecto. Cuando se trata de proyectos que no son compatibles con nuestro territorio, ellos nos quieren imponer los proyectos. Pero cuando son proyectos realmente compatibles, nos ponen una y mil observaciones”, explicó a Mongabay Latam Magali Tipuni, presidenta del CRTM-PL en referencia a las autoridades.

La dirigente añadió que para implementar cualquier proyecto en Pilón Lajas, al tener doble estatus de área protegida y TCO, se deben cumplir ciertos requisitos para cualquier proyecto. En este entendido, cualquier decisión se basa en el Plan de Vida del territorio indígena y el Plan de Manejo del área protegida, documentos en los que no se contempla como prioritaria la siembra de plantas foráneas, como en este caso es la palma aceitera.

Mientras, el diputado Héctor Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS), dijo a Mongabay Latam que realizó un viaje de inspección al norte de La Paz para verificar si el proyecto de la palma aceitera avanza o no. “Se despilfarra mucho dinero. Las plantas que ahora están en los viveros ya no sirven, están mal”, denunció.

- Publicado originalmente en  Mongabay.

Fuente: Desinformémonos

Temas: Defensa del Territorio , Monocultivos forestales y agroalimentarios, Pueblos indígenas

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