Menos vida silvestre en los cultivos transgénicos. Boletín N° 154 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos

Idioma Español

Es imposible separar la modificación genética (en este caso, la resistencia a herbicidas) de las prácticas agrícolas para las cuales estas variedades fueron diseñadas. Las variedades con resistencia a herbicidas, fueron diseñadas para permitir el uso de herbicidas de amplio espectro a gran escala

RED POR UNA AMERICA LATINA LIBRE DE TRANSGENICOS
BOLETIN 154

s@gima

Queremos llamar su atención a un estudio reciente de la Sociedad Real del Reino Unido, donde se confirma el impacto que los cultivos con resistencia a herbicidas tienen sobre la vida silvestre. Este estudio ha sido usado por personas que promueven los cultivos transgénicos como una prueba de que estos no producen impactos en el ambiente, pues los investigadores identifican que el principal impacto no se debe a la modificación genética sino al uso de herbicidas de amplio espectro.

Pero es imposible separar la modificación genética (en este caso, la resistencia a herbicidas) de las prácticas agrícolas para las cuales estas variedades fueron diseñadas. Las variedades con resistencia a herbicidas, fueron diseñadas para permitir el uso de herbicidas de amplio espectro a gran escala.

COORDINACION RALLT

Menos vida silvestre en los cultivos transgénicos

Los resultados del último de una serie de estudios sobre cultivos transgénicos realizados en el Reino Unido por la Royal Society han confirmado el impacto nocivo de las variedades resistentes a herbicidas sobre la flora y la fauna silvestre.

En 1999 el gobierno británico encargó a un equipo de investigadores independientes un estudio de las repercusiones de los cultivos transgénicos resistentes a los herbicidas sobre la vida silvestre, con el fin de disponer de datos fiables para su evaluación, y tomar decisiones si se debe permitir o no la introducción de cultivos transgénicos en el país.

Los investigadores estudiaron 4 cultivos maíz, remolacha, canola de invierno y canola de primavera. Ellos compararon la abundancia de vida silvestre asociada con ecosistemas agrícolas en campos sembrados con variedades convencionales y transgénicas (con resistencia a herbicidas). Los cultivos transgénicos de maíz, canola de primavera y canola de invierno, estaban manipulados para ser resistente al herbicida de amplio espectro Liberty (glufosinato de amonio) de Bayer Crop Science. La variedad transgénica de remolacha era resistente al herbicida de amplio espectro Roundup (glifosato) de Monsanto.

Se escogió estos cultivos porque son los que están más próximos a ser liberados para cultivos comerciales en el Reino Unido, ya que el ACRE (Comité Asesor sobre Liberaciones al Ambiente, órgano que da asesoría al gobierno sobre las regulaciones y las liberaciones en el campo de OGM) considera que estos cultivos no entrañan riesgos a la salud humana o el ambiente.

En los campos estudiados, se dividió la parcela en dos. Una parte con cultivos convencionales y la otra con variedades GM. Los agricultores mantenías sus prácticas normales en cada una de las parcelas. Esto significa que el cultivo era mantenido por un año y había una rotación entre las variedades convencionales y las GM. Es así como los agricultores británicos normalmente manejan cultivan este tipo de cultivos.

El estudio, llevado a cabo en 266 campos experimentales en todo el Reino Unido, ha sido el más amplio realizado hasta la fecha en todo el mundo.

Ellos monitorearon la presencia de semillas en el suelo (banco de semillas), lluvia de semillas, brotes y plantas maduras. Los investigadores también monitorearon insectos y otros invertebrados, incluyendo abejas y mariposas (polinizadores), insectos que se alimentan de restos vegetales y que juegan un papel importante en la descomposición de la materia orgánica, herbívoros como escarabajos y otros y predadores como arañas.

Los primeros resultados se publicaron en octubre 2003 y revelaban una disminución significativa de la diversidad biológica silvestre en los cultivos transgénicos. Solamente se registró un aumento de diversidad en campos de maíz resistente a los herbicidas, debido a que se había tomado como referencia cultivos convencionales tratados con un herbicida muy agresivo, el atrazine, prohibido actualmente en la Unión Europea. Los nuevos resultados publicados el 22 de marzo por la Royal Society han confirmado el impacto ecológico negativo de estos cultivos, poniendo en evidencia una notable reducción de determinadas especies de plantas y del número de abejas (a la mitad) y de mariposas (a las dos terceras partes) presentes en los cultivos transgénicos estudiados y su entorno inmediato.

Un primer reporte del 2003 revela que hay diferencias en la abundancia de la vida silvestre entre los campos sembrados con variedades convencionales y los transgénicos, en 3 cultivos: canola de primavera, maíz y remolacha. En el reporte del 2005 se demuestra que también hay diferencias en la canola de invierno.

El crecimiento de muchos grupos de vida silvestre fue mejor en los campos con canola de primavera y remolacha convencionales. Se registró más insectos, incluyendo mariposas y escarabajos, en los cultivos convencionales y las zonas aledañas, porque estos encontraron fuente de alimentación y refugio en las hierbas que crecían junto a los cultivos.

Las hierbas que producen semillas también se desarrollaron más en donde hay cultivos convencionales, y esto favoreció a los pájaros que rodean los cultivos.

En los campos cultivados con canola de invierno, se registró el mismo número de especies de flora, pero hubo un cambio en la composición de las comunidades vegetales. Se registró un menor número de especies de plantas con hojas anchas que producen flores que son importantes para la vida silvestre. Por otro lado, hubo mayor número de especies de hierbas. Pero no hubo marcada diferencia en cuanto a especies de arañas y otros insectos.

En contraste, en los campos de maíz transgénico se registró más grupos de vida silvestre que en los campos convencionales; hubo más especies de plantas, más mariposas, y más plantas que producen semillas. Pero esto se explica porque la parcela referencial con la que se comparó el maíz GM, era un campo donde se hacía tratamiento con un agresivo herbicida ya prohibido en la Unión Europea, el atrazine,

Estos impactos se reflejan también en la cadena trófica, pues en los lugares donde hay menos vegetación, también habrá una menor presencia de herbívoros, especialmente invertebrados, pues muchos de los hábitats en los que ellos se alimentaban habrían desaparecido. La menor abundancia de herbívoros, afecta también a las poblaciones de invertebrados que son enemigos naturales de especies que podrían convertirse en plagas, o podrían afectar a agentes polinizadores.

En términos generales se encontró que las poblaciones biológicas en los campos cultivados con cultivos transgénicos eran siempre menores (casi la mitad) que en campos con cultivos convencionales.

La conclusión de estas investigaciones ha sido que el empleo de herbicidas “totales” (no selectivos) asociado a estos cultivos supone la desaparición de especies vegetales que sirven de refugio y alimento a numerosos insectos, afectando también a las aves y a pequeños vertebrados que dependen de estas plantas e insectos.

Las variedades manipuladas genéticamente resistentes a los herbicidas admiten la utilización de herbicidas de amplio espectro, que eliminan todo tipo de plantas salvo el propio cultivo (resistente). Ello permite a los agricultores utilizar este tipo de herbicidas no selectivos a lo largo de todo el ciclo de cultivo. A la larga, la siembra de estas variedades significa que se incrementa el uso de herbicidas, como se ha demostrado en Estados Unidos, y que los productos utilizados son más dañinos en términos ecológicos, eliminando una vegetación silvestre (las “malas hierbas”) que da cobijo y alimento a insectos que pueden ser beneficiosos, y afectando también a otras especies. Por otra parte, el cultivo a gran escala de estas variedades está provocando la aparición de malezas resistentes a los herbicidas utilizados, un hecho constatado que en Estados Unidos empieza a alarmar a los propios agricultores.

Aunque los investigadores aclaran que los impactos en la vida silvestre están asociados con el mayor uso de herbicidas y no con la modificación genética, es importante señalar que los cultivos transgénicos con resistencia a herbicidas, están diseñados para un modelo agrícola que demanda un alto uso de estos agroquímicos. Por lo tanto, estos resultados deben servir como base en el momento en que los gobiernos tomen decisiones sobre el aceptar o no los cultivos comerciales a gran escala de variedades con resistencia a herbicidas.

Según los últimos datos de la industria biotecnológica, la superficie mundial de cultivos transgénicos resistentes a los herbicidas asciende a 65,3 millones de hectáreas, suponiendo el 80% de la superficie total de cultivos transgénicos. Su expansión no ha contribuido a solucionar el hambre en el mundo, pero sí está confirmando los temores fundados del movimiento ecologista acerca de una espiral creciente en el uso de pesticidas dañinos para el medio ambiente y la salud asociada a los transgénicos que beneficia únicamente a la industria agroquímica transnacional que promociona estos cultivos, cuyas ventas de herbicidas se han disparado en estos años.

Si usted desea tener el documento completo, puede encontrarlo aquí.

Comentarios