Boletín Nº 6,: La guerra biológica a la coca



RED POR UNA AMERICA LATINA LIBRE DE TRANSGENICOS
Boletín No. 6
Quito, 7 de abril de 2000


 
Estimad@s amig@s:
Hace unos días hemos recibido este informe que revela como temas relacionados con la ingeniería genética se mezclan con temas de   seguridad nacional, la guerra biológica, y nos hace reflexionar sobre la verdadera dimensión de esta nueva tecnología.
NOTICIAS DESDE COLOMBIA
LA GUERRA BIOLOGICA A LA COCA
Tomás León Sicard
Profesor IDEA UN

Investigadores norteamericanos de la Universidad de Princeton propusieron, desde el año pasado, utilizar  masivamente preparados específicos del hongo Fusarium oxysporum, para eliminar los cultivos de coca en la región amazónica colombiana.   Claro, como desconocen la realidad del país, han propuesto una fase previa de investigación para "ajustar" algunos parámetros que ellos consideran importantes como por ejemplo, las dosis de aplicación, los momentos y los procedimientos para las aspersiones y, porqué no, estudiar los posibles efectos en el medio biofísica que causaría esta nueva modalidad de guerra biológica a la coca.
Para algunos colegas colombianos, en principio, el proyecto estaría bien planteado.  Para otros, entre los cuales se encuentra quien escribe estas líneas, No.  Y se trata de un ¡NO!  con mayúscula, en negrilla y con signo de puntuación que acentúa el rechazo a esta idea.
Varias son las razones para oponerse a un proyecto de esta naturaleza. En primer lugar, porque el problema está mal planteado. Y está mal planteado porque sencillamente los procedimientos tecnológicos para erradicar la coca ya existen, y algunos son tan viejos como la humanidad misma:  basta arrancarla manualmente a través de un azadonazo bien dado (obviamente ese azadonazo bien dado está lleno de factores políticos, económicos, sociales y militares que son precisamente los que están en juego y  que constituyen el verdadero problema a solucionar). La erradicación tecnológica de la coca es sólo un apéndice del meollo del consumo de drogas en la sociedad contemporánea.
En segundo lugar,  no es ético que la comunidad académica  que fue entrenada en las aulas universitarias para trabajar a favor de la vida, le siga el juego a una propuesta que se basa en la muerte. Porque existe una enorme incertidumbre sobre la mutación del hongo en campo y sobre las posibilidades de ataque a otras plantas, máxime cuando se trata del ecosistema amazónico,  cuya  biodiversidad ni siquiera conocemos ni de nombre. Ni qué decir de las posibilidades de que este hongo ataque a las poblaciones humanas y se convierta en un nuevo elemento de mortandad en este país martirizado. ¿Sería entonces ético comprometer el nombre de la ciencia en una probable tragedia de esta naturaleza?.
En tercer lugar y en la misma línea de la reflexión anterior, nadie es capaz de garantizar que no existan efectos secundarios de la aplicación masiva del hongo en los suelos, el agua, la flora y la fauna de la región. Tampoco nadie puede garantizar que no se extienda el patógeno a otras zonas de Colombia por efecto del traslado por el viento, el agua o incluso a través de la ropa de los operarios. ¿Los investigadores de Princeton habrán previsto ya qué sucedería en caso de un accidente en sus propios laboratorios o durante las etapas de fumigación?
En cuarto lugar, habría que esperar la reacción de la gente, la cual no sería otra diferente a la de comprar y aplicar masivamente las decenas de fungicidas disponibles en el mercado. Un ecosistema hasta hace poco limpio, se convertirá en pocos años y por efecto de estas aplicaciones indiscriminadas, en un foco inmenso de contaminación generando efectos no solo en plantas y animales sino también en seres humanos ¿sabrán quienes impulsan esta idea, qué significan los efectos teratogénicos o genéticos que conlleva la exposición directa o indirecta a los agrotóxicos?
En quinto lugar, el aparato científico colombiano es muy débil para seguirle la pista a los efectos del hongo. Nuestra capacidad instalada de laboratorios especializados es muy precaria. La microbiología de suelos no ha sido desarrollada suficientemente en el país, a despecho de los esfuerzos quijotescos de algunos compatriotas que le han servido al país calladamente en esfuerzos casi heroicos.  Pero la realidad es que hasta el momento no existen estudios relevantes de microbiología en la Amazonía, como tampoco la comunidad científica tiene respuestas para sostener alternativas viables de producción en esas zonas.
¿Utilizar este hongo no es exacerbar la guerra?  ¿No es abrir otras trincheras, de consecuencias impensables?  ¿Se detendrá el consumo y la demanda de cocaína? ¿No estaremos desencadenando fuerzas que pueden sobrepasarnos?
A quienes conocemos de cerca la hermosura de la selva y de sus gentes nos duele pensar en que se puede convertir en un laboratorio lejano en el que potencias extrañas le apuestan a la muerte.  El problema de la producción, tráfico y consumo de drogas no está en la planta de coca, puesta por el Señor como otro ser nacido de su sabiduría, sino en el corazón de los hombres que la utilizan para fines diferentes de los que fue creada.
Una cosa es trabajar durante varios años tratando de controlar el hongo Fusarium, que es un organismo que ataca virulentamente muchos cultivos en el mundo y otra muy distinta es el de plantear experimentos para utilizar este microorganismo en una lucha masiva de control biológico.
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Hemos recibido la siguiente carta desde el mismo país:
DE:  "Manuel Ito Burbano" <manumuqo04@eudoramail.com>
Agradezco de antemano el buen propósito de Uds. por promover el peligro del uso los OGM y sé que es una campaña muy humanitaria.
No sé mucho sobre el tema, pero si estoy seguro que los alimentos transgénicos matan la vida y que son la plaga alimenticia más desastrosa que ha existido, "no comprendo como los científicos, hoy día juegan a ser dioses modificando la vida que ya ha sido creada, a su antojo y para su beneficio", quisiera participar en esta red de información para recibir sus boletines y aportar por mi parte todo lo que pueda para difundirla.
Agradezco la atención prestada y espero se tenga en cuenta una opinión más.
Gracias y que Dios les bendiga.
Oscar Muñoz
Santa Fe de Bogotá


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